Se hace cada vez más clara la contradicción entre
el capitalismo global y la propiedad de los recursos naturales que es detentada
por los Estados nacionales. Más allá del discurso anti Estado que propagan los
adalides del mito neoliberal, está el hecho de las guerras, las conspiraciones,
los golpes de Estado y planes de desestabilización que ha puesto en marcha el
imperialismo y sus aliados contra de las naciones que se reclaman
independientes.
Con la globalización se han modificado
sustancialmente las formas de organización del trabajo y de la producción,
tanto en el intercambio de mercancías como en el plano social. La convivencia
se desvanece, las estructuras sociales y familiares de fragmentan, y la riqueza
de la creación cultural es sojuzgada por la ideología neoliberal. Otra
expresión del fracaso del mito neoliberal es el caso de los migrantes, asunto
de vieja data en Latinoamérica y de dimensiones gravísimas en Europa. Las
guerras y las profundas asimetrías económicas entre los países pobres y los
países industrializados constituyen el núcleo reproductor de esta crisis
humanitaria. ¿Por qué se dice que ha comenzado el derrumbe del muro de la
globalización neoliberal?
A esa crucial pregunta responde Roy Daza, integrante
de la Comisión de Asuntos Internacionales del Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV), diputado en el Parlamento Latinoamericano y frecuente
colaborador del sitio Aporrea.
Para Daza, sucesivas crisis convergieron en el
crack financiero de 2008 que se inició en Estados Unidos y arrastró al conjunto
de las economías convirtiendo la inestabilidad en norma. Los Estados –tan
vapuleados por el discurso neoliberal- salvaron a los bancos quebrados, la
recesión se generalizó pero –como siempre- fueron los países pobres los más
afectados.
Al estallar la burbuja financiera se evidenció que
la tasa de crecimiento de la producción estaba muy por debajo de la tasa de
rendimiento del capital, fuente primigenia de las desigualdades sociales
profundas, de las que el incremento del desempleo es una expresión y el
fundamento de una creciente inestabilidad política.
La tesis neoliberal – según Daza- mantiene su
hegemonía en centros de decisión gubernamental e instituciones multilaterales
porque es el reflejo de los intereses del capital financiero. No existen
fórmulas capaces de controlar y reglamentar a la banca mundial porque las
fuerzas democráticas no han sabido colocar el ataque teórico y político contra
el neoliberalismo en el centro de la lucha popular.
Mientras en recientes comicios los movimientos
xenófobos han abierto camino a sus objetivos neofascistas, a pocos días de su
asunción el presidente Donald Trump inició la construcción de un muro en la
frontera con México; se retiró del acuerdo Trans-Pacifico (TPP) de intercambio
comercial con participación de Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón y otros
países con costas en el Pacífico; está revisando el Tratado de Libre Comercio
de América del Norte (NAFTA o TLCAN) con México y Canadá; ordenó la construcción
del oleoducto Keystone Pipeline y revocó el sistema Obamacare. Ahora presiona a
las empresas norteamericanas en el exterior para que retornen a Estados Unidos;
aplica duras medidas proteccionistas y ha ordenado la expulsión de migrantes
ilegales.
Todo esto indica que la política del presidente se
desmarca de las políticas de apertura de fronteras, libre tránsito de
mercancías y capitales, eliminación de barreras proteccionistas, y otras
medidas propias del discurso globalizador neoliberal.
La economía mundial ha mantenido un ritmo moderado
desde el crack de 2008, gracias al crecimiento de la economía china y el factor
dinamizador que le imprime el partido comunista chino. Pero en el plano
geopolítico, el gobierno norteamericano sigue una línea de confrontación con
China, tiende un cerco sobre la Federación Rusa y retoma sus ataques a Irán,
mientras que Brasil aún sufre los graves efectos del golpe de Estado que la
derecha reaccionaria con respaldo estadounidense protagonizó en 2016. “Nada
permite predecir, en estos momentos, que habrán de cesar los planes de guerra
en Siria, Afganistán, Yemen, Libia e Irak”, apunta Daza. La crítica al proyecto
globalizador se inició con la derrota del Área de Libre Comercio de las
Américas (ALCA), en la IV Cumbre de las Américas en noviembre de 2005 en Mar
del Plata, Argentina, cuando Chávez, Lula, Kirchner, Tabaré y Duarte le dieron
una estocada maestra al proyecto neoliberal.
Aunque la economía globalizada se mantenga y
continúen aplicándose políticas neoliberales por algún tiempo, la realidad es
que se ha producido una quiebra en lo que representó este proyecto político e
ideológico planetario que había sido presentado como la fórmula mágica para la
superación de los sucesivos cismas en la economía capitalista y en la esfera de
la cultura y la política, que ahora se hace añicos.
Marzo 10 de 2017.
Manuel E. Yepe
Publicado originalmente en el diario POR ESTO! de
Mérida, México.
Blog del autor: http://manuelyepe.wordpress.com/
http://www.alainet.org/es/articulo/184072
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