Oscar Ugarteche, Jorge
Arturo Luna
ALAI AMLATINA, 25/07/2016.- El
Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) es el tratado comercial
plurilateral más grande (12 países miembros) desde el Tratado de Ottawa de
Cooperación Imperial de 1932 (58 estados miembros) por el que se fortalecía el
Imperio Británico y se consolidaba la zona monetaria de la libra esterlina. El
TPP, incluye a Estados Unidos, Australia, Brunéi,
Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam,
quienes en total suman cerca del 40% de la economía global. De
esto, Japón y Norte América suman las cuatro quintas partes.
No es el tamaño del acuerdo ni su concentración lo que sorprende, sino
la forma en la que se han llevado a cabo las negociaciones y los alcances que
podría tener. En general si hay algo que esconder es una mala señal en los
tiempos de la transparencia. En términos comerciales de bienes no ofrece nada
nuevo y poco adicional dado que existen TLC entre casi todos los 12 países
miembros y entre éstos y Estados Unidos con pocas excepciones como Australia y
Nueva Zelandia. En esto es análogo al Tratado de Ottawa de 1932, siendo Gran
Bretaña el centro del acuerdo de la época y sin excepciones.
Evocando el acuerdo de 1932 dice Obama en el Washington Post “El
mundo ha cambiado. Las reglas cambian con
él. Los Estados Unidos y no China, debería de escribirlas.” Obama enterró el
multilateralismo de la OMC con esa frase y está listo a que Estados Unidos de
manera unilateral defina las reglas. Quizás como el acuerdo de 1932 deba ser
bautizado como un “acuerdo imperial”. De todos modos es un acuerdo que señala
al debilitamiento del multilateralismo. La manera de las negociaciones quizás
señala hacia la privatización de la gobernanza global. No se negocia como un
acuerdo público sino como acuerdos privados.
Desde su creación las negociaciones se llevaron a cabo en secreto y
ahora que poco a poco va saliendo a la luz puede observarse distintos ángulos
que dicho tratado trae consigo. Los derechos de
propiedad intelectual, las patentes de medicinas, la posibilidad de que las
empresas demanden a los gobiernos, así como menores requisitos a las normas de
origen, son temas que generan mucha inquietud. Igualmente merecen atención los
capítulos 9 y 11 sobre inversiones y servicios financieros.
Médicos sin Fronteras alertó que el TPP extenderá el periodo de vigencia
de las patentes más allá de los 20 años previstos actualmente, con lo que se
retrasa o bloquea la disponibilidad de medicamentos genéricos. Los altos
precios de los medicamentos de marca los mantendrán inalcanzables para las
personas más pobres y con eso la calidad de la salud de las personas en las
economías menos prosperas de la región no verá mejora a pesar de existir
retrovirales, medicinas para el corazón y tratamientos de cáncer, por nombrar
algunos que están con las patentes por vencer. En el Perú, el presupuesto de
salud para el programa de retrovirales dobló entre el 2010 y 2015 pero la
cobertura se redujo a la mitad. Hay tres muertos al día de SIDA, una enfermedad
que ya no es letal si es tratada correctamente. Habría que ver si la relación
es directa entre esto y el ingreso del Perú al TLCAN o si es efecto de la
intervención de la iglesia católica en el Ministerio de Salud.
El endurecimiento en los temas de propiedad intelectual afecta además el
acceso a música, películas, libros y materiales y hace que el conocimiento en
general se mantenga mucho más difícil y costoso, dificultando así el desarrollo
de las economías emergentes.
El TPP
también pone en riesgo la soberanía de los países. Un documento revelado por
WikiLeaks hace unos años muestra que el TPP permitirá a las grandes empresas
demandar a los gobiernos y solicitar millonarias indemnizaciones a cuenta de
los contribuyentes cuando sus intereses o ganancias se vean afectados por
regulaciones internas. Esto lo está trabajando Gutiérrez Haces en detalle para
el conjunto de países con BITs, acuerdos bilaterales de inversión, por sus
siglas en inglés en el marco del CIADI.
Según
Gutiérrez Haces, en el CIADI las empresas pueden demandar a los gobiernos ante
paneles de arbitraje integrados por abogados corporativos que eviten los
tribunales nacionales y que anulen la voluntad de los Parlamentos en caso de no
conseguir lo que quieren. Los juicios en el CIADI pueden ser incluso por
ganancias esperadas no logradas. Es decir, si se anticipa 12% de rentabilidad
de una inversión minera pero se incrementa el canon, por ejemplo: entonces la empresa
enjuicia para que el Estado le restituya lo pagado. Con esto se destruiría por
completo la legislación y los derechos fundamentales de los Estados
democráticos que entrarán en riesgo más allá de los acuerdos de estabilidad
fiscal de inversión inicial.
En
cuestiones laborales, el TTP obliga a los estados miembros a modificar sus
legislaciones laborales, para garantizar una mayor explotación de la fuerza de
trabajo; esto no sólo tiene consecuencias para los países económicamente
dependientes, también para la clase obrera norteamericana, que tendrá como
presión el traslado de sus fuentes de empleo a otros países, y con ello la
disminución de sus respectivos salarios y la pérdida de empleos. El beneficio
para los otros once es la generación de empleo que ahora carece de derechos
tras las reformas laborales que disolvieron los sindicatos, al menos en América
Latina. Los sindicatos que sobreviven son los protegidos por partidos de
gobierno.
El tratado también establece menores requisitos en las reglas de origen
en la industria automotriz, un sector muy importante para naciones como México.
Esto lo convierte en una atracción para Argentina cuyo socio automotriz es
Brasil. De este modo Argentina pide ingresar a la Alianza del Pacifico (AdelP)
como observador camino al TPP. Por eso está un país del Atlántico buscando
entrar en la AdelP.
Los países Latinoamericanos que son parte del tratado pueden esperar
poco dinamismo en sus exportaciones, Perú, México y Chile, ya son hoy en día
socios de muchos de los miembros. Colombia, que tiene industria, banca y
burguesía nacional no se suma al TPP. La burguesía compradora, como fue
bautizada hace varias décadas por Amílcar Cabral en referencia a África, no lo
hace. El problema para estos últimos es que no tienen mucha alternativa: venden
materias primas o mano de obra barata. Son inversionistas financieros en el
mejor de los casos.
Los países firmantes del TPP tienen grandes diferencias entre sí. Por
ejemplo, mientras un australiano tiene un ingreso medio de 60 mil dólares
anuales, un vietnamita gana 2 mil dólares. En cuanto a ingreso per cápita, del
grupo de países firmantes, México sólo supera a Vietnam y Perú. La desigualdad
entre los países que conforman el TPP nos hace pensar quienes serán los
ganadores y quienes los perdedores. Lo que separa a los países desarrollados de
los países en desarrollo es una brecha en el conocimiento, y el TPP hará que
esa brecha sea más difícil de cerrar.
El TPP representa asimismo una maniobra geopolítica encabezada por
Estados Unidos para influir en la Cuenca del Pacifico que ha sido dominada por
China en los últimos años. Al mismo tiempo busca destruir aquellas
integraciones regionales suramericanas que dejen fuera a Estados Unidos, tal es
el caso del MERCOSUR en Suramérica. En ese sentido, Mauricio
Macri, presidente de Argentina, ha dejado en claro en repetidas ocasiones que
buscará ser parte del TPP.
Por otro lado, China ha puesto en marcha su propia versión del TTP, el
llamado Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (RCEP, su sigla en
inglés) que cubrirá un mercado de 3.400 millones de personas y estará compuesto
por los diez países que integran la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático
(Asean), es decir Malasia, Indonesia, Brunei, Vietnam, Camboya, Laos, Myanmar,
Singapur, Tailandia y Filipinas, además de seis países con los que la Asean
mantiene tratados de libre comercio: Australia, China, India, Japón, Corea del
Sur y Nueva Zelandia. La ventaja del RCEP con respecto al TPP es que contara
con reglas menos estrictas, lo cual podría hacerlo más atractivo para los
países en desarrollo. El comercio intra RCEP se hará en yuanes.
A pesar de todo el misterio detrás del TPP, las intenciones están
claras, se sabe quiénes serán los beneficiados y quienes los afectados, de
nuevo son las grandes corporaciones las que se llevaran la mejor parte, dando
como resultado una mayor concentración del capital que se suma a los argumentos
ya conocidos de Anthony B. Atkinson, Thomas Piketty, and
Emmanuel Saez.
- Oscar
Ugarteche, Instituto de Investigaciones Económicas UNAM, SNI/Conacyt.
Coordinador del Observatorio Económico de América Latina, www.Obela.org.
Ex presidente y Miembro del Consejo Directivo de ALAI
- Jorge Arturo Luna es
colaborador de Obela.
Referencias
Entrevista
con Giovanny Infante, ex-director del MHOL, Lima.
Anthony
B. Atkinson, Thomas Piketty, and Emmanuel Saez, “Top Incomes in the Long Run of
History”, Journal of Economic Literature 2011, 49:1, 3–71 http:www.aeaweb.org/articles.php?doi=10.1257/jel.49.1.3
URL de
este artículo: http://www.alainet.org/es/articulo/179017
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