RAMOS, Augusto:
J.D. Choquehuanca,
El Cantor de Bolívar
Los Caciques Chuquihuanca y sus
testamentos
A.F.A. editores importadores S.A.
Edición actualizada. (Lima 2012)
pp. 266.
Yonhy Lescano Ancieta,
representante de Puno ante el congreso de la república, Carlos Ramos Núñez, hijo
del autor de la obra que nos convoca; estimada concurrencia:
La presentación
del libro en el ámbito del Congreso de la República es pertinente porque es el
recinto en donde se escuchara la voz combativa de eminentes parlamentarios
puneños en defensa de los indígenas contra la prepotencia de los gamonales,
entre ellos, Santiago Giraldo de Putina y José Antonio Encinas de Yanaque en la
penísula de Chucuito. También me siento sumamente
complacido que Augusto Ramos se haya fijado en mí para ser uno de los
presentadores de su libro; junto con el notable sociólogo e historiador Nelson
Manrique. Quizá, ello se daba por mi
cariño a Puno y por conocer algo de los movimiento campesinos que han ocurrido en
esa tierra de hombres indómitos.
La región sur
andina, representada por Puno, tiene una presencia continua en la historia del
Perú. Ramos describe la ocupación de
Puno por Tupac Catari en el siglo XVIII.
Este episodio histórico trae a colación otro y de fecha reciente: El Frente de Defensa de los Recursos Naturales
de la Zona Sur (FDRNZS), integrado por campesinos aimaras, inició una huelga victoriosa
el 23 de mayo del año pasado y capturó la ciudad de Puno para preservar a sus dioses
tutelares de la profanación y a sus aguas de la contaminación por la empresa
canadiense Bear Creek Mining Company sucursal del Perú, conocida como Minera
Santa Ana.
Ramos ha titulado a su libro: J.D. Choquehuanca, El cantor de Bolívar; puesto que una de las metáforas
más difundidas de discurso alguno, pertenece a José Domingo Choquehuanca:
…Vuestra gloria crecerá como crece la sombra cuando
el sol declina. …
El discurso de
saludo al libertador Simón Bolívar fue pronunciado en el pueblo de Pucará, Puno,
el 02 de agosto de 1825 a su paso hacia Bolivia. El tiempo transcurre; pero la frescura del
discurso permanece. Por lo tanto, es una
pieza oratoria clásica. Dicho discurso ha sido calificado como:
El más
esplendido homenaje intelectual que en vida se tributó al libertador, según Ricardo
Altuve Carrillo; quien fuera embajador de Venezuela y uno de los grandes
estudiosos de J.D. Choquehuanca, El
discurso de Choquehuanca figura en casi todas las biografías de Simón Bolívar.
Es imperdonable
para el infatuado intelectual limeño que haya sido un Choquehuanca y en el
pueblo de Pucará, en Puno, quién tenga esa gloria. Por eso desde Lima a J.D.
Choquehuanca lo llamaban y lo llaman: curita
oscuro y abogado de aldea. Tal
sandez podría interpretarse como un infundio o ignorancia supina
Pero, ustedes saben quien escribió
tamaño despropósito? Nada menos que Alan
García Pérez. Y como tal figura en la
página 42 de su libro de reciente publicación: Pido la palabra. Por la Libertad, la Plenitud y el Éxito.
Y, ¿con qué motivo o en qué
contexto calificó a J.D. Choquehuanca de curita oscuro y abogado de aldea? Fue
para demostrar que hasta una persona insignificante puede llegar a ser un gran
orador.
Pues, bien,
contra tal despropósito se ha interpuesto Augusto Ramos Zambrano con su recia
estampa de los hombres de la altiplanicie del Collao y su asombrosa fecundidad
intelectual a sus 82 años de edad. Esta
vez con J.D. Choquehuanca, El Cantor de Bolívar. Los Caciques Chuquiwanca y sus
testamentos. Es uno de los tantos
aportes que nos ofrece en su obra.
Para los
intelectuales limeños ignaros y desdeñosos les resultará inadmisible que en
Puno hayan surgido hombres como J.S. Choquehuanca e, incluso, ahora, un notable
historiador como Augusto Ramos Zambrano. Cuya filiación está en el campo de las
reivindicaciones sociales.
Augusto Ramos ha
sido rector de la Universidad Nacional del altiplano, abogado de profesión y
apasionado historiador. Digo apasionado, en el sentido mariateguiano,
de ponerle sangre a las ideas. De arranque, con pruebas documentales –como
buen abogado- pulveriza la añosa leyenda de la oligarquía limeña: “curita
oscuro y abogado de aldea”. Puesto que J.D. Choquehuanca no fue
curita ni oscuro; tampoco Pucará fue una aldea. (Ver pp. 61/63).
La fuente que
dinamizó a Ramos en sus pesquisas fueron: Amor a su pueblo, tenacidad para
vencer obstáculos y tener conciencia que estaba realizando Historia; porque es
la Historia la que le da sentido a la vida y cohesión al pueblo.
Ramos investigó
la estirpe de los Choquehuanca de Azángaro que se remota en su origen al Inca
Huayna Capac. Y podemos apreciar en el
transcurso de las generaciones de los Choquehuanca, que la sociedad se mueve
por el conflicto, por las contradicciones sociales y por el papel que
representa la personalidad en la historia.
Como sabemos, el
control social en el virreinato fue posible por los Caciques, los Corregidores
y los Curas. “El Cacique histórico”
como llamó Ramos al opulento cacique Diego Chuquiwanka de Azángaro fue él que combatió con más ahínco la
subversión de Tupac Amaru. Por su
fidelidad al Rey, perdió a dos de sus hijos Blas y José. Y no pudo impedir que Tupac Amaru tomara Azángaro
y repartiera sus tierras entre los indígenas insurrectos.
El otro
Choquehuanca relevante fue José Domingo, El Cantor de Bolívar cuya biografía
está documentada en el libro ya mencionado.
El último de los Choquehuanca notables ha merecido especial esmero por
parte de Ramos. Ha registrado con
estupendas pinceladas el cuadro biográfico de Francisco Choquehuanca Ayulo, abogado y militante de las
reivindicaciones indígenas.
Francisco nació
el 24 de junio de 1877 y falleció en Lampa el 10 de abril de 1957. Fue excomulgado por el obispo Valentín Ampuero,
la fachada de su casa dinamitada, agredido, destituido, etc. Escribió en diversas publicaciones, entre
ellas, en Amauta la célebre revista
de Mariátegui. Sugiero que el capítulo del libro correspondiente a Francisco
Choquehuanca debería publicarse en edición de bolsillo para que tenga amplia
difusión. (Ver pp. 153/184)
Ramos escribe
sobre los movimiento sociales en Puno y desde Puno como ya lo observara el
brillante historiador Alberto Flores Galindo en 1990 al prologar el libro Tormenta
altiplánica. Augusto Ramos
Zambrano es descendiente de una antigua e ilustre familia de Pucará; razón por
la cual, la memoria familiar converge
con la memoria histórica.
El gran esfuerzo
para hallar y transcribir los testamentos de la estirpe de los Choquehuanca, muestra
la habilidad de Augusto en la pesquisa de valiosos documentos; y, a la vez, su
generosidad para ponerlos a disposición de los investigadores de su querida
región.
Finalmente,
confieso ante ustedes que tengo un prejuicio y es el siguiente:
Cuando un extranjero nos hace
conocer nuestra historia me parece un aporte necesario. Pero, siento una gran satisfacción cuando una
investigación sobre mi país es de autoría de un compatriota; como en este caso,
de Augusto Ramos. Sin embargo, mi
satisfacción es aún mayor cuando este autor es puneño.
Muy agradecido
por la atención prestada.
Antonio Rengifo
B alarezo
rengifoantonio@gmail.com
Lima, 17 de agosto
del 2012.
NOTA.- El comentario a J.D. CHOQUEHUANCA: el cantor de Bolívar. Los Caciques
Choquehuanca y sus testamentos, fue preparado para la presentación del
libro programada para el 17 de agosto del 2012 en la sala Grau del Congreso de
la República, cuya organización estuvo a cargo del parlamentario puneño Yonhy
Lescano Ancieta. Dicha presentación se
frustró por el fatal accidente que le ocurrió
al Dr. Augusto Ramos Zambrano el día miércoles 15.
Una de las maneras de rendirle
homenaje a su memoria y de estimular la investigación histórica sería la
publicación de Fuentes documentales para la historia de Puno; es decir el
valioso archivo personal de Augusto Ramos Zambrano.
Su hijo, Carlos Augusto Ramos
Núñez, jurista e historiador, es autor de la monumental obra: Historia del Derecho Civil Peruano en
siete tomos. E-mail: cramos@pucp.edu.pe
(A.R.B.)
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