por Samuel Morales Chavarría
01-02-2017
Allá por los años 60, cuando todo parecía
ser más claro y el cielo próximo a ser tomado por asalto, Julio Cotler gustaba
contar a sus alumnos de San Marcos, incluyendo a Sinesio Lopez, dos
ilustrativas observaciones sobre la sociedad peruana: la primera de ellas,
dicha con sorna, hacía referencia a considerar la corrupción como un signo
democrático, ya que, lo que en la república aristocrática era un privilegio (el
monopolio de la corrupción) y casi un derecho nobiliario; pasado el tiempo,
dicha práctica había devenido en un fenómeno extendido ergo… el segundo hecho,
dejaba constancia del who is who colonial, prevalente aún en la sociedad
peruana. Como sabemos Julio Cotler, muy a su pesar, es fatalmente asimilable a
un English gentleman o un American citizen, percepción ésta que le permitía –en
lo que parecía ser una habitual práctica sociológica vivencial- “violar” con
total impunidad y contento, lo que por esos tiempos constituía mucho más que un
mandato constitucional: la prohibición de ingresar al Club de La Unión sin
corbata…lo cual era rigurosamente observado por los porteros cuando se trataba
de cualquier hijo de vecino… pero, cuando el trasgresor era nuestro héroe, los
porteros que ya habían asimilado aquello del who is who …caballero nomás, y a
la salida “welcome mister”.
Pasaron las aguas y los años. Las
escaleras, no sirvieron para alcanzar el cielo y en su lugar tuvimos el
purgatorio y la implosión del socialismo real. Junto con ello, la desbandada.
El discurso liberal y con él la seguridad que brindaba se hizo hegemónico.
Fueron los tiempos de las ONGs alimentadas por el Imperio y el eclipse de los
partidos.
Hoy, Julio Cotler, forzado por nuestras
mass media, ocupa el trono que dejara vacante Pablo Macera, alejado por la
infección gangrenosa fujimorista que sufriera. Y así, de tarde en tarde,
sintiéndose más que inquilino precario, usurpador a disgusto, nos recuerda que
él también tuvo veleidades radicales de izquierda ahora difuminadas, y nos
ofrece además, la frase obligada que busca sintetizar el momento, pero que, desafortunadamente
no llega a tener y no es un exceso señalarlo, la “maceración”, el charm de
las frases de Macera.
Si esto fue una prejuiciada visión en
el devenir del maestro, veamos lo que nos ofrecen dos de sus reconocidos
discípulos, Sinesio Lopez y Martín Tanaka, supuestamente distantes en lo que
respecta a sus simpatías políticas (uno, cruzado de las corrientes más
moderadas de izquierda; el otro, operador ideológico fujimorista), pero muy
próximos en lo que se refiere al manantial ideológico liberal del que abrevan.
Y para ello, nada mejor que empezar no
por lo que afirman, sino por lo que callan, porque la verdad sea dicha, ¿qué de
trascendente pueden tener las afirmaciones de:
- (Julio
Cotler) “El hecho de que un expresidente esté involucrado es mucho más
importante (para la gente) que una empresa o un banco. Esto puede tener un
impacto decisivo en el curso de los acontecimientos, sin la más mínima duda”;
- (Martín Tanaka) “La
corrupción…es lamentablemente parte inevitable de la vida, siempre la ha habido
y la habrá, en el Perú y en todo el mundo: el asunto es prevenirla”;
- (Sinesio Lopez) “La
corrupción es destructiva de la política, de la sociedad y, a la larga, de la
misma economía. Ella conduce a la antipolítica, a la desmoralización social y
probablemente al estancamiento económico”;
cuando lo que se calla, es de lejos lo
principal, lo sustantivo:
¡Que el Imperio tiene
desde el 2001, conocimiento pormenorizado, detallado, individualizado, de
quienes conforman las redes de corrupción a nivel mundial, y que, en
consecuencia la revelación de todas estas redes y sus elementos componentes, es
gestionada, administrada y soltada en función de los
intereses del Imperio!
¿Pueden, el ilustre profesor y sus dos
distinguidos alumnos afirmar que lo que sostengo no es cierto?
No lo pueden hacer, porque saben muy
bien que la Ley Patriota (USA PATRIOT ACT, promulgada el 26 OCT 2001), dispone
que todos los bancos del mundo, sin excepción, informen al Departamento del
Tesoro (USA) de todas las transacciones que se realicen en dólares. Y que, para
mayor escarnio de nuestro famélico gobierno, la información que aquí se niega a
la Unidad de Investigación Financiera, corre mes a mes a raudales al
Departamento del Tesoro.
¿Podrá Sinesio Lopez que cada día está
más homologable a Pitirin Sorokim, cuestionar que todo la develación del caso
Lava Jato, más que producto de la intervención fortuita y afortunada al
cambista Alberto Youseff por parte de la Polícia Federal de Curitiba y unos
jueces excepcionalmente probos, es una perfecta operación de inteligencia
montada por la CIA a objeto de traerse abajo a uno de los puntales de los
BRICS, en el marco de la pugna geopolítica que mantiene contra Rusia y China,
principalmente? Y, como hace rato hemos pasado la edad de los cuentos, ¿no es
acaso cierto que todo lo que esta operación revela, junto con ser una brutal
advertencia, es la disposición del Imperio, llegado el caso a incinerar a
cualquier burguesía nativa o fracción de ella, si así conviene a los intereses
globales del Imperio?
Como apunte final, ahora que la vida
nuevamente reclama poner en el orden del día superar la vieja
contradicción, y el fantasma del que hablara el viejo genial arroja sus
sábanas, para llenarse de pasión y vida, sugiero a nuestros sociólogos
liberales, miren la muy buena serie de Netflix Homeland (ojo: también
recomendada por Mario Vargas Llosa); podrán confirmar, que allí donde ustedes
dejan de ver, observar, analizar y deducir, los ¡guionistas!, ¡si, los
guionistas! (y no afamados sociólogos) de la serie Homeland hacen los que
ustedes olvidan, seguro por distracción.
……………………………………..
No hay comentarios:
Publicar un comentario