Estimados amigos:
Lo que viene ocurriendo con la gestión del Lugar de la Memoria
(LUM), parece que para los peruanos que discurren -sin prejuicios y sin
la malignidad de algunos estados emocionales- hace posible entender los
acontecimientos pasados del conflicto interno de las décadas del 80 y 90, y
asimismo se está en condiciones de intervenir, para señalar la forma
desproporcionada como reaccionan los sectores ciudadanos inclinados a liquidar
como fuera la presencia del senderismo subversivo y violentista.
En una palabra acabar con la violencia, y ello no responde a quienes
viven y actúan en democracia, será la firmeza y prudencia conque debe imponerse
la autoridad, responder sin esas virtudes, lleva a que el Perú del ayer y del
futuro se complique el habitar con las revueltas en los espacios con
prepotencia, que finalmente no favorece la vuelta a un status de convivencia de
paz y respeto a la dignidad de la persona humana.
Lamentablemente, lo que decimos no ha sido el comportamiento personal y
colectivo de la autoridad, la ley y las instituciones como la policía que
actuaron, dicho de paso ya al comenzar el nuevo gobierno en democracia en
1980, y que la encontró a la PNP desarmada, en especial en sus servicios de
inteligencia, siendo que recién se le fue dando los recursos necesarios para
que entraran a organizarse, y que, sus frutos a septiembre de 1992 se
expresaron en la captura de cúpula de SL, dando lugar a que el clan subversivo
fuera desarticulado.
El GEIN de la PNP actúo con sentido analítico y mucho esfuerzo para
decidir hasta que después de 12 años pudo a realizar su objetivo de anular la
violencia propia de un conflicto armado. Esto no niega que sólo el GEIN luchó
contra el senderismo, también hubo intervención de las FFAA, ella corrigió su
mal andar o mejor pudo después de años saber cómo había que combatir con éxito
-respetando las dignidades de seres vencidos y los acusados de complicidad-, y
no menos, de contar con la presencia de las organizaciones de la civilidad de
los ronderos en el mismo teatro de las acciones de la violencia, siendo que en
su mayoría eran los quechuahablantes, las víctimas inesperadas de la lucha
cruzada tanto del senderismo, como de las fuerzas del orden.
Terminada las décadas de la violencia una exigencia muy significativa
del gobierno de la primavera democracia presidida por Valentín Paniagua fue
crear una Comisión de la Verdad, y después de los avances logrados de dicha
comisión, se le agregó lo de la reconciliación. La CVR terminó su arduo y detallado
trabajo, y desde sus publicaciones de lo ocurrido, incluida sus conclusiones,
fueron motivo de las críticas no solo del extremo autoritario; sino de los
partidos de los gobiernos en que hubo la violencia.
Empero, sin tratar de defender lo que en varios tomos la CVR
manifestaba, estuvieron siempre presente los críticos, quienes muchos de ellos
no leyeron el Informe Final. La frescura de tantos y tantos críticos de la CVR
apabullaron a las autoridades de los gobiernos democráticos de estos últimos 15
años como para no decidir continuar con el esclarecimiento de los hechos, bajo
la metodología de que los peruanos, en especial de las nuevas generaciones, a
través de las escuelas y centros educativos, deberían recibir una información
de los hechos de violencia y desolación que el Perú sufrió por casi 20 años.
Esta omisión informativa es ahora una clamorosa consecuencia de cómo tiros y
troyanos reaccionan en diversas formas sobre la verdad de lo ocurrido.
Las fuerzas políticas del conservadorismo de la hoy Fuerza Popular, a la
que se suma algunos militares en retiro y también civiles apremiados por no ser
tomados en cuenta por haber intervenido en el gobierno del fujimorismo
corrupto, reaccionan en contra no sólo de CVR; sino de una de sus conclusiones,
que era crear un museo que muestre lo sucedido, caso de la Casa de la Memoria
(LUM).
Este preámbulo a mi artículo se hace necesario, para todos los amigos,
en especial de quienes siendo jóvenes no han tenido la oportunidad de ver tanto
la trayectoria de los momentos y del rumbo, como del termino de décadas aciagas
vividas por los peruanos y de su trascendencia que tiene para nuestra historia
y su futuro como república –ella quiere democracia y ser nación-, considerando que
no solo es significativa la reconciliación -no solamente entre los subversivos
y los peruanos de paz-; sino de los peruanos que estamos en una democracia aún
vulnerable. Empero, por convicciones tanto en las ideas, como por razones
étnico/sociales y político/económicos estamos divididos y bastante alejados de
la solidaridad.
Espero disculpas por mi opinión que, seguramente y con derecho, no
comparten lo escrito en el artículo preparado, y que merecerá críticas,
asimismo, del artículo que adherimos del psicoanalista Jorge Bruce.
Atentamente,
Fernando Arce Meza
Surco,
21 de Mayo del 2018
¿TERRUQUEO IDEOLOGÍA U OBSESIÓN?
Entre quienes son antiterroristas al extremo en cuanto al concepto de la
palabra, pareciera que ha nacido con ellos una ideología y una forma de
relacionarse demasiado complicada como para entenderlos. No podemos decir que
son un movimiento político, y menos un partido, porque falta mucho para que
esto ocurra; sin embargo, sí podemos señalar que su posición es extrema y se
le viene denominando: TERRUQUEO.
Y quiénes son los que practican esta nueva ideología de lucha
antiterrorista, siempre en las suposiciones, se puede decir que estos
caballeros y damas han sumado a su posición antiterrorista en sumo grado que
los coloca en lo que se podría llamar extremistas de derecha.
Los terruqueos son personajes, principalmente de nuestra vida política y
hasta diríamos que están en todas las organizaciones, sin darse cuenta se
infiltran en el congreso, entre gremios empresariales y hasta son analistas de
la política.
Ellos muestran su antipatía con todo aquel que no están de acuerdo con
sus opiniones, por ejemplo no pueden consentir que en las décadas del 80 y el
90 hubo conflicto armado interno (CAI), para ellos existió guerra civil, y
quienes no coinciden con ellos favorecen al terrorismo, o se encaminan a ser
terrucos.
Los que practican el terruqueo, son extremistas en ideología y
tácitamente están obsesionados en términos psicológicos; es decir, ellos
también estarían dentro de los que podríamos llamar el delirio que se desata
cuando alguien pronuncia la palabra “terrorista”.
Su obsesión ha llegado a tal punto, que no solo acusan a partidos de
izquierda, sino también a los otros partidos que lidian en la vida política;
asimismo, están imbuidos de ser aparentemente investigadores encubiertos o
mejor “espías”, en su afán de descubrir senderistas y sus simpatizantes. Ven
que hay muchos terrucos, y hasta diríamos hacen temblar de que se viene el
terrorismo.
Esto último mostraría que tienen su sustento en la siembra maligna
dejada por el montesinismo, esta referencia se encuentra en algunos militares
en retiro, caso del general y congresista Edwin Donayre que son capaces de
armar “operativos”, en descubrir y acusar a personas y organizaciones como la
Casa de la Memoria (LUM) de tener marca terrorista.
Son capaces no solo de lo que se dice, sino lo más probable responden
para que desaparezca cualquier vestigio que recuerde la acción vehemente de
muerte y destrucción en la lucha contra el senderismo asesino, como también de
aquellos grupos de la fuerza armada que rompieron el guión en relación al
respeto a los derechos humanos y que actuaron con la misma crueldad que los
senderistas. Rafael Rey dijo hace algunos años que la comisión de la verdad
(CVR) reabría heridas y que mejor sería cerrarla y olvidar todo lo pasado.
La acción de sendero y los militares -calificados de alocados- a los que
llegaron a través de algunos frentes se desbordaron, marcados con avisos de
muerte, y hasta diríamos que actuaron sistemáticamente. La CVR ante estos
hechos investigó y analizó lo ocurrido entre 1980 al 2000, asumiendo que hubo
un conflicto armado interno; sobre esto último es obvio, los terruqueros son
incapaces de analizar las cosas, y rechazan eso del CAI, ellos consideran
desatinadamente que fue una guerra civil.
Al ser guerra civil los caballeros del terruquismo le dan a los
senderistas y terroristas la calidad de políticos enmarcados en los convenios
de Ginebra, bajo un aparente derecho de que los senderistas serían paladines
sociales y políticos, que luchan contra los gobiernos autocráticos
que no respetan la vida humana.
Esos militares en retiro que actúan bajo la ideología del terruqueo; se
le suman los políticos del extremo fujimorista; algunos ex magistrados del tipo
del abogado y ex magistrado doctor Marco Ibaceta; y también las personas
comunes -ciudadanos de a pie- que conciente o inconcientemente se adhieren a la
ideología del terruqueo.
Estos últimos son informados por la prensa conservadora y la prensa
canalla (amarillista) que se expresan atacando a todos aquellos que
defienden los derechos humanos, caso de la prensa chicha del fujimontesinismo,
y otros pasquines felizmente de poca circulación en la actualidad. Al adherirse
a los escritos y audios de algunos medios de información, los peruanos de a
pie, no asimilan lo que es la verdad de las cosas, sea porque no tienen un
comportamiento ideológico sólido o porque simplemente se han contagiado de los
periodistas farsantes que actúan no solo en los medios de comunicación de tinte
conservador; sino también con todos aquellos que militan en el extremismo de
derecha, personas que se sitúan entre la ignorancia política y la obsesión
patológica tanto psicológica como psiquiátrica.
Esta ideología que ya tiene años, se consolida en la medida que se le da
importancia a sus ideas no sólo descabelladas, sino vienen a formar parte del
folclore político de bajísimo valor intelectual, paradójicamente se suman algunos
prelados fundamentalistas de la iglesia católica y de los inefables personajes
de la mancha evangélica, de igual alcance fundamentalista.
La ideología del terruqueo es una denominación que no merece, más bien le
corresponde llamarlo fascismo de medio pelo, practicado
sin quererlo por algunos que vistieron el uniforme de la patria, y otros que
irreverentemente visten el hábito de la organización religiosa -al puro estilo
franquista-.
Finalmente, es importante: primero, el terruqueo no puede asumir como
para unirse ideológica y políticamente, a fin de enfrentar tanto al viejo y el
nuevo senderismo por nacer, como de ser violentistas, porque el terruqueo
comparte la violencia verbal y física. Empero, no enfrentan al senderismo
violentista, lo que denota que los señores del terruqueo les falta formación en
temas sociales y políticos, y el miedo a los que representan a los terroristas,
sintiendo de antemano que serán derrotados en las discusiones.
Y, segundo la gente seria y del buen trato está obligada a participar en
todo lo que estamos manifestando, no solo para desasnar a estos extremistas;
sino también alertar a las autoridades policiales, que lo grabado en el LUM ha
sido editado, dando razón a que hasta lo malo, lo hacen mal; por último las
autoridades de la salud mental deben acogerlos por sus problemas emocionales, a
fin de intentar que vuelvan a la realidad de los hechos ocurridos entre 1980 y
el 2000, una difícil tarea por realizarse.
Surco, 19 de Mayo del
2018.
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