30/01/2017
En las últimas semanas, desde el Gobierno de
Colombia, se han desatado un conjunto de declaraciones –y acciones- que afectan
los intereses económicos y geoestratégicos de la República Bolivariana.
Comenzando por la decisión del Presidente Juan Manuel Santos de impedir el
libre tránsito de vehículos hacia Venezuela, a efecto de surtirse de la
gasolina, que a precios internacionales se comenzó a vender, alegando que “no
conviene esa modalidad de permitir que los autos y camiones se vayan al lado
venezolano a abastecerse de gasolina y se pague con pesos. Eso
distorsiona una situación que ya ha estado en vía de arreglo” (http://notitotal.com/2017/01/12/santos-afirmo-no-conviene-permitir-paso-vehiculos-venezuela/
).
La medida, había sido sugerida como una acción
destinada a detener el flujo ilegal de gasolina hacia el territorio colombiano,
y que según algunos especialistas – David Paravisini dixit- ha llegado a 45.000
barriles de petróleo diarios. Ante esto, la instalación de puntos de venta de
gasolina en pesos en la frontera, ha pretendido recuperar parte de esa fuga de
capitales, que según el mencionado especialista, le llegó a costar al país la
cantidad de 685.933.706,25 BsF diarios. Representantes del Gobierno de Táchira
han mencionado que la venta en pesos pudiera significar recolectar entre
120.000 a 150.000 US$ diarios (http://noticiasvenezuela.info/2017/01/venezuela-dejo-de-percibir-375-millones-por-inactividad-de-gasolineras/
), a través de las casas de cambios también decretadas por el Gobierno de
Nicolás Maduro. La decisión del Gobierno de Juan Manuel Santos, ha costado
hasta la fecha un promedio de 3,75 millones US$.
El otro hecho, que muestra posiciones agresivas – o
por lo menos, no amistosas- hacia Venezuela, es la reciente declaración del
Vice- Presidente de Colombia, Dr. Germán Vargas Lleras, quién refriéndose a una
política de entrega de viviendas gratuitas a ciudadanos de su país, indicó que
esas viviendas “no son para los venecos” (http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-38777584
). La declaración generó una reacción inmediata de la Cancillería venezolana,
en respuesta al uso peyorativo al referirse a los venezolanos en Colombia.
La Geopolítica, es la Geopolítica
Estos dos sucesos, han causado mucha polémica en
los medios venezolanos y colombianos, pero en nuestro criterio, se pierde de
vista las verdaderas causas que explican el accionar de Colombia, en esta – y
en otras coyunturas políticas- hacia Venezuela. Todo está relacionado con la
Geopolítica y el uso – y aplicación- del concepto de “espacio vital”,
establecido por el teórico alemán Friedrick Ratzel (1844-1904), que señala una
relación entre espacio y población, a través de la cual el Estado – como
organismo vivo- garantizaba su supervivencia, mediante el control sobre esas
dos variables. Otro teórico Karl Haushofer (1869-1946), complementa diciendo
que toda política exterior de un Estado Nacional fuerte, implica la ampliación
de su “espacio vital”, a costa de otras sociedades menos capaces y fuertes
militarmente.
¿Las declaraciones del Vice-Presidente de Colombia
y las decisiones del Presidente Santos, son decisiones Geopolíticas? Sí, pues
ambas están relacionadas con las propias necesidades del Estado colombiano y
las apetencias territoriales – y de recursos- que han expresado desde tiempos
coloniales. Veamos en detalle, este recorrido histórico.
Desde el proceso de penetración y conquista del
actual territorio colombiano, desde 1502 cuando Juan de La Cosa organizó una
expedición a la actual Guajira colombiana, pasando por el establecimiento
hispano de 1510 en el Golfo de Urabá, así como el asentamiento en la actual
Cartagena de Indias, el impulso conquistador buscó la manera de conectarse con
las rutas marítimas que conducen al actual Mar Caribe y permitirían una fácil
navegación hasta los puertos españoles en Cádiz y Huelva. En 1543, el
corregimiento de Tunja plantea la necesidad de buscar una salida hacia el sur
del Lago de Maracaibo, pues resultaba menos complicado de utilizar que la vía
del río Magdalena. La imposibilidad de sacar, vía terrestre o marítima la
producción agrícola por el occidente de la actual Colombia, hizo cada vez más
necesario la búsqueda de otro acceso de salida. Ese acceso, siempre ha sido el
Lago de Maracaibo, en nuestra actual Venezuela.
Por eso, desde los territorios de la actual
Colombia, se autorizó un conjunto de exploraciones de capitanes españoles, que
generaron el establecimiento de comunidades – utilizando la encomienda para
disponer de mano de obra indígena- hacia el Sur del Lago de Maracaibo. Se
establece Mérida en 1558, la Villa de San Cristóbal en 1561, en 1576 Espíritu
Santo de La Grita, en 1592 el puerto de Gibraltar, para facilitar la conexión fluvial
hacia el Mar Caribe. Resulta indudable la conexión comercial – y la importancia
estratégica- para los productores agrícolas en tierras Neogranadinas, de esa
ruta desde el oriente de la actual Colombia, hacia el occidente de nuestra
Venezuela.
Toda esta actividad, termina beneficiando a la
ciudad-puerto de Maracaibo, cuyo asentamiento hispano se termina de consolidar
en 1574, haciendo de esta localidad un punto nodal de entrada y salida de
mercaderías, enriqueciendo a sus élites y determinando que en 1676, se agregará
a Maracaibo a la provincia de Mérida y La Grita. Es tanta la importancia de
esta ruta y las facilidades que provee para el tráfico comercial del oriente de
Colombia, que cuando se crea el Virreinato de la Nueva Granada en 1717, se le asigna
los territorios de las provincias de Santa Fe, Cartagena y Santa Marta (actual
Colombia) y de Maracaibo, Caracas y Guayana (actual Venezuela). Mientras la
provincia de Maracaibo, estuvo bajo la autoridad del Virreinato de Nueva
Granada, la actividad comercial incentivo la consolidación económica tanto de
los pueblos y campos del oriente colombiano, como del puerto- ciudad. En
términos geopolíticos y conceptuales, Maracaibo y el occidente de Venezuela,
eran esenciales en términos de espacio vital para el Virreinato de Nueva
Granada. El problema comienza, cuando en 1777, se crea una entidad política
diferente: La Capitanía General de Venezuela.
Desde ese momento, la Provincia de Maracaibo se
restituye al territorio de Venezuela (al cual había pertenecido con
anterioridad), causando una grave complicación – en términos económicos- al
oriente de la actual Colombia, pues la salida natural del Lago de Maracaibo,
para poder ser usada, debió pagar impuestos muy altos y diversos desde ese
momento (almojarifazgo, alcabala, entre otros). Las complicaciones son tales,
que las autoridades de Nueva Granada “suplican” el reintegró de la Provincia de
Maracaibo a la Nueva Granada en 1780.
El propio Bolívar, entendió el significado
geopolítico de la proximidad geográfica del oriente de la Nueva Granada y el
Occidente de la Capitanía General de Venezuela y propuso en la Carta de Jamaica
(1815) una unidad geopolítica en los siguientes términos: “La Nueva Granada se
unirá con Venezuela, sí llegan a convenirse en formar una república central,
cuya capital sea Maracaibo, o una nueva ciudad que, con el nombre de Las Casas,
en honor de este héroe de la filantropía, se funde entre los confines de ambos
países, en el soberbio puerto de Bahía-Honda” . El planteamiento del Libertador,
hablaba de una “unidad conveniente”, no de las apetencias en términos del
alemán Haushofer, de control de “espacio vital”, a costa del otro.
El espacio vital del lago: Objetivo de Colombia
Lo que decimos, es que la proximidad geográfica del
puerto de Maracaibo, con las regiones del oriente colombiano, son la base que
nos permite entender el “flujo” comercial – legal e ilegal- existente hasta la
actualidad. Asimismo, el hecho que el puerto de Maracaibo esté geográficamente
más cerca de Santa Fé de Bogotá, que de Caracas, nos explica la histórica
confrontación de la elite maracaibera con la elite caraqueña, estructurada en
torno a los puertos de Caraballeda y La Guaira.
Los grupos propietarios, tradicionalmente ligados
al ejercicio del poder, primero en el Virreinato de Nueva Granada, después en
la época post-independentista (siglo XIX), así como durante todo el siglo XX y
lo que va del XXI, han visto el occidente de nuestra actual Venezuela, como un
“espacio vital”, que les pertenece por “derecho”, ignorando eso sí, los
alegatos que en términos del uti possidetis iuris tenemos. ´
Han sido mucho los intentos secesionistas en tono
al occidente venezolano – la llamada media luna- y sobre el tema, ha advertido
tanto el Presidente Hugo Chávez (http://www.guia.com.ve/noti/22391/tesis-de-la-media-luna-solo-seria-factible-en-tres-estados
), así como el actual Presidente Nicolás Maduro. Sobre el tema, hemos
reflexionado en otras oportunidades (http://www.aporrea.org/regionales/a187704.html
), así mismo otros historiadores, como Luís Prieto, han advertido lo mismo,
indicando los esfuerzos por convertir a Maracaibo – y su espacio geográfico- en
un nuevo anexo comercial de los intereses de las elites colombianas (http://www.aporrea.org/regionales/a120802.html
).
El problema de la guerra económica, que permite una
fuga de mercancías, dinero y gasolina, entre otros, hacia Colombia desde el
occidente de Venezuela (Zulia, Tachirá, Apure, Amazonas), no puede estudiarse
en su justa dimensión, sin la comprensión de los intereses geopolíticos que
están presente en las acciones de la élite colombiana y que se conectan
asimismo, con los intereses geopolíticos de los EEUU. Es una perfecta
articulación. Para EEUU y Colombia, las tesis nacionalistas esgrimidas por el
proceso bolivariano son una amenaza a sus propios intereses.
Para los EEUU, Venezuela es un incómodo país, en
sus planes de consolidación del denominado Proyecto para el Nuevo Siglo
Americano (PNSA), que pretende hegemonizar el control del sistema-mundo
(economía, recursos naturales, rutas de transporte, flujos de capitales,
industria). Para Colombia, las posiciones de defensa de los derechos
territoriales establecidos constitucionalmente en 1999, en los artículos 10,
11, 12, 13 y 14, son un obstáculo a los intereses expansionistas, reflejado en
los textos escolares y en tesis de funcionarios de alto nivel, como el ex
canciller Julio Londoño y su Nueva Geopolítica de Colombia (https://es.scribd.com/document/85564815/Nueva-Geopolitica-de-Colombia-Gen-Julio-Londono
), que han sostenido – y sostienen- la importancia de “recuperar” los viejos
territorios de la Nueva Granada.
¿Por qué la alianza EEUU- Colombia contra Venezuela?
La coincidencia geopolítica de EEUU y Colombia, en
detrimento de los intereses y la soberanía de Venezuela, tienen un elemento
común: el petróleo. Las capacidades productoras de Colombia y EEUU, se han
visto seriamente mermadas, afectando en términos de “seguridad energética” su
capacidad estratégica. Colombia, ha mantenido una producción constante de
petróleo (985.727 BDP según datos tomados http://www.anh.gov.co/Operaciones-Regalias-y-Participaciones/Sistema-Integrado-de-Operaciones/Paginas/Estadisticas-de-Produccion.aspx
) pero ha incrementado el consumo de gasolina y otros derivados en forma importante.
Según David Paravisini, esa diferencia entre lo que
produce Colombia y lo que consume, lo equilibra a través del contrabando de
extracción que genera, en cálculos del experto unos 9.000 millones US$ a las
mafias ligadas al paramilitarismo.
Para esas mafias, es imperativo contar con moneda
nacional (bolívares fuertes) para poder pagar la gasolina que sale ilegalmente
de Venezuela. Esos bolívares, son convertidos – a tasas de cambio muy
favorables para Colombia- en pesos, permitiendo que con ese diferencial,
adquirir una variedad de productos en territorio venezolano que luego será
vendido, con ganancias enormes pero generando carencias y conflicto en
Venezuela. Sobre el tema de los mecanismos de convertibilidad monetaria, son
interesantes los trabajos de Luís Gavazut (http://www.15yultimo.com/2017/01/08/el-peliagudo-tema-de-la-venta-de-gasolina-en-pesos/
).
Ante esta agresión, no velada, desde Colombia, y
que según nuestro criterio, forma parte de una acción conjunta en términos
geopolíticos, que procuran desestabilizar el sistema institucional venezolano,
el Gobierno de Nicolás Maduro, en base a sugerencias surgidas de representantes
de los Gobiernos Regionales de algunas entidades fronterizas con Colombia
(Zulia y Táchira), ha implementado – emulando a Colombia- casas de cambio, que
pretenden recibir pesos colombianos para “legalizar” la compra de gasolina y
mercaderías en los 2.219 km2 de fronteras. Compartimos los análisis de quienes
sugieren que esta estrategia, no soluciona sino que contribuye con el
debilitamiento de nuestra economía, de su signo monetario y de nuestras
reservas de divisas (http://www.15yultimo.com/2017/01/26/casas-de-cambio-en-la-frontera-revision-critica-pronosticos-y-recomendaciones/
).
Para EEUU, las reservas de petróleo de las que
dispone nuestro país, son un objetivo apetecible, pues tanto desde el
Departamento de Estado, como desde los voceros autorizados, se ha expresado que
el gran país del norte, debe procurarse con el control de los recursos
naturales necesarios a sus intereses. Es famoso el denominado Informe Cheney
(por el Vice-Presidente de EEUU durante la gestión de George W. Bush, Dick
Cheney, representante connotado de grandes petroleras), publicado en el año
2001, donde se advertía sobre el posible decaimiento de la producción de
hidrocarburos de más de 8.5 millones b/d en 2002 a menos de 7.0 millones B/d
para el 2020, mientras que el consumo pasará de 18.5 millones B/d a 25.5
millones en la misma fecha.
Ese informe, estableció que Venezuela era vital,
por su disposición de petróleo, pero al mismo tiempo era un obstáculo dada las
reformas introducidas en la Constitución de 1999, que le otorgaban amplios
derechos y controles sobre la actividad extractiva y la refinación o
comercialización ( http://www.jornada.unam.mx/2004/01/26/per-estrate.html
). Con ese informe, se transformó a Venezuela en una “amenaza” a la seguridad
energética de EEUU y no es fortuito, que sea con esa misma designación que se
emitió el denominado “Decreto Obama” contra el país, en el año 2015.
Objetivo: las reservas de petróleo de Venezuela
El hecho es que las reservas extraíbles de las que
dispone la República Bolivariana, son realmente apetecibles. Según un Informe
de PDVSA publicado en 2014, en la frontera con Colombia, específicamente en el
Golfo de Venezuela, el país dispone de capacidades extraíbles de 540.000
millones de barriles. Opiniones de algunos expertos petroleros, como Fernando
Travieso, hablan de reservas extraíbles en la Faja Petrolera Hugo Chávez,
ubicada en una extensión de 55.000 km2 alrededor del Orinoco, cercanas al
billón 370.000 millones de barriles de petróleo (http://www.eluniversal.com/noticias/economia/afirman-que-crudo-faja-para-varios-siglos_93181
). En la región fronteriza con la República Cooperativa de Guyana,
específicamente en los límites marítimos del Atlántico, la trasnacional
Exxon-Mobil señalo a través de su CEO Rex Tillerson (actual Secretario de
Estado del Presidente Trump), que en el bloque Stabroek, en su pozo Lisa-1 y 2,
hay capacidades extraíbles de 1 billón 400.000 millones de barriles (http://misionverdad.com/la-guerra-en-venezuela/exxon-mobil-acelerar-sus-planes-para-robarse-el-petroleo-venezolano
)
Estamos hablando en total, de reservas extraíbles
superiores a los 3,3 billones de barriles, muy por encima de las reservas
extraíbles totales de los países de la Península Arábica, principales
proveedores de los EEUU.
Las potencialidades energéticas de Venezuela, ha
llevado a la alianza estratégica entre Colombia y EEUU, en función de la
denominada Doctrina de Seguridad Nacional de este último país, consolidando la
cooperación militar entre ambos, particularmente desde los inicios del Plan
Colombia en 2000, teniendo como consecuencias que más del 71% de los 141.000
millones US$ haya estado destinado al área militar (movilidad aérea,
entrenamiento y capacitación, inteligencia, centros de operaciones, http://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/02/160201_colombia_plan_colombia_15_aniversario_consecuencias_inesperadas_nc
). Eso se ha traducido en la elevación del contingente armado a más de 420.000
hombres en capacidad de combate, conformado por 280.000 alistados en el
Ejército y unos 140.000 efectivos policiales, pero con alto entrenamiento
militar.
No hay lugar a dudas, de la perfecta sincronía
entre las tesis históricas de la Nueva Geopolítica de Colombia y la denominada
Doctrina Obama, que se ha concretado en una creciente presión (diplomática o a
través de Operaciones Encubiertas) contra el Gobierno de Venezuela,
particularmente recias desde que el Presidente Nicolás Maduro asumió en abril
de 2013 al momento de la desaparición física de Hugo Chávez.
Somos testigos del incremento de la actividad
militar, que se ve multiplicado por las posibles consecuencias a futuro ante el
anuncio del Presidente Juan Manuel Santos del Acuerdo con la OTAN y el papel
que jugará Colombia, en la estrategia de asfixia contra el denominado
“triángulo insurgente”: Bolivia, Ecuador y Venezuela.
En conclusión, las acciones encubiertas que
adelanta EEUU a través del financiamiento por medio de la NED a diversas
organizaciones, que normalmente critican al Gobierno venezolano, así como las
acciones directas ejercidas por particulares con – o sin apoyo- del Gobierno
Colombiano, que afectan la economía, la vida social y la tranquilidad de la
población en territorio venezolano; forman parte de una Geopolítica del Miedo,
destinado a forzar la eclosión de la Presidencia de Nicolás Maduro y a partir
de ahí, reconfigurar las relaciones de poder interno, accediendo a mejores
condiciones tanto de acceso comunicacional y territorial, así como de control
de los recursos energéticos, tan apetecidos por los denominados Imperialismos
Colectivos.
Las estrategias de resistencia y desmontaje de esta
agresión, son una tarea no sólo de los organismos de seguridad del estado
venezolano, sino también de todos los movimientos sociales y organizaciones
políticas, no alineadas con esta agresión trasnacional, que no tiene ningún
indicio de disminuir con la nueva administración en EEUU.
30/01/2017
Dr. Juan Eduardo Romero J.
Director Centro de Investigaciones y Estudios
Políticos Estratégicos (CIEPES)
Historiador/politólogo
http://www.alainet.org/es/articulo/183185
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