Hilda
Tísoc Lindley (1)
Juan Pablo Chang
Navarro (1930-1967), fue un político comunista peruano, participante de las guerrillas
de Perú y Bolivia en
los años sesenta.
Juan
Pablo Chang nació en la ciudad de Lima, capital del Perú, en 1930, el
mismo año en que el movimiento popular entró en una importante fase ascendente
de sus luchas reivindicativas y políticas; año en que llegó a su fin el
“oncenio” del dictador Augusto B. Leguía y en que falleció José Carlos
Mariátegui, fundador del Partido Comunista Peruano y ejemplo de vida fecunda y
militante para los revolucionarios de nuestra América Latina.
El hogar en el que
pasó su niñez y adolescencia era, en el aspecto material y espiritual, similar
al de cualquier familia de la pequeña burguesía citadina, salvo el hecho de la
presencia de la tradición china, por parte de su padre, Juan Pablo Chang
Navarro, quien caso con Dionisia Lévano, su madre, al poco tiempo de radicar en
el Perú.
Muchas familias
china-peruanas como las Chang, en lo que va de este siglo, se han incorporado a
la vida y a los requerimientos políticos del pueblo peruano. En ese sentido,
Juan Pablo Chang no hizo más que adherir, con su vida, al legado histórico de
otros notables descendientes chinos muy estimados por nuestro pueblo. Tal es el caso del destacado sindicalista
obrero Adalberto Fon –Ken y a Pedro Zu-Len, defensor inveterado de los
campesinos indígenas, frente a la explotación y opresión terrateniente e
imperialista.
En la segunda mitad
de los años treinta, hizo sus estudios primarios en una escuela limeña. Los estudios secundarios los realizó en la
gran unidad escolar “Alfonso Ugarte” de Lima. En 1945, en plena campaña del Frente
Democrático Nacional que lanzó la candidatura del Dr. Luis Bustamante y Rivero,
contactó con la Juventud Aprista y se vertebró a sus filas. Los últimos años de secundaria, los cursó
combinando los estudios con la labor de propaganda política.
Su certificado del
5to.de secundaria (1947), da algunos elementos sobre su calidad de alumno
avanzado. Sus calificaciones más altas
fueron en Historia del Perú y Economía Política, lo que sin lugar a dudas,
influyó en su ulterior elección universitaria y política. En cambio, en las asignaturas de Educación Básica
e Instrucción Pre-Militar, obtuvo los calificativos más bajos, lo que reafirman
los testimonios de amigos y familiares sobre sus carencias físicas, compensadas
largamente por sus virtudes políticas, tempranamente manifiestas en sus años de
militancia aprista.
En 1948, ingresó a
la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y
participó activamente en las asambleas y manifestaciones políticas de los
universitarios. El régimen demoliberal de Bustamante y Rivero, había
entrado en rápida y franca descomposición. El APRA, otra principal fuerza del
Frente Democrático Nacional, que había lanzado la candidatura de Bustamante,
preparaba su relevo por la vía militar.
Las vacilaciones y
claudicaciones de la dirección del APRA frente a las audaces acciones de los
comandos apristas que se inmolaron en El Callao, Lima y otras provincias
del interior, frustraron su acceso el gobierno con la instauración de la
dictadura militar del general Manuel A, Odría, el 2 de octubre de 1948, desencadenándose
ocho años de persecuciones a militantes apristas, comunistas y dirigentes
sindicales y populares.
El
exilio del líder aprista Víctor Raúl Haya de la Torre, en la embajada de
Colombia, presidido de purgas de los cuadros insurrectos, condujeron a que un
fuerte contingente de militantes se sintieran traicionados por la propia
dirección del Partido, y salieron de sus filas; entre ellos se encontró Juan
Pablo Chang. En condiciones muy
difíciles de perseguido político, dio su examen de admisión para ingresar a la
Facultad de Letras en la vieja casona sanmarquina, del Parque Universitario. Su primer año fue irregular dadas las
circunstancias políticas. La asignatura
de Historia de la Cultura logro su mejor calificación (15). La historia nuevamente aparecía como una
materia de significación extra académica, máxime, porque él mismo empezaba a
tomar conciencia de ser uno de sus anónimos protagonistas. Fue encarcelado, durante dos años en la
isla-prisión de El Frontón, frente al puerto de El Callao. Las condiciones
insalubres de esta prisión, pudo soportarlas estoicamente, a base de
autoeducación y debate de las tendencias ideológicas y políticas
contemporáneas, así como sobre los problemas del Perú. Entraba así en la fase
de ajuste de cuentas con el aprismo y de aproximación al marxismo.
Recordando su valía
como estudiantes de la generación universitaria de 1948, Pablo Macera dice: Juan
Pablo Chang nos llevaba a todos nosotros, entre otras, una gran ventaja
intelectual y de todos los que entonces conocí que estudiaban en San Marcos,
era el que daba una mayor impresión de bondad…
Al concluir sus años
de prisión en el penal de El Frontón, fue deportado a la Argentina, gobernada
entonces por el general Domingo Perón. Sin pérdida de tiempo, Juan Pablo se
inscribió en la Facultad de Letras de la Universidad de Buenos Aires y se
vertebró al movimiento estudiantil y revolucionario de ese país. La lucha contra el peronismo motivaría un
segundo momento en su proceso al aprismo, en su versión argentina, saliendo
deportado a Bolivia. La Junta Militar de
Bolivia, presidida por el general H. Ballivian Rojas, decidió entregarlo a su
símil del Perú. Al ingresar a territorio
peruano, Juan Pablo, haciendo gala de ingenio y habilidad, logro burlar la
vigilancia policíaca y se “esfumó”; ingresó clandestinamente por Puno y se
quedó a residir varios meses en el Cuzco, donde procuró conservar el anonimato.
La policía inicio su búsqueda en el sur
y la capital del país, pero no logró ubicarlo.
En el Cuzco, Juan
Pablo asistió a algunos cursos que se impartían en la Facultad de Letras de la
Universidad San Antonio Abad. Sus
intervenciones polémicas en el aula y en el medio universitario, atraen la
atención de la policía, fue detenido y trasladado a Lima. Permanece en prisión hasta mayo de 1953 en la
cual se entera del triunfo de la revolución boliviana. En la primera quincena
de junio, sale al destierro, esta vez a México. Por entonces contaba con 23 años de edad y
cuatro deportaciones. En tierras
aztecas, se instalo en el Distrito Federal. Vivió en un cuarto de estudiante de la calle
de Hamburgo num.77, de la colonia Juárez y el 31 de julio se inscribió en la
Escuela Nacional de Antropología e Historia, como alumno de Antropología
Social, donde cursó dos semestres.
En el Distrito Federal
se vincula al grupo comunista exiliado, al cual se unían otros revolucionarios
latinoamericanos, como Jorge Turner (panameño), los hermanos Machado
(venezolanos) etc. Entre los comunistas peruanos, destacaba la figura de Genaro
Carnero Checa, los poetas Juan Gonzalo Rose y Gustavo Valcárcel, este último
también procedente de las filas del aprismo. También participaban, Luis de la
Puente Uceda y Manuel Scorza.
En la Escuela
Nacional de Antropología e Historia, cursó dos semestres académicos entre julio
de 1953 y fines de 1954, en que el régimen del entonces presidente, Adolfo Ruiz
Cortinez, decidió expulsarlo del país.
Desde que Juan
llegó a México, participó en diversos actos políticos y de masas, con los
exiliados latinoamericanos y los compatriotas deportados. La campaña
anticomunista en Latinoamérica, amparada por las dictaduras militares que
cambiaban en el continente. El
derrocamiento de Jacobo Arbenz por el golpe militar de Castillo Armas en
Guatemala, son el tema de reflexión y denuncia de Juan Pablo y la comunidad
latinoamericana exiliada en México.
A fines de 1954, a
raíz de la visita del presidente Eisenhower a México, ante el temor del
gobierno de que sufriera un atentado, los exiliados latinoamericanos fueron
confinados a la cárcel de Bucarelli. Una
delegación estudiantil, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia,
compuesta por Irene Valencia, colombiana y compañera de Juan Pablo y Cesar
Huerta, de nacionalidad panameña, demandaron infructuosamente, su libertad.
El abultado “curriculum”
de este joven militante que les mostró la autoridad determinó que la Secretaría
de Gobernación lo deportara, esta vez, a Francia, frustrando una vez más sus
estudios universitarios.
Las fronteras de
América Latina, las que descubrió bajo el fraseario bolivariano del aprismo, se
le cerraron. Le quedaba Europa y desde
allá, la búsqueda del retorno y la revolución.
En 1955, llegó a
Francia, y rápidamente contactó con exiliados de diversas partes del mundo,
principalmente latinoamericanos y africanos, con quienes fortalece sus vínculos
de probado internacionalista. En París
conoce a Guillermo Lobatón, dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria
(MIR) en las guerrillas del 65. Entre
los africanos, mantuvo estrechos lazos con Marcelino Dos Santos, dirigente del
Frente de Liberación de Mozambique (FRELIMO) y más tarde, tras lograr su
independencia, vicepresidente de dicha república. Sus ansias de saber, de poner la academia al servicio
de la vida, de la política, lo llevaron a inscribirse como alumno de
Psicología, en la Sorbona.
Su vida en la
capital intelectual europea, le permitió conocer de cerca la experiencia de las
guerrillas argelinas que lucharon contra el colonialismo francés, a pesar de lo
exiguo de sus fuerzas. En mayo de 1955,
junto con los exiliados africanos y latinoamericanos, celebró la constitución
del Frente de Liberación Nacional (FLN), que definió el camino en la lucha por
la liberación del pueblo argelino. Frente
a ello, el Partido Comunista Francés, levantaba las banderas del chauvinismo
francés de gran potencia: el FLN,
acusaba al Partido Comunista de Argelia por su renuncia a la lucha armada y de
comportarse igual que su símil francés. Esta experiencia marca profundamente a
Juan Pablo, que pocos años más tarde se reafirma en el caso de la revolución
cubana y se expresará en el seno del Partido Comunista Peruano, del cual es
militante.
En 1956 el régimen
dictatorial de MANUEL A. ODRIA llegó a su fin. Ante la oposición y el
descontento popular, se ve forzado previamente a dar una amnistía, a dejar el
mando y convocar a elecciones generales para la presidencia de la
república. Juan Pablo se acogió a la
amnistía y retornó al Perú, se volvió a matricular en la Facultad de Letras de
la Universidad de San Marcos y ejerció funciones partidarias, de organización y
dirección en el seno del Frente Estudiantil Revolucionario (FER).
Para esas fechas,
Richard Nixon visitó América del Sur; en el Perú, decidió visitar la
casona de la Universidad de San Marcos, pero su intento es frustrado, por
la bienvenida que le prepararon los lideres universitarios Juan Pablo Chang,
Mario Chiappe y Max Hernández: huevos
podridos, “pollos” y pedrea general a la comitiva del tío Sam.
El “Chino” fue
encarcelado, al igual que otros estudiantes, en la colonia penal de El
Sepa, en el corazón de la selva peruana. Al obtener la libertad, se dedicó al
periodismo en la agencias France Press
y Ansa y a la labor sindical, la que le cuesta dos prisiones más; pero el
“Chino”, tiene una vigorosa voluntad y tenacidad para la lucha, su convicción
pesa más que cualquier “accidente” de trabajo, en el camino de la vida
revolucionaria. Callado y bondadoso pero luchador como ninguno, es el recuerdo
de quienes conocieron a Juan Pablo.
En febrero de 1956,
se inició una lucha en el seno del Partido Comunista Peruano, contra el
oportunismo de derecha, liderado por Jorge del Prado. Contra esas posiciones de derecha se alineó
Juan Pablo Chang. En el transcurso de esta lucha interna, se reivindicó la
lucha armada, frente al “cretinismo parlamentario” que quería resucitar, al
amparo de la candidatura del oligarca Manuel Prado, las prebendas
conseguidas en su primer gobierno (1939-45), del que por esos años llamaron el
“Stalin peruano”. También se reivindicó
el leninismo frente a sus tergiversaciones.
La
camarilla de del Prado logró maniobrar con habilidad y resolvió el diferendo
ideo político “orgánicamente” en el XI pleno del Comité Central, en septiembre
de 1957, con la expulsión de Virgilio Roel, Héctor Béjar, Hugo Blanco, quienes
se constituyeron en fracción, a través de periódicos como el “PERÚ POPULAR” y
“EL MILITANTE“. En el año 1959, en XV
Congreso Departamental de Lima, se formó el Comité Leninista, organización a la
que adhirió Juan Pablo Chang. En un
manifiesto declararon:
la
formación del COMITÉ CENTRAL PROVISIONAL (Leninista) no constituye la fundación
de un nuevo Partido Comunista. Significa la separación orgánica de la tendencia
revolucionaria, de la tendencia oportunista de derecha, única salida para
superar la crisis ideológica, política y orgánica, del partido comunista
peruano. (2)
Posteriormente, este
Comité Leninista se dispersó, algunos regresaron a las filas del Partido
Comunista Peruano, previa “autocrítica” de sus posturas izquierdistas, otros
sectores se vertebraron a nuevas agrupaciones políticas, como APUIR, Movimiento
Túpac Amaru, FIR, ELN. Por último, los menos, quedaron fuera de la escena
política peruana.
De la experiencia de
la Revolución Cubana y sus precedentes, la Revolución China y más propiamente
la Revolución Argelina, Juan Pablo Chang consideró necesario asimilar la
formación de un frente revolucionario que aglutinase a todos los núcleos
dispersos de la izquierda, que fueron susceptibles de ser unidos, en la
perspectiva de que irrumpieran por el camino de la construcción de un
movimiento de masas, que fuera la fuente y el respaldo a la lucha armada
revolucionaria. En esta dirección en
1961, promovió la construcción de la “Asociación para la Unificación de la
Izquierda Revolucionaria” (APUIR), proyecto que fue duramente atacado por la
dirección reformista de Jorge del Prado.
Posteriormente, un
año después, aparece la primera respuesta política de tipo programático, bajo
una nueva denominación, la del Frente de Izquierda Revolucioanaria (FIR), de la
cual Juan Pablo fue principal animador. Sus objetivos fueron:
Apoyo incondicional a la ocupación de tierras; reorganización
de la CTP y lucha por un pliego único de reivindicaciones; amnistía para todos
los presos y perseguidos políticos y sociales; defensa incondicional de la
Revolución Cubana; confiscación de todos los latifundios y distribución
gratuita de la tierra a los campesinos: nacionalización de las empresas
imperialistas; reforma y gobierno de los trabajadores. (3)
Estos puntos que
centraron como problema primario del Perú la cuestión campesina agraria, fueron
un intento de rectificación de las tesis obreristas y de voluntarismo pequeño
burgués, que hegemonizaron entre los años 1956 y 1961, en el seno de las
corrientes antirreformistas. Este viraje
se dio bajo influjo de la experiencia de la Revolución China, pero
principalmente bajo empuje y ascenso de las acciones del campesinado peruano de
la sierra central con el cual se entrelazaban solidariamente, las fuerzas del
Frente Revolucionario del Cuzco, el POR dirigido por Hugo Blanco; el comité
Leninista del Cuzco, bajo conducción de Luis Zapata Bodero; una fracción de la
Juventud Comunista Peruana. y algunos miembros del APRA rebelde (MIR). El FIR
fue penetrado por las corrientes trorskistas, lo cual fue facilitado por la no
presencia del PCP y la debilidad ideopolítica de otras corrientes revolucionarias
y reformistas. En Lima, se aproximaron
al FIR el Partido Socialista de Luciano Castillo, los Socialprogresistas y
otros núcleos menores.
El FIR, terminó por
decantarse y fracasar como proyecto político y unitario y quedó bajo dirección
de Hugo Blanco, adherido a la fracción trotskista de Manuel Moreno. Algunas de sus anteriores fuerzas, se
aglutinaron en un organismo electoral denominado Frente de Liberación Nacional
(FLN), con participación del PCP, en la campaña electoral de 1962–1963. Otros cayeron en el voluntarismo pequeño
burgués de corte foquista, como el caso del EJERCITO DE LIBERACION NACIONAL
(ELN), al cual se incorporó Juan Pablo Chang en 1964. Para entonces, ya se
había inmolado el poeta Javier Heraud y otros combatientes del ELN, que fueron
emboscados en las selvas de Madre de Dios antes de llegar a su destino.
Respecto
a este lamentable suceso, hay versiones contradictorias. Unos sostienen que fueron los terratenientes
quienes avisaron a la policía de la zona de la incursión de los comandos
armados, procedentes de Bolivia. otros, sostienen que fueron Holle y Monge,
dirigentes del Partido Comunista de Bolivia, quienes pasaron la información al
Ministerio de Gobierno y Policía del Perú, vía la Embajada Peruana en La Paz, a
fin de descartar la vía armada como el camino para la revolución. Ello explicaría el por qué los sobrevivientes
del ELN que se replegaron en Bolivia, evitaron todo contacto con el partido
comunista boliviano.(4) La falta de
documentación impide esclarecer estos acontecimientos, lo que sí se puede
señalar es que la columna guerrillera de Heraud no podía haber alterado el
ulterior curso de los acontecimientos político-militares de 1965-1967.
Poco tiempo después,
en 1965, a Juan Pablo se le vio acudir a las polémicas entre apristas y
feristas para las elecciones de la Federación Universitaria de San Marcos y
revolucionaria. Luego viajo a Europa. Se sabe de una corta estancia en
Checoslovaquia y de su entrenamiento militar en Cuba, al lado del Che Guevara.
Del 3 al 15 de enero
de 1966, participó como delegado del ELN en la Conferencia Tricontinental de La
Habana, en la que se constituyó la Organización de Solidaridad de los Pueblos
de África, Asia a y América Latina (OSPAAAL) que tuvo como sede la ciudad de La
Habana.
El 16 de enero de
1966, Juan Pablo asiste a la reunión preparatoria de 27 delegaciones para la
constitución de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), que
decide celebrar su I Conferencia en agosto de 1967.
Entre
los meses de julio y septiembre de 1966 se adiestra militarmente al lado del
núcleo de voluntarios que comandó el Che Guevara. En ese mismo periodo los
peruanos José Cabrera Flores (“el negro”) y Lucio Galván (“Eustaquio”) se
encontraban ya en Ñancahuazú; ambos al igual que Juan Pablo eran militantes del
ELN. El “Chino” no tardó en juntárseles;
ya para fines de 1966 estaba encargado de la comunicación con las fuerzas
interiores en el Perú y de la responsabilidad directa de coordinar allí la
instalación de un nuevo frente, a punto de entrar en acción, con el cual debía
realizarse más tarde la reunión.(5)
A fines de 1966 la
guerrilla del ELN era derrotada y desarticulada en las montañas de Ayacucho en
el Perú. Héctor Béjar (“Calixto”) en esa
época el dirigente guerrillero cayó prisionero, poco tiempo después colaboró
con la dictadura militar. Pero estas
noticias no desanimaron a Juan Pablo, o en el mejor de los casos no supo
evaluar (dada la información fragmentaria que llegaba a Nañcahuazú) el
descalabro del ELN en Perú, ya que no hay otra manera de interpretar el texto
redactado por el Che Guevara sobre una conversación sostenida con el “Chino” el
2 de diciembre de 1966, en la que relata:
temprano
llegó el Chino, muy efusivo. Nos pasamos el día charlando. Lo sustancial: irá a
Cuba e informará personalmente de la situación, dentro de dos meses podrán
incorporarse cinco peruanos, es decir, cuando hayamos comenzado a actuar; por
ahora vendrán dos, un técnico en radio y un médico que estarán algún tiempo con
nosotros. Pidió armas y accedí a darle una BZ, algunas máusers y granadas y
comprar M1 para ellos. También decidí darle apoyo para que enviaran cinco
peruanos a establecer enlace para pasar las armas para la región cercana a
Puno, del otro lado del Titicaca. Me contó de sus cuitas en el Perú, incluso un
audaz plan para liberar a Calixto que me parece un poco fantasioso, creo que
algunos sobrevivientes de la guerrilla están actuando en la zona, pero no lo
saben a ciencia cierta, pues no pudieron llegar hasta la zona.
Lo demás de la conversación fue anecdótico. Se
despidió con el mismo entusiasmo partiendo para La Paz; lleva fotos nuestras…..(6)
Luego en el núcleo
combatiente del Che, a pesar de que otras eran sus funciones y compromisos
militares. En el inicio prematuro de las
acciones guerrilleras, se entregó de lleno a construir un perfil de combatiente
ejemplar; poco importan sus deficiencias físicas, su miopía extrema y su
delicada salud orginada en las frecuentes prisiones y destierros por adherir a
un ideal; Juan Pablo es puesto como ejemplo por el Che ante la guerrilla un 29
de junio de 1967, de cómo no desmayar, modelo de entusiasmo y convicción. Juan Pablo es un modelo de recia voluntad y
espíritu de sacrificio. Siempre modesto, siempre sonriente, jamás flaqueó. Fue fiel hasta la muerte a sus convicciones
revolucionarias e internacionalistas”.
Juan Pablo Chang (con lentes) al lado del Che
Guevara (con gorra). Bolivia 1967
En Quebrada del Yuro
fue capturado junto al Che Guevara y el combatiente boliviano Simón Cuba
“Willi” y pasado por las armas el 8 de octubre de 1967.
Poco importan las
diferencias que nos separen en torno al camino de la revolución, frente a su
capacidad de entrega, a la vida nueva y al estudio. Pese a sus tropiezos errores y caídas, Juan
Pablo, camarada inmensamente humano es ejemplo de revolucionario del pueblo y
para el pueblo.
Notas:
[1]
Ateneo de Estudios Peruanos-Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH
), México, D.F., Cuicuilco, Noviembre De 1981
[2] Perú Popular:
enero de 1959
[3] “Revolución Peruana”, Lima 25 de septiembre de
1962
[4] Véase, carta abierta de Oscar Zamora al Primer
Ministro de Cuba, Fidel Castro. Bolivia, octubre de 1967
[5] Regis Debray la guerrilla del Che.
Fuente:
Pacarina
del Sur. Revista trimestral. Pensamiento
crítico latinoamericano.
Editor: Ricardo Melgar Bao.
Instituto Nacional de Antropología
e Historia. México.
---------oooOooo------
Hilda Tisoc Lindley
(Lima 1947 – México DF 2017)
NOTA.-
El presente texto se ha reproducido en Lima el 04 de febrero del 2017, al
conmemorarse un mes del sensible fallecimiento en la ciudad de México de Hilda
Tisoc Lindley. (rengifoantonio@gmail.com)
Recuerdo de una Noche Buena
Conocí a Hilda en Lima a través de
Ricardo, su esposo, y luego conocí a Dahil y Emiliano, sus hijos adolescentes
cuando ya vivían desde hace años en
México. Gracias a Dahil retomé el
contacto con mi amigo Alfredo Torero, exilado en Ámsterdam. Su hermano, Emiliano me obsequió su tesis de
Arqueología. Por afinidad de estudios, le presenté a Ann Marie Hocquehem,
investigadora del Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA).
Ricardo periódicamente regresaba de
México a nuestro país solo o acompañado de su familia motivado por sus
parientes y amigos que residían en Lima y por visitar bibliotecas y archivos
para sus investigaciones.
Una de las veces que Hilda vino
sola, la invité a pasar la Noche buena en la casa de Roberto Reyes Tarazona,
literato y sociólogo, director de la revista Arquitextos de la Universidad Particular Ricardo Palma. La casa de Roberto está ubicada en un
edificio de la Av. Sucre, a la espalda de la iglesia María Magdalena de Pueblo
Libre.
Invité a Hilda no solo por lo grato
de su compañía; sino porque Roberto era un amigo que lo conocía desde la época
que dicté un curso de sociología en la universidad de San Marcos. Y porque Hilda es una mujer excepcional; no
iba a desentonar con quienes acudían a dicha reunión a recibir el Año
Nuevo. Se trataba de el núcleo de la
legendaria revista Narración: Miguel Gutiérrez y Oswaldo Reynoso y el poeta
Julio Nelson. El mismo Roberto
perteneció al grupo en torno a Narración
en su segunda etapa; era el más joven de todos.
A Oswaldo le gustaba cocinar y esa
noche había preparado comida china con el refinamiento oriental recientemente
adquirido. Tanto Miguel como Oswaldo había regresado después de una estadía en
China.
A Oswaldo, en China lo habían
operado de un cáncer al estómago. Y contó de manera desopilante tal
suceso. Dijo que para la historia
clínica le preguntaron en qué valle de su pueblo se había criado y de que se
alimentaba en esa época. En el hospital luego de la operación lo condujeron a
una sala de recuperación. Ahí, cuando se
le pasó la anestesia no soportaba el dolor y daba alaridos; sin embargo, notó que en la cama contigua había
un venerable anciano que permanecía inmutable.
Al trabar amistad con su vecino, halló una explicación. El anciano había participado en la Gran
Marcha conducido por Mao. ¡Así
cualquiera soporta el dolor!
En la Noche buena que estábamos
disfrutando, Oswaldo comió y bebió como el más sano de todos. Miguel también nos provocó risa cuando
parodió a la Opera china, maullando como un gato techero en una noche de Luna.
Además de hablar de temas de música
popular, se hablo de literatura y de literatos.
Ahí intervino Hilda para ilustrarnos haciendo referencia a Elena
Poniatowska. Nos dijo que había nacido
en París y llegó a México a los 10 años.
Cultivó variados géneros: novela, ensayo, testimonio, crónica,
entrevista y poesía. Se adhirió a la
causa feminista y a la izquierda política.
Para la pequeña audiencia fue una novedad. En esa época Elena Poniatowska no era tan
conocida en el Perú.
Al llegar la media noche acudimos al
balcón de la casa de Roberto, ahí teníamos una vista panorámica de la ciudad y
contemplamos el cielo iluminado por los fuegos artificiales de las bombardas.
Pasado
el tiempo, Miguel Gutiérrez me preguntaba por Hilda, de quien no se acordaba su
nombre; sino por mi amiga que nos había hablado de Elena Poniatowska.
Antonio Rengifo
Balarezo
Lima, Unidad Vecinal
N°3,
Marzo, 11 del 2017
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