Dr. Hugo SALINAS
Desde hace varias generaciones estamos
tratando de eliminar al Capitalismo. No obstante, sigue vigente y expandiéndose
a nivel mundial, a través de procesos como el de la “deslocalización” de
empresas y el de la “globalización”. ¿Existe aún espacio para que siga
expandiéndose? Pero, ante los horrores del Capitalismo, creo que más
interesante es la pregunta siguiente: ¿Acaso no existe un arma mortal contra el
Capitalismo?
Millones de gentes quieren ver muerto
al Capitalismo. Incluso en algunos casos han logrado capturar el Gobierno
Central de sus países para conseguir su objetivo; pero el resultado siempre ha
sido catastrófico. ¿Tendremos Capitalismo para siempre? Algunos intelectuales y
gobernantes lo han afirmado, pero la realidad es dura de cocinar. Los estragos
que produce en las gentes son horribles. Y la pandemia COVID-19 se ha encargado
de mostrar, una vez más, lo terrible de vivir en una sociedad Capitalista, y
vuelve a ser la ilusión de cada día el profundo deseo de eliminarlo.
Para comprender este fenómeno de odio,
jolgorio y desazón de los activistas por construir una sociedad con rostro
humano y una economía que se interese esencialmente en todos los seres humanos,
es importante comenzar por mejor identificar al fenómeno “Capitalismo”.
Entendemos por Capitalismo al proceso
de concentración y acumulación de capitales en muy pocas manos. Esta
descripción de Capitalismo incluso ha conducido a avanzar el concepto de
“imperialismo”. Con estos argumentos en mano se han realizado varias
revoluciones a nivel mundial. ¿Por qué han fracasado? Porque tal como está
descrita la noción de “capitalismo” es totalmente insuficiente para
operacionalizar un proceso de cambio, de muerte del Capitalismo.
En todos los países, en donde los
movimientos revolucionarios han capturado el Gobierno Central para eliminar al
Capitalismo, han terminado convirtiéndose en gobiernos centralizadores y
planificadores de la casi totalidad de la actividad económica. Craso error,
porque han confundido descripción con definición. Un fenómeno puede ser
descrito de mil formas sin que, por lo tanto, se disponga de una definición del
fenómeno.
El proceso de concentración y
centralización de capitales no es nada más que uno de los efectos del
Capitalismo. Confundir la descripción de uno de los efectos por la definición
de Capitalismo, nos ha conducido a muchos errores en el terreno práctico. Y
como ya hay muchos intentos errados, la desconfianza se ha impuesto, hasta el
punto de dar pie a que algunos digan que con el Capitalismo se ha llegado al fin
de la Historia.
El Capitalismo es la Repartición
Individualista del resultado de la actividad económica en una economía de
mercado.
Esa es la definición del fenómeno
capitalismo. En términos vulgares se diría que estamos frente al fenómeno
Capitalismo, cuando las utilidades de una empresa son apropiadas en 100% por el
dueño de una empresa. Pero el problema de la vulgarización es que pierde en
contenido teórico, y con ello, pierde en eficacia para un proceso
revolucionario.
Por ello, estamos obligados de recurrir
a la definición de Capitalismo, y a partir de esta definición identificar los
elementos que nos permitirán operacionalizar una Teoría del Cambio.
En la definición de Capitalismo
(Repartición Individualista en economía de mercado) encontramos dos elementos
bien concretos: la noción de Repartición Individualista y la noción de Economía
de Mercado. Las dos son variables operativas, bien precisas, manejables en
términos teóricos y prácticos. Tomemos el tiempo de analizarlas una a una.
Comencemos por la noción de
Economía de Mercado. Es un fenómeno que aparece en la evolución de los
procesos de trabajo. Su predecesor es la Economía de Auto-consumo, en donde el
que produce consume la casi totalidad de lo que produce. Dicho de otra manera
diríamos que producimos papas porque requerimos de papas para nuestra
alimentación y subsistencia. Consumimos todo lo que producimos. Nuestra
producción está orientada esencialmente a nuestro consumo. Es un círculo
perfecto tanto en la producción, consumo y reproducción del grupo social.
Una vez resuelto el problema vital de
subsistencia y reproducción de pequeños grupos humanos, se dejan sentir otras
necesidades que son del orden del confort de las personas en su vida diaria. Es
el caso, por ejemplo, de una silla que brinda mejor confort que sentarse en el
suelo. Pero la particularidad de la silla es que se pueden producir en un
número más allá de las necesidades de quien la produce.
Desde ese momento, la producción ya no
es para el auto-consumo, sino para que otros lo consuman. Al principio se
intercambian, por ejemplo, sillas contra papas, contra maíz o contra maíz y
papas, en función de las necesidades de los consumidores. Pero nuevos bienes
aparecen para satisfacer otras necesidades resentidas por los consumidores. Así
tenemos ya no solamente sillas sino también mesas, utensilios de cocina y de
comedor, casas, puertas, ventanas, carreteras, puentes, etc.
Una gran cantidad de bienes económicos,
con características diferentes, que han requerido tiempo de trabajo y habilidades
diferentes y, por consiguiente, tienen valores de producción diferentes. En
esas condiciones, el trueque de bienes económicos resulta incómodo. En ese
momento nace un bien que realiza la función de unidad de medida y de
intercambio. La compra-venta en base a un precio expresado en unidades
monetarias substituye al trueque.
Estas operaciones de compra-venta que
crecen en volumen y en variedad, se van centralizando en un lugar que toma la
denominación de “mercado”. Al principio cada ciudad tiene su “mercado”. Una vez
que las ciudades crecen en volumen de habitantes y espacio geográfico, aparecen
nuevos mercados en la misma ciudad. Al final, todas las transacciones pasan por
los “mercados”. Y de esta manera nace la Economía de Mercado en
donde todos los que producen ofrecen sus productos, y todos los consumidores
allí hacen gala de sus preferencias.
La empresa es la unidad celular de una
economía de mercado
Paralelamente al desarrollo de la
Economía de Mercado, se acelera el número de habitantes por ciudad. Con ello,
la demanda de toda clase de bienes, tanto de confort como de alimentación,
crece en volumen. Los productores se especializan, sus centros de producción se
precisan, mejoran en técnicas de producción, introducen la máquina a fin de
bajar los costos de producción y así ganar nuevos clientes, nuevos mercados.
En definitiva, la fábrica como unidad
física se impone en la ciudad, y la empresa se impone como unidad de gestión.
Es necesario vigilar que el costo de producción siempre sea menor que el precio
de venta y, con ello, quede un margen de ganancia, objetivo de la empresa. De
esta manera, la “empresa” se convierte en la unidad celular de una
Economía de Mercado.
Esta aceleración de la Economía de
Mercado, en profundidad y en extensión, hace que los primeros centros de
producción sean substituidos por inmensas fábricas de producción, cuyo montaje
requiere de mucho dinero. Y ya no es el dinero destinado al intercambio, a
comprar y vender bienes de alimentación y confort. Se trata de montar fábricas,
de comprar y vender fábricas. A ce nivel, el dinero se ha convertido en un
dinero-capital. En estas operaciones ya no se habla de dinero, sino de Capital,
y el empresario se ha convertido en un “capitalista”. Con ello, se ha dado luz
a una Economía Capitalista.
Llegado a este punto de la exposición
es menester hacer un alto para explicitar que la Economía Capitalista que
acabamos de describir no es la “economía capitalista” que nos genera el
desempleo, la pobreza y tantos otros males. Lo que se ha descrito es una manera
de trabajar (proceso de trabajo) que proporciona una fuerza productiva sin
igual, al mismo tiempo que permite al ser humano la expresión de su
individualidad, porque cualquier idea brillante que pudiera tener, se puede
concretar a través de una empresa. Entonces, ¿quién es el responsable?
La fuerza productiva de una Economía de
Mercado y su necesidad de financiamiento
También es bueno ser consciente de la
fuerza productiva de una Economía de Mercado. En un mercado, como lo sabemos,
se encuentran una cantidad inmensa de bienes económicos que se compran y se
venden. La mayoría de ellos son bienes que nunca antes existieron. Cada uno de
los nuevos bienes es el resultado de la imaginación de las personas para
resolver necesidades de los consumidores y productores. De esta forma, el
proceso de trabajo que sustenta a la Economía de Mercado es capaz de ofrecer al
público “n” bienes económicos diferentes; es decir, tantos como la imaginación
lo haga posible y los medios materiales de fabricación lo permitan.
Cada uno de esos bienes exige la puesta
en marcha de un Centro de Producción (CP). De tal modo que “n” bienes
económicos demandan la existencia de “n” CPs. A su vez, ya lo hemos visto a
menudo, cada uno de esos CPs que fabrican un determinado bien económico son
replicados en “m” lugares diferentes. Es decir, la fuerza productiva del
proceso de trabajo que sustenta a la Economía de Mercado es capaz de hacer
florecer “n x m” Centros de Producción (fábricas). De ahí que, los países
industrializados albergan miles de millones de fábricas.
Como lo decíamos líneas arriba, cada
fábrica es una unidad de gestión que se denomina “empresa”. De donde, en una
Economía de Mercado contamos miles de millones de empresas. Y cada una de ellas
ha exigido un esfuerzo financiero para crearla y aún más para desarrollarla. En
fin de cuentas, una Economía de Mercado, en su fase desarrollada, exige grandes
niveles de financiamiento. O como dirían otros, la Economía de Mercado exige
grandes volúmenes de capital.
Estamos de lleno en una economía
capitalista. Pero, cuidado, ¿estamos ya en la horrorosa economía capitalista
que genera millones de desocupados, millones de gentes que viven en la extrema
pobreza? No. Lo que hemos hecho, hasta el momento, es describir los elementos y
la dinámica del proceso de trabajo que sustenta a una Economía de Mercado. En
lo que sigue describiremos el otro elemento de la actividad socio-económica que
ha convertido, para muchos, en detestable a la sociedad capitalista y, para
pocos, en el mejor de los mundos.
La Repartición Individualista, la razón
de nuestros males de sociedad
Volvamos a la definición de Capitalismo
(Repartición Individualista en una Economía de Mercado). Sucede que, desde sus
orígenes, el proceso de trabajo que sustenta a la Economía de Mercado nace
ligada a la Repartición Individualista del resultado de la actividad económica.
¿Qué queremos decir con ello? O mejor aún, ¿qué es la Repartición
Individualista?
Veamos. Con el proceso de trabajo que
sustenta a la Economía de Mercado se han generado una cantidad increíble de
bienes económicos, los cuales llegan al consumidor final gracias a las virtudes
de los intercambios en base a sus precios expresados en unidades
monetarias. Pero para que todo el tránsito del bien económico se haga en buena y
debida forma, desde su producción hasta la comercialización, distribución y
consumo final, ha sido necesario que alguien o algunos lo financien, puesto que
todo acto económico tiene un costo.
En un principio lo hace, por ejemplo,
el mismo productor de la silla, quien dedica todo su tiempo y dinero para
comprar los productos intermediarios así como los bienes para su subsistencia a
fin de producir la silla. Luego, es el gerente-propietario de la fábrica de
sillas quien se encargará del financiamiento de todos los costos de producción.
Enseguida, serán los propietarios o accionistas de las empresas encargadas de
la producción, comercialización y circulación quienes aportarán los capitales,
dado los niveles de exigencia de financiamiento.
Esta es la razón del porqué el monto
recaudado por la venta de todas las sillas le pertenece, única y
exclusivamente, a quien o quienes financiaron la producción, comercialización y
distribución de las sillas. Los propietarios de la empresa, una vez que
recuperen los costos de producción, incluido el monto de las planillas por el
pago de salarios, sabrán exactamente a cuánto asciende el monto de ganancias de
la empresa realizada. Este es el fenómeno de la Repartición Individualista del
resultado neto de la actividad económica.
Dicho, en otros términos, en una
economía a Repartición Individualista, la totalidad de las ganancias de una
empresa pertenece, única y exclusivamente, a los que financiaron la empresa; es
decir, a los capitalistas. Es en este momento que el vino comienza a
avinagrarse. Como son los capitalistas quienes controlan la empresa, son ellos
los que deciden por la suerte de los trabajadores y de los que suministran los
productos intermediarios. Y como ya bien lo sabemos, ellos, los capitalistas,
quieren acumular dinero y más dinero. Y es una competencia feroz entre ellos
mismos.
Al final, quienes pagan los platos
rotos son los asalariados, la naturaleza y el medio ambiente. ¿Hay solución a
este entuerto de la Humanidad? ¿Es posible que se pueda vencer a este poder
inmenso de capitales que se han ido acumulando a lo largo de diez mil años?
Pareciera imposible. ¿Cómo doblegar esa relación de dominación en donde
solamente 8 personas tiene un peso económico igual a la mitad de la población
mundial; es decir, igual a tres mil setecientos millones de personas?
La Repartición Igualitaria, la
propiedad comunitaria y el financiamiento ilimitado
Solución existe, y es la que sigue. El
modelo socio-económico alternativo al Capitalismo que propongo, se funda en la
Repartición Igualitaria de la totalidad de las ganancias de las empresas-país.
Aquí la fórmula, corazón de la empresa-país:
(PBI2 –
W2) / N = r
La Repartición Igualitaria de la
totalidad de las ganancias de las empresas-país se concretizará en la
Remuneración de Base (r) que recibirán todos y cada uno de los habitantes
del país, desde que nacen hasta el final de sus días. Este “r”, la Remuneración
de Base, será igual a la totalidad del Producto Bruto Interno generado por las
empresas-país (PBI2) disminuido por la masa de salarios que
se pagará a los trabajadores de las empresas-país (W2) en
función de sus habilidades, competencias y duración de su jornada de trabajo.
El resultado de la sustracción, que
serán las ganancias de las empresas-país, se dividirá entre el total den
habitantes del país (N). Este será el monto de la Remuneración de Base
(r) que recibirá cada persona desde que nace hasta el final de sus días. Un
ingreso monetario en donde no tienen ninguna participación ni los políticos ni
el Presidente de la República. Es el resultado de una decisión de sociedad que
se ejecuta a través de variables de la actividad económica.
Un tipo de repartición de la riqueza
creada que no tiene ninguna relación con el trabajo. Se recibe la Remuneración
de Base (r) por el solo hecho de existir. Es la forma de reconocimiento de la
sociedad hacia sus hijos. Es el vínculo material entre todos los habitantes de
un país.
Para que la Repartición Igualitaria,
que es una decisión de sociedad, subsista en el tiempo, es imperativo crear la
institución jurídica que la respalde y la haga respetar. Y esta institución es
la Propiedad Comunitaria de las empresas-país, en el sentido
de que todas las empresas-país pertenecerán a todos los habitantes del país y a
ninguno en particular.
Fundado en el respaldo de la propiedad
comunitaria de todas las empresas-país, de los recursos naturales del país y de
la decisión de los habitantes del país, se podrá emitir dinero en la cantidad
que requieran las empresas-país para su creación como para su desarrollo. Es
decir, basado en la propiedad comunitaria, en los recursos naturales del país
y, en la aceptación de la población, la entidad emisora, como el Banco Central
de Reserva del país, podrá poner en acción un financiamiento ilimitado
y gratuito para la creación y desarrollo de empresas-país.
El financiamiento es gratuito para las
personas o instituciones que deseen poner en acción cualquier proyecto de
inversión porque, en definitiva, el país será el único propietario del
resultado de dicho proyecto de inversión.
Sólo restaría que los habitantes del
país se decidan a realizar, al más breve plazo, todos los proyectos de
inversión que requiera el país y, al fin, resuelvan sus necesidades básicas
resentidas por cientos de años, tales como la vivienda, el agua potable, los
servicios higiénicos, las obras de infraestructura en educación, salud y
transporte…
Un financiamiento ilimitado que hace
muy buena pareja con la fuerza productiva del proceso de trabajo que anima una
Economía de Mercado, en donde se pueden poner de pie “n x m” empresas al mismo
tiempo. Con ello, miles de proyectos de inversión se pueden poner en marche al
mismo tiempo y en los lugares donde la población tiene necesidades
insatisfechas por miles de años.
La puesta en acción del financiamiento
ilimitado para la creación y desarrollo de empresas-país, es el camino
seguro y rápido para eliminar el desempleo, sub-empleo, empleo informal, bajos
ingresos monetarios y pobreza al interior del país. El financiamiento
ilimitado, a su vez, será el nervio para construir nuestro futuro en base al
nuevo proceso de trabajo en curso de instalación, el Proceso de Trabajo de
Concepción, Este punto será materia de otro artículo.
En definitiva, bien utilizado y con la
audacia necesaria, el Financiamiento Ilimitado para la creación y desarrollo de
empresas-país se convertirá en el arma mortal contra el Capitalismo.
Lima, 11 de mayo del 2020
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