Hola a
todos:
La derecha
venezolana viene desatando una guerra sin cuartel contra el gobierno de Nicolás
Maduro. Toda una serie de actos vandálicos casi a diario, que incluyen no
sólo barricadas en las calles sino incendio de edificaciones públicas, tala e
incendio de árboles, ataques con armas caseras a la policía y a la
Guardia Nacional, incendio de vehículos de transporte, asesinatos (que luego
son atribuidos a las fuerzas policiales) e incluso el ataque a un hospital
materno-infantil (quizás por llevar el nombre de Hugo Chávez). En el
exterior la prensa burguesa habla de la “violenta represión” de la “dictadura”
contra los “pacíficos” manifestantes de la oposición (y esta aseveración
también la hacen algunos políticos “de izquierda” del Perú y otros países).
El 1 de
mayo, luego de la multitudinaria movilización y mitin de la clase trabajadora
en apoyo a la Revolución Bolivariana, el Presidente Nicolás Maduro convocó a
una Asamblea Constituyente (precisamente lo que estaba reclamando la oposición
desde el 2014); sin embargo, los connotados dirigentes de la derecha, como
Henrique Capriles, la rechazaron y convocaron a sus partidarios a volcarse a
las calles.
¿Qué es lo
que busca la derecha venezolana? En el siguiente artículo, el sociólogo
argentino Atilio Borón hace un análisis de la situación política en Venezuela y
advierte que Maduro puede terminar como Gaddafi en Libia; entérese por
qué. Después del artículo de Borón lea el artículo “La guerra no convencional”,
del periodista Eleazar Díaz Rangel, y entérese de los planes del Comando Sur de
EE.UU. en contubernio con la MUD (Mesa de la Unidad Democrática), el frente
político de la derecha y ultraderecha de Venezuela. Finalmente, va el
artículo “Un indeseable nos visita”, de Gustavo Espinoza Montesinos, que
analiza la reciente visita al Perú de Julio Borges, el nuevo Presidente de la
Asamblea Nacional de Venezuela, dominada por la oposición.
Saludos:
Wilder
Sánchez
16.5.2017.
7 mayo 2017
Venezuela en la hora de los hornos
La
dialéctica de la revolución y el enfrentamiento de clases que la impulsa
aproxima la crisis venezolana a su inexorable desenlace. Las alternativas son
dos y sólo dos: consolidación y avance de la revolución o derrota de la
revolución. La brutal ofensiva de la oposición -criminal por sus métodos y sus
propósitos antidemocráticos- encuentra en los gobiernos conservadores de la
región y en desprestigiados ex gobernantes figurones que inflan su pecho en
defensa de la “oposición democrática” en Venezuela y exigen al gobierno de
Maduro la inmediata liberación de los “presos políticos”. La canalla mediática
y "la embajada" hacen lo suyo y multiplican por mil estas mentiras.
Los criminales que incendian un hospital de niños forman parte de esa supuesta
legión de demócratas que luchan para deponer la “tiranía” de Maduro. También lo
son los terroristas -¿se los puede llamar de otro modo?- que incendian,
destruyen, saquean, agreden y matan con total impunidad (protegidos por las
policías de las 19 alcaldías opositoras, de las 335 que hay en el país). Si la
policía bolivariana -que no lleva armas de fuego desde los tiempos de Chávez-
los captura se produce una pasmosa mutación: la derecha y sus medios convierten
a esos delincuentes comunes en “presos políticos” y “combatientes por la
libertad”, como los que en El Salvador asesinaron a Monseñor Oscar Arnulfo Romero
y a los jesuitas de la UCA; o como los “contras” que asolaron la Nicaragua
sandinista financiados por la operación “Irán-Contras” planeada y ejecutada
desde la Casa Blanca.
Resumiendo:
lo que está sucediendo hoy en Venezuela es que la contrarrevolución trata de
tomar las calles –y lo ha logrado en varios puntos del país- y producir, junto
con el desabastecimiento programado y la guerra económica el caos social que
remate en una coyuntura de disolución nacional y desencadene el desplome de la
revolución bolivariana. Reflexionando sobre el curso de la revolución de
1848 en Francia Marx escribió unas líneas que, con ciertos recaudos, bien
podrían aplicarse a la Venezuela actual. En su célebre El Dieciocho Brumario de
Luis Bonaparte, describía la situación en París diciendo que “en medio de esta
confusión indecible y estrepitosa de fusión, revisión, prórroga de poderes,
Constitución, conspiración, coalición, emigración, usurpación y revolución. el
burgués, jadeante, gritase como loco a su república parlamentaria: «¡Antes un
final terrible que un terror sin fin!»” Sería imprudente no tomar estas
palabras muy seriamente, porque eso es precisamente lo que el imperio y sus
secuaces tratan de hacer en Venezuela: lograr la aceptación popular de “un
final terrible” que ponga término a “un terror sin fin.” A tal efecto
Washington aplica la misma receta administrada en tantos países: organizar la
oposición y convertirla en la semilla de la contrarrevolución, ofrecerle financiamiento,
cobertura mediática y diplomática, armas; inventar sus líderes, fijar la agenda
y reclutar a mercenarios y malvivientes de la peor calaña que hagan la tarea
sucia de "calentar la calle" matando, destruyendo, incendiando,
saqueando, mientras sus principales dirigentes se fotografían con presidentes,
ministros, el Secretario General de la OEA y demás agentes del imperio.
Esto mismo hicieron hace unos años con gran éxito en Libia, en donde Washington
y sus compinches inventaron los “combatientes por la libertad” en Benghasi. La
prensa hegemónica difundió esa falsa noticia a los cuatro vientos y la OTAN
hizo lo que hacía falta. El resultado final: destrucción de Libia bombardeada a
mansalva durante meses, caída y linchamiento de Gadafi, entre las risotadas de
una hiena llamada Hillary Clinton. En Venezuela están aplicando el mismo
plan, con bandas armadas que destruyen y matan lo que sea ante una policía poco
menos que indefensa.
Por
comparación, la ofensiva imperial lanzada contra Salvador Allende en los años
setentas fue un juego de niños al lado de la inaudita ferocidad del ataque
sobre Venezuela. No hubo en Chile una oposición que contratara bandas
criminales para ir por los barrios populares disparando a mansalva para
aterrorizar a la población; tampoco un gobierno de un país vecino que apañara
el contrabando y el paramilitarismo, y una prensa tan canalla y efectiva como
la actual, que hizo de la mentira su religión. Días pasados publicaron la foto
de un joven vestido con uniforme de combate y arrojando una bomba molotov sobre
un carro de policía y en el epígrafe se habla ¡de la "represión" de
las fuerzas de seguridad chavistas cuando eran éstas las que eran reprimidas
por los revoltosos! Esa prensa proclama indignada que la represión cobró
la vida de más de treinta personas pero oculta aviesamente que la mayoría de
los muertos son chavistas y que por lo menos cinco de ellos policías
bolivarianos ultimados por los "combatientes por la libertad." Los
incendios, saqueos y asesinatos, la incitación y la comisión de actos
sediciosos son publicitados como la comprensible exaltación de un pueblo
sometido a una monstruosa dictadura que, curiosamente, deja que sus opositores
entren y salgan del país a voluntad, visiten a gobiernos amigos o a
instituciones putrefactas como la OEA para requerir que su país sea invadido
por tropas enemigas, hagan periódicas declaraciones a la prensa, convaliden la
violencia desatada, se reúnan en una farsa de Asamblea Nacional, dispongan de
un fenomenal aparato mediático que miente como jamás antes, vayan a terceros
países a apoyar a candidatos de extrema derecha en elecciones presidenciales
sin que ninguno sea molestado por las autoridades. ¡Curiosa dictadura la de
Maduro! Todas estas protestas y sus instigadores están encaminadas a un solo
fin: garantizar el triunfo de la contrarrevolución y restaurar el viejo orden
pre-chavista mediante un caos científicamente programado por gentes como Eugene
Sharp y otros consultores de la CIA que han escrito varios manuales de
instrucción sobre como desestabilizar gobiernos.[1]
El modelo de
transición que anhela la contrarrevolución venezolana no es el "Pacto de
la Moncloa" ni ningún pacífico arreglo institucional sino la aplicación a
rajatabla del modelo libio. Y, por supuesto, no tienen la menor intención de
dialogar, por más concesiones que se les haga. Pidieron una Constituyente y
cuando se la otorgan acusan a Maduro de fraguar un autogolpe de estado. Violan
la legalidad institucional y la prensa del imperio los exalta como si fueran la
quintaesencia de la democracia. No parece que la rehabilitación de Henrique
Capriles o inclusive la liberación de Leopoldo López podrían hacer que un
sector de la oposición admitiera sentarse en una mesa de diálogo político para
salir de la crisis por una vía pacífica porque la voz de mando la tiene el
sector insurreccional. La derecha y el imperio huelen sangre y van por más, y
medidas apaciguadoras como esas los envalentonaría aún más aunque admito que mi
análisis podría estar equivocado. Desde afuera, gentuzas como Luis Almagro que
emergen cubiertos de estiércol desde las cloacas del imperio orquestan una
campaña internacional contra el gobierno bolivariano. Y países que jamás
tuvieron una constitución democrática y surgida de una consulta popular en toda
su historia, como Chile, tienen la osadía de pretender dar lecciones de
democracia a Venezuela, que tiene una de las mejores constituciones del mundo
y, además, aprobadas por un referendo popular.
Maduro
ofreció nada menos que convocar a una Constituyente para evitar una guerra
civil y la desintegración nacional. Si la oposición confirmara en los próximos
días su rechazo a ese gesto patriótico y democrático el único camino que le
quedará abierto al gobierno será dejar de lado la excesiva e imprudente
tolerancia tenida con los agentes de la contrarrevolución y descargar sobre
ellos todo el rigor de la ley, sin concesión alguna. La oposición no violenta
será respetada en tanto y en cuanto opere dentro de las reglas del juego
democrático y los marcos establecidos por la Constitución; la otra, el ala
insurreccional de la oposición, deberá ser reprimida sin demora y sin
clemencia. El gobierno bolivariano tuvo una paciencia infinita ante los
sediciosos, que en Estados Unidos estarían presos desde el 2014 y algunos,
Leopoldo López, por ejemplo, condenado a cadena perpetua o a la pena capital.
Su mayor pecado fue haber sido demasiado tolerante y generoso con quienes sólo
quieren la victoria de la contrarrevolución a cualquier precio. Pero ese tiempo
ya se acabó. La inexorable dialéctica de la revolución establece, con la lógica
implacable de la ley de la gravedad, que ahora el gobierno debe reaccionar con
toda la fuerza del estado para impedir a tiempo la disolución del orden social,
la caída en el abismo de una cruenta guerra civil y la derrota de la
revolución. Impedir ese “final terrible” del que hablaba Marx antes del “terror
sin fin.” Si el gobierno bolivariano adopta este curso de acción podrá salvar
la continuidad del proceso iniciado por Chávez en 1999, sin preocuparse por la
ensordecedora gritería de la derecha y sus lenguaraces mediáticos que de todos
modos ya hace tiempo vienen aullando, mintiendo e insultando a la revolución y
sus protagonistas. Si, en cambio, titubeara y cayera en la imperdonable ilusión
de que a los violentos se los puede apaciguar con gestos patrióticos o rezando
siete Ave Marías, su futuro tiene el rostro de la derrota, con dos variantes.
Uno, un poco menos traumático, terminar como el Sandinismo, derrotado
“constitucionalmente” en las urnas en 1989. Sólo que Venezuela está asentada
sobre un inmenso mar de petróleo y Nicaragua no, y por eso hay que desterrar el
espejismo de que si los sandinistas volvieron al gobierno los chavistas podrían
hacer lo propio, diez o quince años después de una eventual derrota. ¡No! El
triunfo de la contrarrevolución convertiría de hecho a Venezuela en el estado
número 51 de la Unión Americana, y si Washington durante más de un siglo ha
demostrado no estar dispuesto a abandonar a Puerto Rico ni en mil años se iría
de Venezuela una vez que sus peones derroten al chavismo y se apoderen de este
país y su inmensa reserva petrolera. La revolución bolivariana es social y
política y, a no olvidarlo, una lucha de liberación nacional. La derrota de la
revolución se traduciría en la anexión informal de Venezuela a Estados Unidos.
La segunda variante de una posible derrota configuraría el peor escenario. Incapaz
de contener a los violentos y de restablecer el orden y una cierta normalidad
económica una insurrección violenta aplicaría el modelo libio para acabar con
la revolución bolivariana. No olvidar que ahora la número dos del Comando Sur
es nada menos que un personaje tan siniestro e inescrupuloso como Liliana
Ayalde, quien fuera embajadora de Estados Unidos en Paraguay y Brasil y que en
ambos países fue la artífice fundamental de sendos golpes de estado. Una mujer
de armas tomar a quien no le temblaría la mano a la hora de lanzar las fuerzas
del Comando Sur contra Venezuela, derribar su gobierno y, como en Libia, hacer
que una turbamulta organizada por la CIA termine con el linchamiento de Maduro
como sucediera con Gadafi, y el exterminio físico de la plana mayor de la
revolución. La dirigencia bolivariana, la obra de Chávez y la causa de la
emancipación latinoamericana no merecen ninguno de estos dos desenlaces,
ninguno de los cuales es inevitable si se relanza la revolución y se aplasta
sin miramientos a las fuerzas de la contrarrevolución.
[1] El más
completo de esos infames manuales escrito por Eugene Sharp es De la
Dictadura a la Democracia publicado en Boston por la Albert Einstein
Institution, una ONG pantalla de la CIA. Sharp se considera el creador de la
teoría de la “no violencia estratégica”. Para comprender lo que significa esto,
y para comprender también lo que está ocurriendo hoy en Venezuela, aconsejo
fervientemente leer ese libro y sobre todo el Apéndice, en donde su autor
enumera 197 métodos de acción no violentas, entre los que se incluyen “forzar
bloqueos económicos”, “falsificar dinero y documentos”, “ocupaciones e
invasiones”, etcétera. Todas acciones “no violentas”, como puede verse.
La guerra no convencional
Publicada: domingo, 14 de mayo de 2017 16:10
Actualizada: domingo, 14 de mayo de 2017 16:48
Muchos venezolanos nos
preguntamos hasta cuando la oposición estimulará con su silencio el desarrollo
de los actos vandálicos, y algo mas que eso: acciones armadas; silencio que hay
quienes las consideren como complicidad.
Una primera interpretación de esa conducta es que
no es la vía electoral, democrática, la que quieren recorrer. Rechazan
hasta las de gobernadores, que seguramente les daría significativas victorias.
¿Como se explica esa renuncia?
Seguramente porque están convencidos de que
al gobierno de Maduro lo que le falta es un empujón final, que este es el
mejor momento para impulsarlo, y en consecuencia estas acciones en Caracas y
otras ciudades no deben cesar.
Surge otra pregunta, ¿acaso tiene la fuerza
suficiente para alcanzar ese objetivo? Ni pensar en que tendrán una activa
participación de unidades militares, lo que no niega que existan algunos
descontentos que se atrevan a dar ese paso en falso. Sin un apoyo mayor es
imposible.
Y ese es el que les viene del Norte. No son
palabras las que ofreció hace poco el ministro general Padrino López sobre la
guerra no convencional que está aplicando EEUU en Venezuela, suficiente
información de inteligencia habrán recogido en las FANB para una denuncia de
esa naturaleza. Que se corresponde con la información de Cancillería según cual,
en lo que va de año se han producido 105 acciones y declaraciones
hostiles a Venezuela.
Como es sabido, el Comando Sur ha sido un factor
activo en la “observación” de Venezuela, cuyo Comandante presenta informes
regulares al Senado, el último de los cuales es del almirante Kurt Tidd ante la
comisión de servicios armados del Senado. De allí extraigo:
“Con los factores políticos de la MUD hemos
venido acordando una agenda común, que incluye un escenario abrupto que puede
combinar acciones callejeras y el empleo dosificado de la violencia
armada bajo un enfoque de cerco y asfixia. También hemos acordado con los
socios más cercanos de la MUD, utilizar la Asamblea Nacional como
tenaza para obstruir la gobernanza, convocar eventos y movilizaciones, interpelar
a gobernantes, negar créditos, derogar leyes. Si bien en la situación militar
no podemos actuar ahora abiertamente, con las fuerzas especiales aquí presentes
(en el Comando Sur, negritas DR), hay que concretar la ya
anteriormente planificada para la fase 2 (tenazas) de la operación…”
(Aparecen referencias a entrenamientos con la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo,
etc,) y “a Leticia en Colombia, todo ello como lugar de Operaciones Avanzadas
(FOL) con proyecciones sobre la región central de Venezuela donde se concentra
el poder político-militar, para luego enumerar los activos militares dispuestos
para la operación”.
Solo así, con esa articulación que existe dentro
del desarrollo de la guerra no convencional, entre la oposición venezolana y
factores políticos y militares de EEUU, como es el Comando Sur, se puede
entender el indefinido desarrollo de esas acciones vandálicas y armada, y la
confianza en que es “ahora o nunca”.
Lo que nunca pensé es que la
jerarquía de
la Iglesia Católica (CEV) podría llegar mas lejos que la MUD; había sido mas
discreta, pronunciándose sobre la situación política siempre después de
conocer la posición de la MUD , pero ahora ni siquiera responde cuando se le
pide recibir a la Comisión pro constituyente. ¿Qué les cuesta recibirla, escucharlos
y después, que un cardenal les responda? Hasta de elemental cortesía.
Parece que la oposición aun no
tiene claro que
los civiles si pueden ser juzgados por tribunales militares si han cometido un
delito tipificado como militar por el Código de Justicia Militar, como el
genérico “ataque al centinela”, la ofensa, injuria o menosprecio a las
Fuerzas Armadas o a alguna de sus unidades, etc. Tengo experiencia porque
estuve dos años y medio preso juzgado en un tribunal militar , sin que me acusaran
de haber cometido ninguno de esos delitos. Así era en la IV.
Entre los peloteros grandes ligas que se han pronunciado
contra el gobierno destaca Miguel Cabrera, que en un video dijo no querer
enviar un mensaje a nadie, que lo que quiere es que “alguien con poder de un
paso al frente y termine con esta situación”. En otras palabras, un golpe de
estado clásico. ¿Estaría pensando en Perez Jiménez?
El Presidente de Panamá advirtió a los venezolanos
opositores que han provocado varios incidentes, que están dispuestos a
deportarlos, si continúan con esas acciones. Antes habían sido echados de un
acto solidario con Venezuela en la Universidad de Panamá y otro, en la
Embajada de Venezuela. Hechos similares ocurrieron contra Mario Isea,
Embajador en España y contra la colega Mari Pili Hernández, con la tolerancia
del gobierno de Rajoy.
Como una vida dedicada a la
política, resume
Maria Teresa Romero, la autora, el contenido de su libro “La Lucha que no
Acaba” , con la larga trayectoria en el PCV, de Rafael Guerra Ramos
y prólogo de Moisés Naim. Muchos se sorprenderán con su lectura, un tanto fuera
de los medios como ha sido la vida de Guerrita, para sus amigos. Pese a
lo bien impresa, no figura la Editorial…. De otras magnitudes
y temas es el nuevo titulo de la editorial Galac: “Persia cuna de
civilización y cultura”, de A.R.Khezri, J. Rodriguez, J.M. Blazquez y
J.A. Anton, todos profesores universitarios españoles, menos el primero de
ellos, quien lo es de la Universidad de Teherán. No se si es atrevido
afirmar que es lo mas completo en español sobre ese país hasta
Irán, “una realidad diferente”… Y un libro cuya lectura quiero
recomendarles, es el de Earle Herrera “Historias Mínimas de la Carta Magna”, en
un original y hasta entretenido recorrido por la historia de la
vigente Constitución..,.También recibí “ SIC”, la revista de los
jesuitas, con un editorial donde aseguran que este gobierno es una dictadura
¿Tan jóvenes son que no supieron lo que era una dictadura, en la época de
Pérez Jimenez, ni lo leyeron en la abundante bibliografia sobre la de Pinochet?
E insisten en el misterio del helicóptero perdido, que como se sabe, no está
tan perdido.
Escrito por el periodista venezolano Eleazar Díaz
Rangel, director del diario privado Últimas Noticias, en su columna semanal Los
Domingos de Díaz Rangel.
HISPANTV: http://www.hispantv.com/noticias/opinion/341480/venezuela-diaz-rangel-protestas-oposicion-mud-guerra
13-05-2017
Perú
Un indeseable nos visita
Casi
sorpresiva, y más bien brevísima, fue la visita que hiciera nuestro país el
ciudadano venezolano Julio Borges formalmente Presidente de la Asamblea
Nacional, el Parlamento de su país.
Este
publicitado golpista, cuyos movimientos fueron reportados por la “Prensa
Grande” y la TV Basura con gran interés, fue recibido solemnemente por la
mayoría parlamentaria fujimorista en el Congreso de la República.
Allí
recibió el saludo de sus áulicos, los amigos de Alan Garcia -el compradito de
Carlos Andrés Pérez- y la suma de representantes de la “mayoría” más bien
transitoria que hoy ocupa los puestos en el Poder Legislativo.
Jorge
del Castillo, en nombre de los Enemigos de Venezuela, aprovechó la ocasión para
denigrar a la Patria de Bolívar, exaltando lo que denominó “los méritos
democráticos” del visitante.
En
verdad, este Julio Borges ni tiene ningún mérito democrático, salvo los
pergaminos que pueda lucir por su condición de parlamentario electo en comicios
limpios convocados y regulados por el gobierno al que hoy intenta derribar.
Más
allá de ese título, Borges funge como protector de bienes raíces de las mas
estacadas figuras de la “contra” venezolana, la misma que liderara el Golpe de
abril de del 2002, encabezado por Pedro Carmona Estange, y del cual este
inoportuno visitante fuera abierto partidario.
Desde
aquellos días de abril en los que los grupos más reaccionarios de Venezuela
forzaron la captura del Comandante Hugo Chávez Frías y pretendieron vanamente
obligando a dimitir, Julio Borges dedicó su tiempo a enfrentar el proceso
liberador bolivariano al que hoy combate con todas las armas pero con los
mismos procedimientos del 2002.
Hoy,
en efecto, convoca a todas las fuerzas reaccionarias a deponer al Presidente
Nicolás Maduro Moros, valiéndose, para eso, de los cuantiosos recursos del
Imperio; y de las conexiones que, en el escenario exterior, le brinda la
derecha neo liberal en todos sus matices.
Julio
Borges simboliza ese movimiento caótico que defeca en las plazas públicas,
prende fuego a hospitales materno-infantiles, quema vehículos en las arterias
caraqueñas, mata impunemente a policías que regulan el tránsito vehicular en
las calles de las Ciudades venezolanas; y promete el infierno a sus
compatriotas si no derriban al Gobierno legalmente elegido
Todos
los días vemos, a través de la TV basura, los disturbios que ocurren en
distintas ciudades del país llanero . Esa televisión, sin
embargo nos oculta que los autores de los actos vandálicos -y de las muertes-
que hoy asolan Venezuela no son los integrantes de la Guarda Nacional
Bolivariana -prohibidos por Ley de portar armas de fuego- ni de las Fuerzas
Armadas, que no puede actuar en conflictos internos; sino las bandas de
asaltantes, delincuentes y mafiosos que usan incluso niños como escudos, a más
de adiestrarlos para fabricar y lanzar bombas Molotov contra los pobladores.
Más
allá, sin embargo, de los deméritos que pudiera mostrar este indeseable
personaje de la politiquería latinoamericana al servicio del Imperio; debe
destacarse la cursilería de los “homenajes” y “reconocimientos” que recibiera
en nuestro país de manos de gentes de poca ley.
La
Presidenta del Poder Legislativo, contertulia de las salitas del SIN en los
años de la dictadura de Fujimori y mujer de confianza del “chinito de la yuca”,
le ha brindado su “democrático respaldo”; al tiempo que los han hecho
personajes tan descalificados como Héctor Becerril, Ürsula Letona y Lourdes
Alcorta.
Ellos
-que vivieron a la sombra de la dictadura y que hoy protegen y amparan la
corrupción más calificada- se desgañitan en elogios a los golpistas de Caracas
porque saben que, finalmente, alientan los mismos objetivos: destruir un
proceso progresista para entregar a los monopolios del Imperio las riquezas de
nuestros países.
Así
lo han hecho –y lo siguen haciendo- en el Perú y así pretenden lograrlo en la
Patria de Bolívar haciendo escarnio de su mensaje liberador.
En
ese mismo espíritu lo ha recibido también en Palacio de Gobierno , el
Presidente Kuczyinski. Después de todo, ambos están unidos por un miso cordón
umbilical el “modelo” Neo Liberal, que los ata al Capital Financiero y a los
grandes consorcios multinacionales, que son los primeros beneficiarios con esas
políticas.
PPK,
sin embargo, ha tenido que subrayar, más allá de sus propias intenciones, que
“no puede inmiscuirse en asuntos internos de Venezuela”.
Lo
está haciendo sin embargo, cuando ataca cada día al gobierno sudamericano que
más ayuda ha proporcionado al Perú en las últimas décadas. Bien podría
agradecerle, en nombre de todos los peruanos, al Presidente Nicolás Maduro, las
casas donadas, los puentes entregados y las toneladas de alimentos que se ha
negado a recibir por pura soberbia.
Lo
más ridículo, sin embargo, se produjo la noche de ayer cuando el Alcalde Pueblo
Libre, frente a la Casa de Libertador y su Busto, le hizo un “reconocimiento”
formal en nombre de la Comuna. Para llevar a cabo, entre cuatro paredes la
ceremonia del caso, debió impedir el tránsito vehicular y el paso peatonal,
enrejando la Plaza Bolívar. ¡Vergüenza debió darle!
El
Perú no está para perder el tiempo recibiendo a golpistas. Muchos problemas
agobian hoy a los peruanos y muchas tareas tienen ante sus ojos nuestros
gobernantes cada día.
Gustavo Espinoza M. Colectivo de dirección de Nuestra Bandera
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso
del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
REBELIÓN:
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=226587
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