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(Divulgados
el 08 y 12 de junio) (*)
Por
Miguel Aragón
A los
gobernantes de turno, y a sus descendientes, se les acusa de ser
"rateros". Incluso el candidato, recientemente elegido
presidente, llegó a vociferar “hijo de ratero es ratero
también, de tal palo tal astilla”. Y por ahí, últimamente dicen con
cierto aire de alivio que, “el Perú se acaba de salvar de convertirse en
un narco estado”, ¿será cierto?
Esas denuncias y
acusaciones se han convertido en un hábito muy común en nuestro medio, y de
tanto escucharlo o leerlo en los medios informativos, la mayoría del común de
las gentes lo da por aceptado, y lo repite por repetir.
I
Se dice “Fujimori robó
6,000 millones de dólares”, se denuncia que “Toledo con el dinero robado se
compró un departamento de lujo en San Isidro y una residencia en La Molina”, se
agrega que “Alan García robó una gran cantidad de dólares, y hasta se
compró un departamento de lujo en París”, y últimamente las páginas de
los diarios de oposición dedican gran espacio para acusar “Humala y Nadine
están robando grandes cantidades”, etc. Pero lo cierto es que, todos esos
supuestos ingresos “extras” de los últimos gobernantes, no son resultado del robo
como los denuncian, eso no es cierto.
Todos
los gobernantes de turno, necesaria e inevitablemente, reciben coimas de
las grandes empresas. Reciben pagos “extras”, otorgados por cumplir la función
de sumisos y serviles mandaderos de los grupos de poder.
Los grupos de poder
económico, que conforman la clase dominante, cada año obtienen y acumulan
millones de millones de dólares, como ganancias, producto de la explotación de
los trabajadores peruanos. Su fortuna se sustenta en la acumulación del
“trabajo no remunerado” de millones de trabajadores asalariados que viven con
sueldos y salarios ajustados al mínimo.
De esa gran cantidad de
capitales acumulados, los grandes propietarios les entregan “las sobras”, “las
migajas”, a sus serviciales funcionarios de turno. Es decir, la propia
clase dominante corrompe a sus funcionarios, y después…., los denuncian
como “corruptos”, y los entregan al circo de las acusaciones, para que el
pueblo desfogue en ellos, una parte de sus frustraciones sociales.
¿Con que objetivo corrompen
a sus funcionarios?
Los grupos de poder
económico, que a la vez, son los que controlan los medios informativos,
impulsan esas campañas de denuncias contra la corrupción, con el
premeditado objetivo de encubrir las millonarias ganancias que ellos
obtienen al explotar a los trabajadores.
II
La corrupción tiene varios
aspectos. Un aspecto es el ético y moral, que es el que más se comenta y
más se denuncia (revisar páginas del “sacro santo” diario El Comercio).
El otro aspecto de la corrupción es el aspecto económico y social, que
es el más importante, pero que se encubre, y sobre el cual
casi nunca se comenta.
La corrupción en el Perú
republicano no comenzó “recién hace 25 años”, como se viene pregonando a todo
pulmón. La corrupción tiene hondas raíces en el pasado, tanto en el país,
como en el mundo entero. No es ninguna novedad.
Como ejemplo de lo ocurrido
en el mundo, basta con revisar las páginas de esa gran leyenda del pueblo
judío, escrita en la Biblia. Ahí podemos encontrar numerosas
denuncias por corrupción.
Y en el Perú republicano,
próximo a cumplir doscientos años, podemos encontrar gran número de
denuncias, por el mismo motivo, en las páginas de la monumental Historia de
la República escrita por Jorge Basadre, donde destacan, en primer lugar,
las denuncias de la corrupción que apestaba a guano y salitre. Igualmente,
en las beligerantes Páginas Libres y Horas de Lucha de
Manuel González Prada. “El Perú es un organismo enfermo, donde pones el
dedo salta la pus”, era una de las expresiones más condenatorias del escritor
radical. Entonces ¿dónde está la novedad?
La corrupción es una
consecuencia directa de la competencia comercial, y la competencia es un
componente inevitable en las relaciones de mercado, sean en una “economía
de libre mercado”, como en una “economía social de mercado”, los dos modelos
alternativos aplicados por el capitalismo, e incluso también es un componente
en una “economía mercantil planificada” como se viene aplicando en los
inicios de la construcción del socialismo.
La competencia entre
productores surge con el desarrollo de la economía mercantil, y ésta, a
su vez, surge con la formación de la propiedad privada sobre los
medios de producción.
Si la historia de la
humanidad, según las últimas investigaciones arqueológicas y antropológicas,
tiene más de un millón quinientos mil años de existencia, la propiedad privada
sobre los medios de producción no tiene más de cinco mil años, es decir
es una característica relativamente “nueva” en la historia de la
humanidad. Por lo mismo, la corrupción también es algo “nuevo” en el desarrollo
de nuestra especie.
Resulta completamente falsa
la teoría fatalista que afirma que “la corrupción es inherente al
ser humano”. La historia niega por completo esa absurda teoría. Durante más del
99.5 % de toda la historia de la humanidad, no ha existido propiedad privada
sobre los medios de producción, y por lo tanto no han existido relaciones
mercantiles, ni tampoco ha existido corrupción.
Lo que
si es cierto, es que mientras exista propiedad privada sobre los medios de
producción, necesariamente existirá competencia comercial; y mientras exista
competencia necesariamente existirá corrupción. Así ha sido
durante las pasadas épocas del esclavismo y del feudalismo, y así es en la
presente época de coexistencia del capitalismo agonizante con el socialismo
naciente. Con el desarrollo del capitalismo a su fase de capitalismo
monopolista, la corrupción se ha desbordado hasta llegar a sus máximas expresiones.
Y ahora, somos testigos
presenciales que durante la fase inicial del socialismo, próxima a cumplir cien
años de experimentación, la corrupción heredada del capitalismo todavía
no desaparece, y seguirá subsistiendo mientras subsistan las relaciones
de mercado, así sean relaciones propias de una “economía mercantil
planificada”.
En el mundo actual, la
competencia libre y legal, que es reconocida por todas las
constituciones, y códigos comerciales modernos, se complementa con la
competencia ilegal, tanto en los países capitalistas, como en los pocos
países que han iniciado la construcción del socialismo.
Reitero, la corrupción es
una característica relativamente nueva y temporal en el desarrollo de la
humanidad. Y así como en algún tiempo del pasado la corrupción surgió y
se desarrolló; podemos estar seguros, que de igual manera, en el futuro
necesariamente se extinguirá, junto con la competencia y la propiedad privada
sobre los medios de producción. Para llegar a esa etapa de desarrollo de la humanidad,
todavía faltan muchas décadas por delante, e incluso varios siglos de
lucha perseverante.
III
La producción de hoja de
coca, así como el procesamiento y exportación de pasta básica de cocaína,
comenzó a incrementarse desde los inicios de la década de 1980, durante el
segundo periodo gubernamental de Belaunde, y al amparo de la recién
aprobada Constitución de 1979. Desde entonces, todos los grupos políticos
burgueses (todos sin excepción) que se han alternado como "gobiernos de
turno", han protegido y se han beneficiado de ese lucrativo negocio.
Con el transcurrir del
tiempo, el valor de la exportación de pasta básica de cocaína se ha elevado
hasta convertirse en el tercer producto de exportación del país, después
del cobre y del oro.
A la vez, la exportación de
pasta básica de cocaína se ha convertido en la tercera fuente de ingresos de
dólares, y es uno de los principales componentes de las reservas de divisas del
país, que sirven de respaldo a la moneda nacional, y permite mantener
relativamente bajo y estable el precio del dólar en el mercado interno.
Adicionalmente, la acrecentada producción de hoja de coca está sirviendo
para amortiguar parcialmente el gran problema del desempleo en las zonas de la ceja
de selva, donde varios cientos de miles de campesinos se dedican a su
producción.
La gran red de oficinas
bancarias instaladas en todas las ciudades medianas y pequeñas, ubicados a lo
largo de la Carretera Marginal de la Selva, y en el VRAEM, principalmente del Banco
de Crédito del Perú, son los canales a través de los cuales circulan y se
“blanquean” los ingresos del narcotráfico.
Actualmente, toda la
población se beneficia, de manera indirecta, del ingreso de dólares
provenientes del narcotráfico, porque ese ingreso “extra” de divisas sirve para
regular los precios de los productos importados. Entre ellos y en primer lugar
el precio de la harina de trigo, con la cual se produce el pan diario. Si
todavía podemos comprar "seis panes por un sol" (precio al cual yo lo
compro en una panadería de Surquillo), es porque el pan está subsidiado por los
ingresos de dólares del narcotráfico.
IV
El estado peruano, estado
de clase, sin dejar de ser un estado feudal burgués, comenzó a asumir las
características de un narco estado desde comienzos de la década de 1980 (en el
gobierno democrático burgués de Belaunde, PPK y Vargas Llosa), y ese
carácter de narco estado se fue acrecentado en los siguientes gobiernos, sin
excepción. Entonces ¿dónde están la novedad y la diferencia?
Desde 1980 en adelante,
cada cierto tiempo se anuncia la captura de alguna banda de narco traficantes,
entre otros, recordemos los nombres de “el padrino” Rodríguez, “vaticano” Peña
Herrera, Fernando “Aero continente” Zevallos, y otros más. Pero cada vez que
prospera y se ejecuta alguna de estas capturas, el narcotráfico, lejos de
debilitarse, se fortalece más y más. Y es natural, porque cada vez que
es denunciada y cae una de esas bandas, es por el ascenso de otro grupo rival
mucho más fuerte. Si ahora último han denunciado al congresista Joaquín Ramírez
por sus ingresos producto del narcotráfico, posiblemente sea porque otro grupo
mucho más fuerte ya lo está desplazando y ocupando su lugar en el mercado del
narcotráfico.
En el Perú actual, la lucha
principal no es de "los buenos" (nosotros) contra "los
malos" (ellos); tampoco es de los "honestos" (nosotros)
contra las “mafias” y "deshonestos" (ellos). Digámoslo claro,
para que no se preste a confusiones: La lucha principal es una lucha social.
La lucha principal es una
lucha del pueblo (nosotros), contra la clase dominante (ellos). Entonces, para
entendernos, asumamos una posición definida, y no nos dejemos manipular por las
hipócritas campañas "anticorrupción" promovidas y dirigidas por los
corruptos directivos del diario El Comercio, vocero principal de la
cúpula de la CONFIEP.
(*) Reenviado el 20 de junio de 2016, por algunas listas de
correos.
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