La Bicicleta:
Entre la libertad,
la necesidad
y el prejuicio
Interurbe especializado: Transporte y vialidad.
Lima 12 y 13 marzo-2001 Colegio de Arquitectos del Perú
Antonio Rengifo Balarezo
El que maneja bicicleta siente el gozo del
ejercicio de la libertad: no depende de nada ni de nadie; si no, de la propia
voluntad y de la pericia adquirida. En
nuestro país el ciclista es inimputable; ya que el estado no ha normado la
conducción de la bicicleta. No existe
registro de bicicletas ni licencia para conducir. Por eso, tal vez, los libertarios o
anarquistas son aficionados a la bicicleta.
Con
la bicicleta no solo se contribuye al ejercicio de la libertad individual o
psicológica; sino también aporta a la causa de la liberación nacional. En la guerrilla vietnamita frente al
imperialismo yanqui, buena parte de los pertrechos bélicos fueron conducidos en
bicicletas por la llamada ruta de Ho Chi-Minh.
Ahora, aquisito, en Cuba socialista, el uso de la bicicleta contribuye a
resistir el bloqueo económico.
Lima, nuestra ciudad capital, es ideal
para la conducción de bicicletas: el valle del Rimac tiene gradiente suave y
clima benigno. Además, en el mercado
limeño se hallan bicicletas accesibles a todas las clases sociales. Las bicicletas antiguas, “de segunda mano”,
son baratas y eternas.
Sin embargo no se usa masivamente la
bicicleta. Únicamente en la Unidad
Vecinal N° 3, obra paradigmática de urbanismo socialista, los niños fueron
tomados en cuenta por los proyectistas.
Ahí manejan sin peligro sus bicicletas, pues, está prohibido el ingreso
de vehículos motorizados.
Así como
sabemos que el transporte motorizado genera el 80% de la contaminación
ambiental y que es una de las principales fuentes de estrés por la congestión
de vehículos; también sabemos, que la utilización de la bicicleta como medio de
locomoción es una cuestión de salud pública preventiva. Sin embargo, no se usa masivamente. La población no encuentra alternativa: Se
prefiere gastar en pasajes y recluirse en esas cámaras móviles de tortura
llamadas “combis asesinas”.
Se usa
masivamente la bicicleta en países mayormente pobres de Asia y en La
India. También en países ricos como
Suecia y Holanda. Unos lo harán por
necesidad y otros por libre elección.
Pero, en cualquier caso, por qué en el Perú no se usa masivamente la
bicicleta? Encontremos la causa
determinante.
Aunque el Reglamento
de tránsito toca tangencialmente al ciclista, éste es invisible para el
policía. El Reglamento Nacional de
Construcciones y Edificaciones tampoco lo toma en cuenta. Los ciclistas son los
discapacitados no amparados por la Ley.
Los edificios de servicio público del Estado o de empresas privadas; así
como los edificios multifamiliares, carecen de lugares de estacionamiento para
bicicletas. (Indudablemente, hay
excepciones).
Las pocas
ciclovías están descuidadas y en los lugares y horas de congestión son
utilizadas por los motociclistas. Sin
embargo, la ciclovía que parte del monumento a Jorge Chávez y sigue por toda la
avenida Salaverry hasta el mar no es peligrosa y su arboleda es refrescante.
Se puede
argüir que el caos urbano y las “combis asesinas” atentan contra la integridad
física y la vida de los ciclistas. Pero,
conduciendo una bicicleta con ingenio y cierta prudencia, se encuentran vías
alternativas a las más congestionadas y peligrosas; además se descubren atajos
en la ruta.
Quienes usan
en Lima mayormente bicicleta son repartidores de balones de gas, de periódicos,
mensajeros, jardineros, albañiles, gasfiteros, etc. Es decir, personas de categorías
ocupacionales de menor prestigio. Con el
“agravante” de que son cholos los que
ejercen esos oficios. Si un arquitecto
fuera a la universidad, al Colegio de Arquitectos o a visitar en bicicleta se
le tomaría como pintoresco, exhibicionista, excéntrico o lunático. Hay algo en él que no es consistente. Ello quiere decir, que la bicicleta como la
marca de un auto es símbolo de posición social.
En Europa, científicos prominentes como Einstein, Pierre
y María Curie fueron aficionados a la bicicleta. Tal es así, que los flamantes esposos Curie
pasaron los primeros días de casados paseando por la campiña en bicicletas
compradas con el dinero que habían recibido como regalo de bodas.
María Curie, la primera mujer en
obtener el premio Nobel.
Al lado de Pierre, su flamante esposo
En suma, para
que en Lima se use masivamente la bicicleta, lo prioritario es vencer el
prejuicio social. Que, por lo demás,
sería una de las maneras inmediatas de ejercer la libertad. Aunque como dijo Eistein: más fácil es desintegrar el átomo que vencer
un prejuicio.
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