28-02-2017
Introducción
Llegados al punto de desarrollo tecnológico actual,
somos capaces de crear infinidad de riqueza con muy pocos recursos, y sin mucho
esfuerzo físico humano.
Eso debe implicar necesariamente jornadas laborales
más cortas, y mejor pagadas. La sociedad debería estar brindando servicios
públicos de alta calidad.
Pero esa no es la situación, más bien todo lo
contrario. Empleo en escasez, algo lógico por la menor necesidad de mano de obra
humana. Pero jornadas más largas y peor pagadas para quienes las ejercen.
Algo que sólo puede llevar a la conclusión de que
existe una gran acumulación de la riqueza de la sociedad, en muy pocas manos.
Desde una perspectiva de ingeniero sólo puedo pensar
que existen unas necesidades de la sociedad fácilmente calculables en cuestión
de luz, agua, sanidad, educación, ayuda especial, e incluso alimento y vestido.
También está demostrado que los recursos naturales
con los que se construye todo, no son infinitos, y por tanto hay que emplearlos
con eficiencia.
Economía
Para ilustrar esta idea se me ocurre como ejemplo
la construcción de una casa en el bosque. Imaginemos que llegan 100 personas
con la misión de construir una casa.
La tarea es simple, que se organicen como quieran,
con la tarea de construir una casa de la mejor manera posible, y a ser posible
en el menor tiempo.
Bajo los estándares neoliberales actuales, las
personas irían anárquicamente cortando árboles, picando piedra, y levantando
cimientos. Al final del día habría varios intentos de construcciones, a lo sumo
una casa construida, y definitivamente gran cantidad de material desperdiciado.
En un modelo organizado por la sociedad, se hubiera
decidido de antemano de una manera lógica y práctica, cuánta cantidad de
material sería necesario, y repartir las tareas de extracción de material, y de
construcción.
La casa se hubiera realizado en menor tiempo, de
una forma planificada y ordenada, y utilizando únicamente los recursos
necesarios, y ni uno más.
Feminismo
Últimamente observo algo que me produce gran
consternación, y es ver el movimiento feminista criticado bajo falacias ad-hominem. Es decir, mostrando
sólo el mensaje de algunas radicales en sus momentos de mayor elocuencia, y
aprovechando esto para criticar todo un movimiento de reivindicaciones justas.
No obstante, suena hipócrita criticar ningún
patriarcado, o situación de desigualdad por género, ignorando la cuestión de
renta. Mujeres independientes económicamente, padecen en menor medida todos los
problemas asociados al machismo, o incluso la violencia de género. Todo esto no
es más que una extensión del modelo jerárquico de desigualdad social actual,
como ocurre también con el racismo.
Nacionalismo
Otro problema actual que puede verse es con Trump
en USA o en Inglaterra con el Brexit, etc. La solución que se ofrece a la
población es que se unan en el concepto de “nación”, despreciando todo lo que
provenga de fuera, priorizando antes a sus explotadores nacionales, que a
aquellos que son explotados igualmente, pero de distintas nacionalidades. Por
ello la construcción de muros de contención (de la pobreza), será visto como
inevitable.
Esto lleva a una falta de enfoque en el problema
real, y como toda confusión en la sociedad sólo agrava y complica el problema.
Hay nacionalismos que dicen no compartir estos rasgos de prejuicios y odio,
pero deben saber que la idea de “nación” siempre lleva la confrontación
implícita. Si algo tuvo claro el socialismo original, era la necesidad de
unirse bajo una sola organización (La Internacional), pues la idea de clase no
podía someterse a unas fronteras creadas por coacción y sangre, en algún momento
del pasado. Es obvio ver a día de hoy cómo unos pocos acumulan todo la riqueza
mundial, y cómo la mayoría de países del tercer mundo sirven de fábricas de
esclavos, incluso con niños. Los responsables de ese drama, son ciudadanos de
nuestras naciones occidentales. ¿Cómo hablar con orgullo de nuestras naciones,
con sus gobiernos y elites? Con todo el daño causado a familias de medio mundo,
suena patético presumir de nuestro modelo occidental, esclavizando por nuestro
consumo egoísta, incluso a niños, y tapándonos los ojos hipócritamente. Como si
la ausencia de una solución directa, y la lejanía del lugar del crimen, nos
hiciera más inocentes a título individual, aunque seamos conscientes de lo
injusto del modelo existente.
La izquierda actual
Derrotada en todos sus términos. Nunca sonó más
rancio hablar de lucha de clases. Porque todos sabemos que no hay una
pequeñísima minoría elitista controlando cada nación, y su riqueza.
Todo motivo de lucha suena vacío y de poca
esperanza. ¿Un mundo más justo? Todos hemos aceptado ya la injusticia. Llegados
a este punto, asumimos el individualismo, y aunque nos gustara un mundo mejor,
primero pensamos en nosotros mismos y los más cercanos. ¿Qué hueco queda
entonces para una revolución social, en una sociedad que ha perdido toda
esperanza de cambio?
Sólo queda concentrarse en la forma, y procurar
olvidar la esencia, o al menos mantenerla fuera del debate. La obsesión con lo
políticamente correcto del lenguaje me recuerda a lo que ocurren en Estados
Unidos con los negros. Siempre emplean terminología racial escrupulosamente
cuidada: african-american. Dar por hecho que un ciudadano americano que lleva
tantas generaciones en ese país, es africano, me sigue pareciendo un tanto
racista. No obstante, el problema fundamental me parece que los ciudadanos
negros tengan condiciones de vida mucho peores, de media, que los ciudadanos
blancos. La terminología importa bastante poco cuando no gozas de sanidad,
educación ni muchos recursos, por los que tu condición inferior se perpetuará
en las siguientes generaciones. Lo mismo ocurre con las mujeres y el feminismo.
Enfocad la lucha en los derechos, no en el lenguaje, eso va implícito en el
empoderamiento social.
El cerebro necesita ver avances, así que a la hora
de acometer una tarea, prefiere concentrarse en tareas no críticas pero
factibles, que en implementar la verdadera solución. Nuevamente como ingeniero,
vuelvo a pensar que en mi trabajo ningún compañero ni superior, me permitiría
entregar una solución a base de parches, que no solucionara de raíz el problema
de base. ¿Por qué entonces aceptamos este tipo de soluciones como válidas,
constantemente? Esto es lo que ocurre con leyes absurdas que no cambian nada,
ONGs y diferentes manifestaciones de caridad en general. Aunque su labor es
admirable y constantemente cambian cosas, todo sigue igual y nada parece
avanzar a mejor. Yo no llamo a no participar en estas acciones, sino a repensar
la organización y el plan de acción.
Conclusión
Con esto es fácil llegar a la conclusión de que
sólo una economía socialista es capaz de asegurar la satisfacción de
necesidades de toda la ciudadanía. Sólo así se garantiza el esfuerzo colectivo,
y a su vez el reparto para el disfrute, de la riqueza generada. No habrá forma
de que la sociedad avance hacia este punto a menos que las soluciones que
presenten se centren en la esencia, y no en la forma. Algo que ocurrirá cuando
la situación sea insostenible, de manera lógica y natural, aunque mucho me temo
que no sin sangre, sudor y lágrimas.
Alexánder Coop, Ingeniero informático
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