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21 de octubre de 2015
Estimado Hugo Laredo:
Aprovecho tus últimas informaciones por
correo virtual, para exponer algunos comentarios.
1.- El enemigo principal del pueblo
peruano: la clase dominante.-
Cada vez se entiende
mejor, que el enemigo principal del pueblo peruano es la clase dominante,
actualmente hegemonizada por "el sector de la burguesía bancaria, por el
sector de los propietarios de las grandes empresas comerciales mayoristas, y
por el sector de la burguesía propietaria de la gran minería".
En las elecciones
generales de abril 2016, esta clase dominante presentará varios candidatos para
que representen y defiendan sus intereses económicos y políticos. Estos grupos
políticos caudillistas y personalistas son: el partido alanista, el
partido fujimorista, el partido toledista, el partido humalista, el partido de
PPK, el partido castañista, y otros grupos menores (entre ellos las camarillas
políticas de César Acuña, de Antero Flóres-Aráoz, de Humberto Lay,
los remanentes del partido bedoyista-PPC, y otros).
Entre ellos, estos
grupos político partidarios “discrepan en todo”, y a veces hasta se
insultan, pelean, denuncian y enjuician. Pero, por encima de sus discrepancias
superficiales, todos ellos coinciden plenamente en dos cosas
fundamentales: en la defensa de los intereses económicos y políticos de la
clase dominante, y en la defensa del estado, que justamente representa los
intereses de esta clase en el poder.
2.- El pueblo peruano: dos sectores
sociales, varias tendencias, y varias facciones.-
En el otro extremo de
la sociedad peruana, luchando permanentemente contra la clase dominante,
se encuentra el pueblo peruano.
El pueblo peruano, no
es una multitud uniforme y “homogénea” como suponen algunos, sino que
está constituido por varias clases sociales, y por varias fracciones de clases
sociales. Por eso mismo, está dividido en varias tendencias teóricas, y en
varias facciones políticas.
Por un lado, en las
filas del pueblo estamos los trabajadores asalariados, que tampoco
somos una masa homogénea, sino que estamos constituidos por diferentes
sectores. En primer lugar, hay trabajadores manuales y trabajadores
intelectuales, que somos trabajadores asalariados. En segundo lugar,
hay trabajadores del campo y trabajadores de la ciudad, que también somos
trabajadores asalariados. En tercer lugar, en cada uno de estos diferentes
sectores, a su vez hay tres capas o niveles de trabajadores asalariados, que
nos diferenciamos por nuestros ingresos: del nivel alto que son los
menos, del nivel intermedio, y del nivel bajo, que somos la mayoría.
Por otro lado, además
de los trabajadores asalariados, en las filas del pueblo también se encuentran
los pequeños y medianos propietarios, que en su conjunto
nos superan numéricamente a los trabajadores asalariados. Igualmente, estos
pequeños y medianos propietarios, que conforman la mayoría del pueblo
peruano, se subdividen en diversos sectores, ya sea que trabajen en
el campo o en la ciudad, que se dediquen a las actividades agrícolas y
pecuarias, mineras e industriales, pesqueras, forestales, construcción, o
los servicios, el comercio, los transportes, la educación, y un largo
etcétera. A su vez, en cada uno de estos sectores encontramos los
tres niveles: los de ingresos altos, los de ingresos medios y los de
ingresos bajos.
A todas estas
diferencias sociales y económicas existentes entre los diferentes
sectores del pueblo, se suman las diferencias teóricas y políticas,
colectivas y personales, diferencias que en su conjunto son la base y la
causa de la existencia de más de cincuenta grupos de “izquierda”, que
justamente en la actualidad se han convertido en la principal dificultad
para fortalecer la unidad del pueblo.
Además, al lado de
los pequeños grupos de “izquierda”, hay una inmensa mayoría de luchadores no
partidarizados, que hemos sido, somos y siempre seremos la
mayoría. Los no partidarizados, no nos consideramos “independientes”,
porque en una sociedad dividida en clases sociales, en que la población está
agrupada en dos campos fundamentales y contrapuestos (la clase
dominante y el pueblo), nadie puede ser “independiente”. La disyuntiva es sumamente
clara, o estamos con el pueblo o estamos con la clase dominante, aquí no hay
posibilidades de término medio.
No obstante estas
grandes diferencias, ya sean económicas y sociales, o teóricas y políticas, y
por encima de estas diferencias, la tendencia principal predominante en el
pueblo es trabajar por la unidad, fortalecer la unidad en
la lucha común contra el enemigo común.
3.- El problema de la unidad del
pueblo: dos propuestas.-
Hoy en día, la
preocupación primaria, en las filas del pueblo, es el problema de la unidad
del pueblo. Todos los demás temas, que fueron más importantes en otros
momentos, ahora pasan a segundo plano. Y aquí surge un gran dilema entre
todos nosotros. O nos reducimos a reclamar solamente la “unidad de la
izquierda”, o nos elevamos a trabajar por “la unidad del pueblo”.
La mayoría de la
“izquierda” forma parte del pueblo, eso no está en discusión. Pero la
“izquierda” no es la mayoría del pueblo, y mucho menos “la izquierda no es todo
el pueblo”, como subjetivamente suponen algunos caudillos de la
izquierda.
Yo considero que, en
la actualidad, LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA NO ES POSIBLE, porque
simplemente LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA NO ES NECESARIA en este momento.
Lo que realmente se necesita, con carácter de urgencia, es LA UNIDAD DEL
PUEBLO, que si es necesaria, y por lo tanto si es posible alcanzarla.
Esta diferencia entre
"unidad de la izquierda" y "unidad del pueblo" se expresa
en dos propuestas diferentes: o nos conformamos y nos reducimos a construir una
"coalición de partidos", o nos esforzamos por elevarnos a "un
frente de masas".
Este es el fondo del
problema, y justamente esa es la cuestión, a la cual se oponen los caudillos
que dirigen a la mayoría de los grupos de “izquierda”. Los que priorizan “la
unidad de la izquierda” o “un frente de frentes”, están pensando en una
coalición de grupos de “izquierda”, entendida como una “repartija”
entre cúpulas de caudillos personalistas, organizada de arriba hacia abajo, al
estilo de la Izquierda Unida de los años ‘80. Actualmente ese tipo de
unidad ya no es posible.
Las elecciones
ciudadanas del 4 de octubre, marcan un hito histórico en la renovación de la
lucha por la unidad del pueblo. Estas elecciones primarias, en las cuales
participamos consciente y voluntariamente más de 30 mil pobladores,
han significado o deben significar una ruptura radical con el pasado.
Los que priorizamos “la
unidad del pueblo” estamos pensando en fortalecer el frente de
masas, organizado de abajo hacia arriba, comenzando por las coordinaciones,
concertaciones y agrupaciones a nivel de barrios y municipios, y después a
nivel de provincias y departamentos, niveles de base, en los cuales debemos
continuar promoviendo la acción conjunta y la discusión,
participando y apoyando, no solamente las lucha político electoral, sino
también las luchas reivindicativas y las luchas teóricas, que siempre son
luchas permanentes.
Actualmente,
el frente unido del pueblo peruano todavía está subdividido en varias
secciones, una de las cuales, y a la vez la principal (pero no única), es el
movimiento Frente Amplio. En todas estas secciones se debate la
preocupación primaria del presente “o coalición de partidos de izquierda,
o frente de masas”. Todavía no se sabe cuál de estas dos tendencias predominará
en el presente proceso electoral 2016, y el tiempo que se tiene por delante
para las elecciones de abril de 2016 es muy corto para definir conscientemente
este debate.
Pero si colocamos en
primer plano las elecciones municipales de octubre de 2018, el tiempo
disponible es más que suficiente para dirimir esta cuestión de la manera más
acertada y acorde a las necesidades reales de las luchas del pueblo.
Estimado Hugo,
tenemos muchos otros temas por seguir conversando y concertando, pero por ahora
me parece que aquí está expuesta la idea central (continuaremos).
Saludos
Miguel Ángel Aragón
(*) Esta carta
abierta que la escribí el 21 de octubre, es un comentario al breve
mensaje que nuestro compañero Hugo Laredo divulgó el día 20 de octubre,
en el cual él decía: “Saludo, la verdadera unidad de las izquierdas no se
dará a nivel de las cúpulas, sino en las bases. Para eso estamos trabajando a
nivel de las bases del FA”.
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