10-09-2015
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Drogas:
negocio de Washington para desestabilizar a México
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De vil tapadera.
No se encuentra otro calificativo a las mentiras que presentó en su
momento la Procuraduría General de la República (PGR) encabezada por Jesús
Murillo Karam, sobre la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en
Iguala, estado de Guerrero, aquellos 26-27 de septiembre de 2014 (a unos días
de cumplir un año, ¡un año de impunidad!).
¿Pero tapar qué o a quiénes? Al paso del tiempo de
que la “verdad histórica” de Karam se impuso desde la PGR, y de tumbo en tumbo
lo mismo intentó el gobierno de Enrique Peña Nieto hasta que reculó por la insostenibilidad
de tal versión, para comenzar se cae la tapadera del móvil. Y de ahí se
llega hasta los implicados.
Ambas cosas se descubren poco a poco; es decir,
comienzan a salir indicios en ambos sentidos. El móvil, seguramente, está en
las drogas. El cultivo de amapola en la región es el más grande de
Latinoamérica, y se trasladan desde Guerrero hacia el mercado de los Estados
Unidos de América, y al mundo. O sea, la pista del dinero; en este caso dinero sucio.
¿Qué implica eso? Que autoridades de varios niveles están involucrados.
Por la sencilla razón de que un negocio de miles de millones de dólares no
camina solo, sin operadores de alto nivel.
Por cierto que resulta risible el señalamiento solo
del exalcalde de Iguala, José Luis Abarca y de su esposa María de los Ángeles
Pineda, los primeros inculpados, por no decir “chivos expiatorios”. Aún y
cuando la cadena los implique, ¿ya se investigó al exgobernador Ángel
Aguirre? Ese eslabón anda suelto.
De los cuerpos policiales, ni qué decir, pues desde
el principio se dijo que los policías municipales estaban involucrados,
incluso ellos habían entregado a los estudiantes a manos del cartel de
los guerreros unidos. Los videos de las camionetas los implicaron
directamente.
A la policía federal se le ha mencionado en cada
testimonio donde se relata cómo se detuvo a los estudiantes, cómo fueron
tiroteados adentro y fuera de los camiones, y cómo fueron cayendo heridos y los
primeros muertos. La desaparición, todavía no se descubre quién o quiénes la
perpetraron, pero se sabrá (más vale que los presenten vivos). Se habla de los
militares, oficiales y tropa, del 27 Batallón de Infantería cuyos reportes
detallan que estaban enterados de todo, incluso con acceso al C4, el centro de
control de información para todas las autoridades. Ellos mismos, los militares,
con sus declaraciones han desmentido al propio titular secretario.
El informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos
Independientes (GIEI) dado a conocer este domingo al pueblo de México y al
mundo que está atento, al que se suman los reportes periodísticos de medios que
han tomado el caso con la seriedad que implica —ofensa vil para los padres de
los desaparecidos, afrenta para la sociedad y burla para el sentido común de
propios y extraños—, ha destapado la cloaca: los 43 no pudieron ser incinerados
por lo que implica, toneladas de combustible.
La mentira es que los cuerpos fueran incinerados
por los guerreros unidos, echados al río embolsados y así desaparecidos.
Los datos periciales no aguantan eso, como lo dijo el experto en fuegos del
GIEI, el peruano José Torero. Pero hay carteles, que son los que operan el
negocio de las drogas, desde luego. Y no son madres de la caridad, sino todo lo
contrario.
Mas siguiendo el hilo, los narcotraficantes así
sean de la estatura de Joaquín El Chapo Guzmán u otros, los que sean
—léanse las declaraciones de Edgar Valdez Villarreal, La Barbie—, no
operan solos nada. ¡Nada! Y eso tiene hebras, enlaces, rutas, trasiego hacia
arriba, hasta la frontera norte. Luego entonces, la verdad saldrá a flote,
lenta pero segura. La incorporación de un “quinto” autobús, el número 1531 de
la línea Estrella Roja a las investigaciones, del que no dijo nada la PGR —y
ahora el GIEI rescata—, posiblemente tomado involuntariamente por los
estudiantes en su acción, pudo llevar droga.
Peña señala un vuelco, “dispuesto a reunirse con
los padres de los normalistas”. ¿Acaso porque ya no está Karam en la PGR?
¿Ocultó algo? La madeja se deshila. Por lo pronto será insuficiente la reunión
sin compromisos. Es de esperar no solo que se adopten las conclusiones del
grupo GIEI a las de PGR, pero no para enredar más las cosas. No se olvide que
este asunto es un gran pendiente del actual gobierno. El mayor socialmente
hablando.
Herencia del conflicto interno desatado desde el
sexenio de Calderón —y más atrás—, cuando éste decidió declarar la “guerra
contra el narcotráfico”, siguiendo los compromisos con Washington tras el
cuestionado triunfo “haiga sido como haiga sido”, o cuando le fue arrebatado el
triunfo al candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador en
2006.
La ilegal empresa del narcotráfico de norte a sur
crece vía la demanda y el control del negocio, principalmente
desde el mercado estadounidense; en tanto de sur a norte se realiza como
ilusoria empresa boyante, dejando una estela de muerte y descomposición
económica, social y también política. Daña a las economías porque se infiltra a
muchas empresas para el lavado de dinero; afecta la estructura social por los
miles de muertos, desplazados y familias desintegradas; afecta al sistema
social, porque a más que el mexicano carga el lastre del dominio imperial desde
la firma de acuerdos como el TLCAN, se le infiltra —y los gobiernos lo aceptan—
en asuntos de importancia que atañen a la seguridad nacional.
Con esta breve referencia del impacto del problema
del narcotráfico que involucra a varios estados de país, basta para señalar que
muchas autoridades están penetradas, y de todos los niveles. Todo le alcanza y
afecta al gobierno federal sin saber hasta dónde ni a quiénes. El caso es que
la situación de estados como Guerrero, Michoacán, Veracruz, Tamaulipas,
Sinaloa, Nuevo León, y tantos más, como el Estado de México y Morelos, es ni
más ni menos que el saldo de un negocio que se impulsa desde el exterior.
No se dude que Washington, también lo hemos dicho
ya desde este espacio, esté operando una estrategia de “guerra sucia” en México
a través de las drogas, para apoderarse de todo lo que sea riqueza y recursos,
como lo ha hecho en otros lugares del mundo vía el intervencionismo directo de
tropas armadas. Los gobiernos de México se han dejado infiltrar hasta
Los Pinos. Simplemente los acuerdos de libre comercio son muestra de ello. Todo
injerencismo por vías legales e ilegales de Carlos Salinas para acá.
Entretanto, acá andamos los mexicanos padeciendo tamañas
perversidades orquestadas desde Washington. Los hilos de la madeja son tan
extensos que, imaginables, tienen el olor del dinero mal habido. Es el enfoque
de abajo hacia arriba, el que muchas veces se describe al revés.
Twitter: @sal_briceo.
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