23/02/2018
Cayetana Aljorin, minista de Relaciones Exteriores de Perú
Foto: serperuano.com
Si le preguntáramos al gobierno peruano qué está
haciendo en el plano continental, bien podría respondernos de inmediato:
méritos para perder la sede de la Cumbre de las Américas prevista para el mes
de abril. Hasta ahora nadie se explica por qué no hay un congresista –o varios-
que tome la iniciativa de invitar a la Cámara a la señora Cayetana Aljovìn, la
más improvisada titular de Torre Tagle en varias décadas, y que ha metido las
de andar en cada recodo del camino. Veamos:
Recibió, primero, al emisario imperial, Rex
Tillerson y virtualmente de hinojos –a la par de PPK- le aseguró que cumpliría
sin dudas ni murmuraciones el Úkase dictado por la Casa Blanca, y vetaría a
Nicolás Maduro Moros, para garantizar que el Jefe de Estado Venezolano, no
participe en la cita de abril.
Inmediatamente después, convocó a la reunión de
“los 12” para “asegurarse” apoyo. Ni siquiera reparó en el hecho que este Grupo
no tiene validez alguna. Su efímera existencia se explica porque simbolizó el
fracaso espectacular del gobierno yanqui, que pretendió sancionar a Venezuela
en el marco de la OEA y sufrió una humillantemente derrota; por lo que debió
cobijarse en una suerte de “vientre de alquiler” -el “Grupo de los 12”-,
enfilándolo contra Caracas.
El “apoyo” demandado con tanta desesperación, no se
produjo. El “grupo” accedió a “comprender” la propuesta peruana, pero no la
asumió, ni la compartió. En otras palabras, no la hizo suya. Y eso, por una
razón muy simple: Nadie en su sano juicio está en posibilidad de vetar la presencia
de un Mandatario en una cita que congrega a todos. La Cancillería de cualquier
país del mundo, hubiese asumido la misma posición, de distancia y de cautela.
Pero la Aljovín, como si le hubieran dado cuerda,
salió por todo lo alto a proclamar, que el “Grupo de Lima” había “acordado”
respaldar la idea de PPK. La reacción, no se hizo esperar. Uruguay, dijo que
no. Y hasta Brasil tomó distancia del tema. Sólo la Casa Blanca se empeñó en lo
mismo, evidenciando que de ella, la “idea” inicial.
Hoy, varias cancillerías se han sumado al rechazo a
la “iniciativa” en cuestión. Bolivia ha sido una de las primeras. Luego, Cuba y
Uruguay. Después, la Nicaragua Sandinista. Y también El Salvador. Y a
continuación, Brasil que a pesar de Temer, tiene una cancillería de línea
histórica, la de Itamarathy, bastante profesional por cierto.
El gobierno peruano –con terquedad enfermiza-
prosiguió en su capricho, y cayó a un precipicio, como si fuera un ómnibus
local en carretera interprovincial, dejando muertos y heridos. Mercedes Araoz
–en busca del “agrement” de Washington para quedarse en el gobierno en el caso
de que prospere la vacancia de PPK- hizo dúo con la señora Cayetana, y se tornó
aún más belicosa y agresiva: “si un avión trae al señor Maduro, será
derribado”, aseguró en son de guerra.
¿Tendrá idea la ex candidata presidencial de Alan
García lo que significa una declaración así en el plano de la diplomacia, y de
las relaciones entre Estados? ¿Podría sustentar ese punto de vista ante un Foro
Internacional? ¿Será capaz de mantener esa propuesta, sin incurrir en un
verdadero acto de guerra? Cualquier persona con dos dedos de frente, diría que
una declaración así amerita un diagnóstico médico y un tratamiento psiquiátrico
inmediato, a más de una camisa de fuerza urgente, en previsión de nuevos
excesos.
Basta las declaraciones conocidas para darse cuenta
que la Cumbre de Lima corre un riesgo inmenso. Bien puede fracasar por la
inasistencia -o el retiro- de varios países, que no aceptan el veto contra
nadie; o suspenderse y reprogramarse en otro rincón de América, que ofrezca más
garantías que nuestro país. Y es que aquí, hay otros elementos adicionales.
En el Perú se viven hoy días convulsos. El
Presidente –PPK- está “pedido”. El 73% de la ciudadanía piensa que no llegará a
la Semana Santa -28 y 29 de marzo- porque será “vacado” antes. Y es que cada
día salen nuevas evidencias contra él: reportes bancarios y documentos afines
que lo comprometen en negocios turbios y vínculos oscuros con empresas de su
competencia que se beneficiaron cuando era Ministro de Estado, o Presidente del
Consejo de Ministros, hace algunos años.
Pero más allá de una destitución por “Incapacidad
Moral Permanente” –PPK ha dicho que se defenderá como gato panza arriba-, está
planteado el tema del Indulto a Alberto Fujimori y la “gracia presidencial” en
su beneficio. Esta última, ya fue derribada por la Sala Penal de la Corte de
Justicia que resolvió declararla inviable; y aprobó abrir juicio a Fujimori por
la ejecución de 6 campesinos en Pativilca en el norte de Lima. Y está pendiente
la decisión de la CIDH, que puede declarar nulo el Indulto dictado por PPK el
24 de diciembre pasado. Ambos hechos pueden devolver el chinito de la yuca a
una celda sin lugar a reclamo. Y es que la eventualidad de su viaje –salvador-
a Tokio no se concreta por que el ex dictador tiene orden de captura
internacional dictada por INTERPOL, y que no resulta fácil “levantar”.
En los últimos 60 días, han tenido lugar en el Perú
las manifestaciones de protesta más grandes y aguerridas de las últimas
décadas. El común denominador de ellas ha sido el rechazo masivo al “modelo”
Neo Liberal, al engendro constitucional del 93, a la Mafia Apro-Fujimorista, a
la corrupción, y a PPK.
Centenares de miles de personas en las calles en
Lima, y en casi todas otras ciudades del país, han remecido con sus gritos y
demandas las viejas estructura del Estado Peruano. Y estas movilizaciones no
han sido en vano, ni han concluido. Hoy mismo se retomarán contra el “trabajo
esclavo” aprobado en el Congreso de la República que obliga a los jóvenes a
laborar 3 años gratuitamente en las empresa para hacer “prácticas” laborales.
El solo hecho que para el jueves 12 de abril a las
5 de la tarde y en el mismo recinto -la Plaza San Martin- se haya convoca dos
manifestaciones de signo adverso -una contra Nicolás Maduro, y otra en repudio
masivo a Donald Trump- revela la intensidad del convulso escenario peruano. Y
es que el mandatario yanqui se dispone a venir aquí, para destilar su ira
contra el mundo. El Hotel Marriot tiene ya las reservas hechas para la comitiva
de ese dignatario.
¿Habrá condiciones para que se
desarrolle en el Perú la Cumbre de Abril? ¿Estará trabajando el gobierno para
asegurarla, o para perder la sede? La decisión, finalmente será de los propios
organizadores del evento. En cuanto a nosotros se refiere, debemos estar
preparados para cualquier contingencia. Por de pronto, bienvenidos todos los
que encarnan la lucha de los pueblos.
Gustavo Espinoza M.
Integrante del Colectivo de Dirección de Nuestra
Bandera
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