lunes, 7 de septiembre de 2015

LA CONTAMINACIÓN DE LA CRISIS CHINA




Francisco Louçã
Miércoles 2 de septiembre de 2015

Portugal es el país europeo con mayor inversión china en el último año y el cuarto en valor absoluto entre 2000 y 2014, sólo superado por Alemania, Inglaterra y Francia (gráfico 1). Si se concreta la venta de Novo Banco a una empresa china, obtendrá el récord en inversión por segundo año consecutivo. Puede que no suceda, porque el BCE está presionando al Banco de Portugal para que se aleje de los competidores chinos.

En cualquier caso, todo esto son pésimas noticias. Porque se trata de privatizaciones de bienes estratégicos esenciales, lo que ya de por sí nos sugeriría que se evitasen estos errores irreparables. Y más aun cuando se entrega a uno de los poderes financieros más opacos – el Partido Comunista Chino es uno de los centros de acumulación de capital mundial, aun cuando un dirigente político portugués afirme que nada de eso impide una “relación” - y porque se trata de una estatización por parte de otro país.

Y es todavía una noticia peor porque, al contrario que en otros países europeos, en nuestro caso no se trata de una inversión que genere empleo: se trata de compras de paquetes de acciones para dominar empresas privatizadas. Y, finalmente, es una pésima noticia porque aumenta la vulnerabilidad de la economía portuguesa con respecto a decisiones políticas y financieras sobre las cuales no existe ningún instrumento de control nacional.

El lunes, con la caída de 8,5% de la bolsa de Shangai, las 300 mayores empresas asiáticas se desvalorizaron 230 mil millones de euros; el mercado financiero mundial habría perdido 450 mil millones. Ayer martes, hubo una recuperación mediocre hasta el medio día, una nueva caída al final de la sesión de las bolsas norteamericanas (gráfico 2), pero finalmente un crecimiento en Europa (los lectores apreciarán que estos valores son nacionales, porque sólo se concretan si hay compras y ventas y conllevando pérdidas de los propietarios actuales). El lunes, la bolsa portuguesa perdió 3 100 millones en valor. Las bolsas alemanas perdieron en ese día todo lo que habían subido en 2015.

El Diario del Pueblo, del PC Chino, declaró que se trataba de un “lunes negro”, para establecer una comparación con la crisis de 1929. Comenzaba la montaña rusa.

No es para menos. Desde que comenzó la desvalorización del yuan, la moneda china, los mercados financieros mundiales perdieron 5 billones de dólares (en valor de las acciones). Con la crisis de esta semana, el euro subió y las monedas chinas y norteamericanas perdieron; por lo tanto, la víctima será Europa, que tendrá menos capacidad para exportar hacia China (contracción de la demanda) y para el resto del mundo (encarecimiento del euro).

El contexto es por lo tanto peligroso. Estados Unidos y Europa tienen poco margen de maniobra para responder a una crisis especulativa, porque los intereses están excepcionalmente bajos y nada se puede hacer con la política monetaria, cuyo mayor efecto se produce en el corto plazo.

Aunque el efecto en la economía mundial sea reducido, el susto es grande. Una caída sorprendente del 20% en las bolsas chinas a lo largo de pocas semanas y un sobresalto de un día pueden simplemente significar una pérdida importante para los ahorradores e inversores chinos. Pero también puede implicar un efecto dominó que, en 2007 y 2008, fue devastador, demostrando que la economía mundial se basa en un juego financiero ficticio y sin duda peligroso

Todo esto tiene un precio para Portugal. El comportamiento de las empresas chinas será determinado por el Comité Central y por las necesidades de capital. Ahora bien, como Ricardo Cabral ya demostró aquí en el caso de Fidelidade, esas necesidades pueden llevar a destripar las empresas, con consecuencias en el banco público, la CGD.

Las celebraciones del gobierno sobre las inversiones chinas en las privatizaciones han dado paso a la pesadilla. Tal vez tengamos que despertarnos con la tormenta.

30/08/2015
Traducción: VIENTO SUR

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