Agencias
04-09-2015
Pocos en Occidente recuerdan el hecho de que China
fue el primer país en entrar en lo que se convertiría en la Segunda Guerra
Mundial, y que fue aliado de Estados Unidos y Gran Bretaña desde poco después
de Pearl Harbor en 1941, y hasta la rendición de Japón en 1945, dijo un experto
de Oxford.
En un artículo titulado "¿Aliado olvidado?
Papel anónimo de China en la Segunda Guerra Mundial", publicado el martes
en la página web de la red estadounidense de televisión CNN, Rana Mitter,
profesor de Política e Historia Moderna de China en la Universidad de Oxford,
explicó el papel de China en la Segunda Guerra Mundial.
Dado que China celebrará un importante desfile
militar en Beijing el jueves para conmemorar el 70º aniversario del fin de la
Segunda Guerra Mundial, "la memoria de China sobre la guerra se está
haciendo más, no menos, importante", escribió el experto.
"El sufrimiento de China durante la guerra no
está en disputa", añadió, refiriéndose al hecho de que durante la
resistencia de China contra la agresión japonesa desde 1937 a 1945, el fuego de
guerra azotó la mitad del territorio chino, dejando a unos 260 millones de
chinos involucrados en en el conflicto y a más de 35 millones de personas
muertas o heridas. La pérdida económica directa alcanzó unos 100.000 millones
de dólares estadounidenses de aquel entonces.
EEUU y China fueron aliados durante la Segunda
Guerra Mundial y más de 250.000 estadounidenses sirvieron en lo que se conoció
como el campo de batalla "China-Birmania-la India", como bien
mostraron muchas fotografías.
El 7 de julio de 1937, las tropas japonesas
atacaron el Puente Lugou, también conocido como el Puente de Marco Polo, un
acceso crucial a Beijing. Este fue el comienzo de la guerra de resistencia de
ocho años de China contra la agresión japonesa a gran escala. Un año después,
hacia mediados de 1938, la situación militar china era desesperada.
Muchas ciudades orientales y centrales chinas,
incluidas Shanghai, Nanjing y Wuhan, cayeron en manos japonesas. Varios
observadores extranjeros supusieron que China no podría mantener la
resistencia, y lo más probable sería una victoria japonesa sobre China.
Sin embargo, China se negó a rendirse, se retiró al
interior y siguió resistiendo. "Esta decisión cambió el destino de
Asia", manifestó Mitter.
Si China se hubiera rendido en 1938, Japón habría
controlado China durante una generación o más. Las fuerzas japonesas podrían
haberse dirigido hacia la Unión Soviética, el Sudeste Asiático o la India, dice
el artículo.
Las guerras europea y asiática podrían nunca
haberse unido como lo hicieron tras Pearl Harbor en 1941.
Con la resitencia china y después de Pearl Harbor,
la guerra se volvió global. Los aliados occidentales y China se unieron en su
guerra contra Japón.
Las contribuciones de China fueron muy importantes
a los esfuerzos de guerra. China contuvo a un gran número de tropas japonesas
en su territorio y actuó como ejemplo para otros países no occidentales,
mostrando que era posible luchar contra el hegemonismo y oponerse firmemente al
imperialismo, subrayó Mitter.
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