Opinión
15/05/2020
Introducción
Observamos a
nivel planetario el desarrollo de diversas crisis de cualquier tipo, sanitario,
biológico, del ecosistema, guerras, revoluciones, etc.; para poder
comprenderlas mejor es que desarrollamos esta síntesis sobre que es o consiste
una crisis.
Por lo
señalado derivamos o deducimos si las crisis surgen solas o son provocadas, en
tal caso nos preguntamos ¿cómo las podemos comprender mejor?
Es la
finalidad de esta humilde entrega, que la exponemos de la forma más sencilla
posible para llegar a todos sin límites intelectuales que discriminen su
entendimiento.
Cabe aclarar
que cuando expresamos el término tendencias, se refiere a un objetivo o interés
muy importante para una nación, región o cualquier tipo de grupo social; las
mencionadas tendencias poseen fuerza, capacidad, persistencia, intensidad,
permanencia y desarrollo conforme a los intereses como servicios esenciales del
grupo social de que se trate.
Desarrollo:
Conceptualización de crisis
Existen
cientos de investigadores en esta temática y desde diversos puntos de vista,
algunos psicológicos sobre la personalidad humana, otras sobre el trabajo,
algunos sobre reacciones populares, en tanto que muchos sobre las acciones
militares o conflictos de guerra con otras armas; acá les presentamos un punto
de vista distinto que descoloca a muchos y es lo que creemos interesante de
este pensamiento, entonces nos referimos a crisis según diversos criterios y el
nuestro.
Según
Beaufre “Estado de tensión en el curso del cual existe un riesgo de escalada
hacia un conflicto militar con máximo riesgo y donde se quiere impedir al
adversario que tome o adquiera una cierta ventaja política o militar.”
Mientras
Lipson nos expresa “Es una disputa entre dos gobiernos o grupos de gobiernos
sobre un tema que se considera fundamental para ambos bandos, se genera un
fuerte sentimiento, existiendo la posibilidad de que se llegue al uso de la
fuerza.”
La revista
“Desembarco” de la Infantería de Marina Argentina conceptúa como “Es una
situación de tensión entre dos o más países, motivados por factores políticos,
estratégicos, ideológicos, económicos o sociales, que surge cuando se ejerce
una amenaza sobre la vulnerabilidad de un país o alianza que puede llegar al
desencadenamiento, de una serie de incidentes, pudiendo incluso desembocar en
un conflicto armado.”
De los
apuntes de la cátedra de estrategia de la Universidad del Ejército Argentino “Situación
de conflicto, en el desarrollo del cual se corre el riesgo de una escalada
hacia el conflicto armado e inútilmente se busca impedir que el adversario
logre ventajas.”
La cátedra
de sociología de la Institución de marras nos aclara “Lapso de un proceso,
sobre el cual no se ejerce el control. En conflicto entran dos o más partes
encontradas, en cambio en crisis entra una de las partes.”
Ferrater
Mora nos brinda una claridad conceptual con el grado de prolijidad y precisión
que caracteriza toda su obra y que expresa: “El sentido originario de
`crisis´ es `juicio´ (en tanto que decisión final de un proceso), `elección´,
y, en general, terminación de un acontecer en un sentido o en otro. Dicho
sentido, se halla todavía en expresiones tales como `la enfermedad hace
crisis´, etc. La crisis `resuelve´, pues, una situación, pero al mismo tiempo
designa el ingreso en una situación nueva que plantea sus propios problemas. El
significado más habitual de `crisis´ es dicha nueva situación y sus problemas
lo que se acentúa. Por ese motivo suele entenderse por `crisis´ una fase
peligrosa de la cual puede resultar algo beneficioso o algo pernicioso para la
entidad que lo experimenta. En general no puede, pues, valorarse a priori una
crisis positiva ni negativamente ya que ofrece por igual posibilidades de bien
y de mal.”
Derivamos de
los conceptos expuestos un condimento muy importante que es la falta de control
que involucra protagónicamente a los dos conceptos que seguirán y que son el
manejo de crisis y la conducción de las crisis.
También
podemos observar que no necesariamente las crisis desembocan en conflictos
armados, sino que pueden abarcar diversos campos de la conducción política o
estratégica; como brote ejemplificador mencionamos las crisis de 1929, crisis
mundial comúnmente llamada la Gran Depresión, en franca referencia a la
situación de los componentes económicos de casi todos los estados en el mundo.
Lo que sí
nos interesa es que una crisis tiene un final impredecible por encontrarse
sometida a un conjunto de perturbaciones y enormes dificultades que parecen no
tener una puerta o una luz para salir de esa situación.
Este
desequilibrio se hace crónico y progresivo con gran impotencia para ejercer el
control, la adolescencia es un estado de crisis donde ese niño no es niño o ese
hombre no es hombre y nadie sabe para dónde va a “salir disparado”, como una manera
de expresar sobre cómo terminará esa especie de metamorfosis o cambio en cuanto
a la transformación de la personalidad.
Del mismo
modo que en el comportamiento correspondiente a la naturaleza humana, lo
trasladaremos a los comportamientos estratégicos para establecer las acciones
tendientes a la prevención, veremos entonces que ello ya pertenece a lo que
llamaremos “manejo de crisis”.
Deseamos
conceptualizar la crisis desde el punto de vista de las tendencias sociales y
en teoría de sistema de organización y métodos, como una definición predilecta
en geopolítica comparada del siguiente modo, “Crisis es cuando un sistema de
poder ha pasado de un estado de homeóstasis a una entropía y donde el control
de las tendencias no puede ser ejercido y cuyos efectos resultantes pueden
resultar negativos, intrascendentes o positivos a nuestras expectativas”.
Manejo de
crisis
Todas las
medidas preventivas que un estado nación pueda adoptar para enfrentar una
crisis es lo que nos puede ayudar a disminuir sus efectos negativos y explotar
los efectos positivos que resulten.
Atenuar
consecuencias nefastas en un remolino de viento o de mar, expresado a modo de
paradigma o parábola en alusión a un conflicto, ya que nadie sabe para dónde
van a “salir disparados” los actores, cabe la aclaración que las crisis no sólo
son geopolíticas, también puede tratarse en catástrofes como un tsunami,
terremotos, pestes o cualquier otra situación de público conocimiento, en los
cuales, lo único que podríamos hacer o implementar son acciones para minimizar
los efectos derivados del día después.
Surge
entonces en forma casual un maravilloso paradigma que demuestra que, en el
marco teórico y operativo del concepto denominado “manejo de crisis”,
observamos con claridad que, las crisis se caracterizan por dos condimentos
definitivamente protagónicos, cuáles que son, en primer lugar el estar fuera de
control, en segundo lugar no lo podemos manejar, razón por la cual el
manejo de crisis sólo apunta a ejercer acciones para que nos cause el
menor daño posible, tal el típico caso de una epidemia.
Cuando se
está recuperando el control, recién se comienza a manejar la situación, en
razón a que la crisis está pasando, volvemos entonces a la homeóstasis o
sistema en armonía; valga como ejemplificación ya sea una peste como el
paludismo, fiebre amarilla, rabia, etc., los que constituyeron flagelos
sumamente traumáticos o espantosos que, obviamente se encontraban fuera de
control, su manejo fue protegernos para que nos afecte lo menos posible hasta
que, encontrándose el antídoto correspondiente, levemente retomamos el control.
En la
conducción política o estratégica sucede de algo similar, si nos referimos a
una situación de crisis económica financiera, de rebelión social, descontento o
como deseen llamarla, es una crisis que al parecer se tornó inmanejable, en
tanto que las medidas son siempre tendientes a retomar el equilibrio;
concluimos entonces que las medidas preventivas constituyen la mejor opción
adoptada en un estado de incertidumbre en donde lo desconocido que se instaló o
está venir, se transforma en un enemigo al que no se sabe cómo eliminar o
combatir, ni los medios necesarios para hacerlo.
Lo señalado
necesariamente debe tener la presencia del estado bueno, del estado patriótico,
del estado que busca el bienestar o la felicidad del pueblo; ¿qué sucede con un
estado cuyo pueblo odia a sus FFAA?, simplemente pierde soberanía, las
decisiones diplomáticas no tienen respaldo, los recursos naturales corren grave
riesgo de ser tomados por la fuerza o explotados sin rendir cuentas a este
estado débil; este es un ejemplo entre miles que podemos mencionar.
Ya tenemos
un enemigo en nuestro territorio, es una crisis que no se quiere ver, se tapa
con los perduellis de turno entre funcionarios y medios de comunicación masivos
que ocultan los verdaderos hechos, es una crisis y ¿cuál es ese “manejo de
crisis” que señalamos?; tal vez algún ingenuo se crea son los vergonzosos,
denigrantes, traicioneros y cobardes Acuerdos de Madrid I y II.
Esta peste
que nos ha invadido, en la cual no estamos preparados para que, al costarles
mucho más de lo que pensaban, que comúnmente llamamos disuasión creíble, los
llevaría a evaluar costo beneficio, deduciendo la inconveniencia de llevar a
cabo la mencionada invasión, obviamente nos referimos a nuestro Mar Austral y
su proyección antártica; en tanto que cuentan con el apoyo incondicional de los
traidores a la Patria que, desde el descubrimiento de América siempre han
existido.
Conducción
de crisis
Una cuestión
muy distinta es definir y diferenciar a que se refiere la “conducción de una
crisis”, creemos que es de mejor comprensión si comparamos las tendencias
propias de la personalidad humana a la manipulación de otras personas, grupos
sociales, partidos, países o a nivel planetario; grupos de poder que manipulan
a países más débiles con un hábil juego de las tendencias de todo tipo, ya sean
económicas, políticas, psicosociales, industriales, etc.
Vale decir, que
un grupo de poder, planea, financia y dirige o conduce el desarrollo de las
acciones tendientes a la consecución de un objetivo determinado, normalmente
económico, geoestratégico o cualquier otro tipo de poder o ventaja; conducir en
términos geopolíticos es guiar con la voluntad política de lograr un objetivo
que responda al interés del “conductor”.
Las
ejemplificaciones explican mejor como un poder puede imponer una crisis,
aplicar el brazo político que establece como el más necesario y lograr el objetivo
de sus propias tendencias.
Nos
referimos al caso de Irak, en el cual paso a paso, se desprestigia la figura de
su presidente como dictador, genocida, poseedor de armas de destrucción masiva,
inventan la guerra preventiva como respuesta al terrorismo planetario, más
inventado que real, buscan una razón jurídica ante el mundo, ya sea real o
falsa, designan el brazo militar como herramienta de la política, atacan Irak y
la destruyen, obtienen la tendencia propia deseada desde el planeamiento de la
conducción de la crisis, cual es apropiarse del petróleo iraquí y otros
recursos naturales.
Miles de
ejemplos abundan en este tipo de abuso de poder sobre los más débiles, con el
apoyo de organizaciones supranacionales como la ONU – OEA – TIAR – OMS – etc., funcionales
a los poderes hegemónicos y a las multinacionales que constituyen verdaderas
dinastías del poder económico mundial.
Conclusiones
Para
diferenciar bien éstas dos conceptualizaciones, manejo de crisis o conducción
de crisis”, es menester utilizar ejemplos mundialmente conocidos:
En el primer
caso recordemos la crisis de los misiles atómicos entre la ex URSS y EEUU, en
los cuales ambos contendientes perdieron el control al no poder dar respuesta
al conflicto, el peligro de un desastre atómico se acrecentada y la escalada
era incontrolable, sólo pudieron adoptar previsiones de respuesta inmediata
como “manejo de crisis” y esperar que no suceda lo peor; finalmente el
resultado fue conocido cuando la ex URSS ordenó el regreso del buque misilístico
nuclear que se dirigía a Cuba.
En el
segundo de los casos ya dimos el ejemplo de la conducción de la crisis de Irak,
al que podemos agregar la destrucción de Libia como algo similar, la conducción
de la crisis en Siria a través de mercenarios con la aparente no intervención
anglosajona, la crisis por Malvinas hábilmente conducida por el binomio
anglosajón, manipulando a una junta intolerante a las advertencias, con una
decisión de intervención, crisis e incompetencia.
Para
terminar esta extrema síntesis, creo que sería muy instructivo conocer la
diferencia entre la etimología de epidemia y pandemia, ya que los efectos son
diferentes: la epidemia es lo que circula en un país o región, con medidas
dictadas sólo para ese país o región, tal como lo fuera la peste bubónica, la
peste española, la fiebre amarilla, el paludismo, el cólera y tantas pestes
más; en tanto que pandemia es una peste simultánea a nivel planetario y las
medidas son de orden supranacional, pudiéndose hasta suprimir los derechos y
libertades constitucionales de todos los países en pleno derecho por el “bien
de la humanidad”.
¿Lo que nos
toca vivir hoy es una epidemia que requiere “manejo de crisis”, o es una
pandemia con una “conducción de crisis” centralizada? Tal vez sean ambas cosas ¡para
meditar!
Fuentes de
consulta
- FERRATER MORA, José Dr.(1971) - Diccionario de Filosofía – Editorial Ariel, S. A. de la 1ra Edición revisada – Barcelona – 1994 - Crisis.
- https://www.bbc.com/mundo/noticias-51235995
- Art. 27 de la Constitución Nacional Argentina – Suspensión de Garantías.
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