sábado, 9 de noviembre de 2019

“EL CAPITAL” Y LA REVOLUCIÓN RUSA (parte 01)



(07 de noviembre de 2019)
Por Miguel Aragón 

La Revolución rusa inició una nueva época  histórica en el desarrollo de la humanidad. Ese fue el mayor aporte de ese gran acontecimiento histórico. 

A  partir del 7 de noviembre de 1917 el proletariado asumió la dirección del progreso  de la humanidad, relegando a la burguesía a un segundo plano. Ocurra lo que ocurra en las próximas décadas, por más avances y retrocesos que ocurran,  ese hito histórico será  imborrable, y necesariamente será reivindicado por las futuras generaciones. 

La revolución rusa triunfó el 7 de noviembre de  1917, y de inmediato su efecto repercutió en todos los países  del mundo, incluido China en Asia,  Italia en Europa, y Perú en Nuestra América. 

            Dos semanas después del inicio de ese trascendental acontecimiento, el 24 de noviembre  de 1917, el todavía joven socialista italiano Antonio Gramsci escribió su apresurado artículo “La Revolución contra el Capital” (ver trascripción más abajo). 

Ahora, a la distancia, y partiendo del análisis de los hechos, único criterio de la verdad, me parece que la opinión de Gramsci de noviembre de 1917 fue apresurada,  estaba cargada de comprensible subjetivismo.

Sin el estudio de “El Capital”,  el necesario cambio histórico en Rusia y en el mundo (que no está condicionado por la publicación de libros) hubiera sido un cambio más difícil, un cambio más lento.

Si revisamos las etapas del desarrollo del pensamiento de Lenin y del pensamiento de la mayoría de sus colaboradores, fácilmente podemos encontrar que, por lo menos  en  Tres Momentos el centro del estudio y del debate teórico entre los socialistas rusos estuvo en el libro “El Capital”. El desarrollo y la continuación de la revolución rusa eran imposibles sin el estudio de esa trascendental obra teórica de Carlos Marx. 

1.- A fines de 1a década de 1890, los socialistas rusos estaban concentrados en descubrir las leyes del desarrollo de la realidad rusa de ese tiempo, para sobre esa base teórica precisar  el carácter del programa de la revolución rusa, revolución que en las masas estaba madurando aceleradamente.

Para escribir el libro “El desarrollo del Capitalismo en Rusia”  (1898), “Nuestro Programa” (1901) y “Dos Tácticas…”(1905), el libro de referencia obligado fue “El Capital” de Marx. Las conclusiones teóricas, estratégicas y tácticas, que se acordaron en ese entonces,  guiaron el trabajo de los socialistas rusos hasta la gran conmoción del año 1917. Sin el estudio de “El Capital” los socialistas rusos no hubiera llegado a dirigir ese cambio tan trascendental.  

2.- A comienzos de la década de 1910, se agudizaron las contradicciones en el desarrollo del capitalismo monopolista en todo el mundo,  aceleradamente maduraban los factores que llevaban a la necesaria  guerra mundial. En esas condiciones tan complejas,  nuevamente los socialistas rusos colocaron en primer plano el estudio de “El Capital”, incluso Lenin fue más allá, y revisó la monumental y compleja “Lógica” de Hegel. 

Como resultado de esa relectura de “El Capital”,  Lenin, Bujarin, Zinoviev, Trotsky, y otros destacados teóricos rusos, publicaron sendos estudios,  como por ejemplo el conocido folleto “El imperialismo fase superior del capitalismo” (1916). Sin el estudio de “El Capital”,  los socialistas en Rusia, Alemania, Francia y otros países  europeos,  no hubieran podido orientarse correctamente en el desarrollo de la guerra, ni la hubieran  aprovechado para romper el viejo orden,  justamente en el eslabón más  débil.      

3.- Iniciada la construcción del socialismo en Rusia en noviembre de 1917, y después  de casi dos años de aplicación obligada del “comunismo de guerra”, a fines del año 1919 comenzó una tercera campaña masiva de estudio y debate de “El Capital”. En ese momento  era una necesidad más urgente que antes, era una necesidad planteada por el desarrollo de la compleja realidad rusa. 

Esos estudios, cuando ya estaban en el poder, desembocarían en los valiosos artículos de Lenin, Bujarin, Trotsky y otros, sobre “la ley del valor”, y “el papel del mercado” en los inicios de la construcción del socialismo. Esos primeros estudios  darían forma a los ejes fundamentales de la hasta ahora incomprendida Nueva Política Económica (NEP). Se recomienda el estudio de la Tesis “Sobre el Impuesto en especie” (Significación de la Nueva Política y sus condiciones) de Lenin.

En esas nuevas condiciones, sin el estudio y aplicación del método de “El Capital”, la empobrecida y devastada Rusia no hubiera podido restablecer el necesario crecimiento de sus  fuerzas productivas, y no hubiera podido atender las necesidades básicas de 150 millones de habitantes, sin lo cual la Rusia Nueva hubiera sido fácilmente derrotada por el implacable cerco capitalista. 

4.- La posterior implosión de la URSS en 1990, y el actual crecimiento  del capitalismo en  Rusia, están confirmando que la fase de crecimiento capitalista es inevitable en el desarrollo de las sociedades modernas, comprobando una tesis básica expuesta por Marx en  “El Capital”. 

Pero la historia, a su vez, nos está enseñado, que hay dos opciones para el desarrollo de las relaciones mercantiles. Una opción es que el desarrollo de las relaciones mercantiles sea   dirigido por la burguesía, como en los tiempos actuales del gobierno de Putin; y la otra opción es que el desarrollo de estas relaciones sea  dirigido por el proletariado, como  el ensayo  en los tiempos de la NEP dirigida por Lenin.   

Después de cien años de iniciada la revolución rusa, hoy en día el reestudio de “El Capital” es una tarea urgente,  una tarea  obligatoria en China, Viet Nam, y Cuba, tres países en los cuáles se está construyendo la fase inicial del socialismo, como “economía mercantil planificada”,  retomando así, el ejemplo de la NEP.

De igual manera el estudio de “El Capital”  también es una tarea necesaria en los países que todavía continúan  siendo capitalistas, como son los  casos del Perú, Chile, Bolivia, Venezuela, y otros países del continente  americano.   

Estudiar “El Capital” no es una expresión de “ortodoxia”, ni tampoco de “dogmatismo”, como supone mi amigo Gustavo Pérez Hinojosa. Lo cual lo comentaremos en una  segunda parte. 

Nota.- A continuación trascribimos el artículo de Antonio Gramsci, citado más arriba. Artículo que fue publicado por Gustavo Pérez Hinojosa con el título agregado por  él.  

¡ME CAGO EN LA "ORTODOXIA" Y EL DOGMATISMO! 

"La revolución de los bolcheviques se compone más de ideologías que de hechos. (Por eso, en el fondo, nos importa poco saber más de cuanto ya sabemos). Es la revolución contra El Capital de Carlos Marx. El Capital de Marx era, en Rusia, el libro de los burgueses más que el de los proletarios. Era la demostración crítica de la necesidad ineluctable de que en Rusia se formase una burguesía, se iniciase una era capitalista, se instaurase una civilización de tipo occidental, antes de que el proletariado pudiera siquiera pensar en su insurrección, en sus reivindicaciones de clase, en su revolución. Los hechos han superado las ideologías. Los hechos han reventado los esquemas críticos según los cuales la historia de Rusia hubiera debido desarrollarse según los cánones del materialismo histórico. Los bolcheviques reniegan de Carlos Marx al afirmar, con el testimonio de la acción desarrollada, de las conquistas obtenidas, que los cánones del materialismo histórico no son tan férreos como se pudiera pensar y se ha pensado.

No obstante hay una ineluctabilidad incluso en estos acontecimientos y si los bolcheviques reniegan de algunas afirmaciones de El Capital, no reniegan el pensamiento inmanente, vivificador. No son marxistas, eso es todo; no han compilado en las obras del Maestro una doctrina exterior de afirmaciones dogmáticas e indiscutibles. Viven el pensamiento marxista, lo que no muere nunca, la continuación del pensamiento idealista italiano y alemán, contaminado en Marx de incrustaciones positivistas y naturalistas. Y este pensamiento sitúa siempre como máximo factor de historia no los hecho económicos, en bruto, sino el hombre, la sociedad de los hombres, de los hombres que se acercan unos a otros, que se entienden entre sí, que desarrollan a través de estos contactos (civilidad) una voluntad social, colectiva, y comprenden los hechos económicos, los juzgan y los condicionan a su voluntad, hasta que esta deviene el motor de la economía, plasmadora de la realidad objetiva, que vive, se mueve y adquiere carácter de material telúrico en ebullición, canalizable allí donde a la voluntad place, como a ella place".

Antonio Gramsci "La Revolución contra "El Capital" 

Aparecido en Avanti, edición milanesa, el 24 de noviembre de 1917. Reproducido en el Il Grido del Popolo el 5 de enero de 1918

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