Investig'
Action
30-01-2017
Traducido
del francés por Beatriz Morales Bastos
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La muerte
de Fidel Castro ha suscitado un intento de descalificar a la izquierda: los
intelectuales y políticos pertenecientes al 1 % se han entregado a ello alborozados.
Cualquiera que no participe en esta fobia anticubana corre el riesgo de ser
marginado. Así pues, ¿por qué esta pequeña isla está en el punto de mira de la
derecha (extrema)?
Como preámbulo: arrastrar a Cuba por el fango es un
deporte eminentemente “occidental”. Resulta curioso constatar que cuanto más
rico es un país, más negativamente se posiciona respecto a la revolución. Los
países del Sur ven la isla de una manera completamente diferente. Se admira
cómo este pequeño y vulnerable país ha logrado mantener un rumbo personal y
autónomo respecto a Occidente y cómo sus mediocres recursos económicos han
producido excelentes resultados en el plano social y se ha convertido en un
modelo de la solidaridad internacional. Con ocasión de la muerte de Fidel,
Narendra Modi, primer ministro de “la democracia más grande del mundo”, le citó
como una de las figuras más icónicas del siglo XX. Cuba fue elegida por mayoría
de dos terceras partes para la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y ha
presidido varias veces el Movimiento de Países No Alienados, que representa
aproximadamente a tres cuartas partes de la población mundial.
¿Por qué la revolución cubana sufre las iras de los
intelectuales y políticos pertenecientes al 1% en nuestros países? Encuentro al
menos cuatro razones importantes, todas ellas tienen relación con el hecho de
que Cuba destroza las premisas de la supremacía occidental. Las clasifico de la
siguiente manera:
1. Los pobres deben aceptar su suerte y ser
intachables
Si los países del sur se ponen a seguir su propia
vía, ¿a dónde iremos a parar? Gran parte de la prosperidad del primer mundo se
basa en unas relaciones norte-sur ventajosas para nosotros. Se debe mantener el
orden del mundo a cualquier precio. Más vale eliminar o neutralizar a actores
como Cuba que son los precursores de otro orden mundial.
Desde principios del siglo XIX Estados Unidos ha
considerado que América Latina es su feudo, lo que suscitó mucha resistencia,
aunque las numerosas revueltas fueron ahogadas en sangre. El Pentágono formaba
a los militares sudamericanos y no dudaban en organizar un golpe de Estado para
mantener a la población bajo su bota. Cualquier persona que se opusiera era
abatida sin piedad. Ninguna salida parecía factible.
Hasta 1959. Lo que nadie consideraba posible se
realizó en Cuba. Se expulsó a los norteamericanos y se abolió su dominación. A
partir de entonces el país seguirá una línea independiente de la del hermano
mayor. Si un país pequeño y vulnerable podía hacerlo, sin duda países más
grandes de la zona también podrían lograrlo. En otras palabras, Cuba creaba un
precedente peligroso en la zona. Podía ser el primer caso de una larga serie.
En ese escenario Estados Unidos podía perder su control sobre todo el
continente.
En 1964 el Departamento de Estado (el ministerio de
Asuntos Exteriores) estadounidense lanzaba el siguiente aviso: “El primer
peligro al que nos expone […] reside en el impacto que tiene la simple
existencia de su régimen sobre el movimiento de izquierda en muchos países
latinoamericanos. El simple hecho de que Castro logre desafiar a Estados Unidos
es una negación de toda nuestra política en el hemisferio occidental desde hace
casi medio siglo”. Esa es la razón por la que Cuba se ha convertido en la
obsesión de todos los presidentes que se han sucedido en la Casa Blanca. El
país ha sido el objetivo de decenas de atentados terroristas y de intentos de
asesinato (a menudo con el apoyo de la CIA), de una intervención militar y del
embargo más largo de la historia mundial.
Todo en vano. Los cubanos han aguantado. Más aún,
con Venezuela crearon el ALBA (la Alianza Bolivariana para los Pueblos de
Nuestra América). Esta alianza ha desempeñado un papel clave en la integración
de América Latina y en la formación de un bloque anti-Estados Unidos en los
diez últimos años. Así es como la influencia de Washington en la zona ha caído
a su nivel más bajo desde principios del siglo XIX. En menor medida ocurre lo
mismo con Europa.
2. “There Is No Alternative” *
La dominación de un 1 % de la población en
detrimento del 99 % restante se basa en la vieja cantinela de que, después de
todo, el capitalismo es la mejor forma de sociedad y que no existe alternativa.
Si una mayoría crítica deja de creerlo, todo el sistema se desmorona. Por eso
hay que sancionar sin piedad a cualquier país que demuestre lo contrario o al
menos lo ponga en entredicho. En Bélgica un hogar de cada 10 pospone un
tratamiento médico por razones financieras. Un alumno de cada 8 abandona la
enseñanza secundaria sin sacar el título. En total, un belga de cada cinco está
en riesgo de pobreza. E incluso en estas condiciones la elite política
considera que tenemos que ahorrar en gastos sociales porque “no hay
alternativa”.
Estas situaciones son impensables en Cuba. Es
cierto que el poder adquisitivo ahí es mucho menor que en nuestro país, pero
tanto la sanidad como la educación son gratuitas. Los salarios son bajos, pero
no hay paro y según la ONU el porcentaje de personas bajo el “umbral de pobreza
humana”, esto es, entre un 4 y un 5 %, es uno de los más bajos del mundo. (1)
En los planos de la esperanza de vida, de la mortandad infantil, del nivel de
instrucción, etc., Cuba obtiene una clasificación cercana a la de la OCDE, el
club de los países ricos.
A fuerza de acierto y error Cuba ha logrado
elaborar otro proyecto de sociedad donde lo más importante no es el beneficio,
sino el desarrollo social, intelectual y cultural de la población. Si América
del Sur ofreciera la misma atención sanitaria y el mismo marco social que Cuba,
cada año morirían 130.000 niños menos. (2)
Actualmente unos 50.000 trabajadores sanitarios
cubanos, la mitad de los cuales son médicos, actúan en más de 60 países. Desde
1998 se ha formado gratuitamente a 20.000 médicos de 123 países. Si Estados
Unidos y Europa hicieran lo mismo que Cuba, juntos enviaría 2 millones de
médicos por el mundo y habrían formado a más de un millón de médicos en los
últimos quince años. Habrían remediado la carencia de trabajadores sanitarios
en el sur.
Según los últimos cálculos del Banco Mundial, se
necesitan 160.000 millones de dólares al año para remediar la pobreza más grave
del mundo. Esto representa un 0,5 % de lo que se oculta en los paraísos
fiscales. Cuba realiza sus logros sociales con unos ingresos por habitante al
menos cinco veces menor que los nuestros. Si Cuba es capaz de hacerlo con tan
pocos medios, ¿qué podríamos lograr nosotros? Simplemente, había que tomar
otras decisiones de orden social, que es de lo que el 1 % no quiere ni oír
hablar. Los logros cubanos hacen enrojecer a los países ricos. No se puede
tolerar que Cuba nos dé lecciones.
Lo mismo ocurre en el plano ecológico. El
capitalismo es incapaz de gestionar eficazmente el calentamiento del planeta.
Cuba demuestra que es posible y sin perjudicar sus logros sociales. Según World
Wildlife Fund (WWF) y el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo), Cuba es el único país que combina un desarrollo muy grande con una
huella ecológica muy pequeña.
3. Dejar la política a los políticos
“Tenemos el mejor Congreso que se puede comprar con
dinero” , dijo un día el humorista estadounidense Rogers. En efecto, nuestro
sistema de democracia representativa está hecho a medida de la elite, al menos
en los periodos de estabilidad económica. (3) El ritual minuciosamente elaborado
de unas elecciones sobre la base de diferentes partidos confiere al sistema la
legitimidad necesaria, mientras que en realidad convierte a los electores en un
pasivo ganado electoral. Cada determinados años pueden colorear un circulito en
una papeleta electoral. No están implicados en las decisiones importantes ni se
les consulta sobre ellas, sino que se dejan en manos de los políticos
profesionales.
No se vota tanto por una gestión o un programa
político ya que los diferentes programas apenas difieren entre sí. Lo que
nosotros elegimos es el personal político que implementará la política
preprogramada por el 1 %. Como dice muy acertadamente el profesor Jan
Blommaert, “con nuestras ‘elecciones libres’ no tenemos un Estado con un
partido único, no. Pero quizá sí un ‘Estado con un régimen único’, en el que se
elija lo que se elija en las elecciones, el resultado será el mismo a grandes
líneas. Personas diferentes, una política idéntica”.
En Cuba la decisión política está muy simplificada,
demasiado según nuestros criterios. No es en absoluto un gobierno donde todos
riñen, todo lo contrario. Pero lo que es menos sabido, lo que callan
completamente los medios occidentales, es que los cubanos han elaborado un
sistema de consultas populares único, además de elecciones legislativas cada
cinco años. Se consulta ampliamente a la población sobre todas las decisiones
importantes en busca de un consenso. Este consenso es lo que determina si una
medida se aplica o no.
Así, en la década de 1990 se consultó durante meses
a la población en los “parlamentos obreros” respecto a importantes reformas
económicas: autorizar o no el turismo masivo, legalizar el dólar, introducir
impuestos, reducir el déficit público, reformar la agricultura en profundidad,
etc. Lo mismo ha ocurrido en estos últimos años con ocasión de “la
actualización de la economía”. En Cuba no se toma ninguna medida sin una amplia
base favorable. Esto es lo que explica que el gobierno cubano pueda contar con
un amplio apoyo de la población a pesar de unas circunstancias que a veces son
muy difíciles. (4)
Si tuviéramos un sistema semejante en Bélgica se
aplicaría desde hace mucho tiempo la tasa de los millonarios, no se habría
recurrido al salto del índice (5) y la edad de jubilación no se había aumentado
a 67 años. Y sin duda ya tendríamos una semana laboral de unas 30 horas. Son
unas medidas que apoya una gran mayoría de la población, pero que,
curiosamente, no obtienen un apoyo mayoritario en los parlamentos, si es que se
abordan.
En cierto modo el sistema cubano es la imagen
inversa del nuestro. Aquí se introduce toda una serie de filtros para impedir
que la población que trabaja opine en el parlamento (basta con pensar en el
porcentaje ridículamente bajo de “obreros” en los parlamentos occidentales).
(6) En Cuba ocurre exactamente lo contrario, en el parlamento se encuentra un
reflejo de la población. Nuestra economía y nuestro sistema político están
dominados por las multinacionales y los grandes grupos capitalistas. En Cuba se
ha roto esta potencia y ha sido sustituida por la Central de Trabajadores de
Cuba (CTC), que reagrupa a los diferentes sindicatos. Una verdadera pesadilla
para la derecha…
4. Dejen debatir a los grandes medios
En todas partes las elites en el poder tratan de
obtener el consentimiento activo de la mayoría de la población, si es necesario
con violencia, si es posible bajo presión ideológica. La fabricación de este
consentimiento, también calificado de “pensamiento único”, (7) requiere hoy más
medios y energía que nunca. Es tanto más necesario cuanto que actualmente la
población está mucho más instruida y es mucho más capaz de informarse. Los
medios de comunicación de masas se han vuelto cruciales para este pensamiento
único.
En los países occidentales el debate público se lleva
a cabo principalmente en los medios de comunicación. Pero sería mas justo
afirmar que el debate lo llevan a cabo los medios de comunicación. Ellos son
quienes fijan las orientaciones de este debate. (8) La mayoría de estos medios
están en manos de grandes grupos de capital. (9) Sus móviles son en primer
lugar comerciales, aunque cumplen al mismo tiempo una importante función
ideológica.
La industria cultural, que tiene un volumen de
negocios anual de 3.000.000 millones de dólares, ha adquirido unas proporciones
gigantescas. El capital gasta en bombardear nuestras mentes lo mismo que el
mundo entero consagra a la enseñanza, es decir, casi el doble de lo que se
gasta en armamento. (10)
Tanto en el continente americano como en nuestro
país todos los medios importantes están en manos de grandes grupos de capital,
pero además casi todos son claramente pro-Estados Unidos o están en manos de
capital estadounidense. Imaginen que nuestros principales medios de
comunicación estuvieran controlados por Rusia. Nos parecería un horror. Y, sin
embargo, esa es prácticamente la situación de América del Sur con los medios de
comunicación estadounidenses. Además, Estados Unidos incluye cada año en su
presupuesto millones de dolares que deben servir para difamar la revolución a
través de unos subsidios a periodistas, redactores, cadenas de televisión, etc.
(11)
Cuba ha acabado con el dominio de la industria
cultural y sus medios de comunicación de masas están en manos de organizaciones
sociales o de las autoridades, lo que no impide, por ejemplo, que la Iglesia
católica edite varias revistas y publicaciones al tiempo que tiene sus propias
páginas web, donde se encuentran visiones muy diferentes de los puntos de vista
oficiales. Sin duda se puede preguntar si Cuba no debería organizar en la
televisión o en los periódicos más debates que contradigan el punto de vista
oficial. Pero hay que tener en cuenta que allí el debate social no está
orquestado en los medios sino que se lleva a cabo en los barrios, en los
puestos de trabajo, en los sindicatos, en las asociaciones de mujeres y de
jóvenes.
En todo caso, en Cuba la industria cultural
occidental tiene poco o nada de influencia sobre la población y, por lo tanto,
tampoco tiene ingresos publicitarios ni impacto ideológico. Si otros países de
la zona siguieran este ejemplo, tendría graves consecuencias para esta
industria, pero también para el control ideológico de las poblaciones del Sur.
Por consiguiente, last but not least**, es la cuarta razón por la que el
1 % es tan hostil con la revolución cubana.
Traducido del neerlandés al francés por Anne Meert,
Investig’Action.
Notas:
(1) Los últimos cálculos del PNUD al respecto
fuguran en un informe de 2009, UNDP, Human Development Report 2009, Washington
2009, p. 176.
(*) “No hay alternativa”, en inglés. (N. de la t.)
(2) Cálculo sobre la base de UNICEF, “The State of
the World’s Children 2016”, Nueva York 2016.
(3) En los periodos de fuerte represión económica o
de regresión social se ve que el sistema de representación democrática está en
crisis y que el nivel demócrático da paso a tendencias populistas, como ocurre
hoy en Hongría, Polonia, Turquía etc.
https://www.socialeurope.eu/2016/11/crisis-representation-not-constitution/.
Además, en caso de necesidad la elite no duda en protegerse por medio de
dictaduras brutales, como fue el caso en Europa occidental en la década de 1930
y en América Latinas en las de 1960-80.
(4) Varios sondeos de opinión independientes, sobre
todo de Gallup, así como una nota del Pentágono señalan que más de 3/4 partes
de los cubanos se identifican con el sistema político, solo un 5 % desearía
otro sistema. Fuente:
http://www.mo.be/sites/default/files/fileadmin/pdf/MO-paper40_cuba.pdf
(5) En Bélgica los salarios están más o menos
indexados al coste de la vida. Con una inflación del 2 % los salarios y los
subsidios también aumentan un 2 %. El gobierno actual ha abandonado uno de
estos saltos de indexación.
(6) El porcentaje de “obreros” que ocupa un escaño
en los parlamentos occidentales es irrisorio.
(7) El pensamiento único es “el único autorizado
por una policía de opinión invisible y omnipresente”, Ramonet I., “La pensée
unique”, Le Monde Diplomatique, enero de 1995,
https://www.monde-diplomatique.fr/1995/01/RAMONET/6069 .
(8) Los medios sociales no han cambiado nada
esencial de esta realidad. La mayor parte de las noticias de los medios
sociales provienen de los medios tradicionales. Los medios sociales son un
especie de multiplicador de los medios tradicionales. Los contraejemplos en los
que los medios sociales desempeñan un papel motor son más bien raros y, por lo
tanto, confirman la regla.
(9) Así, actualmente en Estados Unidos el 90 % de
los medios de comunicación están controlados por seis conglomerados, http://www.businessinsider.com/these-6-corporations-control-90-of-the-media-in-america-2012-6?IR=T.
Lo mismo ocurre en Europa. Seis de los principales capitales de Francia son
propietarios de grupos de prensa. Halimi S., “Faire sauter le verrou
médiatique”, octubre de 2015,
http://www.monde-diplomatique.fr/2015/10/HALIMI/53932. Un 70 % de la prensa
escrita está en manos de la industria del armamento. Una concentración análoga
se observa en otros países europeos.
(10) El mercado de la prensa y del entretenimiento
vale 2.000.000 millones de dólares,
http://www.statista.com/statistics/237749/value-of-the-global-entertainment-and-media-market/.
Los gastos en marketing ascienden a aproximandamente 1.000.000 millones de
dólares,
http://www.campaignlive.co.uk/article/global-marketing-spend-set-exceed-1tn-2017-says-group-m/1404223.
En el mundo entero se consagra a la enseñanza un 4,5 % de PNB. De un total de
74.000.000 millones de dólares esto supone 3.300.000 millones de dólares,
http://statisticstimes.com/economy/countries-by-projected-gdp.php; http://data.worldbank.org/indicator/SE.XPD.TOTL.GD.ZS.
Los gastos militares ascienden a unos 1.700.000 millones de dólares,
http://books.sipri.org/files/FS/SIPRIFS1604.pdf .
(11)
http://www.nytimes.com/2014/11/10/opinion/in-cuba-misadventures-in-regime-change.html?_r=1
; http://www.counterpunch.org/2015/07/15/us-cuba-relations-what-would-constitute-normal/
;
http://www.mintpressnews.com/MyMPN/u-s-subversion-of-cuba-continues-uninterrupted-despite-normalization/
; http://www.cubadebate.cu/especiales/2016/03/07/ningun-analista-serio-en-eeuu-apoya-los-programas-de-promocion-de-la-democracia-para-cuba/#.VuG8bfnhDcs.
** “Por último pero no menos importante”, en
inglés. (N. de la t.)
Marc Vandepitte es un filósofo y economista. Su
último libro publicado en castellano, escrito junto con Katrien Demuynck, es El
factor Fidel. El pensamiento político del Comandante, 2016, publicado en
papel por Boltxe Liburuak http://www.boltxe.eus/producto/el-factor-fidel/
y en edición digital por Editorial Dyskolo, http://www.dyskolo.cc/cat%C3%A1logo/lib025/
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