1917
Es un
año pleno de acontecimientos trascendentales. Y el más trascendental de ellos
fue la caída del Gobierno Provisional en Rusia. Pero Rusia estaba lejana y en
aquéllos tiempos más. Aquí, en Lima, se desarrollaba un drama, una comedia y
una tragedia de carácter nacional.
El
drama era la maduración, el surgimiento de un líder sui géneris que iba a
cambiar por completo la fisonomía del país. La comedia fue, la que vino después
del baile de la Rouskaya en el cementerio con la histeria de una Lima pacata y
provinciana. Y la tragedia es la que se vivió en la cuadra 7 del jirón de la unión,
a las diez de la noche, cuando el ciudadano chileno, de cuyo nombre no quiero
acordarme, descerrajó cuatro tiros sobre el cuerpo del "niño mimado de
Lima " el gran dramaturgo en ciernes y periodista de a deveras, Leonidas
Yerovi Dohuat.
El gran líder que se estaba forjando,
el futuro Amauta del proletariado peruano, escribió lo siguiente:
"...Tú habías consentido que tu corazón fuese más grande que tu
cerebro.
Me encomiendo a tí para que yo no lo haga jamás..."
( Oración al espíritu inmortal de Leonidas Yerovi ).
Con lo
cual marcaba con fuego su derrotero: la razón por sobre la pasión.
Pasión
sí, pero con razón. Sueños sí, pero con acción. Práctica sí, pero con ideas,
con estudio, con investigación.
En
estos días se cumplen 100 años, un siglo, de todos estos acontecimientos;
enlazados unos con los otros como una concatenación del destino. La fundación,
el nacimiento del Socialismo Peruano. Que surgió maduro porque fue la obra y el
pensamiento del más grande hijo del pueblo peruano en toda su riquísima y
milenaria historia.
Lima,
7 de noviembre del 2017.
Manuel
Velásquez Rangel.
Nota:
El diario El Comercio, ayer y hoy en su segunda página está recordando el baile
de la Rouskaya tal como lo informaran hace 100 años. Los títulos lo dicen todo:
Profanan Cementerio y El escándalo Rouskaya.
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