Por: Leonardo Gil
La estrategia en una campaña
electoral es lo que nos dice cómo vamos a ganar la elección de la forma más
fácil posible y que involucra un conjunto de acciones planificadas sistemáticamente
en el tiempo; en cambio las “tácticas” son las formas en que esas
acciones se despliegan en el día a día y se dirigen dentro de la estrategia a
fin de lograr los resultados deseados. Sullivan y Harper en su libro “La
esperanza no es un Método” resaltan la importancia de la revisión de las
tácticas después de la acción.
La dinámica social no hace posible que
tengamos dos campañas iguales aunque sea con los mismos candidatos y en el
mismo terreno. En la actualidad las campañas se mueven a la velocidad de
las sociedades y las sociedades se mueven a saltos; por eso las campañas
tienen que ser ágiles pero no sin estrategias; y el valor más elevado de una
estrategia es su flexibilidad pero sin caer en las ocurrencias. Tenemos
que tener presente que muchas veces los entornos son cambiantes, y la
estrategia debe ser como el agua que cambia su flujo según el terreno, ósea
que cuando cambia el entorno cambian las estrategias.
Regularmente cada campaña tiene un
momento diferenciador, esto hace que a la hora de diseñar una estrategia se
tome en cuenta la capacidad de reacción rápida ante los cambios. Hoy por hoy
vivimos en una sociedad liquida, donde todo es más fluido, donde nada se
retiene, donde todo está cambiando constantemente, lo cual ha coincidido con un
elemento nuevo en el escenario, que es el internet y las redes sociales, esto
ha hecho la capacidad de reacción ultra mega rápido ante cualquier hecho
social.
La estrategia nos dice el cómo
ganar la elección, el hecho de definir en una campaña, la relación entre la
propuesta y los que van a aceptar o no la propuesta, y la táctica para
no perder es la capacidad de reaccionar de manera oportuna frente a las cosas
que van ocurriendo en el proceso y frente a los hechos coyunturales e
inesperado que se suscitan. Por tanto diseñar estrategias electorales es
siempre un trabajo artesanal y el implementar las tácticas un trabajo de
atención, método y olfato.
Los ríos de la información están
desbordados y no nos dejan tiempo para digerirla y esto va poniéndonos en una
situación de fragilidad constante, de los conceptos, de las propuestas y de
todo. La incertidumbre ha rebasado la esperanza, la gente relaciona
lo que viene con malo, con peor y esto deja la política sin un instrumento
fundamental que es, la promesa y la esperanza. La opinión pública ha sido
reemplazada por la emoción pública, ya no construimos opinión sino que
construimos relación emocional, llega todo tan rápido, llega todo una cosa
sobre otra, lo que escribo ahora en Facebook al minuto tengo miles de mensajes
sobre el. Lo que antes podía ser opinión colectiva hoy se convierte
en emoción colectiva. Los medios de comunicación se alimentan de ese
espectáculo constante y lo proyectan, porque es lo que el mercado quiere
consumir, y el espectáculo o se renueva a alta velocidad en el mundo que
estamos viviendo o deja de ser espectáculo. Bajo esta premisa ninguna
información por vital que sea supera las 72 horas de vida.
En este contexto de ebullición social,
donde el reaccionar a tiempo ante los cambios y eventos cotidianos puede ser la
diferencia entre ganar o perder una elección, y es por eso que en una campaña
electoral no basta con la estrategia para ganar sino también con las tácticas
para no perder.
Fuente: El
nuevo diario
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