martes, 14 de junio de 2016

PODEMOS EN ESPAÑA, ¿A QUIÉN DEFIENDE, AL 1% DE LOS RICOS O AL 99% DE LOS TRABAJADORES?




IÑIGO ERREJÓN A PROPÓSITO DE AMANCIO ORTEGA EN EL HORMIGUERO 

lunes, 13 de junio de 2016

Paso a transcribirles una parte de la entrevista. Pablo Motos: “Le vais a subir los impuestos a los grandes empresarios”. Iñigo  Errejón: “Sí”. Pablo  Motos: “Los grandes empresarios son los que generan el mayor número de empleos”. Errejón: “En realidad en nuestro país son las pequeñas empresas y los autónomos los que generan una buena parte del empleo. A mí no me parece mal que haya grandes empresarios que facturen muchísimo dinero, pero lo único que estamos diciendo es,..” Motos: “Los que facturan muchísimo dinero también dan muchísimos puestos de trabajo,…Amancio Ortega, por ponerte un ejemplo, un empresario grande, grandioso, unos de los más importantes del mundo, español, ¿va a poder seguir viviendo en España si gobierna Podemos o se va a ir porque le vais a meter tantos impuestos que dirá pues me voy a la India?” Errejón: “Yo creo que los grandes empresarios no siempre se van de los países que son un poquito más exigentes; porque si no, no habría ningún gran empresario ni en Alemania, ni en Noruega,  ni en Francia, yo creo que también buscan otras cosas: buenas infraestructuras, trabajadores mejor cualificados,..” Pablo: “Ganar pasta,  los empresarios no hacen las grandes empresas, que siempre empiezan siendo pequeñas, para pagar muchos impuestos, la hacen para ganar pasta; y si les aprietan, desplazan los puestos de trabajo a otros sitios donde les aprieten menos, como haríamos tú y yo”. Errejón: “Pero yo creo que también ganarán más pasta si la población española tiene más capacidad de comprar y…” Motos: “Aclárame este punto: ¿A partir de cuánto dinero para Podemos una persona es rica?” Errejón: “ es una categoría subjetiva. Nosotros decimos que hay que mantener los impuestos o bajárselo a la gente que más se ha apretado el cinturón, y que desde 61.000 euros al año hacia arriba, hasta llegar a los 300.000 euros hay que subirles paulatinamente los impuestos, que ya está bien; …que si se los ha ganado, bien ganados están,…”.

Podemos ha sido una de las fuerzas políticas que más ha denunciado la mayor de las desigualdades que ha generado la globalización: el 1 % de la población posee la mitad de la riqueza mundial. Amancio Ortega pertenece a ese 1 % y está situado a la cabeza. Su patrimonio en el año 2015 ascendió a 65.000 millones de euros, y durante ese año su patrimonio aumentó en un 17 %, esto es, durante ese año ingresó más de 10.000 millones de euros, esto es, ganó en un año lo que ganan en el mismo periodo de tiempo 700.000 trabajadores con un salario mensual de 800 euros. Y poniéndoselo Pablo Motos en bandeja para formular una crítica dura a esa oligarquía a la que pertenece Amancio Ortega, Iñigo Errejón no dijo nada, no aprovechó la oportunidad. ¿Cómo puede Errejón incurrir en este despiste? Respuesta sencilla: por falta de conciencia. O mejor: en su sentimiento no está que hay que denunciar sin tregua las riquezas desproporcionadas. La extrema pobreza de muchos está estrechamente vinculada con la extrema riqueza de unos pocos. La economía capitalista y más en su época globalizadora es un sistema. Y en un sistema todo está interconectado con todo. De manera que la extrema riqueza acumulada por Amancio Ortega es inexplicable sin su vinculación con el resto de los mecanismos del sistema económico capitalista. En la conciencia, al decir de Hegel, el objeto está fuera de la conciencia, pero en el sentimiento está íntimamente unido al sujeto. De ahí que la extrema riqueza solo exista para Errejón en su conciencia y no en su sentimiento. Y lo que no está en el sentimiento es muy fácil que se escape de la conciencia actuante, de la conciencia vigilante, de la conciencia en lucha. De ahí igualmente su debilidad ideológica.

Pablo Motos está dominado por entero por la ideología capitalista –detesto esa complacencia de Pablo Motos con la enorme desigualdad capitalista y que considere natural un hecho tan oprobioso como la extrema riqueza–, pero a Errejón le sucede lo mismo. El aparente lenguaje radical de Errejón, que solo sale a relucir en ocasiones o en textos teóricos, está totalmente divorciado de su conciencia práctica.  No de otro modo podemos explicarnos que afirme que “ser rico” es una categoría subjetiva. Si “ser rico” es una categoría subjetiva, también lo será su contrario “ser pobre”. Así que no habrá manera objetiva, de acuerdo con el pensamiento de Errejón, de determinar quiénes son ricos y quiénes son pobres.  ¡Qué desliz mental! ¡Cómo se puede ser tan inconsecuente y tan inconsciente! Esta clase de pensamientos no lo defienden ni los economistas de derecha. Tampoco lo defienden los neoliberales. Y cualquier persona sabrá que midiendo el patrimonio y el nivel de ingreso anual se podrá establecer con total objetividad quiénes son ricos y quiénes pobres. Y de lo que no hay duda es que Amancio Ortega es extremadamente rico.

Cuando Pablo Motos refiriéndose a Amancio Ortega dice que este monta su gran empresa para ganar pasta, Iñigo Errejón lo secunda diciéndole que ganaría más pasta aún si los trabajadores tuvieran mayor poder de compra. (Y anteriormente había afirmado que no le parecía mal que los grandes empresarios facturen muchísimo dinero). ¿Cómo es esto? Iñigo Errejón quiere incluso que Amancio Ortega sea aún más codicioso, quiere convencerle que el aumento de los salarios le favorece, que le hará ganar aún más dinero. ¡Cuánta falta de conciencia teórica marxista tiene Errejón! Beneficios y salarios son polos opuestos. Los salarios solo pueden aumentar de una manera efectiva si los beneficios disminuyen. Hay que luchar contra las rentas de capital injustas. ¿Y cuáles son las rentas de capital injustas? Aquellas que obtienen los que poseen mucho capital y aquellas que obtienen quienes ingresan en concepto de interés, beneficio o renta del suelo porcentajes demasiado altos en relación con el capital invertido. ¡Qué hermosa oportunidad ha perdido Errejón de denunciar la explotación capitalista! Estos grandes capitalistas como Amancio Ortega explotan no solo a los trabajadores, sino también a las pequeñas empresas y a los autónomos. Los grandes capitalistas se hacen tan extremadamente ricos porque por miles de medios hay trasvases de ingresos de las pequeñas empresas y autónomos hacia sus ensanchados bolsillos.

Pablo Motos afirma que los grandes empresarios son los que generan el mayor número de empleos. Errejón no le responde desmontando la falacia de esa afirmación y atacando a su esencia ideológica capitalista, sino que responde con la afirmación que todo el mundo sabe: que son las pequeñas y medianas empresas las que crean el mayor número de empleos. Reflexionemos entonces sobre la esencia ideológica de la afirmación de Pablo Motos. El capital, para conservar su valor y multiplicarlo, necesita del trabajo. Capital sin trabajo es imposible. Un marxista debe afirmar que el capital necesita del trabajo para ser tal capital, mientras que un apologista del capitalista afirma que el capital crea puestos de trabajado. Y hay una gran diferencia esencial entre las categorías “necesitar” y “crear”. Afirma Pablo Motos que todas las empresas empiezan siendo pequeñas, pero Errejón debió señalarle que desde el principio el capital de esas empresas necesitó del trabajo. Y cuanto más crecían, más trabajo necesitaban.  Y claro, si el capital necesita del trabajo para multiplicarse, el capital tiene que crear puestos de trabajo. La creación de puestos de trabajo es una consecuencia de la necesidad que tiene el capital de trabajo si quiere conservarse y multiplicarse.

Cuando Pablo Motos afirmó que si subían muchos los impuestos Amancio Ortega terminaría por trasladar sus empresas a la India, Errejón debió responderle con total dureza. ¿Por qué se iría Amancio Ortega a la India? Por dos razones: porque los impuestos serían más bajos y porque los salarios sería más bajos. Impuestos bajos significan una sanidad y una enseñanza de baja calidad. Y salarios bajos significan un nivel de vida bajo para los trabajadores. Así que Pablo Motos quiere darle legitimidad a la actuación capitalista de Amancio Ortega propia de hace un siglo. Pero Iñigo Errejón, con una falta de conciencia teórica marxista enorme, lo dejó estar. Así que sobre la decepción se amontona más decepción. Y secundo a Cayo Lara: “me va a costar votar estas elecciones”.


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