Publicado por Francisco Umpiérrez Sánchez
jueves, 6 de diciembre de 2018
Admiro el pensamiento
de Hegel por la riqueza de contenidos, abundancia de formas lógicas y
profundidad. Y admiro a Lenin por su capacidad para cambiar de ideas según
cambia la realidad y por leer y entender el pensamiento abstracto de Hegel de
un modo materialista. No admiro, por el contrario, a aquellos “marxistas” que
critican tanto a Hegel como a Lenin con un fondo de conocimiento más escaso de
lo que ellos quieren aparentar, con una más que notable falta de preparación
filosófica y con una arrogancia propia de personas pobres de espíritu.
Las transiciones y los
matices
Lenin, en sus Cuadernos
Filosóficos, le recrimina a Kuno Fischer que “no muestre al lector cómo
buscar la clave de las difíciles transiciones, matices, flujos y reflujos de
los conceptos abstractos de Hegel”. Y a continuación, y refiriéndose a la
sección La subjetividadde La Ciencia de la Lógica de Hegel,
vuelve a insistir: “Evidentemente también aquí lo principal para Hegel es
señalar las transiciones”. Sin embargo, muchos marxistas siguen pensando que la
clave en el pensamiento dialéctico está en la lucha entre los contrarios y no,
como bien señala Lenin, en las transiciones, en los matices y en los flujos y
reflujos. Sin ir más lejos, y en el ámbito económico, muchos economistas marxistas
siguen concibiendo las relaciones entre capitalismo y socialismo
preferentemente como oposición y no como transición. Y en la actualidad, más
que nunca, donde todas las economías del mundo son mixtas, el concepto de
transición se vuelve central para la comprensión del mundo.
El aparente pasado
En la introducción
a Lecciones sobre la Historia de la Filosofía,Hegel dice lo
siguiente: la historia de la filosofía “debemos abordarla desde el primer
momento por el lado del entronque esencial entre el aparente pasado y la fase
actual a la que ha llegado la filosofía”. En esta idea de Hegel se pone de
manifiesto la importancia de los matices en el pensamiento dialéctico. Hegel no
habla del pasado, sino lo matiza: habla del “aparente” pasado. ¿Por qué Hegel
al hablar de la historia de la filosofía habla del aparente pasado en vez del
pasado a secas? Supongamos un matrimonio con 60 años que haya comprado su
vivienda de nueva construcción hace treinta años. Su vivienda tendrá
30 años, una parte del mobiliario tendrá 20 años y otra 10 años. Sus
electrodomésticos tendrán cinco años y su vestimenta y calzado uno o dos años.
Como vemos, todo lo que constituye la vida material de ese matrimonio pertenece
al pasado, pero existe en el presente. Ellos mismo que tienen 60 años
pertenecen al pasado y existen en el presente. Luego si analizamos el entronque
de este matrimonio de su pasado hace 30 años con la fase actual de su vida,
comprenderemos que cuando hablamos de ese pasado, solo será aparente puesto que
ese pasado se sigue conservando en el presente. En este sentido y fortaleciendo
esa idea Hegel añade el siguiente juicio: “Pero, bien mirada la cosa, se ve que
lo que nosotros somos hoy lo somos, al mismo tiempo, como un producto de la
historia. O, dicho en términos más exactos, que lo pasado no es más que uno de
los aspectos de la cosa”. Así comprendemos mejor lo que significa la expresión
“el aparente pasado”: cuando analizamos cualquier objeto o proceso, en general
siempre será un producto histórico, de manera que el pasado será uno de los
aspectos de dicho objeto o proceso.
La mercancía como
célula de la sociedad burguesa
Michael Heinrich, en su
obra ¿Cómo leer El Capital?, defiende las siguientes tesis: una, Marx
inicia El Capital anunciado que va a analizar la mercancía producida
de manera capitalista; dos, la mercancía producida bajo régimen capitalista
supone la existencia del dinero; tres, que como Marx empieza El
Capital analizando cómo se intercambia unos valores de uso por otros, en
ese momento está haciendo abstracción del capital y del dinero, y cuatro, que
esto no lo entiende Lenin cuando afirmó que Marx inició El Capitalanalizando
el intercambio de mercancías como la relación más básica y cotidiana del
capitalismo. ¿Por qué cree Heinrich que Lenin no entendió lo que ocurre en el
inicio de El Capital? Porque en el intercambio de mercancías en el
capitalismo está presente el dinero y en el inicio de El Capital cuando
Marx analiza el valor de cambio no está presente el dinero.
Michael Heinrich
confunde varias cosas y no lleva razón cuando critica a Lenin. Las mercancías y
el dinero existían antes que surgiera el modo de producción capitalista. Luego
el análisis de la mercancía es sencillamente el análisis de la mercancía y no el
análisis de la mercancía en el capitalismo, puesto que la forma capitalista de
producir la riqueza no modifica ninguna de las determinaciones de la mercancía.
Así que no es cierto que Marx analice la mercancía haciendo abstracción de su
forma de capital y de la existencia del dinero. Hoy cualquier
artesano o cualquier agricultor que trabaje por cuenta propia producen
mercancías y no producen capital. Por otra parte, es fácil superar el velo del
dinero. Si una mesa vale 100 euros y dos sillas valen 100 euros, entonces una
mesa vale dos sillas. De manera que no es necesario hacer abstracción del
dinero para analizar la relación de intercambio sin la presencia del dinero.
El Capital de Karl
Marx se inicia con la sección primera tituladaMercancía y dinero. Y el tercer
apartado de esta sección, titulado la forma del valor o el valor de cambio,
tiene cuatro subsecciones: A) Forma simple del valor; B) Forma desarrollada del
valor; C) Forma general del valor; y D) Forma dinero. Dicho de otro modo: en
esta sección Marx explica cómo se transforma la mercancía en dinero. En la
forma simple del valor, en el trueque, cuando, por ejemplo, un metro de tela se
cambia por 1 kilo de trigo, 1 kilo de trigo está en la forma de valor
equivalente individual. Y la forma de valor equivalente aunque sea individual
es la forma embrionaria del dinero. No tiene sentido oponer la forma
equivalente del valor individual que se da en el trueque a la forma dinero,
puesto que la primera es la forma embrionaria de la segunda o la segunda es la
forma desarrollada de la primera. Así que cuando Lenin afirmó que Marx
inició El Capital analizando el intercambio de mercancías como el
acto más habitual y cotidiano del capitalismo tenía toda la razón. El
Capital se inicia con el estudio de la transformación de la mercancía en
dinero. Lo que sucede es que Heinrich confunde el inicio de El
Capital, esto es, la sección titulada Mercancía y Dinero, con el
inicio de dicha sección. Y aunque sea cierto que el inicio de esa
sección empieza con el trueque directo, como una de las mercancías
que se intercambia está en forma de equivalente individual, dicha forma de
equivalente individual es la forma embrionaria del dinero. Así que no es cierto
que en ese momento del análisis Marx haga abstracción del dinero, todo lo
contrario, desde el inicio del análisis el dinero está presente aunque en forma
embrionaria, esto es, en forma de equivalente individual.
En su obra Sobre
el problema de la dialéctica, Lenin formula siguiente idea: “En El
Capital Marx analiza primero la relación más simple, más ordinaria y
fundamental, más común y cotidiana de la sociedad burguesa (la mercancía), una
relación que se encuentra miles de millones de veces, a saber el intercambio de
mercancías. En este simple fenómeno (en esta “célula” de la sociedad burguesa)
el análisis revela todas las contradicciones (o los gérmenes de todas las
contradicciones) de la sociedad moderna. La posterior exposición nos muestra el
desarrollo (a la vez crecimiento y movimiento) de esas contradicciones y de esa
sociedad en la sumatoria de sus partes individuales, de su comienzo a su fin”.
Sin lugar a dudas, una
cita maravillosa esta que nos expone aquí el Lenin de siempre, expresándose de
manera fluida y certera, captando como nadie la esencia del pensamiento
dialéctico: el desarrollo y movimiento de las partes que constituyen el
ser. Señalando ese hecho que se da miles de millones de veces en la
vida cotidiana en la sociedad capitalista, cuando cobramos el sueldo, cuando
compramos en el supermercado, cuando comemos en un restaurante, cuando
viajamos, en suma, el intercambio de mercancías. No es
nada acertada esa objeción que le hace Heinrich a Lenin acerca de la
naturaleza del intercambio y el papel del dinero. Puesto que el
intercambio entre mercancías y dinero que se da en el capitalismo no es más que
el intercambio entre las mercancías particulares y la mercancía general (el
dinero).
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