Lun,
06/11/2017 - 23:30 — pablo
Por Eugene Gogol
No hay duda de la profunda
influencia que la Revolución rusa ha tenido en los movimientos sociales, en
pensadores-activistas revolucionarios y, de hecho, en diversas revoluciones en
América Latina en el siglo pasado. Al mismo tiempo, ha significado una herencia
doble, contradictoria: la grandeza de la primera revolución socialista exitosa
seguida de su trágica transformación en su opuesto: una sociedad capitalista de
Estado[1].
Esta
dualidad ha perfilado la dirección de los movimientos sociales emancipadores,
de partidos políticos de izquierda, del discurso radical y de eventos actuales
en América Latina, y continúa haciéndolo hasta ahora. En este ensayo queremos
examinar brevemente cuatro momentos de la realidad latinoamericana marcados por
la Revolución rusa y sus contradictorias secuelas: 1) El pensamiento y práctica
de José Carlos Mariátegui en los años siguientes a la Revolución rusa. 2) La
Revolución cubana en el poder: “¿Qué sucede después? 3) Venezuela y Bolivia -
¿Hacia el socialismo o hacia un capitalismo de Estado?. 4) Concluimos con la
necesidad de los revolucionarios latinoamericanos de clarificar esta herencia
dual y contradictoria de la Revolución rusa.
I.-El
impacto de la Revolución rusa en Mariátegui: en Europa; en la creación del
marxismo indígena en Perú; en el conflicto con el marxismo "ortodoxo"
Lenin
aparece, incontestablemente, en
nuestra época como el restaurador más enérgico y fecundo del pensamiento
marxista
Mariátegui, Defensa del marxismo
En 1919,
José Carlos Mariátegui, joven periodista radical que vivía en Lima, fue enviado
al exilio a Europa: una Europa llena de ideas revolucionarias y posibilidades
de transformación social a raíz de la Revolución rusa de 1917. Viviendo en
Francia y en Italia, Mariátegui conoció y dialogó con muchos socialistas
europeos. La fundación del Partido Comunista Italiano en 1921 "impresionó
profundamente a Mariátegui con el potencial revolucionario de una aproximación
voluntarista al marxismo".[2]
Sin
embargo, fue la Revolución rusa la que más impactó a Mariátegui en sus años
europeos. Luego de volver a Perú en 1923 como "un marxista convencido y
declarado", discutirá esa revolución en conferencias sobre la
"Historia de la crisis mundial" en la Universidad Popular González
Prado en Lima en 1923-24 (publicada en forma de libro como La escena
contemporánea en 1925). Más tarde, la Revolución fue retomada en su Defensa
del marxismo, una serie de ensayos publicados en Amauta, la revista
magisterial, político-literaria-indígena-revolucionaria que Mariátegui fundara
en 1925 y editada hasta su muerte en 1930.
En
Amauta se pueden encontrar discusiones sobre Lenin, incluidos sus escritos
sobre el imperialismo, sobre Trotsky y sobre otras figuras de la revolución.
Sin
embargo, la influencia más profunda de la Revolución rusa en Mariátegui se
puede encontrar, no tanto en sus referencias a la revolución misma, sino en el
hecho de que esa revolución comunista impactó su pensamiento y análisis sobre
la realidad peruana. Al ser "un marxista convencido y declarado", el
impacto se puede ver de manera más concreta en los ensayos que escribió en Amauta,
que luego se reunieron en su libro más conocido: Siete ensayos de
interpretaciónde la realidad peruana. En cada uno de esos ensayos -sobre
economía, la cuestión indígena, el problema de la tierra, la educación y la
religión, entre otros-, el punto de partida de Mariátegui era el de un pensador
marxista revolucionario: cada tema fue visto y escrito inseparablementedel
terreno económico-social del Perú de la década de 1920. Así,Mariátegui no se
hacía ilusiones sobre el capitalismo como una solución al estatus semicolonial
de su país, semejante al feudal. Tampoco creía en un "indianismo"
abstracto, sin considerar la realidad económica de Perú. Su análisis de Perú no
estaba separado de su visión de las contradicciones de clase.
Sin
embargo, al mismo tiempo -y seguramente su más profunda contribución a la
posibilidad de transformación social en Perú-, Mariátegui presentó un sujeto
revolucionario concreto, el indígena, como necesario y clave para la
transformación social. Precisamente esto es lo que ha hecho de Mariátegui el
marxista más importante en la historia de América Latina. En esto consiste la
actualidad de su pensamiento y su práctica. Al demostrar la imposibilidad de
construir el socialismo en Perú —un país en el que el 75% de la población era
indígena—, sin las masas indígenas, Mariátegui mostró lo que era el centro de
la transformación social: un sujeto revolucionario que podría destruir de raíz
al capitalismo semi-feudal, colonial y dependiente de Perú, y así comenzar a
construir un socialismo sobre sus propias raíces indígenas y comunales.
Ésta fue
la recreación del marxismo/comunismo basado en la realidad concreta peruana. Marxismo,
no sólo en el sentido de análisis económico de Perú en ese momento, sino de la
mano del reconocimiento y la atención sobre un sujeto vivo de transformación
social: el indígena.
¿Hubo
entonces un impacto de la Revolución rusa en Mariátegui? Después de todo, en
Rusia fue el proletariado, los trabajadores industriales junto con una gran
masa de campesinos, quienes habían echado por tierra al zarismo, en febrero, y
luego habían dado origen a la Revolución de Octubre (Noviembre). Además,
Mariátegui había sido claro: su concepto del socialismo en Perú no sería una
copia de ningún modelo europeo. Tendría que ser su propia creación heroica.
Si uno entiende,
entonces, que el impacto de la Revolución rusa en Perú fue en términos de método,
es decir, de la dialéctica —la metodología dialéctica que guió a Lenin para
exigir que Rusia no se detuviera en una revolución burguesa, sino que
avanzara hacia "Todo el poder a los soviets" y, ello, en un país
tecnológicamente subdesarrollado (en comparación con Europa occidental)—, esa
visión dialéctica se puede encontrar en el llamado y en la práctica de
Mariátegui hacia un socialismo basado en los indígenas. Como señala Dan La
Botz: "Mariátegui creía que los indios, en tanto proletarios y siervos
feudales, serían capaces de comportarse de la misma manera revolucionaria que
los trabajadores y campesinos rusos".[3]
Fue
precisamente el planteamiento de Mariátegui de este sujeto revolucionario
indígena, de un socialismo con base indígena en Perú (junto al proletariado),lo
que entró en conflicto con el marxismo dogmático, también llamado ortodoxo, el
cualhabía tratado de ser impuesto a los partidos comunistas latinoamericanos
por parte de la Rusia de Stalin.
La
Primera Conferencia de los Partidos Comunistas de América Latina tuvo lugar en
Buenos Aires, Argentina, en junio de 1929, con delegados de Argentina, Brasil,
Bolivia, El Salvador, Guatemala, Cuba, Colombia, Ecuador, México, Panamá, Perú,
Uruguay y Venezuela. Mariátegui estaba demasiado enfermo para asistir, pero
envió documentos con representantes.
Lo que
pronto quedó claro fue que el concepto de marxismo de Mariátegui--el cual
estaba basado tanto en la cuestión de clasecomo en un sujeto revolucionario
indígena-- iba en contra de la visión exclusivamente de clase del marxismo
"ortodoxo", mientras que cualquier cuestión "nacional"
debía quedar reducida a una posición subordinada. Mariátegui murió en 1930, y
el comunismo "oficial" de la Tercera Internacional, dominada por
Stalin, tuvo éxito en gran parte alsepultar sus ideas, tildándolas de
“desviacionistas”. ¿No es esto parte de la herencia contradictoria del período
posterior a la Revolución Rusa? Sólo en las últimas décadas, con el poderoso
surgimiento de la dimensión indígena en América Latina, las ideas de Mariátegui
han vuelto a cobrar fuerza.
II.- El
gran parteaguas de la Revolución cubana en América Latina; pero, ¿qué pasa
después?
El
Movimiento de Guerrillas del 26 de Julio de Fidel Castro, el cual lideró la
Revolución cubana y logró derrocar a Fulgencio Batista y enfrentar al
imperialismo estadounidense, significó un parteaguas para América Latina: la
apertura de un camino independiente hacia la transformación social y la
libertad frente a la dominación estadounidense. Es importante señalar que esta
larga lucha revolucionaria, la cual duró siete años, se llevó a cabo
independientemente de la ayuda de Rusia, así como en oposición al
colaboracionismo de clases del Partido Comunista de Cuba. Este último se había
alineado con la dictadura de Batista; asimismo, dependía de la Tercera
Internacional–cuyas políticas, en ocasiones colaboracionistas de clase, eran
dictadas por la Rusia de Stalin—y tenía poco interés por la realidad concreta
de Cuba.
Inicialmente,
Castro expresó la independencia del proceso cubano:
Colocados
entre las dos ideologías o posiciones políticas y económicas discutidas en el
mundo, nos aferramos a nuestras propias posiciones. Las hemos denominado
humanismo, porque sus métodos son humanistas; porque queremos liberar al hombre
de todos los temores, las directivas y los dogmatismos. Estamos revolucionando
a la sociedad sin constreñirla o aterrorizarla. El tremendo problema afrontado
por el mundo es que se lo ha puesto en situación de elegir entre el
capitalismo, que hambrea al pueblo, y el comunismo, que resuelve los problemas
económicos pero suprime las libertades tan estimadas por el hombre […] Por eso
hemos dicho que estamos un paso delante de la derecha y la izquierda, y que ésta
es una revolución humanista, porque no priva al hombre de su esencia, sino que
lo sujeta a su meta básica […] Tal es la razón de que haya dicho que esta
revolución no es rosa, sino verde oliva (The
New Left Review, enero-febrero de 1961).
La
importancia de la Revolución cubana no debe ser subestimada:
Los
guerrilleros de las montañas, los campesinos de la provincia de Oriente, el
proletariado y los estudiantes de La Habana se unieron para llevar a cabo la
mayor revolución que América Latina haya presenciado. No cabe duda de que, con
el derrocamiento de la sangrienta dictadura de Batista, la revolución rompió
decisivamente con el imperialismo norteamericano, el cual había saqueado la
economía cubana. Al expropiar a los propietarios capitalistas norteamericanos,
logró una revolución agrícola y puso fin a las relaciones feudales entre los
campesinos cubanos y los hacendados cubano-americanos(Raya Dunayevskaya,
"The Cuban Revolution: theYearAfter", reproducido en Russia:
FromProletarianRevolution to State-CapitalistCounter-Revolution. Brill,
2017)
Así, Cuba
continuó trazando un camino independiente de la vía “comunista” rusa y abriendo
posibilidades revolucionarias en América Latina y otras partes del Tercer Mundo
(véase la teoría del foquismo de Castro, tal como se presenta enRevolución
en la revolución, de Regis Debray). No obstante, Castro rápidamente eligió
alinear a Cuba con Rusia,en tanto superpotencia nuclear, como medida de
protección contra Estados Unidos, el cualemprendió la invasión de Bahía de Cochinos
contra la Revolución en abril de 1961. Así,al quedar en el medio de la guerra
de una superpotencia nuclear contra la otra, la Crisis Cubana de los Misiles
demostró que Cuba, lejos de estar protegida, era en un peón tanto para Estados
Unidos como para Rusia, mientras estos países maniobraban, amenazando con la
destrucción nuclear de todo el mundo.
Al mismo
tiempo, es importante señalar una alineación cada vez más profunda de Cuba con
Rusia, la cualnos habla no tanto de las posibilidades de la revolución, sino de
la atracción haciael capitalismo de Estado. Castro rápidamente encontró
afinidad en la mentalidad administrativa del capitalismo de Estado ruso con
respecto a sus propias masas: vio a los burócratas del Partido Comunista de
Cuba como aliados adecuados para ayudar a administrar el Estado cubano, para
disciplinar a las masas cubanas. El Estado unipartidista, así como la
producción y más producción--en este caso, de caña de azúcar--, a través de la
administración jerárquica, se convirtieron en lecciones para aprender del
ejemplo ruso.
Todo esto
no es con el fin de negar la grandeza de la Revolución cubana, o el hecho de
que las masas han tenido grandes avances, particularmente en términos de
atención médica y educación durante más de medio siglo. Tampoco podemos
descartar la terrible realidad del imperialismo estadounidense, el cual
continúa con sus prácticas inhumanas y destructivas contra Cuba. Pero es
necesario que examinemos: ¿Qué sucede después de la revolución? ¿Qué se
necesita para construir una nueva sociedad humana, sin quedar atrapados por una
mentalidad y una práctica capitalistas de Estado? La Revolución cubana es sin
duda productodel legado de la Revolución rusa. Al mismo tiempo, ¿no heredó y
adoptó también algunas de las prácticas que hicieron que la Revolución Rusa se
transformara en su opuesto: una sociedad capitalista de Estado?
La
atracción por el capitalismo de Estado no es sólo una cuestión cubana. En la
era del capitalismo de Estado como fenómeno mundial, somos testigos de una
atracción objetiva hacia la mentalidad administrativa y el Estado global. Aquí,
exploramos brevemente esta pregunta en relación con Venezuela y Bolivia.
III.
Venezuela y Bolivia: ¿Socialismo o estatismo para el siglo XXI?
Frente a
las prácticas destructivas del capitalismo neoliberal en las últimas décadas
del siglo XX, las masas latinoamericanas en varios países buscaron soluciones a
través de la resistencia y la rebelión de masas, así como de los procesos
electorales. En 1989, Venezuela vivió las protestas masivas conocidas como El
Caracazo; en 1999, llegó la elección de Hugo Chávez. En Bolivia, la primera
mitad del siglo XXI fue testigo de protestas masivas, principalmente indígenas,
contra el gobierno neoliberal de Gonzalo Sánchez de Lozada; su destitución
llevó a la elección de Evo Morales y su vicepresidente marxista Álvaro García
Linera.
En ambos
países hubo demandas e implementación de cambios sociales. ¿Cómo ha impactado
la doble herencia de la Revolución Rusa a estos dos países, los cuales buscaron
una alternativa social en las primeras décadas de este siglo?
Venezuela
Fueron
las masas de Venezuela quienes abrieron la posibilidad para que Hugo Chávez
proyectara el concepto de “Socialismo del siglo XXI”. Primero, los pobres lo
llevaron a la presidencia en 1999; después, en 2002,cuando hubo un intento de
golpe de Estado y aprehensión de Chávez, fueron nuevamente las masas las que
forzaron su liberación y, así, cambiaron el momento objetivo-subjetivo. Luego
de romper el "ataque/sabotaje petrolero comercial" de 2002-03, Chávez
tomó el control total de la empresa petrolera estatal y comenzó a usar los
recursos petroleros como capital para proyectos sociales. Una serie
de nuevos programas sociales, conocidos como "misiones", se
presentaron para abordar las necesidades desesperadas de los pobres del país.
Las primeras misiones que Chávez inició entre fines de 2003 y principios de
2004 fueron para la capacitación en alfabetización (Misión Robinson), la
finalización de la escuela secundaria (Misión Ribas), becas universitarias
(Misión Sucre), cuidado de la comunidad (Misión Barrio Adentro) y subsidios de
alimentos (Misión Mercal). (Wilpert, Gregory, Changing Venezuela by
Taking Power: The History and Policies of Chávez Government, 2007: 23).
A fines
de 2005, Chávez declaró la intención de su revolución bolivariana de construir
el "socialismo del siglo XXI". ¿Qué es lo que este socialismo
significó en el contexto venezolano y latinoamericano? ¿Cuáles fueron las
limitaciones y dificultades de tal proyecto?[4] El concepto de
Chávez tenía dos características dominantes: 1. Su enfoque principal era la
redistribución de los ingresos del petróleo, los cuales beneficiarían a las
masas venezolanas. 2. La iniciativa y el control final de una serie de
proyectos provinieron de arriba, de Chávez; es decir, fueron principalmente
proyectos estatales.
Antes y
durante la presidencia de Chávez, Venezuela dependía casi por completo de la
principal mercancía del capitalismo --el petróleo--para su existencia. En ese
entonces, era uno de los mayores productores del mundo. Chávez se hizo de los
ingresos del petróleo en sus esfuerzos por transformar el país: el derecho a la
vivienda, la comida, la educación y la atención médica comenzaron a ser reales
para las masas; en suma: una redistribución masiva de la riqueza hacia los
pobres. Éste fue un paso necesario e importante, pero, ¿fue socialismo?
En la
Revolución rusa y en sus resultados inmediatos, aunque ciertamente había una
necesidad de controlar la distribución, en particular de los alimentos (por ejemplo,
durante el comunismo de guerra), al mismo tiempo se puso atención a la
producción y al papel de las diferentes organizaciones de trabajadores-- los
comités de fábrica, los sindicatos y los soviets-- en el funcionamiento de la
producción. (De hecho, el famoso debate sindical de 1920-1921 giraba en torno a
la relación entre las organizaciones propias de los trabajadores, los
sindicatos y el Estado; ello, en el naciente Estado de los trabajadores).
Venezuela
enfrentó una situación muy contradictoria en este sentido. Históricamente,
debido a los enormes ingresos petroleros, el capitalismo venezolano tenía poco
interés en desarrollar una industria manufacturera, por lo que prefería la
importación de bienes. Por lo tanto, hubo poco desarrollo de una clase obrera
“tradicional” y de sus organizaciones. Lo mismo ocurrió con los productos
alimenticios, que se obtuvieron principalmente por importación. Por lo tanto,
la agricultura y el campesinado se vieron desatendidos.
¿Dónde
estabanla clase obrera y el campesinado venezolano, en tantofuerzas humanas
creativas para construir el socialismo? Ciertamente, Chávez trató de alentar
una democracia participativa: por ejemplo,fomentando la participación de los
trabajadores en la producción mediantecooperativas y sindicatos en las fábricas
estatales. Además, hubo una campaña para reactivar el campo (Vuelta al Campo),
así como cierta redistribución de tierras estatales y tierras privadas
subutilizadas, para los campesinos. Se formaron cooperativas financiadas por el
Estado y se iniciaron "pueblos comuneros".
Igualmente,
hubo otras iniciativas para la participación masiva: asambleas ciudadanas
(consejos comunales) y, de hecho, un partido político, el Partido Socialista
Unido de Venezuela. Pero todo esto surgió desde arriba, con el Estado como
máxima autoridad: no desde las organizaciones de masas, las acciones y las
decisiones de abajo.
El
"socialismo" desde arriba, guiado por un líder, con una burocracia
militar centrada principalmente en la distribución igualitaria, así como
dejando mucho espacio para la corrupción -todo bajo la guía del Estado con E
mayúscula-, no pueden ser un sustituto para la construccióndel socialismo desde
abajo, comenzando con la reorganización del proceso de producción en las
fábricas y en el campo por parte de las propias masas. El legado de Chávez, así
como del "socialismo del siglo XXI" en general, se ponenasí en
entredicho. ¿Acaso el enfoque vertical de Chávez para la construcción del
"socialismo" no tiende más hacia el capitalismo de Estado?
¿Se está
construyendo el socialismo, o está Venezuela bajo el impulso del capitalismo de
Estado? Es aquí donde las prácticas y los conceptos de una Revolución rusa
transformada en un régimen capitalista de Estado tienen un impacto sobre la
construcción de lo que se denomina socialismo en Venezuela.
Bolivia
Si
Venezuela, bajo el mandato de Chávez, luchó auténticamente para construir el
socialismo-- incluso si el esfuerzo se orientó más en una dirección capitalista
de Estado--, el enfoque de Bolivia bajo la administración de Evo Morales, y
particularmente de su vicepresidente Álvaro García Linera, ha sido una adopción
abierta de prácticas capitalistas de Estado, incluso si este nombre no es
usado.
García
Linera es un marxista con una larga e importante historia de lucha contra la
dominación colonial-capitalista de las masas bolivianas, la mayoría de las
cuales son indígenas; fue un observador importante del proceso de
transformación social en Bolivia en la primera mitad de este nuevo siglo,y
escribió sobre el movimiento social en El Alto, que vio como una fuerza
creativa (Sociología de los movimientos sociales en Bolivia).
Sin
embargo, una vez en el poder, el régimen de Morales-García Linera no se ha
basado en esa energía humana creativa desde abajo que había derrocado al
antiguo régimen.[5]Más bien, se ha
movido rápida y abiertamente hacia el control por parte del Estado, con Emayúscula.
García Linera ha dicho: "Toda lucha pasa por el Estado; incluso la lucha
contra el Estado pasa por el Estado ". Como he escrito anteriormente:
Esto no
es solamente el pensamiento de un sociólogo marxista radical. Esta construcción
ideológica se ha convertido en la práctica real del poder del Estado en
Bolivia. Si García Linera podía reconocer el poder de los movimientos sociales
desde abajo en el derrocamiento del gobierno neoliberal en Bolivia entre 2000 y
2005, ¿por qué no busca basar a la Bolivia pos-2005, en esta misma creatividad
para construir una nueva sociedad? [Él] presenta sus razones teórico-prácticas:
"No
es realista pensar que en un país donde sólo el 10 por ciento de la clase
obrera tiene conciencia clara de sí misma como clase, podemos construir el
socialismo, porque el socialismo no se puede construir sin el proletariado.
Tomará décadas de trabajo duro para construir la conciencia de clase necesaria
para esta transición. Por lo tanto, debemos construir un Estado fuerte que
asuma un papel de liderazgo en la economía y movilice sus recursos para
fortalecer las organizaciones comunitarias y las formas comunitarias de
producción" (Utopía y dialéctica, p. 421).
¿Es
entonces de extrañar que el gobierno de Morales entrara en conflicto con los
indígenas en la región del TIPNIS, así como con los indígenas de El Alto,debido
a sus políticas de desarrollo estatal? ¿Qué tan lejos está García Linera de las
ideas de Mariátegui, el cual, como vimos, se basó precisamente en la unidad de
las masas indígenas con el marxismo revolucionario para la construcción de una
nueva sociedad?
En otra
entrevista, García Linera expresó sus objetivos y los del gobierno aún más
concretamente: "Queremos un capitalismo con una gran presencia
estatal". Esta ideología y práctica de un "marxismo" estatal
encuentra justamente sus orígenes ideológicos y prácticos en la transformación
de la gran Revolución rusa en su opuesto: un régimen dictatorial capitalista de
Estado con el surgimiento de Stalin. Por supuesto, no estamos acusando a García
Linera de estalinista. Sin embargo, ha caído bajo la ilusión de que el
capitalismo de Estado es una transición al socialismo, en lugar de la lógica
última del capitalismo.
Éste es
precisamente el peligro del doble legado de la Revolución Rusa: en lugar de la
magnífica creatividad de las masas desde abajo --en conjunto con Lenin y otros
colegas revolucionarios--- que hizo posible la Revolución de Octubre y más
allá, ha sido más bien la transformación de Rusia en su opuesto --el
capitalismo de Estado, pero proclamado en nombre del marxismo como una
transición al socialismo o al comunismo--, lo que se ha convertido en el camino
a seguir para muchosrevolucionarios. Sin un concepto claro de lo que eran y son
el marxismo auténtico y el comunismo, ésta es la trampa ideológica y práctica
que aguarda a los movimientos sociales y revolucionarios que buscan un camino
viable fuera del capitalismo neoliberal y del continuo dominio del imperialismo
estadounidense.
IV.
Conclusión
Por
supuesto, no podemos olvidar la historia y, más específicamente, la importante
historia de la Gran Revolución rusa. Igualmente, no podemos olvidar su trágico
desarrollo en las décadas siguientes. Tampoco podemos olvidar todo lo que se ha
hecho en nombre del marxismo y del comunismo. Nosotros, como revolucionarios,
revolucionarios latinoamericanos --y, en general, todos los revolucionarios--,
necesitamos tener claridad sobre lo que ha sucedido en estos 100 años desde
aquel octubre. Para hacerlo, uno se ve obligado a regresar no sólo al marxismo
de Lenin, sino al de Marx y al de Mariátegui. Marx describió con claridad lo
que él denominó comunismo vulgar, el cual quería reducir la nueva
sociedad a nuevas relaciones de propiedad, en lugar de nuevas relaciones
humanas que comenzaban en el punto de producción. Además, criticó duramente la
idea de “tomar”al Estado burgués como medio para alcanzar el socialismo: el
Estado tenía que ser destruido. Ciertamente, Marx se planteó la necesidad de
una dictadura del proletariado (la Comuna de París fue vista como tal), pero
con miras a la desaparición del Estado mismo. El fetichismo del Estado, en
lugar del fetichismo de las mercancías, no nos acerca más a una sociedad basada
en nuevos comienzos humanos; es, en cambio, un callejón sin salida.
¿Podemos
encontrar en América Latina nuevos puntos de partida que se conecten con la
auto-actividad creativa, la cual es la base del auténtico marxismo y el
comunismo, y que, en ese sentido, se conectan con el verdadero espíritu y la
práctica de la Revolución Rusa?
Aquí
argumentaría que un movimiento como los zapatistas en México, junto con otros
grupos indígenas, representan el espíritu genuino de la Revolución rusa en su
punto más alto, así como la idea de Marx de la aparición de "nuevas
pasiones y nuevas fuerzas en el seno de sociedad", las cuales llevarían a
cabo un doble ritmo: la destrucción de lo viejo y la creación de lo nuevo, una negación
de la negación revolucionaria, la dialéctica en la vida misma. Sí, los
zapatistas no se llaman marxistas ni comunistas; tampoco seguidores de
Mariátegui. Ellos sonzapatistas, y punto. Pero tampoco es necesario que
se autodenominen marxistas, ya que el nombre no es lo crucial, sino la praxis
revolucionaria. Por otra parte, los que deseamos ser pensadores y activistas
revolucionarios al lado de los zapatistas y otros movimientos sociales
latinoamericanos que seguramente emergerán, debemos comprender la herencia
revolucionaria de esa Revolución rusa y, al mismo tiempo, criticar duramente su
transformación en su opuesto: el capitalismo de Estado. Sólo así podremos
construir el futuro de una manera realmente emancipadora.
[1]Debido a que nuestra atención se centra en América Latina, no podemos
examinar aquí a detalle la Revolución Rusa y su historia contradictoria tras la
muerte de Lenin. En su lugar, remitiríamos al lector a una nueva colección
completa de escritos dela filósofa marxista-humanista Raya Dunayevskaya.
Durante más de cuatro décadas, ella escribió sobre la Revolución y sus secuelas.
Entre sus temas principales estuvieron: la preparación filosófica de Lenin para
la revolución; ¿qué sucede después de la revolución?; la transformación de
Rusia en una sociedad capitalista de Estado; el capitalismo de Estado como un
fenómeno global, yel humanismo marxista como un cuerpo
filosófico-práctico-organizativo de ideas.VéaseRussia: From Proletarian
Revolution to State-Capitalist Counter-Revolution(Brill, 2017).
[2]Harry E. Vnden and Marc Becker, José Carlos Mariátegui—an anthology. Introduction,
p.15.Monthly Review Press. New York. 2011.
[3]Latin American Marxist: Jose Carlos Mariategui”.
http://newpol.org/content/latin-american-marxist-jos%C3%A9-carlos-mari%C3%A1tegui
[4]En este ensayo no podemos sino ofreceruna descripción y análisis breves
de la situación en Venezuela. Para un análisis más completo, véase "El
proceso revolucionario en Venezuela: avances, contradicciones e
interrogantes", capítulo 5 de Utopía y dialéctica en la liberación
latinoamericana, México, Prometeo Liberado, 2014.
[5]Ver "Bolivia: la transformación revolucionaria (2000-2005); la
atracción del capitalismo de Estado (2006-2013), capítulo 7 deUtopía y
dialéctica en la liberación de América Latina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario