13/02/2017
El 21 de febrero
de 2016 se produjo en Bolivia un atentado contra la democracia, una operación
destinada a manipular la voluntad de la ciudadanía e influir en el sentido de
su voto en el referéndum.
Esta manipulación,
realizada desde algunos medios de comunicación privados, no fue ajena a la
situación de la región, donde hemos podido ver como desde los medios masivos se
construían matrices de opinión en base a informaciones falsas, con el fin de
desgastar a los gobiernos progresistas de la región y especialmente a sus
principales liderazgos.
Un año después del
referéndum del 21 de febrero podemos afirmar sin ningún género de duda que el
pueblo boliviano fue engañado. Un año después sabemos que no existió ningún
hijo (tal y como sentenció una jueza[1]), que no hubo tráfico de influencias (tal
y como demostró la comisión de investigación de la Asamblea Legislativa[2]), y que el paraperiodista Carlos Valverde
fue el detonante de una conspiración perfectamente diseñada en Washington (tal
y como publicó Atilio Borón en La Jornada[3] de México) que tuvo el apoyo del
Encargado de Negocios de Estados Unidos en Bolivia (tal y como denunció[4] el propio Evo Morales) y a la que se
sumaron de manera entusiasta la mayor parte de medios de comunicación
bolivianos.
Es por todo lo
anterior que podemos considerar el resultado del referéndum del 21F legal (en
la medida que, en aunque fuese por escasos 136.000 votos, la opción del No se
impuso), pero no legítimo, pues esa victoria electoral fue fruto de la las
mentiras y el engaño y ninguna victoria conseguida mediante mentiras puede
considerarse legítima.
De hecho, si
observamos todas las encuestas de los meses previos, podemos ver que en todas
ellas la opción del Sí se mantiene varios puntos por delante del No hasta el 3
de febrero que Valverde lanza la mentira. El timing era perfecto, sembrar el
desconcierto en un tema delicado que tenía que ver con la vida personal del
Presidente Evo Morales, a menos de 3 semanas para la realización del
referéndum.
El objetivo de la
mentira era claro, erosionar la imagen del Presidente Evo, sembrando la duda
entre las clases medias urbanas, y detonando un clasismo y racismo que había
quedado soterrado desde el 2007-2008 y la aprobación de la nueva Constitución
en 2009. El otro objetivo eran los jóvenes que acceden a las noticias vía redes
sociales donde las noticias no pueden ser contrastadas ni tienen fuente.
El rol de
los medios
Si bien un año
después las mentiras han sido desmontadas, todavía no se ha producido ni una
reflexión sosegada, ni mucho menos autocrítica, sobre el rol jugado por los
medios de comunicación en el llamado Caso Zapata. La mayoría de medios privados
replicaron sin sonrojo las mentiras diseminadas por Valverde y el Cartel de la
Mentira, mentiras que afectaban la vida privada y la imagen pública del
Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, y que en otros países del mundo
serían delito[5].
Es más, meses
después del referéndum, muchos medios privados seguían refiriéndose a Gabriela
Zapata como “la ex pareja de Evo Morales”, en vez de, por ejemplo, “la
lobista/mentirosa/estafadora Gabriela Zapata”.
Enseñanzas
Quizás si algo
positivo podemos extraer del llamado Caso Zapata es que ha servido para testear
la falta de ética de la oposición boliviana (el imperialismo ya sabemos que
hace sus tareas y no podemos esperar nada bueno de él) y de una buena parte de
los medios privados bolivianos.
También debería
servir para estar prevenidos ante otro evento (“escándalo”) que quiera generar
la oposición política y mediática para no repetir los mismos errores y
responder de manera organizada y disciplinada, tanto en el ámbito político,
como comunicativo.
Escenarios
2017 comienza con
una disputa simbólica entre la legalidad de un referéndum ganado en base a la
mentira y la legitimidad de las mayorías sociales de este país que tienen en
Evo Morales un liderazgo solido que cristaliza los imaginarios de todo el
movimiento indígena originario campesino, pero también de muchos sectores
urbanos y jóvenes que han visto cómo Bolivia ha recuperado su soberanía
política, económica y territorial, y se ha transformado por completo en tan
solo 11 años.
El camino de aquí
a 2019 va a continuar reproduciendo esa disputa entre lo viejo que no termina
de morir, el viejo orden neoliberal representado en algunos partidos, políticos
y medios de comunicación, y lo nuevo que ya nació pero todavía le queda un
largo camino para florecer, una hegemonía cultural que tenga como horizonte un
socialismo comunitario del Vivir Bien.
La disputa va a
ser dura, la oposición política y mediática no lo va a poner fácil, pero lo
mejor del proceso de cambio está aún por venir…
[1] Justicia estableció “inexistencia física comprobada” del hijo de Morales y Zapata http://www.la-razon.com/nacional/Justicia-establecio-inexistencia-Morales-Zapata_0_2488551209.html
[2] Asamblea Legislativa aprobó informe conclusivo de la Comisión CAMC y ratifica que no hubo tráfico de influencias http://www.diputados.bo/index.php/noticias/3382-asamblea-legislativa-aprobo-informe-conclusivo-de-la-comision-camc-y-ratifica-que-no-hubo-trafico-de-influencias
[4] Evo dice que Valverde, antes de hacer la denuncia, se reunió con EEUU http://oxigeno.bo:81/node/14718
[5] Por ejemplo, en España las injurias al Jefe de Estado
son un delito tipificado en el Código Penal https://es.wikipedia.org/wiki/Injurias_a_la_Corona_(Espa%C3%B1a)
http://www.alainet.org/es/articulo/183476
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