20/10/2016
Opinión
La sorpresiva campaña lanzada para la reconquista
de la ciudad iraquí de Mosul, por parte del ejército de Bagdad, con cerca de 20
mil hombres, unos 10 mil peshmergas kurdos, y la alianza encabezada por
los Estados Unidos, este último lunes, no deja de ser llamativa.
Los medios occidentales, ya insisten que la
reconquista podría ser el comienzo del fin de Estados Islámico, por lo menos en
Irak, lo que significaría que la batalla de Mosul, que recién se iniciaría a
principios de noviembre, podría ser la última a librase en territorio iraquí.
En la ofensiva, planeada por el Pentágono,
participan un número indeterminado de efectivos norteamericanos, aunque Barack
Obama insiste que no son más de 150, a lo que hay que sumarle apoyo aéreo,
artillería, inteligencia.
Sin duda el asalto final a Mosul, podría ser un
golpe demoledor para el Daesh, por lo menos en la guerra de posiciones que ha
propuesta desde su irrupción en junio de 2014.
Según inteligencia occidental, el Daesh cuenta en
la ciudad y pueblos de los alrededores unos diez mil hombres, un número, que
disgregados, podrían, sin duda, ser mucho más letales, no solo en territorio
iraquí, sino en otras muchas regiones. Según funcionarios de Washington, en
Mosul, se encuentra la élite de sus combatientes, no solo los mejor entrenados,
sino también, y esto es lo más peligrosos, los más radicalizados.
Según ha declarado Julián King, el comisario
europeo de Seguridad: “La Unión Europea debe pertrecharse para
afrontar una de las consecuencias que puede tener
la batalla por Mosul: la llegada de yihadistas al
territorio comunitario, es una seria amenaza para la que debemos prepararnos”.
Sí la idea es que muchos de esos combatientes
intentaran retornar a sus hogares, Europa se estaría haciendo de un número de
combatientes, que actuando como lobos solitarios, causarían incalculables daños
con sus acciones.
Según un informe del mes de abril del Centro
Internacional de Antiterrorismo de La Haya (ICCT), entre 3900 y 4300 europeos
han viajado a Siria e Irak, para incorporarse al Daesh. Estos elementos, fueron
reclutados fundamentalmente en Alemania, Bélgica, Reino Unido y Francia. Según
la estimación del ICCT, un 14% pudo haber muerto en combate y alrededor de un
30% ya ha vuelto a sus países de origen, por lo que todavía quedarían cerca de
2 mil combatientes europeos. La sola idea de que los derrotados de Mosul
retornen a Europa a continuar su “yihad”, resulta espeluznante.
Por lo que el ministro de Exteriores francés,
Jean-Marc Ayrault, ha llamado a una reunión urgente para este jueves en Paris,
con presencia del Primer Ministro de Irak, Ibrahim al-Jaafari, para discutir sobre
los planes de contingencia una vez liberada la ciudad.
Aunque ya hay sospechas, que la operación de
liberación de Mosul, encierra otra cuestión más clara y evidente, es la de
arriar a los terroristas hacia Siria, intensificando el frente de la frontera
sur de Siria, lo que prácticamente retrotraería la guerra a mediados 2014,
cuando los hombres del Abu Bakr al-Bagdadí irrumpieron, desde las ciudades
iraquíes de Faluya, Ramani y Mosul como Estado Islámico.
Esta posibilidad mantendría vivas las esperanzas de
los Estados Unidos y sus socios de continuar la guerra en Siria, para derrocar
finalmente al presidente Bashar al-Assad, única razón por la que Occidente
desencadenó esta guerra.
Naciones Unidas estima que la operación
iniciada este lunes sobre Mosul, puede acarrear serias consecuencias para
la población civil, estimada en alrededor de un millón 500 mil personas. De
intensificarse los combates en la ciudad se podría provocar uno de los mayores
desplazamientos de los últimos años. Por lo que Bagdad ha iniciado una campaña
indicando a la población que no abandonen sus casas. La ONU estima en unas 700
mil personas necesitarían atención inmediata de producirse desplazamientos. En
las cercanías de Mosul, las instalaciones desplegadas para recibir desplazados
solo alcanzarían para 130.000.
Daesh ha comenzado a generar grandes columnas de
humo negro, incendiando neumáticos para impedir que los aviones de
reconocimiento puedan identificar sus movimientos y posiciones. Al tiempo que
hasta ahora no ha utilizado armamento pesado y solo tienen algunos vehículos
blindados de manera muy rudimentaria con planchas metálicas soldadas a sus
carrocerías.
Por otra parte, la ciudad parece preparada
para resistir, ya que se han construido una red de túneles a más de quince
metros de profundidad, muros de cemento de tres metros en los barrios de Tal
al-Ruman y Mansur del sur de la ciudad y en los barrios del este como
Somar, Dumez y Falastin, trincheras y trampas explosivas. También se han cavado
zanjas en la parte norte, que estarían conectadas con la red de túneles.
A enemigo que huye…
Más allá de los preparativos, fuentes
norteamericanas, ya están anunciado que la cúpula del Daesh, con el Califa
Ibrahim a la cabeza, habrían abandonado Mosul, muy posiblemente hacia la ciudad
siria de Raqqa. Se ha reportado también que muchos de los combatientes se
desplazan con sus familias en micros en dirección a Raqqa.
Se especula que, como ha sucedido en Faluya, los
iraquíes les permitirían a los combatientes del Daesh, abandonar la ciudad sin
luchar, por un corredor en dirección al oeste, es decir hacia Siria. Se cree
que en Raqqa ya se estarían preparando campamentos para recibir a los recién
llegados de Mosul.
Los servicios de inteligencia del Ejército Árabe
Sirio han detectado que estarían instalándose en diferentes pueblos del sur del
país, en manos de Estado Islámico, fugitivos de Mosul, ya que están trabajando
en la cuestión de provisión de electricidad y agua.
Queda claro que Estados Unidos ha encontrado en Mosul,
la mejor manera de seguir generando inestabilidad en Siria, y alejando la
posibilidad del fin de la guerra, dirigiendo a los hombres del Califa Ibrahim
hacia las posiciones de Bashar al-Assad, que lo obligara con sus aliados
(Rusia, Irán, Hezbollah y en menor medida China) a seguir combatiendo.
Washington, sabe además que deja en Irak, más allá
de los incontables comandos suicidas wahabbitas, que seguirán atacando de
manera constante a la mayoría chií, la injerencia turca que ha entrado en Irak
hasta la ciudad de Bashiqa, próxima a Mosul, más que para combatir al Daesh,
para controlar los movimientos de los peshmergas kurdos, que seguirán
intentado la creación de su Estado, además de quedarse con los campos
petroleros de Mosul, los más ricos del país, lo que generará un gran malestar
interno en Turquía, que no esta dispuesta a negociar nada con los kurdos.
La huida finalmente del Estado Islámico de Mosul,
no presupone en absoluto al inicio de la resolución de ningún conflicto en la
región, sino todo lo contrario. El Departamento de Estado ha generado otro
huracán, dentro del huracán, del que pronto tendremos las consecuencias, por lo
que queda claro que Mosul, no será la última batalla.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista
Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.
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