Investig’Action
27-10-2015
¿Cuál
fue la clave para que Estados Unidos lograra mantenerse como única
superpotencia global? La única solución es controlar Eurasia, afirma el
estratega estadounidense Brzezinski en su libro El Gran Ajedrez (1997).
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2. La clave: ¿cómo controlar Eurasia ?
« Eurasia (Europa + Asia) sigue siendo el ajedrez
sobre el cual se desarrolla el combate por la supremacía global. (…) La manera
con la que los Estados Unidos “gestionan” Eurasia es de una importancia
crucial. El continente más grande del planeta es también un eje geopolítico.
Cualquier potencia que lo controle, controla también dos de las tres zonas más
desarrolladas y más productivas. El 75% de la población mundial, la mayor parte
de las riquezas físicas, ya sea bajo la forma de empresas o de yacimientos de
materias primas, algo como el 60% del total mundial. » (1)
« Cualquier potencia que lo controle »: en vez de dejar las otras naciones decidir libremente de sus relaciones comerciales y del uso de sus riquezas, Washington considera que todas esas riquezas tienen que estar bajo su control. Una lógica propiamente imperialista.
Ya fuesen demócratas o republicanos, los estrategas estadounidenses sabían desde hacía mucho que la batalla decisiva iba a jugarse en Asia. Había que hacer todo lo posible para dividir y aislar las potencias de ese continente. Brzezinski apuntaba a Pekín como peligro principal: « China podría ser el pilar de una alianza antihegemónica China-Rusia-Irán » (2)
De la misma manera, el ex ministro estadounidense de Asuntos Exteriores Henry Kissinger justificaba así los bombardeos contra Afganistán en 2001: « Existen tendencias, apoyadas por China y Japón, para crear una zona de libre comercio en Asia. Un bloque asiático hostil integrando las naciones más pobladas del mundo, con recursos importantes y algunos de los países industriales más importantes sería incompatible con el interés nacional norteamericano. Por estas razones, Estados Unidos debe mantener una presencia en Asia… » (3)
¡La verdad sale de la boca de los viejos! Al haber terminado sus carreras, Brzezinski y Kissinger pueden permitirse un lenguaje directo, al contrario de los responsables actualmente en función. Estos mismos deben enmascarar sus estrategias con un embalaje diplomático.
Por lo tanto, no fue una sorpresa ver a la administración Obama desplazar el centro de gravedad de su política internacional hacia Asia, en un intento, bastante desesperado, para aislar y debilitar a China. El politólogo Mohamed Hassan ha analizado uno de los terrenos de este enfrentamiento: « China tiene una necesidad vital de recursos energéticos. Por lo tanto Washington busca controlar estos recursos para impedir que lleguen a China. » (4)
Hoy en día, la batalla para controlar las rutas del Océano Índico y las rutas terrestres del continente asiático es decisiva : Washington quiere tener la posibilidad de bloquear el acceso de China al petróleo de Medio Oriente, al gas de Asia Central, a los minerales y recursos agrícolas de África. El Océano Índico es la clave. Pero hoy en día, en 2015, esta eventualidad que daba pesadillas a los estrategas americanos está realizándose. E incluso de forma vertiginosa. Con un sólido eje Pekín – Moscú – Teherán, Asia formaría esa gran potencia económica muy atractiva para Japón, la India, y hasta para Europa. Los Estados Unidos serían excluidos del principal corazón económico y comercial del mundo.
¿China volverá a ser el centro del mundo? Eso sería el declive definitivo del Imperio norteamericano. Eso dependerá mucho de la construcción de la « Nueva Ruta de la Seda ».
Sigue la tercera parte : Sabotear China y su « Nueva Ruta de la Seda »
Notas :
« Cualquier potencia que lo controle »: en vez de dejar las otras naciones decidir libremente de sus relaciones comerciales y del uso de sus riquezas, Washington considera que todas esas riquezas tienen que estar bajo su control. Una lógica propiamente imperialista.
Ya fuesen demócratas o republicanos, los estrategas estadounidenses sabían desde hacía mucho que la batalla decisiva iba a jugarse en Asia. Había que hacer todo lo posible para dividir y aislar las potencias de ese continente. Brzezinski apuntaba a Pekín como peligro principal: « China podría ser el pilar de una alianza antihegemónica China-Rusia-Irán » (2)
De la misma manera, el ex ministro estadounidense de Asuntos Exteriores Henry Kissinger justificaba así los bombardeos contra Afganistán en 2001: « Existen tendencias, apoyadas por China y Japón, para crear una zona de libre comercio en Asia. Un bloque asiático hostil integrando las naciones más pobladas del mundo, con recursos importantes y algunos de los países industriales más importantes sería incompatible con el interés nacional norteamericano. Por estas razones, Estados Unidos debe mantener una presencia en Asia… » (3)
¡La verdad sale de la boca de los viejos! Al haber terminado sus carreras, Brzezinski y Kissinger pueden permitirse un lenguaje directo, al contrario de los responsables actualmente en función. Estos mismos deben enmascarar sus estrategias con un embalaje diplomático.
Por lo tanto, no fue una sorpresa ver a la administración Obama desplazar el centro de gravedad de su política internacional hacia Asia, en un intento, bastante desesperado, para aislar y debilitar a China. El politólogo Mohamed Hassan ha analizado uno de los terrenos de este enfrentamiento: « China tiene una necesidad vital de recursos energéticos. Por lo tanto Washington busca controlar estos recursos para impedir que lleguen a China. » (4)
Hoy en día, la batalla para controlar las rutas del Océano Índico y las rutas terrestres del continente asiático es decisiva : Washington quiere tener la posibilidad de bloquear el acceso de China al petróleo de Medio Oriente, al gas de Asia Central, a los minerales y recursos agrícolas de África. El Océano Índico es la clave. Pero hoy en día, en 2015, esta eventualidad que daba pesadillas a los estrategas americanos está realizándose. E incluso de forma vertiginosa. Con un sólido eje Pekín – Moscú – Teherán, Asia formaría esa gran potencia económica muy atractiva para Japón, la India, y hasta para Europa. Los Estados Unidos serían excluidos del principal corazón económico y comercial del mundo.
¿China volverá a ser el centro del mundo? Eso sería el declive definitivo del Imperio norteamericano. Eso dependerá mucho de la construcción de la « Nueva Ruta de la Seda ».
Sigue la tercera parte : Sabotear China y su « Nueva Ruta de la Seda »
Notas :
1) - El Gran Ajedrez, p. 59-61.
2) El Gran Ajedrez, p. 263
3) Henry Kissinger , Does America need a Foreign
Policy ?, New York 2001, p. 111-112.
4) La Estrategia del Caos, Investig’Action,
Bruselas, 2011, p 246.
Traducido por Michel Frentini para Investig’Action
Traducido por Michel Frentini para Investig’Action
OBAMA PLANTEA LA POSIBILIDAD DE UN CONFLICTO MUNDIAL (3/8)
Investig’Action
29-10-2015
El 7 de
mayo de 1999, la Fuerza Aérea de EE.UU. atacaba la embajada china en
Belgrado, causando tres muertos. China había cometido el delito de oponerse a
la guerra de la OTAN contra Yugoslavia.
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3.
Sabotear a China y su “Nueva Ruta de la Seda”
Desmontando las excusas baratas, en aquel momento
escribíamos: “El bombardeo era una advertencia. Washington quiere evitar a toda
costa una gran alianza entre China, Rusia, véase la India y otras potencias.”
El responsable de los bombardeos, el presidente Clinton, declaraba por otra
parte: “Mi principal preocupación, hoy en día, es China”. Pero hoy, la pesadilla
de Washington se está haciendo realidad y tiene nombre: Nueva Ruta de la Seda.
La antigua ruta, conformada por rutas que unían China con Turquía, hizo la
fortuna de numerosos países y mercaderes. ¿La nueva ruta alterará los
equilibrios mundiales?
La economía china posee tres características:
1. Es la economía más dinámica del mundo desde hace 20 años. Muy irónicamente, una “dictadura comunista que no entiende nada de economía” es en la actualidad el bote salvavidas de un capitalismo mundial en crisis pero que sigue siendo igual de arrogante.
2. Careciendo de materias primas, China depende fuertemente de sus importaciones. Consume el 75% del cobre congoleño, el 70% del hierro sudafricano, gran parte del petróleo y del gas de Medio Oriente, y también de Rusia y de las repúblicas ex-soviéticas de Asia central, etc.
3. Habiéndose convertido en el “taller del mundo”, exporta muchos bienes de consumo. Las rutas comerciales actuales siendo lentas e insuficientes, Beijing lanzó un proyecto gigantesco: construir gigantescos “corredores” que la unan a otros continentes. La ruta terrestre estaría compuesta por trenes de alta velocidad, autopistas, gaseoductos y fibras ópticas de telecomunicaciones. Atravesando Asia central, no sólo uniría a Beijing con Moscú, sino que también podría ser prolongada hacia Irán (en cuanto se levanten las sanciones), Turquía y… toda Europa en realidad. Rotterdam, Amberes y Berlín estarían así directamente conectadas a China y las economías asiáticas.
Las rutas marítimas unirían a China con África, Europa e incluso América Latina, lo cual desarrollaría fuertemente las economías de todas estas regiones. Pero el transporte marítimo moderno necesita puertos en aguas profundas que permitan el avituallamiento y el paso rápido de los barcos. Hace falta construirlos.
Actualmente el trayecto Shanghái-Rotterdam dura un mes por mar, menos de tres semanas en tren, y dos semanas en camión. Mejorando las infraestructuras y los pasos de aduanas, la duración de los transportes terrestres se vería reducido a la mitad. En el plano ecológico, multiplicar el número de camiones no es muy responsable, pero esto es otro debate.
De hecho, Beijing ofrece a los países del Sur el poder desarrollar sus economías intensificando sus intercambios. Y a los países del Norte, que encuentren salidas para sus fábricas en plena desaceleración. Por supuesto, las empresas europeas – sobre todo las alemanas – babean ante la perspectiva de firmar gigantescos contratos de construcción. Para financiar todo esto, Beijing ha creado dos grandes bancos abiertos a los inversores extranjeros. La Nueva Ruta de la Seda concierne a 65 países y a 4.4 billones de personas, y estos países representan actualmente el 29% de la población mundial, pero este porcentaje podría duplicarse con el nuevo proyecto.
Los únicos que no se alegran, son los Estados Unidos, excluidos de esta nueva ruta comercial. ¿Hasta dónde llegará el conflicto Washington-Beijing? ¿Y qué papel juega Irán en este tablero? La serie continúa con: Irán: ¿Es Obama un amigo de Irán ?
Fuente: http://www.investigaction.net/Obama-plantea-la-posibilidad-de-un,5508.html?lang=es
La economía china posee tres características:
1. Es la economía más dinámica del mundo desde hace 20 años. Muy irónicamente, una “dictadura comunista que no entiende nada de economía” es en la actualidad el bote salvavidas de un capitalismo mundial en crisis pero que sigue siendo igual de arrogante.
2. Careciendo de materias primas, China depende fuertemente de sus importaciones. Consume el 75% del cobre congoleño, el 70% del hierro sudafricano, gran parte del petróleo y del gas de Medio Oriente, y también de Rusia y de las repúblicas ex-soviéticas de Asia central, etc.
3. Habiéndose convertido en el “taller del mundo”, exporta muchos bienes de consumo. Las rutas comerciales actuales siendo lentas e insuficientes, Beijing lanzó un proyecto gigantesco: construir gigantescos “corredores” que la unan a otros continentes. La ruta terrestre estaría compuesta por trenes de alta velocidad, autopistas, gaseoductos y fibras ópticas de telecomunicaciones. Atravesando Asia central, no sólo uniría a Beijing con Moscú, sino que también podría ser prolongada hacia Irán (en cuanto se levanten las sanciones), Turquía y… toda Europa en realidad. Rotterdam, Amberes y Berlín estarían así directamente conectadas a China y las economías asiáticas.
Las rutas marítimas unirían a China con África, Europa e incluso América Latina, lo cual desarrollaría fuertemente las economías de todas estas regiones. Pero el transporte marítimo moderno necesita puertos en aguas profundas que permitan el avituallamiento y el paso rápido de los barcos. Hace falta construirlos.
Actualmente el trayecto Shanghái-Rotterdam dura un mes por mar, menos de tres semanas en tren, y dos semanas en camión. Mejorando las infraestructuras y los pasos de aduanas, la duración de los transportes terrestres se vería reducido a la mitad. En el plano ecológico, multiplicar el número de camiones no es muy responsable, pero esto es otro debate.
De hecho, Beijing ofrece a los países del Sur el poder desarrollar sus economías intensificando sus intercambios. Y a los países del Norte, que encuentren salidas para sus fábricas en plena desaceleración. Por supuesto, las empresas europeas – sobre todo las alemanas – babean ante la perspectiva de firmar gigantescos contratos de construcción. Para financiar todo esto, Beijing ha creado dos grandes bancos abiertos a los inversores extranjeros. La Nueva Ruta de la Seda concierne a 65 países y a 4.4 billones de personas, y estos países representan actualmente el 29% de la población mundial, pero este porcentaje podría duplicarse con el nuevo proyecto.
Los únicos que no se alegran, son los Estados Unidos, excluidos de esta nueva ruta comercial. ¿Hasta dónde llegará el conflicto Washington-Beijing? ¿Y qué papel juega Irán en este tablero? La serie continúa con: Irán: ¿Es Obama un amigo de Irán ?
Fuente: http://www.investigaction.net/Obama-plantea-la-posibilidad-de-un,5508.html?lang=es
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