Katu Arkonada
ALAI AMLATINA, 03/11/2015.-
El poder militar y el poder
económico son ejemplos de poder duro, del poder de mando que puede emplearse
para inducir a terceros a cambiar de postura. El poder duro puede basarse en
incentivos (zanahorias) o amenazas (garrotes). Pero también hay una forma
indirecta de ejercer el poder. Un país puede obtener los resultados que desea
en política mundial porque otros países quieran seguir su estela, admirando sus
valores, emulando su ejemplo, aspirando a su nivel de prosperidad y apertura.
En este sentido, es tan importante tener la vista puesta en la política mundial
y atraer a terceros como obligar a otros a cambiar mediante amenazas o el uso
de armas militares o económicas. Este aspecto del poder –lograr que otros
ambicionen lo que uno ambiciona– es lo que yo llamo poder blando. Más que
coaccionar, absorbe a terceros.
Joseph
Nye, La paradoja del poder norteamericano.
1944. En un complejo hotelero en Bretton Woods
(Nueva Hampshire, Estados Unidos) y a un año de que termine la II Guerra
Mundial, las principales potencias del mundo occidental deciden la creación de
un nuevo orden en los planos económico, financiero y comercial, impulsando la
creación del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, así como la
utilización del dólar como moneda de referencia internacional.
1955. En Bandung (Indonesia) se reúnen 29 estados
asiáticos y africanos (23 de Asia y 6 de África) que recién han alcanzado la
independencia tras procesos de descolonización. Representan a 1.500 millones de
personas que disponen tan solo del 8% de la renta mundial. Estos países del tercer
mundo, además de condenar el colonialismo y apartheid que todavía persiste
en una buena parte de África y Asia, acuerdan una serie de principios comunes
basados en la defensa de la soberanía y la igualdad entre razas y
naciones, además de la defensa de los principios de no agresión, no injerencia
y coexistencia pacífica.
2005. En Mar del Plata (Argentina) se celebra la IV
Cumbre de las Américas donde George W. Bush y su propuesta de Área de Libre
Comercio para las Américas (ALCA) son derrotados por la oposición de Argentina,
Brasil y Venezuela, con el apoyo de Uruguay y Paraguay. En esta derrota es
fundamental tanto la campaña de movilización de los movimientos sociales y
pueblos latinoamericanos como el rol de los presidentes Néstor Kirchner, Lula
Da Silva y Hugo Chávez.
2015. En Moscú y aprovechando el 70 aniversario de
la victoria sobre el fascismo se reúnen el Presidente de Rusia Vladimir Putin y
el Presidente de la República Popular China Xi Jinping firmando 32 acuerdos de
cooperación en el campo económico, comercial, energético, de infraestructura,
científico, tecnológico y militar; entre ellos el tren de alta velocidad entre
Moscú y Pekín, planificado para 2023. Tan solo una semana después, Xi
Jinping visita Brasil y firma con su Presidenta Dilma acuerdos comerciales por
50.000 millones de dólares, siendo el más importante un ferrocarril que
atravesaría la Amazonia y los Andes para unir la costa atlántica brasileira con
el Pacifico vía Perú, posibilitando una vía rápida de comunicación con China.
Así como poco más de 10 años después de los
acuerdos de Bretton Woods nació un grupo de países que desafiaron la hegemonía
estadounidense y comenzaron a trazar un nuevo escenario que desembocaría en el
bipolarismo de la Guerra Fría, 10 años después de la muerte y entierro del ALCA
en Mar del Plata asistimos al nacimiento de un mundo multipolar en el que
China, y por extensión los BRICS con Brasil como punto de anclaje en America
Latina y el Caribe, desafían la hegemonía en declive de los Estados Unidos.
Tal y como definen Mónica Bruckmann y Theotonio Dos
Santos[1], la cercanía que se viene dando entre las
potencias emergentes agrupadas en los BRICS, sumado al impulso en las
relaciones entre China y América Latina suponen una nueva fase de relaciones
Sur-Sur inspirada en principios muy similares a los de la Declaración de
Bandung.
Soft power con características chinas
Este escenario de multipolaridad, responsable
parcial del declive de la hegemonía estadounidense, no se puede entender sin
comprender el ascenso imparable del Estado-civilización chino desde que
comenzara el siglo XXI. Ascenso que comenzó a cimentarse en la segunda mitad
del siglo XX cuando en 1949 entró a formar parte del Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas, y sobre todo con las reformas económicas comenzadas en
1978. En 1982 se crean las primeras zonas económicas especiales en la costa
china, dando paso a una economía mixta en zonas concretas del territorio que
iría configurando el Sistema Económico Socialista de Mercado (establecido
formalmente en 1993); en 1984-1985 el gobierno chino pone en marcha el Getihu,
que impulsa la propiedad privada de pequeñas empresas; en 1990 se inaugura la
bolsa de valores y en 2001 China se incorpora, aunque con condiciones, a la
Organización Mundial del Comercio (OMC); en 2004 se produce una reforma de la
Constitución para permitir la propiedad privada y para 2006 China ya era la
cuarta economía del mundo solo superada por la triada de Estados Unidos, Japón
y Alemania, superando primero a Alemania y finalmente a Japón en 2010.
Actualmente China es la segunda potencia económica
mundial, a poca distancia de Estados Unidos, a quien ya supera en Producto
Interior Bruto (PIB) ajustado por Paridad de Poder de Compra (PPP). Solo por
dar una idea de los niveles de crecimiento, en 2005 el PIB chino suponía el 72%
del estadounidense, en 2011 el 87%, y hoy día están a punto de alcanzar la
paridad[2]. Esto ha sido posible gracias a unas tasas de
crecimiento extraordinarias de en torno al 10% anual que se traducen en que en
los últimos treinta años su PIB real se multiplicó trece veces, su PIB real per
cápita nueve veces y su consumo real per cápita más de seis veces[3].
China ha tenido 5 liderazgos desde su fundación,
Mao Zedong (1893-1976), Deng Xiaoping (1904-1997), Jiang Zemin (1926), Hu Jintao
(1942) y ahora Xi Jinping (1953), en 2 etapas de aproximadamente 30 años cada
una. Entre la fundación de la República Popular China en 1949 y la muerte de
Mao en 1976 se desarrollaron la agricultura e industria pesada, lo que
permitió, a partir de una cierta autarquía, garantizar las necesidades básicas
del pueblo en base a la igualdad. A partir de 1978 y durante los siguientes 30
años de implementación del socialismo con características chinas, o socialismo
de mercado, China despegó económicamente bajo el impulso de la industria ligera
y de tecnología, y a costa de un aumento de las desigualdades entre el campo y
la ciudad así como entre la costa y el interior, creando nuevas clases
sociales.
Es en la segunda mitad de los últimos 30 años que
China adapta asimismo el concepto de soft power, ideado en 1990 por Joseph S.
Nye en su obre Bound to Lead. The
Changing Nature of American Power y desarrollado en The
Paradox of American Power. Why the World´s Only Superpower Can´t Go it Alone
(1992) y sobre todo en The Means to Success in World Politics (2004). Obras traducidas al chino y
adaptadas a las características chinas.
Nye plantea que el soft power tiene tres pilares,
la cultura, las relaciones exteriores y los valores políticos. Frente a la
coacción en el ámbito militar y económico que ejerce el hard power, el soft
power está basado en la seducción y persuasión. Si el hard power apunta a la
estructura, podríamos decir que el soft power es algo súper estructural, que
apunta a la construcción de ideología.
Para entender soft power con características chinas
necesitamos pensar dos conceptos clave en las relaciones internacionales del
gigante asiático, desarrollo pacífico y mundo armonioso.
La teoría del desarrollo pacífico fue denominada en
un primer momento ascenso pacífico y constaba de 5 puntos[4] enumerados por el Primer Ministro Wen Jiabao:
1. Trataría de tomar ventaja de la paz mundial para
promover el desarrollo de China y salvaguardar la paz mundial a través del
desarrollo de China.
2. Estaría basado en el autofortalecimiento de
China y su trabajo independiente y arduo.
3. Sólo podría ser llevado a cabo continuando con
la política de apertura y una activa serie de intercambios económicos y
comerciales a nivel internacional.
4. Tomaría varias generaciones.
5. No serviría para obstruir el camino de cualquier
otro país o para amenazarlo a cualquier otro país, ni sería realizado a
expensas de algún país en particular.
Pero pronto se sustituyó el concepto de ascenso
por el de desarrollo para no generar tensiones innecesarias con otras
potencias del nuevo mundo que se estaba conformando y que pudieran entenderlo como
una amenaza al status quo. Desarrollo como apuesta clara por consolidar su rol
de potencia sin amenazar el rol de ninguna otra, especialmente de los Estados
Unidos, en una lógica de no confrontación, aunque sí de extender su influencia
en África, Asia y América Latina. Esta profundización de la doctrina se puede
encontrar en el libro del gobierno chino China’s Path to Peaceful
Development.
Asimismo la política del mundo armonioso propone
pensar un mundo pacífico y seguro, basado en el respeto a la legalidad
internacional y la soberanía de los países, donde exista una coexistencia
pacífica de las diferentes civilizaciones y una cooperación tecnológica para el
desarrollo sobre todo de los países del Sur.
Estos dos elementos, desarrollo pacífico y mundo
armonioso, marcan la base del soft power chino, que pretende ejercer una esfera
de influencia a partir de su política exterior, la cooperación internacional,
sobre todo Sur-Sur, y sus logros económicos. Probablemente el único escollo que
encuentren sea la criminalización que Occidente impone sobre todo aquello que
no sea su modelo de democracia liberal y burguesa, pero el Partido Comunista de
China (PCCh) apuesta por un modelo de democracia consultiva en el que una
meritocracia-tecnocracia administra el poder en nombre del pueblo y en
permanente consulta con el mismo, manteniendo una estabilidad, a partir del
crecimiento económico, que no se da en la mayor parte de Occidente.
Triangulo indo-ruso-chino
Pero el soft power con características chinas no se
podría entender en el ámbito de las relaciones internacionales sin Rusia y la
India, que ayudan a conformar el nuevo orden multipolar.
La alianza entre las tres naciones es una alianza
muy sólida, basada en la cooperación económica, política y militar, que
posibilita enormes mercados internos para el excedente de producción de cada
país.
Rusia, con un gobierno nacionalista de la Rusia
Unida de Vladimir Putin, pero con el Partido Comunista (PCFR) como segunda
fuerza con en torno al 20% de los votos, comparte con China el liderazgo del
mundo no occidental. El propio PCFR tiene un horizonte político que mira tanto
al socialismo del siglo XXI latinoamericano como al socialismo de mercado chino[5]. La Federación Rusa avanza en el terreno de
la integración económica con la creación de la Unión Económica Euroasiática
(UEE) puesta en marcha en enero de 2015 e integrada por Rusia, Bielorrusia,
Kazajistán, Armenia y Kirguistán, con el objetivo de crear en 10 años un
mercado común interno similar al de la Unión Europea para la libre circulación
de capitales, mercancías y trabajadores.
Por su parte la India, desde la llegada al poder
del nacionalista Narendra Modi (a quien Estados Unidos llegó a negarle la visa
años atrás), y a pesar de algunos conflictos territoriales que ambas potencias
mantienen, ha venido acercándose a China; acercamiento materializado en las
visitas de Xi Jinping a la India en septiembre de 2014 y de Modi a China en
mayo de 2015. Al mismo tiempo ha reforzado su cooperación militar con Rusia, a
quien ha comprado recientemente 200 helicópteros multifuncionales Ka-226T por
un valor de 467 millones de dólares[6].
Además, China y Rusia trabajan conjuntamente en el
diseño de la nueva Ruta de la Seda[7], un corredor de transporte, energía y comercio
entre Asia y Europa que unirá India, Bangladesh, Myanmar y China; y otro
corredor entre Rusia e India a través de Asia Central que permitirá conectar
China con Europa.
Tanto China como Rusia e India participan asimismo
del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) puesto en marcha por
China, con la India como miembro fundador desde 2014 y la incorporación de
Rusia en 2015. Banco que ya cuenta con 57 miembros entre los que se encuentran
muchos países de la OTAN, y que desde la incorporación del Reino Unido,
Alemania o Italia dejando fuera únicamente a Estados Unidos y Japón de entre
las grandes potencias del G8, se convierte en el principal referente de la
nueva arquitectura financiera internacional haciendo de contrapeso al Fondo
Monetario Internacional y Banco Mundial.
BRICS
China, Rusia e India, con Sudáfrica y Brasil como
puertas de entrada a África y Sudamérica, conforman los BRICS, termino creado
en 2001 por el jefe de Investigación Económica Global de Goldman Sachs, Jim
O'Neill. Poco después, en 2003, Goldman Sachs haría público un informe[8] donde se hacía una prospectiva hasta 2050 de
este grupo de potencias emergentes.
Los BRICS representan actualmente a 3.000 millones
de personas, el 46% de la población mundial, ocupando un 29% de su territorio;
poseen además el 25% del PIB mundial y representan el 20% de las inversiones
globales. Además, poseen grandes reservas de combustibles fósiles (Rusia) y
minerales (Rusia, China y Brasil) además de ser grandes productores de
alimentos. También se encuentran entre los países con mayores reservas
internacionales (ocupando el primer lugar China con más de 4 billones de
dólares).
Los BRICS comienzan a funcionar como bloque en el
año 2006 cuando, a iniciativa de Putin, y aprovechando la Asamblea General de
las Naciones Unidas en Nueva York, se produce una primera reunión ministerial
de los cancilleres de Rusia, China, India y Brasil; poco después en mayo de
2009 se produce en Rusia la primera reunión del bloque como tal con los
presidentes Medvedev, Lula, Hu Jintao y el Primer Ministro de la India Manmohan
Singh.
El ámbito de la cooperación militar es uno de los
más avanzados entre los países BRICS. La avanzada capacidad tecnológica rusa se
combina con los niveles de producción chinos, sobre todo en aviones de combate,
barcos de guerra y sistemas de defensa antiaérea. Y si bien hay acuerdos en
todos los ámbitos principales de la cooperación técnica militar, el
Vicepresidente de la Academia de Problemas Geopolíticos, el ruso Konstantín
Sívkov, señala[9] que es necesario ampliarla mediante proyectos
conjuntos para el desarrollo de sistemas de armamento, avanzando en la
cooperación estratégica: ejercicios conjuntos, preparación conjunta de personal
y planes de actuación militar en situaciones de emergencia, sedes de la coalición
en determinadas zonas de responsabilidad siguiendo el ejemplo de la OTAN o el
Pacto de Varsovia.
En el ámbito tecnológico, los BRICS avanzan también
en el desarrollo de BRICS Cable, un sistema de interconexión a través de cables
oceánicos de fibra óptica que, con una extensión de 34 mil kilómetros y una
capacidad de 12,8 terabits por segundo, conectarán Rusia y Brasil pasando por
China, India y Sudáfrica. BRICS cable permitirá garantizar la soberanía en las
comunicaciones, especialmente en internet, logrando la soberanía tecnológica en
lo comunicacional y la protección frente al espionaje estadounidense.
En el ámbito económico, comercial y financiero,
también los BRICS han avanzado mucho. China acaba de proponer a los BRICS crear
un mercado común[10] comercial y económico y un mecanismo de
acuerdos monetarios (¿génesis de una moneda común en el largo plazo?). La base
de esta política económica y comercial en común seria el Nuevo Banco de
Desarrollo del BRICS (NBD BRICS), puesto en marcha oficialmente en julio de
2014 en la Cumbre de Fortaleza y que con un capital inicial de 100.000 millones
de dólares, tendrá sede en Shanghái.
América Latina y el Caribe
Está todavía por verse la implementación que van a
tener los BRICS en América Latina, debido al proceso de ralentización de la
integración política regional y los problemas que enfrenta la propio Brasil,
que de ser una subpotencia regional con tentáculos diplomáticos en Sudamérica y
Centroamérica, ha tenido que replegarse ante los problemas internos que
enfrenta el gobierno de Dilma.
Mientras tanto, es la propia China la que ha tomado
la delantera en América Latina, abriendo canales de comunicación con el ALBA,
la Unasur y la CELAC, y sobre todo ejerciendo una diplomacia económica sin
precedente. Un dato que lo dice todo, el volumen de comercio entre América
Latina y China se ha incrementado un 1.193% en los primeros 10 años del siglo
XXI (2000-2010)[11] y solo en 2010 los prestamos chinos para
proyectos de desarrollo a los diferentes países de Nuestra America fueron
superiores[12] a los otorgados por el Banco Mundial (BM) o
Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Asimismo es de destacar uno de los
proyectos de financiamiento más importantes, de capital chino, el del nuevo
Canal de Nicaragua, serio competidor del Canal de Panamá, proyecto con un costo
estimado de 50.000 millones de dólares.
Mientras tanto, América Latina y el Caribe miran
con simpatía el soft power con características chinas, pues la República
Popular China otorga préstamos a bajo interés y no interviene en los asuntos
internos del país, impulsando además otras referencias en el sistema
internacional en su búsqueda de la multipolaridad y contribuyendo de esta forma
a dotar al tablero geopolítico de una mirada Sur-Sur.
Obviamente China en su condición de primer
consumidor mundial de energía del mundo, y como lo certifica su Documento
sobre la Política hacia América Latina y el Caribe[13], tiene unos interés muy grandes en una
región que cuenta algunas de las principales reservas de materias primas,
minerales, biodiversidad y agua del mundo; y los países de Nuestra América
deben buscar un equilibrio entre la obtención de ingresos y prestamos chinos
para poder desarrollar el país y sacar de la pobreza a su población, y la
necesidad de industrializar y desarrollar tecnológicamente con una mirada a
largo plazo. Es decir, hay que buscar un equilibrio entre la inmediatez de la coyuntura
y la mirada estratégica de largo plazo a partir de una cooperación Sur-Sur.
60 años después de Bandung, tanto en América Latina
y el Caribe como en China se vuelven a dar formas hibridas de pensar la
economía, la política y la sociedad, entre el socialismo y un capitalismo de
estado nacional-popular. Como en Bandung, entre estas dos zonas del mundo
priman el respeto a la soberanía y el principio de no injerencia en los asuntos
internos de cada país, además de defender la resolución de conflictos mediante
vías pacíficas.
América Latina y el Caribe dejaron atrás el
Consenso de Washington y su herramienta en forma de ALCA, y fueron transitando
hacia un escenario posneoliberal, basado tanto en un Consenso Bolivariano como
en un Consenso de Beijing, que tiene como rasgos comunes y principales un
Estado fuerte que ejerce un rol básico en el diseño y planificación de la
economía, la redistribución de la riqueza a partir de la soberanía sobre los
recursos naturales, y una nueva diplomacia que mira más al Sur que al Norte.
Con diferentes ritmos, intensidades y algunos procesos con más profundidad que
otros, estas son las características del cambio de época en Nuestra América.
El horizonte posneoliberal se enfrenta a los
avances, tensiones y desafíos, también retrocesos, que tienen los procesos de
cambio en América Latina; los flujos y reflujos tanto de los procesos
revolucionarios como de los reformistas. Pero también se enfrenta a los
instrumentos para la desintegración latinoamericana, como el TISA (Trade in
Services Agreement) o la Alianza del Pacifico, un ALCA recargado que, a pesar
de anunciar que pretende facilitar la integracion y no reforzar las divisiones
continentales, tiene entre sus objetivos[14] alejarse de la sombra amenazante de
Brasil a fin de promover una integración regional más favorable al comercio que
el MERCOSUR y contrarrestar cualquier influencia residual del ALBA.
Siendo cierto que los BRICS, como afirma[15] François Houtart, son antihegemónicos pero
no anti-sistémicos, romper la hegemonía de los Estados Unidos y ayudar a
consolidar el nuevo mundo multipolar debe ser un primer paso necesario para que
el escenario posneoliberal que se da en una buena parte de América Latina y el
Caribe se convierta en algo más, ampliando sus límites hasta permitir atisbar
un horizonte poscapitalista. Y en esa partida de ajedrez que se juega ahora
mismo en el Sur en general y en Nuestra America en particular, entre flujos y
reflujos, China y su soft power deben ser aliados fundamentales para
profundizar el cambio de época.
- Katu Arkonada es diplomado en Políticas Públicas.
Ex asesor del Viceministerio de Planificación Estratégica, de la Unidad
Jurídica Especializada en Desarrollo Constitucional y de la Cancillería de
Bolivia. Miembro de la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad.
Artículo publicado en el libro Del no al ALCA a
UNASUR: Diez años después de Mar del Plata, Juan Manuel Karg, Agustín Lewit
(coords.), REDH, 2015.
[1] Por una agenda estratégica de
América Latina http://www.alainet.org/es/articulo/169906
[3] Los BRICS: el caso de Brasil y
China, dos futuros líderes mundiales
[4] China en transformación: la
doctrina del desarrollo pacífico http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=59918604
[5] Los comunistas rusos, en el
laberinto del Minotauro global http://www.eldiario.es/contrapoder/partido_comunista_ruso_6_382571772.html
[6] Rusia apuesta por reforzar la
cooperación militar con los BRICS http://tecnologamilitar.blogspot.mx/2015/05/rusia-apuesta-por-reforzar-la.html
[7] Rusia y China allanan la ‘Ruta
de la Seda’ con un acuerdo de cooperación económica http://actualidad.rt.com/actualidad/174262-rusa-china-cooperacion-uee-ruta-seda
[9] Rusia apuesta por reforzar la
cooperación militar con los BRICS http://es.rbth.com/internacional/2015/05/28/rusia_apuesta_por_reforzar_la_cooperacion_militar_con_los_brics_49927.html
[10] China propone crear un
mercado común para el BRICS http://actualidad.rt.com/economia/177078-china-crear-mercado-comun-brics
[11] El comercio América
Latina-China crece más de 1000% en la última década http://spanish.peopledaily.com.cn/31620/7414875.html
[13] http://www.politica-china.org/imxd/noticias/doc/1225872371Texto_integro_del_Documento_sobre_la_Politica_de_China_hacia.pdf
[14] Los Pumas del Pacífico Un
Modelo Emergente para Mercados Emergentes http://www.bfna.org/sites/default/files/publications/Los-Pumas-del-Pacifico.pdf
[15] De Bandung a los BRICS:
Proyectos anti-hegemónicos pero no anti-sistémicos http://www.alainet.org/sites/default/files/alai504w.pdf
URL de este artículo: http://www.alainet.org/es/articulo/173363
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