En torno
a un artículo de Francisco Umpiérrez Sánchez
07-10-2015
Tiene razón (con algún matiz) Francisco Umpiérrez
Sánchez [FUS] cuando afirma en un reciente artículo publicado en rebelión [1]
que “la historia la escriben los pueblos y no los intelectuales” (aunque
algunos intelectuales, Guevara, Luxemburg o Lenin por ejemplo, son pueblo).
Probablemente la tenga también (con más matices complementarios) cuando
sostiene que “tal vez algunos intelectuales digan importantes verdades, pero la
verdad no mueve a las fuerzas sociales sino sus intereses y pasiones” (pero
numerosas fuerzas sociales críticas se mueven por pasiones, intereses y
finalidades muy próximas a la verdad y a la justicia). No estoy tan seguro que
la tenga cuando sostiene que “hacer de Europa una sola nación, es un sueño
viejo y un movimiento histórico que no empieza con el euro” (el euro, desde
luego, no tiene nada que ver con hacer de Europa una sola nación) o cuando
añade que “hoy día, en la época de la regionalización de la economía,
representa una demanda imparable” (no sé ve que esa demanda, en la actual UE
neoliberal, deba ser y sea una demanda imparable: ¡apañamos estaríamos! La
actual UE no es ninguna solución para los pueblos del Sur ni tampoco para los
del Norte: es un duro proyecto neoliberal que está arrasando o demediando
fuertemente conquistas obreras y populares, y ubicando países -Grecia es
ejemplo conocido- en coordenadas neocoloniales).
La tiene en cambio FUS, y sin matices, cuando
sostiene que “Joseph Stiglitz [JS] en su entrevista del 30 de septiembre, de
acuerdo con los fragmentos publicados por Rosa Guevara en Rebelión, no hace
teoría económica sino política”. Efectivamente, JS, como todas nosotras, hace
política. No sólo la hace sino que afirma, argumenta y sostiene tesis y
sugerencias que pocos suelen afirmar.
Creo, en cambio, que FUS no tiene razón (sin
matices esta vez) cuando sostiene, de modo poco afable, que “en el terreno de
la política Joseph Stiglitz no es gran cosa. Sus afirmaciones son demasiado
ligeras”. Tal vez sean ligeras, no todo el mundo es capaz de generar siempre
pensamiento fuerte, duro y penetrante (y menos en una entrevista) pero las
opiniones del heterodoxo Premio Nobel de Economía merecen alguna consideración.
De hecho, nos ayudan a pensar (y a actuar) casi siempre. No es poco.
Stiglitz, nos recuerda FUS, declara que “La zona
euro es un proyecto fallido, así que solo es un aspecto más de su fracaso. Se
suponía que debía unir a la gente y ahora está incluso dividiendo a los propios
países”. Pero, advierte FUS pareciendo defender la actual UE y el papel de la
eurozona, que ”en todo proyecto común, en la familia, en los partidos, en los
Estados nacionales y como no podía ser menos en la Unión Europea, hay
diferencias y luchas”. Pero, obviamente, “el que haya diferencias y luchas no
lo convierte en un proyecto fallido”. En todas las naciones del mundo, sigue
señalando FUS, “hay profundas diferencias entre las clases sociales. Luego toda
nación, si seguimos la línea argumental de Stiglitz, sería un proyecto
fallido”. ¿Si seguimos la línea argumental de Stiglitz? ¿Qué línea argumental
conduce a esa conclusión? ¿Desde que lógica divergente? ¿No es obvio que JS se
está refiriendo a las diferencias crecientes (no la simple existencia de luchas
y diferencias) que están creándose en la eurozona, entre un centro fuertemente
enriquerido (y con enormes desigualdades en su interior) a costa de una
periferia maltratada y empobrecida? ¿Es a esto a lo que debemos dar nuestra
conformidad? ¿Es esto una consecuencia de la consideración de la lucha de
clases como motor (o metáfora similar) de la historia? Me da que si Jenny Marx
o Tussy Marx levantaran la cabeza no apoyarían ni la conclusión ni el
razonamiento.
Vistas así las cosas, infiere FUS, “toda la
historia de la humanidad sería un proyecto fallido. De ahí que estime que esa
afirmación de Stiglitz sea, en parte, una manifestación del escepticismo
filosófico, y en parte, una ligereza de intelectual que no sabe lo complejo y
difícil que es hacer política y gobernar un Estado moderno”. Ni es una
demostración de escepticismo filosófico (Stiglitz no es un escéptico), ni es
ninguna ligereza (es un intento pedagógico de explicación de un asunto no
elemental) ni JS ignora las complejidades de la política y del gobierno de los
Estados modernos. No es ningún tontín ni alguien desinformado. Por lo demás,
que la historia o una parte de la historia de la humanidad sea un proyecto
fallido es algo que cualquier marxista que aspire a una sociedad socialista o
comunista, a una sociedad por fin humana y sin explotación ni opresión, no
debería escribir con desdén o, incluso, con algo de prepotencia intelectual
ante la “falta de profundidad” de un intelectual que, entre otras cosas, apoyó
activamente el 15M español y el movimiento de indignados norteamericano. No
muchos intelectuales tienen esas entradas en su curriculum.
Su crítica posterior en torno a un comentario
didáctico de Stiglitz –“en Europa se dice que el euro es Europa, pero el euro
es un trozo de papel”- no es de recibo: “La afirmación de que el euro es un
trozo de papel la hace Stiglitz en dos ocasiones […] pone de manifiesto que
Stiglitz tiene una concepción cosificada del dinero y es víctima de la
enajenación capitalista. Marx no se cansó de insistir que el dinero es una
relación social y no una cosa”. JS sabe perfectamente, por Marx y otros
autores, que el dinero esconde o es una relación social, que es signo de valor,
y, desde luego, no es víctima de ninguna enajenación y menos de la “enajenación
capitalista”, sea lo que sea lo que signifique esta polisémica categoría
político-filosófica.
Afirmar, como afirma FUS dándonos a un tiempo
alguna lección elemental de teoría económica marxista, que “Stiglitz es un
representante de la economía vulgar, esto es, una economía que se representa
las relaciones sociales económicas entre las personas de manera puramente
externa y superficial. Y no quiere ver las relaciones sociales que oculta el
dinero” es un sendero injusto, poco transitable y, si se me permite, todo
informado. La acusación, sin base alguna, que escribe a continuación -“tal vez
la suficiencia económica en la que vive Stiglitz le permite decir esas
ligerezas, pero un trabajador que vive del salario base sabe que el dinero es
su vida y lo estira hasta el punto de que sacrifica cada mes muchas de sus
necesidades y deseos”- es manifestación de un pobre sociologismo, supuestamente
marxista, y que algunos creen fruto de un análisis de clase que echa para atrás
a la más pintada y arreglada. Además de tonto, ¿piensa acaso FUS que Stiglitz
es estúpido y antihumanista?
Aunque JS estuviera inmerso en alguna manifestación
de esa “forma de existencia de la vida enajenada” a la que hace alusión FUS lo
menos que podemos decir de él es que un intelectual que viene defendiendo
causas nobles y dignas y que la estupidez y la falta de información básica no
son marcas detectables en su pensamiento y en su estar-en-el-mundo. Stiglitz no
es Rosa Luxemburg pero está muy lejos de ser Milton Friedman. Si la mitad de
los economistas e intelectuales del mundo, tuvieran el compromiso que tiene
Stiglitz con los menos desfavorecidos de la Tierra, la causa de la emancipación
de los pueblos (incluido también el feminismo por supuesto) avanzaría dos o
tres décadas.
Nota:
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