Punto
Final
25-01-2018
Este cuento comienza por Salvador Ocampo Pastene.
Quizás muchos lectores lo hayan conocido o supieron de él. Fue senador
comunista por Concepción (1945-1951), junto con don Elías Lafertte, y por eso
no les aplicaban la Ley de Defensa de la Democracia, porque tenían fuero. Una
vez lo encontré viendo una película soviética, Vuelan las cigüeñas . La
película era muy emotiva y Salvador Ocampo salió llorando. Era un hombre muy
bueno, muy sensible.
Cuando dejó de ser senador, en 1953, se fue a
México, supongo que para que no le aplicaran la ley maldita y lo mandaran a
Pisagua. Un amigo mexicano me contó que conoció a Ocampo en Chile, y que
después se lo había encontrado en las calles de Ciudad de México, vendiendo
helados en un carrito. Para qué les digo la impresión de este compañero al ver
a un hombre que había conocido en Chile como senador ¡vendiendo helados en la
calle! Así era Chile y los chilenos entonces. Salvador Ocampo falleció en 1977
en Ciudad de México.
León Trotski era hijo de un campesino analfabeto.
Su nombre verdadero fue Lev Davidovich Bronstein y nació el 7 de noviembre de
1879 en Ucrania. Conocido como León Trotski, fue uno de los principales
protagonistas de la revolución rusa, compañero de Lenin, organizador del Ejército
Rojo e intelectual revolucionario de gran valía. Después de la muerte prematura
de Lenin, Stalin se dedicó a liquidar a todos los militantes de la vieja
guardia bolchevique hasta que logró hacerse con todo el poder.
Buscando y encontrando aliados, fue cercando a su
principal competidor, Trotski, hasta sacarlo del comité central del partido, y
del país en 1929. Trotski fue perseguido, acusado de ser “agente del gobierno
norteamericano y del imperialismo mundial”. Se refugió en diversos países que
lo fueron rechazando: Turquía, Francia, Noruega y finalmente en México,
invitado por el general Lázaro Cárdenas.
Trotski y su familia llegaron a México el 9 de
enero de 1937. Frida Kahlo lo recibió en Tampico y lo acompañó en el tren
presidencial en su recorrido hacia la Ciudad de México.
Frida y Diego Rivera lo protegieron y lo instalaron
en su casa de Coyoacán, llamada la Casa Azul. Trotski llegó a México acompañado
de su esposa Natalia Sedova y de su nieto Esteban Vólkov Bronstein, de 11 años,
que es quien actualmente dirige el museo Trotski. La casa de Frida y Diego en
Coyoacán es una preciosa residencia antigua, actualmente Museo Frida Kahlo.
Está lleno de cuadros de Frida y de objetos de su vida cotidiana, entre ellos
los grandes alebrijes o muñecos de papel maché que encantaban a Diego.
PRIMER ATENTADO
Pero Stalin no cejaba en su afán de asesinar a
Trotski, en quien veía un peligroso competidor. Dio órdenes para que se le
“suprimiera” en México. El primer atentado contra Trotski lo dirigió David
Alfaro Siqueiros, famoso muralista, al igual que Diego Rivera. Una banda armada
atacó la casa en Coyoacán. Los intrusos dispararon cerca de 400 tiros con armas
de grueso calibre. El propio Siqueiros disparó contra el lecho donde
supuestamente dormían Trotski y su esposa Natalia Sedova, sin lograr
asesinarlos, pues lograron resguardarse detrás de una pared. Los guardias de
Trotski repelieron a los intrusos y estos tuvieron que huir sin lograr su
cometido.
Trotski salió ileso porque al escuchar las primeras
ráfagas, se lanzó fuera de su cama, su esposa lo empujó contra la pared y lo
protegió con su cuerpo. Pero su nieto Esteban resultó levemente herido. Incluso
uno de sus guardias personales, el norteamericano Robert Sheldon Hart, fue
raptado por los asaltantes. Un mes más tarde se encontró su cadáver cubierto de
cal viva en una casucha campesina. Varios historiadores sostienen que este
hombre era un agente doble, infiltrado en el entorno de Trotski.
El atentado de Siqueiros fracasó, porque él y su
gente eran solo aficionados, en cambio Trotski tenía guardias muy
profesionales. Desde ese momento Trotski, su mujer y su nieto se mudaron a la
casa que ahora se conoce como Casa-Museo León Trotski y reforzaron la guardia.
La casa también está en el centro de Coyoacán, en la calle Viena N° 19
(actualmente 45) cerca de la de Frida, con un patio central lleno de plantas.
Se conservan intactos su escritorio, sus papeles, incluso la pluma con que
escribía. Es algo muy impresionante.
Siqueiros se fue a refugiar a Cuernavaca y después
a la sierra de Jalisco, donde finalmente lo aprehendieron y encarcelaron.
Estuvo preso sólo tres meses, pero como el atentado no había provocado muertos
ni heridos graves, en 1941 el presidente Manuel Avila Camacho le ofreció
indultarlo a condición de que se fuera exiliado a Chile. Siqueiros aceptó y se
instaló en Chile con la ayuda de Pablo Neruda, hasta 1944. Realizó un bello
mural en la escuela México de Chillán y regresó a su país cuando Avila Camacho
terminaba su mandato.
Al parecer, Trotski tuvo una aventura amorosa con
Frida, porque ella era mujer de muchos hombres y de muchas mujeres también. Así
es como León Trotski tuvo un momento de solaz en su azarosa vida. Ustedes
seguramente habrán visto fotos o cuadros de Frida, que tenía unos buenos bigotes,
parálisis en alguna parte de la espalda y cojeaba de una pierna a consecuencia
de un accidente. Pero eso no le impedía llevar una intensa vida amorosa, pues a
pesar de todo, era una mujer muy atractiva. Habría que preguntarles a los
caballeros si sería bueno que nos pintáramos bigotes. A Diego Rivera estas
aventuras de Frida no le importaban, porque él también tenía muchas mujeres.
Esto resulta extraño cuando uno ve sus fotos, porque era un hombre obeso con
cara de sapo. Pero los que lo conocieron dicen que era absolutamente
irresistible, de una simpatía y un encanto arrolladores. Ya ven los gorditos,
no desesperar, pero si son antipáticos, no se tiren debajo del Metro, piensen
en el trauma que le causan al conductor. No lo hagan, mejor cultiven cicuta en
sus casas, es fácil.
MISION PARA UN ASESINO
A todo esto, como Stalin vio que a Trotski no lo
mataban, decidió mandar a un asesino profesional. Se llamaba Ramón Mercader,
Jacques Mornard o Frank Jackson. Era un muchacho guapo y simpático, catalán,
había luchado en España y después fue preparado en la URSS. Por cierto, este
hombre tenía una madre famosa porque era una comunista muy activa, gran
admiradora de Stalin. Ella fue la que impulsó a su hijo a hacerse agente de la
NKVD, antecesora de la KGB.
Ramón Mercader viajó a México y logró seducir a una
secretaria de toda confianza de Trotski, Silvia Ageloff, feúcha pero que
escribía muy rápido a máquina. Con este motivo Mercader fue haciéndose habitué
de la casa y pudo entrar con cierta facilidad. El 20 de agosto de 1940 visitó a
Trotski con el pretexto de que le revisara un artículo. Mientras Trotski leía,
vuelto hacia la luz de la ventana, Mercader sacó un piolet (herramienta que
usan los escaladores) que llevaba escondido bajo el abrigo y le dio tremendo
golpe en la nuca. Trotski profirió un grito terrible y cuando llegaron los
guardias les dijo: “No lo maten, tiene que estar vivo para declarar”. Lo
llevaron a un importante hospital y al otro día murió, ya que la herida había
alcanzado la masa encefálica y no se pudo hacer nada.
A sus exequias, celebradas en la capital mexicana,
asistieron cerca de trescientas mil personas, en una ciudad que por aquel
entonces contaba con unos cuatro millones de habitantes. Está enterrado en el
patio central de la que fue su casa, en cuya tumba se ha instalado un monolito
con su nombre y un bajorrelieve con la hoz y el martillo.
Mercader fue detenido, condenado y estuvo muchos
años preso en México. En esa época Pablo Neruda era cónsul de Chile en el país
azteca. Pues bien, los fines de semana Neruda iba a la prisión de Lecumberri y,
por ser quien era, le permitían sacar al preso por unas horas. Se iban de copas
y de putas y al otro día Neruda devolvía al prisionero (Ver Colom Lluis, El
asesino de Trotski , Barcelona, E. Carvajal, 1990). Así era el México de
entonces.
LA “CONEXION” CHILENA
Volviendo a la conexión chilena, resulta que en
México, Salvador Ocampo anuló su matrimonio y se casó con Berta Arenal, hermana
de Angélica Arenal, la mujer de David Alfaro Siqueiros. Por lo tanto, Salvador
Ocampo pasó a ser cuñado de Siqueiros.
Por su parte, Ramón Mercader tenía otra novia, no
la fea Silvia Ageloff. Esta se hacía llamar Roquela y tenía permiso para
visitarlo en la cárcel. Ella se embarazó y tuvo un hijo, producto de las
visitas conyugales que se aplican en las prisiones en México. Cuando Mercader
salió en libertad, se querían ir a la URSS, pero no era cosa de llegar con un
niño porque a papá Stalin a lo mejor no le iba a gustar. Dejaron al chico en
México, y good bye .
De este niño que ahora debe tener unos 60 ó 70
años, nunca se ha sabido qué fue de él, quiénes lo adoptaron y criaron. En
México se tejen múltiples historias, atribuyéndoles ser hijos de Mercader a
políticos conocidos, profesores universitarios, artistas y hasta jefes del
narcotráfico (ver Colom, Lluis). Estas cosas en México las sabe todo el mundo y
las transmite con entusiasmo la “radio bemba”. Los chismes corren más rápido
que la luz.
Volviendo a Salvador Ocampo y al hijo que tuvo con
Berta Arenal, Emilio Ocampo Arenal, al parecer éste no fue comunista como sus
progenitores. Debe ser priista porque tuvo cargos de gobierno bajo la
presidencia de Carlos Salinas de Gortari. Fue director de una empresa minera
muy importante en 1989: la mina Cananea. Y allí tuvo problemas graves. Al
respecto expresa Wikipedia: “Desde el 30 de agosto de 1989, el ex director de
la empresa, Emilio Ocampo Arenal, se halla en el Reclusorio Norte, detenido
como presunto responsable de los delitos de fraude y uso indebido de bienes ajenos
‘y otros que puedan resultar’; también una treintena de personas, entre
empleados y funcionarios de la compañía, están bajo interrogatorio de la PGR
para deslindar responsabilidades en el multimillonario fraude cometido contra
Cananea…”. Por suerte Salvador Ocampo murió en 1977, y no vio a su hijo en tan
desdorosa situación.
No sé en qué terminó todo esto, pero veo que el
hombre es un profesor eminente del ITAM (Instituto Tecnológico Autónomo de
México), una de las universidades más importantes de este país.
Siguiendo con las conexiones chilenas, les diré que
en Chile mucha gente se asiló en la embajada de México, ayudada por el
recordado embajador Gonzalo Martínez Corbalá, que acaba de fallecer. Pues entre
los asilados había una muchacha muy linda, comunista, que llegó a México a
principios del año 1974. Ella se enamoró de Emilio Ocampo Arenal y formó pareja
con él que tuvo mucho contacto con chilenos por ser hijo de Salvador Ocampo.
Esta chica tenía un drama en su vida: estaba casada con un momio en Chile y
como su situación política era muy peligrosa, tuvo que asilarse. El marido no
la dejó llevarse al hijito, que tenía cuatro años. Sólo después de doce años
pudo volver a verlo. Esta compañera falleció, como está pasando con muchos de
los exiliados, que se están muriendo de viejos. Pero al menos pudo encontrarse
con su hijo.
Recapitulando la línea de conexiones que une a
Trotski con chilenos, tenemos que:
1. Salvador Ocampo era cuñado de David Alfaro
Siqueiros, que organizó el primer atentado contra Trotski.
2. Siqueiros fue protegido por Pablo Neruda que
consiguió llevarlo asilado a Chile.
3. Neruda ayudaba a Ramón Mercader, sacándolo de la
cárcel los fines de semana.
4. El hijo de Salvador Ocampo y sobrino de
Siqueiros, formó pareja con una chilena que vino a México exiliada.
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 892, 12 de
enero 2018.
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