GENOCIDIO EN INDONESIA
Película "La mirada del
silencio": ¿admitirá EE.UU. su participación en el genocidio indonesio
de 1965?
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El 1 de octubre se conmemora el 50
aniversario del inicio del genocidio de 1965 en Indonesia, que causó más de un millón de muertes.
Organizaciones de derechos humanos están emitiendo solicitadas demandando al
gobierno estadounidense que admita su participación en el genocidio y dé a
conocer los documentos de la CIA, el ejército y otros organismos
gubernamentales vinculados con el tema. En el período en que se produjeron
los asesinatos masivos, Estados Unidos proporcionaba al ejército indonesio
apoyo financiero, militar y de inteligencia. Hoy seguimos el camino de un
hombre indonesio que llega a confrontar a los asesinos de su hermano. En
1965, el hermano mayor de Adi Rukun fue asesinado por el Komando Aksi, una
organización paramilitar de Aceh. La búsqueda que emprende Adi Rukun para
conocer lo sucedido es el eje del nuevo documental de Joshua Oppenheimer,
titulado: "The Look of Silence" (La mirada del silencio). En 2012,
Oppenheimer había estrenado una película complementaria de esta, llamada "The
Act of Killing" (El acto de matar), en la que entrevista a líderes de
escuadrones de la muerte indonesios y recrea con ellos los asesinatos que
habían realizado en la vida real. Aquella película recibió una nominación al
premio Oscar.
de: Democracy Now! en Español
<boletin@democracynow.org>
responder a: Democracy Now! en Español
<boletin@democracynow.org>
para: ragarro2002@gmail.com
fecha: 3 de agosto de 2015, 15:17
asunto: Boletín de Democracy Now! en
Español - lunes, 3 de agosto de 2015
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COLECTIVO
PERÚ INTEGRAL
1º
de octubre de 2015
OPPENHEIMER: "EN EL
GENOCIDIO INDONESIO SE TIRABAN TANTOS CUERPOS AL RÍO QUE LAS AGUAS BAJABAN
TEÑIDAS DE ROJO"
Nominado a un Óscar por su anterior película, el
director americano presenta en España su nuevo documental, The Look of
Silence.
La película, ganadora del premio del jurado en
Venecia, desvela los entresijos de la represión, el silencio de las víctimas y
la reconciliación.
El realizador, que vivió y rodó en Indonesia
durante años, asegura que es como si "los nazis siguieran en el poder 40 años
después del Holocausto".
Las cintas han abierto un diálogo sobre el pasado
en Indonesia, donde millones de personas ya las han visto.
06/05/2015 - 22:21h
The Act of Killing, nominada los Óscar el año
pasado, es probablemente una de las experiencias más impactantes que se pueden
vivir ante una pantalla. La realidad supera a la ficción al ver a los
dirigentes indonesios describir con todo lujo de detalles cómo asesinaron a
millones de 'comunistas' durante el genocidio de 1965.
La Mirada del Silencio es su secuela. Ganadora del
premio del jurado en Venecia y, presentada en la Berlinale, donde el director
atendió a este diario, Joshua Oppeneheimer la estrena durante estos días en
España con motivo del festival DocumentaMadrid.
Aunque el rodaje de su segunda película fue
prácticamente simultáneo al de The Act of Killing, el enfoque, como deja
ver su título, es radicalmente distinto: hablan las víctimas y confrontan a los
verdugos. El silencio, el mismo a los que se ha sometido a las víctimas durante
medio siglo, se vuelve elocuente.
"Hay una escena que me sirvió de inspiración
para los dos películas. Es cuando aquellos asesinos me llevan al río y me
escenifican cómo ayudaron a matar a 10.500 personas. Me di cuenta de que más
allá de presumir delante de mí, lo que hacían era algo estructural, una manera
de mantener el clima de terror en la sociedad. Era como si, 40 años después del
holocausto, los nazis siguieran en el poder y el miedo fuera el legado del
genocidio", explica Oppenheimer.
Cuenta el realizador texano que en aquel momento se
dio cuenta de que "iba a hacer dos películas: una en la que contara qué
pasa cuando los criminales ganan, se hacen con el sistema y celebran lo que han
hecho y una segunda película en la contara lo que supone vivir medio siglo
atenazado por el silencio y el terror. ¿Qué significa el miedo para la memoria?
Estaba claro que iba a ser una película sin final feliz. Es una elegía del
silencio, en memoria de todo lo destruido".
El genocidio, que ha pasado más o menos
desapercibido durante todos estas décadas, acabó con la vida de entre un millón
y medio y dos millones de personas, acusadas de simpatizar con el comunismo.
"Hay muy poco material del genocidio. Se mató a mucha gente muy rápido y
la violencia era un espectáculo para que la gente sintiera miedo. De hecho, se
tiraban tantos cuerpos al río que las aguas bajaban teñidas de rojo",
añade Oppenheimer.
Desenmascarar a los criminales
Con el objetivo de desvelar el régimen de terror
que se vive en el presente, Joshua se embarcó, con Adi, un óptico de familia
represaliada por la dictadura, en la peligrosa aventura de desenmascarar a los
criminales y reconfortar a las víctimas.
"Hemos hecho algo sin precedentes: no se va a
volver a ver una película en la que los criminales se vean confrontados por las
víctimas, mientras éstos aún siguen en el poder, ya que resulta demasiado
peligroso", vaticina el autor del documental.
Gracias a la propia naturaleza del régimen, a la
paciencia y empatía de Adi y a todas las precauciones que tomaron durante el
rodaje, nunca ocurrió una desgracia. "Cuando expones a alguien, es
vulnerable y tiene menos ganas de reaccionar violentamente", aclara el
realizador premiado con un Bafta.
Con estos mimbres, el director consigue grabar uno
de los momentos álgidos de la cinta: durante una de las entrevistas entre Adi y
uno de los cómplices de la muerte de su hermano, su propio tío, vemos cómo
"una relación de amor se hace añicos delante de nosotros y en tiempo real.
La cámara hace un paneo desde el protagonista hasta su tío. Ese movimiento de
cámara, que se usa normalmente para los diálogos, se emplea aquí para mostrar
el silencio".
Impacto en Indonesia
Gracias a su trabajo, que se ha extendido durante
más de una década, Joshua ha revelado al mundo las atrocidades de un régimen
sin escrúpulos y ha abierto un debate público en una Indonesia que aún hoy se
abre tímidamente a la democracia.
"No podía imaginar un impacto así en
Indonesia. Se ha proyectado miles de veces y se han hecho cinco millones de
descargas. No lo proyectamos en cines, sino en proyecciones colectivas, para no
tener que pasar la censura y no darle excusas a los paramilitares para agredir
a los espectadores. El primer día hubo 500 proyecciones públicas por todo el
país. Fueron muchas más de las que habríamos tenido si solo se hubiera
estrenado en los cines", destaca el realizador.
Oppenheimer asegura estar "muy orgulloso"
de su trabajo, ya que cree que sus películas "están transformando el
diálogo sobre el pasado de Indonesia. Ahora se puede hablar abiertamente del
genocidio y del legado de la corrupción. En la segunda película mostramos que
la reconciliación es urgente y posible", concluye.
Fuente: http://www.eldiario.es/andalucia/Oppenheimer-genocidio-indonesio-cuerpos-bajaban_0_384962635.html
EL ISLAM, EL HOLOCAUSTO OLVIDADO Y LA HISTÓRICA AMNESIA DE ESTADOS UNIDOS
por noticiasdeabajo • 12 May, 2015
Por Peter Dale Scott
Vol. 13, Número.
14, No. 2, 13 de abril de 2015
En el discurso a
la nación de septiembre de 2014 del Presidente Obama, definió a ISIS (o Estado
Islámico) como “terroristas…únicos en su brutalidad. Ejecutan a los
prisioneros. Matan también a los niños”(1). Pero este tipo de terrorismo en
el último medio siglo ni es único ni carece de precedentes. Ni siquiera se
limita a los enemigos de Estados Unidos. De hecho, la primera gran campaña de
exterminio llevada a cabo contra musulmanes civiles asesinados sin juicio
previo, acusados de occidentalidad, se produjo hace medio siglo, a una escala
mucho mayor y más amplia, con el apoyo activo y el aliento de Estados Unidos.
Quizás usted no
supiese esto, pero considere estas cuatro preguntas:
1.- ¿Cuál sido la
mayor masacre planificada contra civiles desde el Holocausto nazi?
2.- ¿Cuál ha sido
la mayor masacre silenciada de manera efectiva por los medios estadounidenses
hasta que ésta hubo finalizado?
3.- ¿Qué
importante operación de la CIA casi nunca ha sido publicada de las muchas que
sobre esta Agencia han salido a la luz?
4.- ¿Qué masacre
formó parte de un posterior proceso celebrado por la revista Time como “la
mejor noticia de Occidente en Asia”?
La respuesta a
estas cuatro preguntas es la misma: la CIA y el Pentágono fomentaron un grupo
rebelde de generales anticomunistas que en 1965 resolvieron la cuestión del
incierto futuro de Indonesia mediante un ardid para derrocar al Presidente
electo Sukarno y sentenciar a los miembros y simpatizantes del mayor partido
político del país. Era el Partido Comunista de Indonesia o PKI, que
también fue el mayor partido comunista del mundo fuera del bloque
chino-soviético. El número total de muertos sigue siendo desconocido, pero Amnistía
Internacional estimó la cifra en “más de un millón” (2).
Aunque el ejército
indonesio presidió la masacre, movilizó a un importante grupo de jóvenes
musulmanes, Ansor, para llevar a cabo muchos de los asesinatos (3). Un gran
número de personas, además de comunistas y sus familias, fueron asesinados de
forma sumaria; un grupo en particular fue el de los maestros rurales. Por este
motivo, esta masacre se ha calificado como “el holocausto olvidado de
Indonesia” (4).
En los últimos
años, algunos estudiosos y periodistas británicos han reconocido con franqueza
“que los gobiernos británico y estadounidense no sólo han encubierto la
masacre, sino participaron en que se llevase a cabo” (5). Pero todavía
resulta casi imposible hablar de la participación de Estados Unidos en la
misma. La Wikipedia menciona a la CIA, afirmando que “la CIA ha descrito la masacre como una de las
peores del siglo XX, junto con las purgas soviéticas de las años 1930, los
asesinatos en masa de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, y el baño de
sangre Maoísta de la década de 1950”. Los artículos que he escrito sobre el
tema se han publicado en Canadá, Gran Bretaña, los Países Bajos y en Indonesia,
pero nunca en Estados Unidos (6).
Desde 1980 han
aparecido algunas referencias ocasionales en Estados Unidos de la ayuda
estadounidense a la nueva junta militar de Suharto después de cometida la
masacre. Tim Weiner, por ejemplo, en su historia de la CIA habla de “500.000
dólares en suministros médicos… dando a entender que el ejército iba a vender
la mercancía por dinero en efectivo” (7).
Estados Unido
apoyó la masacre y tuvo parte activa en su estímulo. Como ya he dicho en otra
parte, intelectuales estadounidenses que mantenían buenas relaciones con el
Gobierno, como Guy Pauker y William Kintner, instaron a sus contactos en el
ejército indonesio “para que dejasen la casa limpia, mediante la liquidación
de los enemigos políticos y la guerrilla armada” (8).
Los Presidentes Johnson y Sukarno, Washington DC, enero de 1965.
Este apoyo no fue
meramente retórico. En julio de 1965, dos meses antes del golpe de Estado, en
los momentos en los que el Congreso pensaba que se había puesto fin a la ayuda
estadounidense a Indonesia, Rockwell-Standard se aseguró un contrato para la
entrega de doscientos aviones ligeros para el ejército de Indonesia en los
próximos dos meses (9).
Según Bradley
Simpson, el Gobierno de Estados Unidos también proporcionó a las Fuerzas
Armadas de Indonesia una ayuda económica encubierta, armas procedentes de Tailandia
y equipos de comunicación (10).
Un año antes, un
Informe dirigido al Presidente Lyndon Johnson por parte del Secretario de
Estado, Dean Rusk, el 17 de julio de 1964, dejaba clara la importancia de la
ayuda militar a los elementos anticomunistas en el Ejército indonesio: “De
nuestra ayuda a Indonesia… estamos satisfechos… aunque no se ayude militarmente
a Indonesia. Sin embargo, esto nos permite mantener algún contacto con los
elementos clave en Indonesia, que están interesados y son capaces de impedir el
ascenso del comunismo. Creemos que esto es de vital importancia para todo el
mundo libre” (11).
Finalmente está el
hecho, aunque todavía en disputa, divulgado por primera vez por la periodista
Kathy Kadane en mayo de 1990, que en el trascurso de la masacre, el personal de
la Embajada de Estados Unidos elaboró una lista con hasta 5.000 nombres de
supuestos lídrees del PKI y se la pasó al Ejército indonesio. Un funcionario de
la Embajada, Robert Martens, reconoció en The New York Times “que
habían pasado la lista de nombres”. Sin embargo, el Times optó por una
historia más equilibrada, en la que el Embajador estadounidense Green rechaza
la participación de la Embajada, calificando de basura los intentos de
implicarla (12).
En la siguiente
tabla, obtenida de Wikipedia, se recoge el número de muertes por asesinatos,
masacres y por genocidio, ilustrando los crímenes cometidos por nuestros
enemigos, como los de Pol Pot en Camboya, y los relacionados con nosotros
mismos, como los de Suharto.
En miles
|
Asesinatos
|
Masacres
|
Genocidio
|
POL POT
|
486
|
160
|
383
|
SUHARTO
|
170
|
108
|
77,5
|
Este sesgo
cultural está muy presente en nuestras cabezas, y lo más importante, en las
cabezas de quienes gobiernan el mundo, que asumen, como es el caso de los
británicos, que las acciones estadounidenses están “claramente dirigidas a
otros beneficios… Donde otros sólo buscan el interés nacional, Estados Unidos
intenta promover principios universales” (13).
Aquellos que
disienten en que se informe sobre estos hechos, sobre el papel de Estados
Unidos en 1965, y que lo que quiero es destacar el hecho de que Estados Unidos
es tan malo, o incluso mucho peor que cualquier otra potencia, ese no es mi
propósito. En mi más reciente libro sobre asuntos políticos, The American
Deep State, escribí que “yo creo en el excepcionalismo estadounidense,
que tuvo un papel verdaderamente excepcional en una sustitución sin precedentes
de regímenes autoritarios por gobiernos constitucionales limitados”.
Pero el Gobierno
estadounidense se ha convertido en un maníaco con una confianza arrogante en
que todas sus intervenciones en el mundo son beneficiosas (14). En este libro
intento explicar racionalmente el origen de esa manía. En este artículo me he
propuesto que se empiece a reconocer la participación de Estados Unidos en el
Holocausto de 1965.
Peter Dale
Scott, ex diplomático canadiense, profesor de inglés en la Universidad de
California, Berkeley. Su último libro The American
Deep State: Wall Street, Big Oil, and the Attack on U.S. Democracy,
publicado por Rowman & Littlefield. También es autor de Drugs Oil and War, The Road to 9/11, The War Conspiracy:
JFK, 9/11, and the Deep Politics of War, y American War Machine:
Deep Politics, the CIA Global Drug Connection and the Road to Afghanistan.
Puede visitar su página web.
Notas:
1.- Presidente
Obama: “Vamos a degradar y acabar finalmente con ISIS”. Blog de la Casa
Blanca, 10 de septiembre de 2014.
2.- Noam Chomsky y
Edward S. Herman, La conexión entre Washington y los fascismos del Tercer
Mundo (Boston: South End Press, 1979), 208. Las más recientes estimaciones
son discutidas por Robert Cribb, que establece una cifra “que podría haber
sido de 200.000 o acercarse al millón” (Robert Cribb, “Problemas sin resolver
en los asesinatos de Indonesia de 1965 a 1966” Asian Survey, Julio/Agosto
2002, 559).Wikipedia
sugiere que actualmente hay un consenso en estimar las muertes en 500.000.
3.- Para más
detalles, ver Nathaniel Mehr, Constructive Bloodbath in Indonesia: The
United States, Great Britain and the Mass Killings of 1965-1966
(Nottingham, England: Spokesman Press, 2009), 49-53, 100.
4.- Instituto
Internacional de Historia Social, “1965:
El Holocausto olvidado de Indonesia”, acto conmemorativo de octubre de
2005. Habría que buscar una palabra para definir los asesinatos políticos en
masa, un término análogo a genocidio, pero destacando explícitamente que se
trata de cuestiones políticas. Actualmente no existe tal término. Propongo el
término policidio ( asesinato de muchos), pero también uso el término
Holocausto en estos otros artículos: la campaña de Stalin contra los kulaks
también puede ser denominado un policidio, no un Holocausto. Las estimaciones
sobre el número de muertes por la campaña de Stalin varían ampliamente, pero
aún así parece que el objetivo principal eran las deportaciones y no con la
intención de matarlos.
5.- Isabel Hilton,
“Nuestro
sangriento golpe de estado en Indonesia” The Guardian, 31 de julio de
2001. Cf. Matthew Jones, Conflicto y confrontación en el sudeste de Asia,
1961-1965: Gran Bretaña, Estados Unidos y la creación de Malasia (Cambridge:
Cambridge University Press, 2002); Mehr, Un constructivo baño de sangre en
Indonesia.
6. Mi artículo, “Estados Unidos y el derrocamiento de
Sukarno, 1965-1967” fue oficialmente prohibido en la Indonesia de Suharto
(Jonathon Green, Enciclopedia de la censura [Nueva York: Facts on File,
2005], 278).
7.- Tim Weiner, Legado
de cenizas (Nueva York: Doubleday, 2007), 260.
8.- Guy J. Parker,
“El papel de los militares en Indonesia”, en John H. Johnson, ed, El
papel de los militares en los países subdesarrollados (Princeton, NJ:
Princeton University Press, 1962)., 221-23; William Kintner y Joseph Kornfeder,
La nueva frontera de la Guerra [Londres: Frederick Muller, 1963], pp
233, 237-8… Otros ejemplos en Peter Dale Scott, “Los Estados Unidos y el
derrocamiento de Sukarno, 1965-1967”, Pacific Affairs, 58, Summer
1985, 239-264; Peter Dale Scott, “Exporting Military-Economic Development,”
in Malcolm Caldwell, ed., “Diez años de terror militar en Indonesia”
(Nottingham, Inglaterra: Portavoz Books, 1975), pp. 227-32.
9.- Las audiencias
del Comité Church,
p. 941; cf. p. 955.
10.- Armando
Siahaan, ““Historian Claims West Backed Post-Coup Mass Killings in ’65,”
Jakarta Globe, January 9, 2009,
11.- Catálogo trimestral
de documentos desclasificados, 1982, 001 786 [Memo DOS para el presidente de 17
de julio, 1964; cursiva en el original].
12.- Michael
Wines, “C.I.A. Tie Asserted in Indonesia Purge,” New York Times, July
12, 1990.
13.- Jessica T.
Mathews, “El camino de Westfalia,” New York Review of Books, “19 de
marzo de 2015.
14.- Peter Dale
Scott, The American Deep State: Wall Street, Big Oil, and the Attack on U.S.
Democracy (Lanham, MD: Rowman & Littlefield, 2014), 99, 139.
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