Escribe: Wilder A. Sánchez
Sánchez
El año 2004 dos científicos
rusos de la Universidad de Manchester, Andrei Gueim y Konstantin Noviosólev (ganadores del Premio
Nobel de Física 2010), obtuvieron a partir del grafito una forma de carbono que
se conoce como grafeno, en la que
los átomos están agrupados en moléculas organizadas de forma hexagonal,
formando una delgadísima lámina del grosor de un átomo, parecida a un panal de
abejas. Este material es por lo menos
100 veces más resistente que el acero (algunas fuentes consultadas dicen que
200), más duro que el diamante, mucho más ligero que el aluminio, tan flexible
como una hoja de papel, de transparencia casi total y conduce la electricidad
mejor que el cobre.
Por estas y otras
propiedades se lo considera como el material del futuro (algunos lo califican
como “el material de Dios”). Ya se han
hecho miles de investigaciones en los últimos años en varios países sobre sus
posibles aplicaciones, por las que algunos futurólogos llegan a la conclusión –
así también lo creo – de que implicará una profunda revolución tecnológica e
industrial, porque con el grafeno se podrán fabricar cables de fibra óptica
cientos de veces más veloces que los actuales, circuitos integrados de aparatos
electrónicos, superbaterías y acumuladores eléctricos que se podrían cargar en
poquísimo tiempo y que suministrarían electricidad largamente, pantallas táctiles
flexibles, mejores auriculares y altavoces, cámaras fotográficas mucho más
sensibles, mejores desalinizadores de agua, etc., además de ciertas aplicaciones
en medicina (por ejemplo el óxido de grafeno para atacar células cancerosas) y
en otros campos.
Desde el punto de vista
ambiental, el grafeno constituirá un material mucho más amigable con el medio
ambiente, y, para los ecologistas que defienden la intangibilidad de las
cabeceras de cuenca que aún quedan y que luchan contra los proyectos cupríferos
como Conga, El Galeno y otros, la buena noticia es que dentro de pocos años
(algunas proyecciones indican que alrededor del 2025) la producción de cables y
otros materiales a base de grafeno sería tan masiva que sustituiría al cobre y
al silicio (o, al menos, reduciría su demanda industrial). Por eso, los nuevos proyectos mineros
cupríferos podrían quedar definitivamente inviables económicamente si llegara
el momento en que quedara obsoleta la metalurgia del cobre. Esto, desde luego, no significa que los
ambientalistas deban cruzarse de brazos, sino, por el contrario, argumentar una
razón adicional para exigir a Newmont-Yanacocha, a las empresas chinas dueñas
de El Galeno y de otros proyectos mineros ubicados en cabeceras de cuenca y
zonas frágiles, la retirada definitiva
de los territorios concesionados. Al
Gobierno Peruano debe exigírsele que en vez de apoyar proyectos mineros
ecocidas, dedique recursos para que el Perú comience a desarrollar
investigaciones tecnológicas sobre el grafeno y no se quede a la zaga en este
campo.
…
Viendo el siguiente vídeo,
me enteré de la preocupación de los chilenos con respecto al desplazamiento del
cobre por el grafeno, pero decidí reservar su difusión para esta fecha:
¡Exclusiva! EL 2025 CHILE YA NO PODRÁ VENDER COBRE POR CULPA DEL GRAFENO, SEGÚN CODELCO 2016
Existen varios videos
relacionados con las futuras aplicaciones del grafeno. Aquí, uno de ellos:
¡FELIZ 2017!,
especialmente para los defensores del agua y el medio ambiente.
1.1.2017
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