ALAI
ALAI AMLATINA, 24/11/2015.-
Asumiendo
que tras la derrota del ALCA (Área de Libre Comercio de las
Américas), el
momento político colocaba al centro de las definiciones el tema
de la
integración popular, un conjunto de organizaciones sociales
coincidieron la
necesidad de construir un espacio integracionista teniendo como
referencia el
ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América),
en tanto
proyecto esencialmente político que se remite al ideal de Patria
Grande,
promovido desde las guerras de la independencia.
Este
proceso arrancó en julio 2008, con la elaboración de la Carta de
los
Movimientos Sociales de las Américas que, después de diversos
debates en los
diferentes países y en el Foro Social de las Américas realizado
en Guatemala
(2008), es aprobada en la Asamblea de los Movimientos Sociales
del ALBA, durante
el Foro Social Mundial de 2009, en Belém do Pará, Brasil. Como en el impulso de esta
iniciativa ha
tenido un rol muy activo el Movimiento de los Trabajadores
Rurales sin Tierra
(MST) de Brasil, establecimos un intercambio con João Pedro Stedile, miembro
de la
Coordinación Nacional de esta organización, cuyas reflexiones
recogemos a
continuación.
-
¿Qué factores y actores fueron gravitantes para la derrota
del ALCA?
En esencia, con el ALCA se buscó
armar un aparato jurídico
para proteger las operaciones de las empresas estadounidenses
orientadas a
tomar el control del mercado de las Américas. Y para eso se necesitaba la
libertad total del
comercio, anulando cualquiera medida soberana de los gobiernos
nacionales. La
implantación de la moneda estadounidense,
con protección jurídica plena a sus inversiones.
Sin
embargo, para que se concrete este proyecto se necesitaba el apoyo de todos los gobiernos de
la región. Mas resulta
que, a partir de Hugo Chávez, en diversos
países fueron electos gobiernos anti-neoliberales,
reconfigurando un escenario
que terminó por obstaculizar el avance del ALCA.
Por otro lado, el gobierno de
Estados Unidos ya estaba
fragilizado en sus propuestas neoliberales, al tiempo que perdía
terreno con
las derrotas político-militares en el Medio Oriente.
Y este cuadro se completa con la
resistencia popular en diversos
países del continente. En
algunos, la
resistencia se organiza en forma de campaña explícitamente
contra el ALCA. En
otros, se presenta como movilizaciones
populares, localizadas, contra el neoliberalismo, lo cual
significaba estar
contra el libre comercio y la subordinación a los Estados
Unidos.
Es más, en algunos países es
evidente que también gravitó,
con peso relativo, la postura de algunos sectores empresariales
locales, que no
se sentían cómodos con la subordinación total a los intereses de
Estados
Unidos, ya que implicaba una pérdida de parte de su tasa de
ganancia para beneficio
de las empresas estadounidenses.
- ¿Cuáles son las
principales lecciones que extraes de
esas jornadas?
Son muchas lecciones y
aprendizajes de este período. Difícil
de nombrar a todos o establecer
criterios por importancia. Sin
embargo, cabe
destacar la realización de referendos populares, de consultas al
pueblo, y
también la realización de asambleas populares masivas, pues
contribuyeron a que
se implemente una significativa pedagogía de masas, que ayudó a
que el pueblo
entienda lo que estaba en juego, al politizar el debate, y a que
participe,
aunque de una manera simple: con el voto en contra.
También fue importante la unidad
entre la mayoría de los
movimientos populares de cada país contra el ALCA, ya que era la
principal
bandera de lucha contra el neoliberalismo. Esto ayudó a superar los
protagonismos, el
sectarismo y otras prácticas comunes entre nuestros movimientos.
- Específicamente,
¿qué significó en ese momento el nacimiento del ALBA?
En ese contexto, resulta
gravitante la visión estratégica
y continental del presidente Hugo Chávez con la propuesta del
ALBA, bajo las
premisas de que: a) no es suficiente criticar a los Estados
Unidos y la
integración del capital, asumiendo que es preciso presentar otra
propuesta de integración,
alternativa, una integración que precisa ir más allá de los
gobiernos para
adquirir un carácter popular; b) utilizó toda su experiencia y
carisma para
articular a gobernantes anti-neoliberales y progresistas en
torno a la
propuesta del ALBA. Y
tan es así que
anuncia esta perspectiva en el acto de la derrota del ALCA, en
Mar del Plata –Argentina–,
durante el famoso mitin popular en un estadio local con miles de
militantes
argentinos y de las Américas; c) y el siguiente paso, con
sentido político, fue
que no podía ser sólo una articulación de los Estados o
gobiernos, sino que debía
involucrar a las fuerzas populares que actúan de manera
independiente de los
espacios institucionales.
- En el
nuevo escenario tras la derrota del ALCA, en la agenda
oficial cobra fuerza la
perspectiva de una integración soberana que, además del
ALBA, se traduce en la
conformación de UNASUR y, posteriormente, de la CELAC, a la
vez que repercute
en una redefinición de otros proyectos de integración, como
en Mercosur, en los
cuales se abren espacios para la participación de
movimientos sociales. ¿Cómo
entender que esta apertura
prácticamente haya quedado en el plano formal?
¿Cuál la responsabilidad de los propios movimientos
para que ello sea
así?
En primer lugar, desde un punto
de vista institucional
después de la derrota del ALCA y el surgimiento del ALBA, no se
logró aglutinar
a la mayoría de los gobiernos. Así,
desde
el punto de vista gubernamental, éste se limitó a siete u ocho
países, y de economías
no muy representativas para el continente. Sabiendo que, en realidad, la
economía se
mueve con el peso de México, Colombia, Brasil y Argentina.
Ante estas circunstancias, el
presidente Chávez acertó al
moverse para crear otros espacios que no eran tan populares como
alternativas,
pero representaban la posibilidad de una unidad del continente
contra el
gobierno de los Estados Unidos y Canadá. Y de ahí surgió la propuesta
de la UNASUR, en
América del Sur y la CELAC a nivel continental. Las dos iniciativas tuvieron
éxito, aglutinaron
a todos los países, sin Estados Unidos, y en la práctica
enterraron la
hegemonía que Estados Unidos tenía a través de la OEA.
El Mercosur, que nunca fue un
mecanismo de integración
verdadera, fue solamente un acuerdo comercial entre los países
del sur. Y creo que ya
tiene sus días contados, ya que
necesita con urgencia migrar a un acuerdo de toda la América del
Sur, en el
marco de la UNASUR. Así
como está, ya no
sirve para nada.
El problema es que algunos
países gobernados por los partidos
neoliberales en América del Sur están poniendo resistencias, y
preferirían
realinearse con Estados Unidos a través de la Alianza del
Pacífico, y ahora el
TPP, que abarca también parte de Asia.
Desde el punto de vista
institucional, la crisis internacional
del capitalismo, las dificultades con el precio del petróleo,
producto que, para
Venezuela, es su principal fuente de financiamiento para los
proyectos
económicos estratégicos para el continente, tiene una influencia
negativa.
En cuanto a los movimientos
populares que nos articulamos
bajo los parámetros conceptuales del ALBA, nos estamos moviendo
lentamente
porque elegimos caminar con nuestras propias piernas, teniendo
autonomía frente
a los gobiernos y Estados, incluso progresistas o de izquierda.
- En ese
nuevo escenario, otro aspecto que destaca es que se diluye
la articulación
alcanzada continentalmente por los movimientos y, es más,
prácticamente se
produce un reflujo de éstos. ¿Cuál
es tu
explicación al respecto?
No lo veo como reflujo. Yo lo veo como una lentitud
natural, sin
embargo pedagógica, que sólo seguiremos adelante si tenemos
mayor capacidad de
articular fuerzas populares en cada uno de nuestros países.
Y, por desgracia, en la mayoría
de los países, aunque
todos nos declaramos anti-neoliberales y anti-imperialistas, no
logramos construir
espacios nacionales unitarios, que sean la base de un movimiento
continental
del ALBA. Entonces, si
las fuerzas
populares no tienen la madurez para articularse en sus países,
no pueden y no
deben salir en las articulaciones internacionales, como
portavoces de la unidad.
¿Hablando en nombre de
quién?
Por otro lado, se imaginaba que
la reciente coyuntura ayudaría
a los movimientos populares de todo el continente a que avancen
más rápido en
un re-ascenso del movimiento de masas. Pero,
lamentablemente, eso no ha sucedido. Por
ahora, solamente en Bolivia se mantiene en ascenso el movimiento
de masas, que
aunque se siente participe en el gobierno, también lo presiona,
y está en
constante movilización.
En Venezuela, hay una
vinculación muy grande de los
movimientos populares a los procesos electorales, que se
realizan cada dos
años, y terminan monopolizando los intereses de las fuerzas
populares en lucha permanente
contra los golpes de la derecha.
Y, por último, el imperio pasó a
jugar más duro,
desplegando una contraofensiva ante las luchas sociales y las
articulaciones en
el campo ideológico, avanzando con sus armas que son los medios
de
comunicación, especialmente la televisión y la Internet. Y en este campo, el capital y
los Estados
Unidos son absolutamente hegemónicos, y tienen una gran fuerza.
Es decir, los pocos avances no
sólo fueron debilidades nuestras,
que son muchas, sino que también hubo un repunte de las
iniciativas ideológicas
impulsadas por Estados Unidos con las fuerzas conservadoras en
nuestros países.
Y en todos los países
estamos asistiendo
a una confrontación cada vez mayor de estas fuerzas, con las
fuerzas populares.
Y las fuerzas populares con poca
posibilidad de actuar en
la televisión, en los medios de comunicación masivos y en
Internet. Incluso en
Internet, que se consideraba que
era un espacio más libre y democrático, las revelaciones de
Assange y Snowden
dejaron en claro, por ejemplo, que Google no pasa de ser una
herramienta al
servicio y bajo control de los servicios de inteligencia del
Gobierno de los
Estados Unidos.
- Hoy estamos ante un nuevo
escenario, tanto por la
dinámica global del capitalismo como por las limitaciones
registradas por los
gobiernos de cambio, lo cual ha dado pie para que incluso,
entre los opositores
de izquierda, se hable del fin del ciclo progresista. Desde la perspectiva de
los movimientos, ¿cómo
encarar esta situación, siendo de que por medio hay intentos
desestabilizadores?
No considero que sea el mejor
camino permanecer
pronosticando el fin del ciclo progresista, o la reanudación de
los sectores
conservadores. Eso no es
dialéctico. La lucha de
clases es permanente en cada uno
de nuestros países, y muy dinámica. No
podemos generalizar como una situación en cada país. E incluso en los países en
los que hay una
completa hegemonía de la derecha en los gobiernos, como México y
Colombia, hay
una mayor intensidad de la lucha social, y la disposición de
lucha del pueblo.
Creo que nos encontramos en
condiciones difíciles, debido
a la dependencia económica de nuestro continente en relación al
capitalismo
internacional. Más que
nunca debemos
recuperar las teorías de la dependencia (sistematizadas en la
década del 70)
para explicar la situación de nuestras economías, para no caer
en el simplismo
de que tan solo porque los gobiernos van mal, o la economía está
en crisis, que
eso significa el fin de ciclos de gobiernos.
Estamos en medio de la lucha de
clases, en cada uno de
nuestros países y en el continente. Y ésta,
cada día, puede y tiene desdoblamientos diferenciados con
diferentes
consecuencias.
En este sentido, los movimientos
populares y las fuerzas
de izquierda precisan estudiar más, conocer mejor sus realidades
y tener más
claro, en las disputas electorales, ideológicas y políticas,
quiénes son
nuestros enemigos principales, quiénes son nuestros aliados
temporales, y quiénes
son las fuerzas realmente populares, que pueden acumular para
alcanzar transformaciones
estructurales de nuestras sociedades. Y por
lo poco que he leído y escuchado de compañeros/as en nuestros
encuentros, hay
una confusión generalizada en la mayoría de los países sobre
esta
identificación necesaria, para posicionarse mejor en las
tácticas, en la lucha
de clases.
- En la actual disputa
geopolítica, el imperialismo trata
de impedir que se avance hacia el multilateralismo en el
ordenamiento
internacional. Para
el efecto, además de
su poderío militar, ha puesto el pie en el acelerador para
llegar a acuerdos de
libre comercio en diversos frentes. En
la región con la Alianza del Pacífico, globalmente con el
TPP, el TTIP, TISA,
entre otros. Ante
esta realidad, ¿qué
hacer desde los movimientos sociales?
Tenemos que debatir estos temas
con profundidad en cada
uno de nuestros países, pues los desafíos pueden presentarse de
forma diferenciada.
El primer paso es
comprender que de
hecho el imperialismo del capital de Estados Unidos es nuestro
principal
enemigo, que se presenta no solo a través de las acciones del
gobierno de ese
país, sino también y, sobre todo, con las iniciativas de las
empresas,
corporaciones transnacionales, medios de comunicación y acuerdos
internacionales.
Segundo, precisamos seguir con
el trabajo de base, para concientizar
a nuestras bases, respecto a esa realidad y al contexto de la
lucha de clases
en nuestros países, que está cada vez más internacionalizado. O sea, la correlación de
fuerzas en el plano local
no sólo está determinada por el comportamiento de las burguesías
locales, cuanto
que por el comportamiento de fuerzas del capital internacional.
Tercero, necesitamos reimpulsar
el trabajo de formación
política de nuestra militancia… y tener, de hecho, una
estrategia de unidad
política y de disputa del poder político en la sociedad, en el
sentido elaborado
por Gramsci, de que todos los espacios colectivos de la
sociedad, son espacios
de lucha política. Creo
que la mayoría
de los partidos de izquierda se perdió en esquemas puramente
electorales y abandonaron
la formación política de su militancia. Y
luego cayeron en el pragmatismo total, que siempre repercute en
el oportunismo personal
o de grupos.
Cuarto, poner energías en la
construcción de medios de
comunicación de masas.
Quinto, estimular las luchas de
masas, solamente ellas
pueden, de hecho, alterar la correlación de fuerzas, y ser un
contrapunto a la
fuerza del capital imperialista, a la que me referí
anteriormente.
- Entre otros temas
gravitantes resaltan los relativos a
la crisis ambiental y alimentaria. ¿Qué
alternativas se están formulando?
El capital internacional ante la
crisis de acumulación
cíclica que estamos viviendo, migró con mayor intensidad hacia
América Latina,
para apoderarse y tornarse propietario privado de nuestras
riquezas naturales,
particularmente de los minerales (petróleo, hierro, bauxita,
etc) y de la
energía eléctrica, eólica, y de las commodities agrícolas.
Esta avalancha de capital,
explotando/extrayendo los
bienes naturales, está causando esa destrucción del medio
ambiente en todo el
continente, que trae como consecuencias graves el cambio
climático, la desaparición
de agua, etc.
Este tema no estaba presente en
la lucha de clases antes
de 1990, tan sólo aparece ahora. Y
hay
que enfrentarlo con la misma intensidad que ante la
contradicción entre capital
y trabajo. La
destrucción del medio
ambiente puede colocar en riesgo a la vida humana en el Planeta.
En este sentido tenemos dos
aliados importantes: las
contradicciones de la naturaleza, que coloca a cada sociedad
ante las
consecuencias de su destrucción, y por tanto puede conducir a
una
concientización de la sociedad respecto a la gravedad, por el
cambio climático,
de la temperatura, la falta de agua, de las sequías, etc.
Y el segundo aliado es la
postura política del Papa
Francisco, que más allá de sus pronunciamientos, preparó la
Encíclica Laudato Si’,
que es un hermoso análisis
de las causas, consecuencias, de las agresiones al medio
ambiente y de la
necesidad de reaccionar.
Así, espero que las fuerzas
populares, al menos las que
se articulan en el ALBA, abracen con prioridad este tema.
- Siendo que la disputa
política y social se ha
desplazado al espacio comunicacional mediático, ¿cómo
abordar este reto?
De muchas maneras, comenzando
con el impulso de una lucha
sistemática contra el oligopolio que el capital nos impone, con
sus redes mediáticas,
en especial la televisión e Internet, la denuncia permanente de
su nuevo papel
como organizador ideológico de la sociedad en favor de los
intereses del
capital y de la explotación.
Por otra parte, crear de todas
las formas y en todos los espacios
que podamos, nuestros propios medios de comunicación de masas,
bajo control de
las fuerzas populares. Y
articularnos a nivel
continental, también y sobre todo en este campo de la
información, de la lucha
ideológica.
Pero además, luchar en nuestros
países para que haya leyes
que democraticen y regulen los medios de comunicación, en
función del interés público.
* Artículo publicado en la
Revista América Latina en
Movimiento No. 509 (noviembre 2015), con el título "A 10 años de
la
derrota del ALCA" - http://www.alainet.org/es/ revistas/509
URL de este artículo: http://www.alainet.org/es/ articulo/173811
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