Antonio
Rengifo Balarezo
Casa Museo
José Carlos Mariátegui
Lima
2017
Guillermo Rouillon Duharte, el biógrafo de Mariátegui
Armida Picón Matos Vda. de Rouillon:
Su papel protagónico en la publicación del legado de su esposo.
El día de
hoy, como todos sabemos, nos ha congregado un acontecimiento que no podía pasar
desapercibido; estamos conmemorando el centenario del nacimiento de Guillermo
Rouillon Duharte. Para tal fin, no podía ser mejor lugar que en
el santuario de J.C. Mariátegui. Pues,
fue Guillermo Rouillon quien tanto contribuyó a que esta casa fuese adquirida
para convertirse en patrimonio histórico de la Nación.
Guillermo
RouillonDuaharte es por antonomasia el biógrafo de José Carlos Mariátegui La
Chira.Aunque su temática como escritor ha sido diversa, su nombre siempre
estará asociado a la biografía de Mariátegui, uno de los peruanos
universalescomo nuestro poeta César Vallejo; ambos de raigambre socialista.
Con el
alumbramiento de la biografía confeccionada por Guillermo Rouillon, los
mariateguistas de nuestra patria y del mundo sentimos que nos había devuelto a
Mariátegui redivivo. Dicha biografía fue
un manantial generoso del cual todos hemos bebido para saciar nuestra sed de conocimientos y tonificar nuestro espíritu.
Origen de la biografía
de Mariátegui
En uno de sus primeros artículos referidos a Mariátegui que
data de 1944: Mariátegui, hijo querido del pueblo; nos hace una invocación
que él la cumplió a cabalidad:
… es deber de todos los peruanos, defender la herencia de Mariátegui y
difundirla para que de este modo seguirá viviendo.
En el
referido artículo, también expresa, de manera alturada y contundente, el
concepto que tiene del partido Aprista y su devota admiración por Mariátegui.
Al año siguiente, del artículo mencionado, se siente en
nuestro país la emergencia del movimiento popular; motivo por el cual, el
presidente Manuel Prado declara una amnistía general para los presos políticos
y exilados. En esas circunstancias, Luis
Alberto Sánchez retorna del exilio para participar en las elecciones. Lo que es aprovechado por Rouillon para
recordarle que el año 1930, a la muerte de Mariátegui, había prometidoescribir
su biografía, tan necesaria ahora, en la coyuntura político que se estaba
viviendo. Para tal emplazamiento,Rouillon
publicó en el periódico Callaoun
artículo cuyo título es el siguiente: Luis
Alberto Sánchez tiene un compromiso que cumplir con el Perú y América.
Para esa fecha, ya Rouillon había indagado los problemas
nacionales en las escazas obras de Mariátegui durante sus años universitarios
en la década del 30. Y había sido atraído por el magnetismo de la personalidad
de Mariátegui al leer el ensayo Biográfico de Armando Bazán aparecido en
Santiago de Chile en 1939. Pero
fue el incumplimiento de la promesa de Sánchez, el factor precipitante para que
se lanzara al abordaje de su magna obra que duraría más de 20 años. Mariátegui fue para Rouillon una sublime
obsesión.
El primer fruto
de su sacrificada dedicación a la investigación fue la fundamental y
monumental: Bio-bibliografía de José
Carlos Mariátegui. Obra llevada a la estampa en la imprenta de
la Universidad Nacional de San Marcos el 21 de noviembre de 1963. El mismo Rouillon estuvo al cuidado de la
edición.
El gran
trabajo de acopio de 3,462 fichas bibliográficas e iconografía fue puesto
generosamente a disposición de los investigadores como una manera de
estimularlos.
Entre las
pesquisas notables de Rouillon en la Bio-bibliografía
fue el hallazgo de la partida de nacimiento y bautismo de Mariátegui en la
ciudad de Moquegua De esta manera
rectifico los equívocos respecto al año y lugar de nacimiento.
Con la Bio-bibliografía, Rouillon trajo a
Mariátegui al foco de la atención pública en los momentos que estaban en auge
los movimientos campesinos en el Perú.
Hubo de
transcurrir 12 años para saliera a luz en 1975 otro fruto generado por
Rouillon: La Creación heroica de José Carlos Mariátegui. Tomo I: La edad de Piedra (1894/1919). La
publicación del esperado primer tomo de la biografía no aparecía por la
dilación burocrática en la universidad de San Marcos; entonces, Alberto Tauro
del Pino, profesor de Historia de la universidad, gestionó su publicación con
Boris Acchinelli de la editorial Arica.Está
obra está dedicada a Anna Chiappe de
Mariátegui. A los esforzados discípulos de José Carlos
Mariátegui que aún continúan por la senda trazada por el maestro. (Al mes de publicada, la edición se agotó).
Rouillon
respaldó su obra con valiosos documentos y aprovechó oportunamente a los
contemporáneos de Mariátegui para obtener información. Recolectó trescientas declaraciones
testimoniales de familiares y contemporáneos de Mariátegui mediante
entrevistas, cuestionario, etc.
Dejo expresa constancia, con la humildad que lo
caracterizaba que:
(…) los verdaderos autores de La
creación heroica de José Carlos Mariátegui, son los que generosamente me
brindaron sus testimonios, y no yo. (Entrevista de
Alfonso La Torre. Diario Expreso; Lima,
26 de agosto de 1976)
Con la obra mencionada, contravino el deseo explícito de
Mariátegui de que no se tomaran en cuenta sus escritos de esa época. Además, y reveló el desconocido nacimiento,
infancia, adolescencia y juventud; es decir, la simiente socialista de
Mariátegui. (Anna Chiappe Vda. de Mariátegui e hijos publicaron el primer todo
de ocho, de Los escritos juveniles en
1987; con un estudio preliminar, compilación y notas del historiador Alberto
Tauro).
Rouillon continuó investigando, pues tenía que concluir
la biografía integral de Mariátegui, La
edad revolucionaria, que cubre la época de definición y deslinde ideológico.
Aun con la enfermedad
que lo condujo a la muerte, siguió investigando mientras el vigor físico se lo
permitió. Primero concluir la Biografía;
después, interesarse por su salud; había que ganarle la carrera a la muerte y a
todos los que estaban interesados en soslayar la figura emblemática de
Mariátegui. El esperado segundo tomo fue
su obra póstuma. Rouillon falleció el 3 de diciembre de 1978.
Tan igual como
Mariátegui, elaboró su obra con honradez intelectual, sin dedicación exclusiva
y sin financiamiento externo, con sus propios y limitados ingresos económicos.Y,
sin adscripción a un partido político.
Su militancia era confeccionar la biografía de Mariátegui.
Esa condición le
permitió libertad en su investigación sin tener que obedecer,
disciplinadamente, a ninguna consigna
partidaria. A la muerte de Mariátegui
quienes asumieron la conducción del partido socialista, que él fundara, no
continuaron con su orientación y actitud.
En consecuencia, tampoco hubo militante alguno que confeccionara la
biografía de Mariátegui.
Papel protagónico de
Armida
Pues bien, todos los que
admiramos la vida ejemplar de José Carlos Mariátegui y a su biógrafo, Guillermo
RouillonDuharte; también tenemos que admirar a ArmidaPicón; quien –tras el
fallecimiento de su esposo- hizoposible la publicación deLa creación heroica
de José Carlos Mariátegui. II tomo: La edad revolucionaria (1920-1930).
Armida contrarrestó con
coraje los intentos de sabotear la publicación y despojarla de la posesión de
los manuscritos originales, valioso legado de su esposo. . La
odisea que pasó Armida para publicar el legado inédito del biógrafo de
Mariátegui fue la manera como honró la memoria de su esposo.
El hogar de un
investigador
Armida y
Guillermose casaron en el año 1952 cuando ya Guillermo había empezado a
acopiar material para la elaboración de la biografía de José Carlos Mariátegui.
Rouillon era consciente de que se consagraba a la realización de una obra que
sería imprescindible en la lucha de clases:
La Biografía de Mariátegui. Tanto para Rouillon como para Mariátegui el
matrimonio y los hijos no los apartaron de la consecución del elevado objetivo
propuesto.
Por todos
los rincones de la casa de la joven pareja aparecían referencias a Mariátegui, rumas de fichas,
recortes de periódicos, cartas, fotos, libros, revistas y documentos de las
pesquisas obtenidas sobre la vida de Mariátegui. Buena parte de su tiempo “libre” de Rouillon
estuvo dedicado a Mariátegui.
El hogar de los Rouillon/Picón
estuvo constituido por dos hijos. Al
nacer su hija, Rouillon le concedió a Armida la decisión de ponerle nombre: Liliana.
Pero, cuando nació su hijo varón, intentó llamarlo: José Carlos. Armida,
inmediatamente, se opuso con tenacidad.
Ya era demasiado, José Carlos por todas partes. Entonces, Guillermo cedió. Hizo una
contrapropuesta que Armida aceptó alborozada:
Francisco Xavier. Sin embargo, notó algo raro en el cambio tan
rápido de Guillermo, pues, normalmente era un hombre de decisiones firmes. Resulta que Francisco Xavier era el padre y
abuelo paterno de Mariátegui.
Continuando con la
obsesión por Mariátegui hizo padrino de su hijo a Armando Bazán, que había sido
amigo de Mariátegui y autor de la primera Biografía.
Mariátegui figuraba como
un hijo más en el hogar; esto quiere decir, que de los ingresos económicos
mensuales obtenidos por Rouillon, una partida la asignaba para los gastos del
hogar y otra partida para los gastos que demandaba su investigación. Esta asignación de recursos, no contaba,algunas
veces, con la aquiescencia de Armida; quien, en esas condiciones, se volvió
sumamente organizada y logró equilibrar el presupuesto familiar.
La Odisea de Armida
Armida,
sumida en la viudez y en posesión del manuscrito original del segundo tomo, La Edad revolucionaria, intentó su
publicación. Solicitó una proforma a varias imprentas; pero el costo superaba
sus posibilidades económicas. No logró una cotización que hiciera posible la
publicación.
Aunque atribulada,
Armida pensó: ¿qué puertas tocar? No llegó
a tocar ninguna puerta fue a ella a quien le tocaron la puerta de su casa. Eso
ocurrió en al año 1980. Dejemos que la propia Armida nos relate ampliamente
este episodio:
Estaba por creer en un
“milagro”…, apareció ante mi vista sonriente… el “lobo vestido de
cordero”… que con sentido gesto de pesar
al recordar a su “gran amigo Guillermo”, me manifestó su deseo de ayudarme en
la publicación del 2do. tomo de la biografía.
Me prometió que la edición sería de lujo, tratada con el mayor de los
esmeros. (Armida omite el
nombre de dicho personaje por consideración a que ya es finado).
Agradecida y conmovida le facilité los
manuscritos…, por cierto, me dio todos los datos concernientes de la imprenta
Cosmos, y la referencia del Sr. Guerra, encargado de la Gerencia quien
directamente me informaría del avance de la publicación.
Conversé con mi familia y consideraron “una
gran suerte” este insólito acontecimiento, pero aun así, yo, tenía una
inquietud, una desazón que no sabía explicar… Pasados unos días llamé al
gerente encargado de la publicación, me dijo que estaban en pleno proceso de
digitación y que en fecha próxima me avisaría del avance. Asimismo, cumplió con
entregarme un documento en el que se hablaba de la publicación y un tiraje de
5,000 libros, nuevamente quedé impresionada…, mas pasado unos días me avisó que
sólo imprimirían 2,000 libros.
Un amigo de Guillermo al enterarse de esta
situación -para él, anómala- me dijo que exigiera a la Gerencia corregir las
pruebas. Fui a entrevistarme con el susodicho Gerente y se molestó por pedirle
la corrección de las pruebas, me dijo que “ellos se encargaban de todo”.
Mi desazón fue en aumento. Decidí protestar
ante el personaje que había asumido la responsabilidad de la publicación, pero
no respondía a mis llamadas telefónicas, era muy difícil ubicarlo hasta que lo
encontré en una reunión rodeado de partidarios.
No tuvo más remedio que acercarse a
saludarme. Sin mayores preámbulos le expresé mi extrañeza por las respuestas
del Gerente de la imprenta. Quiso convencerme de que “ellos” se encargaban de
todo a fin de lograr una edición impecable.
No acepté tal
condición y en voz alta lo conminé a que me devolviera de forma inmediata los
manuscritos que le había entregado. En horas de la tarde, me entregaron
completa la documentación. En ese entonces, el sociólogo Alfredo Hernández
Urbina me comentó que había leído un artículo de este personaje con datos
sorprendentes, que luego comprobó pertenecían al 2do. tomo, aún inédito.
En medio de su desilusión a Armida la reconfortó estar
nuevamente en posesión de los originales de su esposo. Sin embargo, no se dio reposo. Ante Armida
desfilaron una serie de personas. Ella
nos dice: Mi mente estaba obnubilada, parecía una conspiración, sentía un
resquemor que me afectaba físicamente. Además,
seguía atribulada porque no encontraba alternativa para publicar la obra de su
esposo. En esas circunstancias, se le
presentó providencialmente un aliado para sobrellevar la soledad de su lucha.
Una gentil llamada telefónica de Francisco Izquierdo a
Armida fue aprovecha para que le contara las tribulaciones que estaba
pasando. Inmediatamente Izquierdo
ofreció su colaboración y acudió a su casa.
Así como también cuando acudió al hospital de neoplásicas cuando se
enteró que Rouillon se hallaba internado; en todo momento fue un amigo leal.
(Decir amigo leal, no es una hipérbole ni un pleonasmo; porque hay otra clase
de “amigos”).
Armida, en posesión del
texto original conformó un dúo bien afiatado con el pedagogo y literato
Francisco Izquierdo Ríos para revisar y hacer algunas correcciones. Juntos cotejaron página por página. Hallaron algunos errores en la numeración de
las citas. En palabras de Armida:
Recuerdo que pacientemente todos los días en la tarde venía a mi
domicilio desde La Perla Baja, Callao, a Miraflores en bus y, se reía de sus
dolencias.
Habíamos quedado en revisar 10 páginas diariamente y lo hacía con
entusiasmo, matizaba con anécdotas el momento en que disfrutaba de un café de
Chanchamayo que mi hermana Perla le enviaba (pasado gota a gota) y que
degustaba con verdadero placer.
Mis hijos, mi familia y yo, le estamos profundamente agradecidos por su
ayuda pródiga cuando la "nave parecía zozobrar"; con su espíritu generoso y leal amistad volvió la calma y
la seguridad de haber despejado las sombras que acechaban.
Sin embargo, permanecía la incertidumbre de la
publicación del segundo tomo de la biografía de Mariátegui. En esas circunstancias…
¡Zás! se presentó
otro “amigo” de Guillermo, periodista, a quien conocía por referencias, me
ofreció sus servicios por una módica suma, para trabajar la publicación, me
dijo tener en su haber la publicación de varios libros, citando títulos etc. etc.
-tenía gran experiencia- así, me explicó su “modus operandis”: 1) llevar y
traer de la imprenta a mi casa (él personalmente) lo avanzado en el tipeado o
sea las pruebas para mi corrección y V° B°; pagar en cómodas cuotas los gastos
de tipeo, micas, y las planchas de metal (que en esa época se usaban) para la
impresión; 3) ver la compra del papel en resmas; 4) fotolitos, etc. y claro
está, un adelanto de dinero.
Me pareció magnífico
el ofrecimiento y acepté el trato con previo compromiso escrito en que se
señalaba el costo, la corrección de las pruebas, la entrega de dinero en partes
de acuerdo a las entregas y fechas respectivas.
Cumplida la entrega
del adelanto y pasado un buen número de días, mutis, no aparecía ni llamaba por
teléfono “este fulano de tal…” Fui a su casa, me dio “explicaciones”, de buscar
otra digitadora, pues la anterior había fallado y con esta nueva todo iba a
salir bien…etc. etc. etc.… me reiteró su buena voluntad e interés por sacar la
obra. A la semana me llevó un puñado de hojas de prueba para corregir, a la
semana siguiente de igual forma, pero a la tercera semana: mutis, la siguiente
semana: mutis… ¡no cumplía con el trato!
Nuevamente fui a su casa y de nuevo las “explicaciones”… pero… pecó en
comentarme que estaba postulando a un cargo en una empresa y que las
diligencias que había realizado le habían tomado mucho tiempo ¡qué tal raza!
Me aseguró que
llevaría en pocos días nuevas pruebas. Nada, ni asomos de él. Ya había pasado
el mes y días. Fue a mi casa llevando más pruebas para corregir. Me pidió más
dinero, para la compra de micas, pago de la operadora y también que le
adelantara otro 50% más de su trabajo quedando un mínimo por cancelar, pues
–según él- estaba en una situación difícil.
Le hice saber mi
disgusto por su comportamiento, mas por sus ruegos y seguridades de la próxima
aparición del 2do. Tomo, en un incomprensible “lapsus”…, le di un adelanto,
aunque de menor cuantía.
Los días se sucedían,
parecía una novela por entregas.
La paciencia se me
agotó. Un premonitorio pensamiento maquiavélico se apoderó de mí.
Le envié una carta
Notarial abierta a la Mesa de Partes de la empresa donde había conseguido una
importante colocación; en la carta le reclamaba por su “incumplimiento en el
trabajo que había contraído, con la consabida pérdida de tiempo; la devolución
del último adelanto, en un plazo de 24 horas por constituir una estafa sus
servicios; la entrega inmediata de toda la documentación suministrada y dar por
cancelada su contratación, advirtiéndole que en caso contrario, haría la
denuncia legal correspondiente en defensa de mis derechos ciudadanos”.
Al día siguiente lo
tuve en mi casa indignadísimo, me increpó que malévolamente lo había
indispuesto ante sus superiores creándole una mala imagen. En fin..devolvió todo.
¡Otra
vez a fojas cero!
Armida estaba en un momento crucial, pero no cayó en un
estado depresivo. Se planteó la misma
pregunta de Lenin ¿Qué hacer? cuando
también Lenin estuvo en un momento crucial y que dio título a uno de sus
libros. Dicha pregunta fue respondida
por la misma Armida con un principio de Mao TseTung: Confiar
en las propias fuerzas. Es decir,
sacar la publicación a como diera lugar, aportar trabajo personal y el limitado
dinero que disponía. De tanto ir i venir
a las imprentas adquirió conocimientos
del proceso de impresión para abaratar costos.
Armida, cual Odiseo, arribó a Itaca después de sus
aventuras desventuradas el año 1984. Salió de las prensas de la editorial Alfa
LA CRECIÓN HERÓICA DE JOSE CARLOS MARIÁTEGUI. Tomo II La edad revolucionaria
(1920/1930).El tiraje fue de 1,000 ejemplares.
La inusitada expectativa por informarse de la edad revolucionaria de
J.C. Mariátegui agotó la edición en pocos días. Este fue el premio que
reconfortó sus desvelos y
tribulaciones. Así quedó registrado,
imperecederamente, el heroico esfuerzo de Guillermo Rouillon. Pues, en
esa obra mi esposo dejó parte de su vida; como lo certifica Armida.
Sin embargo, Armida es una mujer
emprendedora y polifacética, cualidades que orlan su personalidad-, brindó su
tiempo al ordenamiento y preservación del valioso archivo y libros de su
esposo; ahora en la Biblioteca Nacional, junto con el busto de su esposo gracias
a la gentil donación familiar.
Armidaha otorgado un generoso tributo a la memoria de su
esposo y, por ende, a nuestro pueblo con la publicación de la biografía
completa de Mariátegui.
Ante Armida y Guillermo,
¡nuestra reverencial genuflexión
y un eterno reconocimiento!
Antonio Rengifo Balarezo,
Lima, 29 de noviembre
del 2017
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