La guerra es una masacre entre personas que no se conocen, para el
beneficio de personas que si se conocen, pero que no se masacran.
Paul Valéry
nov 19th,
2015 | By Boltxe |
Las guerras de Estados Unidos y la Otan en Oriente Próximo han
fabricado un problema de cuyas proporciones algunos comienzan a darse cuenta
únicamente ahora. Para quienes estos últimos años nos preocupábamos de sus
consecuencias previsibles, el problema era ¿cómo oponerse eficazmente a las
guerras?
No hay receta secreta para ello. Las dos principales
herramientas del pueblo son la reflexión y la movilización. Pero una no puede
avanzar sin la otra. La razón es evidente: seria ingenuo creer que quienes
albergan intereses en el negocio de la guerra, los propietarios de la industria
armamentistica, no piensen en sacar lecciones del pasado. Ante las
movilizaciones masivas contra la guerra como las que hubo con las invasiones de
Vietnam o Irak, es normal que quieran mejorar su “marketing”. En otras
palabras, para justificar nuevas guerras, tenian que acompañarlas de un nuevo
envoltorio.
Efectivamente, los últimos años, en conflictos como
el de Libia, las intervenciones militares se ha presentado bajo un enfoque
humanitario. Para conseguir que los pueblos del mundo acepten esa paradoja de
las “guerras humanitarias”, el papel de la propaganda mediática es esencial.
Por eso es imprescindible un examen detenido de las estrategias de las guerras
actuales de la Otan, una
alianza de la que desafortunadamente aún formamos parte. En el caso concreto de
Siria, hay que mencionar algunos elementos que son claves para entender el
desbordamiento de la politica francesa en el conflicto de Siria, con el
resultado de los atentados múltiples que se han producido en Paris hace unos
dias.
Contrariamente a lo que pasó con la invasión de
Irak, el discurso dominante sobre el conflicto de Siria lo presentaba como un
conflicto interno, es decir una guerra civil en la que se oponian fuerzas
rebeldes y el gobierno sirio. Ahora bien, numerosos especialistas han observado
sobre el terreno que lo que se presentaba como fuerzas rebeldes estaba formado
esencialmente de mercenarios extranjeros. Es el fenómeno del «euroyihadismo».
El discurso dominante también ha introducido un
segundo nivel de lectura, favoreciendo la idea del conflicto interno y
presentándolo exclusivamente bajo un ángulo de tipo confesional. Así, éste se
explicaría por la oposición entre una élite o secta alauí en el seno del gobierno,
ante una mayoría de la población de confesión suní. Es importante destacar
estos dos elementos porque forman una lectura del conflicto directamente
importada de la propaganda de uno de los principales actores del conflicto, las
petromonarquías.
De hecho, la ideología que hay detrás del
autodenominado «estado islámico» es el wahabismo. Hay que denunciar que esta
ideología intolerante y xenófoba hacia la realidad del mundo árabe y su
pluralismo étnico y religioso, es fomentada por Arabia Saudita, uno de los
principales aliados de Estados Unidos y Francia. Un país creado de la nada en
medio del desierto, con el apoyo del colonialismo británico.
Aclaremos esto de una vez, esa ideología radical no
tiene nada que ver con los valores de paz y tolerancia de la religión musulmana
que su civilización ha practicado a lo largo de la historia. El wahabismo
destruye incluso el patrimonio de la civilización islámica, porque se refugia
en una visión idealizada y falseada de la religión, aislándola del contexto de
su fundación y de la evolución de la historia. Lo que esta ideología permite es
simplemente que una monarquía familiar se mantenga en el poder desestabilizando
los países de su alrededor, que tienen sistemas políticos mayoritariamente
laicos, y que desde el fin de la época colonial presentan el riesgo de
independizarse demasiado y no respetar la voluntad de la potencia hegemónica.
En resumen, los terroristas son simplemente
criminales y mercenarios. No representan otra religión que la del dólar. Muchos
de ellos son de origen europeo, y se radicalizaron en Francia y otros países.
Cientos e incluso miles de jóvenes sin futuro de nuestros barrios han sido
instrumentalizados a través de internet y la propaganda de las petromonarquias,
cayendo así en el nihilismo y la autodestrucción. Pero eso fue posible porque
ya había un terreno fértil para ello. Una de las causas del problema fue el
abandono de la población de origen inmigrante en los barrios populares por
parte del estado francés y sus politicas racistas. “Existe un apartheid
territorial, social y étnico”, llegó a admitir el primer ministro francés
Manuel Valls en declaraciones a la prensa después del atentado contra la
redacción del semanario satírico Charlie Hebdo.1
Los terroristas que tantos estragos han hecho
últimamente en Túnez, Turquía, Líbano, Egipto y también en Francia, han sido en
buena parte alentados por los países miembros de la Otan, que les han dejado
circular tranquilamente por sus fronteras para atravesar la frontera turca
hacia Siria. En particular, a partir de los campos de refugiados situados en la
provincia turca de Hatay, como alertaba el analista Bahar Kimyongur desde el
inicio del conflicto en 2011. 2
Desde entonces, numerosos observadores han calificado ese lugar fronterizo como
una «fábrica» en el reclutamiento de yihadistas.3
También fue posible simplemente porque mientras
esos mercenarios sirviesen para otros fines no se hizo nada para impedirlo.
Mientras iban a poner bombas en Siria, los grandes medios no les presentaban
como terroristas, sino como rebeldes o revolucionarios en favor de la
democracia y contra un régimen dictatorial en Siria. Por eso disfrutaron de un
apoyo excepcional por parte de los países occidentales bajo la forma de armas
reales y «municiones mediáticas» de Estados Unidos y sus aliados.4
Pero, ¿quién puede creer a estas alturas que a
Estados Unidos le preocupe la democracia en el mundo? Y que la defiendan …¿con
la ayuda de Arabia Saudí y de Israel? Lo único que ha demostrado que le
preocupa son sus intereses geoestratégicos y el acaparamiento de materias
primas como el petróleo y las rutas del gas.
Las mentiras mediáticas son armas de distracción
masiva que preparan el terreno para nuevas guerras. La propaganda consigue que
incluso aquellos pueblos con tradición pacifista, por su memoria histórica
ligada a las guerras y bombardeos de la población civil, acaben aceptando la
necesidad de nuevas intervenciones «humanitarias».
La solución a las guerras consiste en respetar el
derecho internacional y en favorecer la solidaridad entre los pueblos. Pero no
se puede construir la casa por el tejado. Cada pueblo tiene el derecho y el
deber de luchar por un futuro mejor, en el marco de una soberanía nacional que
le permita poner los recursos de su país al servicio de su población. Y esto es
incompatible con desestabilizaciones y la injerencia extranjera.
Michell Collon
1. Manuel Valls, Voeux à la
presse, 20 enero de 2015, Palacio del Elysée en Paris.
2. Bahar Kimyongur, Polémiques
sur les camps de réfugiés du Hatay; Syriana, la conquête continue,
Investig’Action, 2011.
3. Paule Gonzales, Le recrutement
de jeunes djihadistes pour la Syrie, c’est l’usine, Le Figaro, 17 de enero
de 2014.
4. Laurent Ribadeau Dumas, Quand
les Etats-Unis s’immiscent dans le conflit syrien, Geopolis, Francetvinfo,
15 noviembre de 2012.
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