J-L.
Mélenchon, S. Fassina, Z. Konstantopoulou, Y. Varufakis, O. Lafontaine
Infolibre
Sábado 12
de septiembre de 2015
[El francés Jean-Luc Mélenchon, el italiano Stefano
Fassina, los griegos Zoe Konstantopoulou y Yanis Varufakis y el alemán Oskar
Lafontaine se asocian y proponen la organización de una cumbre internacional
por un plan B en Europa, abierta a los ciudadanos voluntarios, organizaciones e
intelectuales. Esta conferencia podría tener lugar a partir de noviembre de
2015. Estos dirigentes se proponen lanzar el proceso durante la Fiesta de l’Humanité [fiesta del Partido
Comunista francés]. A continuación reproducimos el texto que firman los cinco
políticos.]
El 13 de julio, la Unión Europea derrumbó al
gobierno griego elegido democráticamente de Alexis Tsipras. "El
acuerdo" del 13 de julio es en realidad un golpe de estado. Fue obtenido
gracias al cierre de los bancos griegos por el Banco Central Europeo (BCE) y
gracias a la amenaza de no autorizarlos a abrir de nuevo mientras el gobierno
griego no acepte una nueva versión de un programa que había fracasado. ¿Por
qué? Porque la Europa oficial no podía soportar la idea de que un pueblo que
padecía su programa de austeridad autodestructiva hubiera osado elegir a un
gobierno determinado a decir "¡No!".
En adelante, con mucha más austeridad, muchas más
privatizaciones rebajadas de activos públicos, una política económica más
irracional que nunca, y la misantropía como política social, el nuevo
memorándum sólo sirve para agravar la Gran Depresión griega y el saqueo de
Grecia por parte de intereses particulares, griegos o no.
Saquemos algunas lecciones de este golpe de Estado
financiero. Este euro se ha convertido en un instrumento de la dominación
económica y política de la oligarquía europea, escondida detrás del gobierno
alemán y que se alegra de ver a la señora Merkel hacer todo el "trabajo
sucio" que los otros gobiernos son incapaces de hacer. Esta Europa no produce
sino violencias en las naciones y entre ellas: paro masivo, dumping
social feroz, insultos atribuidos a los dirigentes políticos contra la Europa
del Sur y repetidos por todas las "élites", incluidas las de esos
países. La Unión Europea alimenta la subida de la extrema derecha y se ha
convertido en un medio de anular el control democrático sobre la producción y
la distribución de la riqueza en toda Europa.
Afirmar que el euro y la Unión Europea sirven a los
europeos y les protegen contra la crisis es una mentira peligrosa. Es una
ilusión creer que los intereses de Europa pueden ser protegidos en el marco de
la cárcel de reglas de la eurozona y los tratados actuales. El método
Hollande-Renzi del "buen alumno", en realidad del prisionero modelo,
es una forma de capitulación que no obtendrá ni siquiera clemencia. El
presidente de la Comisión europea, Jean-Claude Juncker, lo dijo claramente: "No
puede haber decisiones democráticas contra los tratados europeos". Es
la adaptación neoliberal de la "soberanía limitada" inventada
por el dirigente soviético Brejnev en 1968. En aquella época, los soviéticos
aplastaban la Primavera de Praga con sus tanques. Este verano, la Unión Europea
ha aplastado la Primavera de Atenas con sus bancos.
Estamos decididos a romper con esta Europa. Es la
condición esencial para reconstruir las cooperaciones entre nuestros pueblos y
nuestros países. ¿Cómo llevar una política de reparto de la riqueza y de
creación de empleos, sobre todo para los jóvenes, de transición ecológica y de
refundación democrática en esta Unión Europea? Debemos escapar a la inanidad y
a la inhumanidad de los tratados europeos y refundarlos con el fin de quitarse
la camisa de fuerza del neoliberalismo, abolir el pacto fiscal y rehusar el
tratado de libre comercio con EE UU (TTIP).
El período es extraordinario. Nos enfrentamos a una
emergencia. Los Estados miembros deben tener el espacio político que permita a
sus democracias respirar e instaurar políticas adaptadas al nivel nacional, sin
temer la reacción del autoritario Eurogrupo dominado por los intereses del más
poderoso de los Estados miembros y del mundo del comercio, ni temer a un BCE
utilizado como apisonadora que amenaza con aplastar a todo "país que no
coopera con ella" como fue el caso de Chipre o Grecia.
Así es nuestro plan A: trabajar en cada uno de
nuestros países, y juntos en todo Europa, para volver a negociar completamente
los tratados europeos. Nos comprometemos a colaborar con la lucha de los
europeos de todos los países, en una campaña de desobediencia a las prácticas
arbitrarias y a las reglas irracionales hasta que esta negociación se lleve a
cabo.
Nuestra primera tarea será terminar con la
irresponsabilidad del Eurogrupo. La segunda tarea será terminar con el carácter
pretendidamente "independiente" y "apolítico" del Banco
Central mientras que en realidad está muy politizado (de la manera más tóxica)
y es totalmente dependiente de los banqueros en quiebra y de sus agentes
políticos, y está listo para acabar con toda democracia con solo apretar un
botón.
La mayoría de los gobiernos que representan la
oligarquía europea y se esconden detrás de Berlín y Fráncfort tienen también un
plan A: no ceder a las demandas de democracia de los ciudadanos europeos y
utilizar la brutalidad para poner fin a su resistencia. Lo hemos visto en
Grecia este mes de julio. ¿Por qué han podido estrangular al Gobierno elegido
democráticamente de Grecia? Porque tenían también un plan B: expulsar a Grecia
de la zona euro en las peores condiciones posibles destruyendo su sistema
bancario y rematando su economía.
Frente a este chantaje, necesitamos nuestro propio
plan B para combatir el plan B de las fuerzas más reaccionarias y
antidemocráticas de Europa. Para reforzar nuestra posición frente a su compromiso
brutal con políticas que sacrifican los intereses de la mayoría en beneficio de
los intereses de una ínfima minoría. Pero también para afirmar de nuevo el
simple principio de que Europa no es otra cosa que los europeos y de que las
monedas no son instrumentos de tortura o armas para matar la democracia. Si el
euro no puede ser democratizado, si persisten en utilizarlo para estrangular a
los pueblos, nos levantaremos, les miraremos y les diremos: "¡Inténtenlo!
Sus amenazas no nos dan miedo. Encontraremos un medio de dar a los europeos un
sistema monetario que funcione con ellos, y no a sus expensas".
Nuestro plan A para una Europa democrática,
reforzado por un plan B que muestra que los poderes fácticos no pueden
aterrorizarnos y someternos, debe ser sostenido por la mayoría de los europeos.
Esto requiere un alto nivel de preparación. Los elementos técnicos serán
enriquecidos gracias al debate. Un gran número de ideas están ya sobre la mesa:
la introducción de sistemas paralelos de pago, monedas paralelas, la
digitalización de las transacciones en euros para solucionar la falta de
liquidez, sistemas de intercambio complementarios alrededor de una comunidad,
la salida del euro y la transformación del euro en una moneda común.
Ninguna nación europea puede avanzar hacia su
liberación desde el aislamiento. Nuestra visión es internacionalista. En
previsión de lo que puede ocurrir en España, en Irlanda, por qué no de nuevo en
Grecia según la evolución de la situación política, y en Francia en 2017, hay
que trabajar concretamente todos juntos para crear un plan B que tenga en
cuenta las características de cada país.
Proponemos, por tanto, la organización de una
cumbre internacional para un plan B en Europa, abierta a los ciudadanos
voluntarios, a las organizaciones y a los intelectuales. Esta conferencia
podría tener lugar a partir de noviembre de 2015. Lanzaremos este proceso
durante la Fiesta de l’Humanité [fiesta del Partido Comunista francés].
¡Únanse a nosotros!
Jean-Luc Mélenchon, diputado europeo, cofundador
del Parti de Gauche (Francia); Stefano Fassina, diputado, ex viceministro de
Economía y Hacienda (Italia);Zoe Konstantopoulou, presidenta del Parlamento
heleno (Grecia);.Oskar Lafontaine, exministro de Hacienda, cofundador de Die
Linke (Alemania); Yanis Varufakis, diputado, exministro de Hacienda (Grecia).
12/09/2015
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