¡No es
China, es el final de un ciclo secular!
Vozpópuli
11-01-2016
Leo con cierto regocijo las explicaciones de
multitud de economistas, periodistas, e individuos de diferente pelaje tratando
de argumentar que hay detrás de la mayor caída histórica, a lo largo de
la primera semana del año, en los precios de ciertos activos de riesgo. Seamos
claros. China es la excusa de aquel que no tiene nada que decir, nada que
prever, nada que argumentar. Las razones son otras. Desde estas líneas nos
desgañitamos en explicarlas.
La primera, la sobrevaloración de la inmensa
mayoría de los activos financieros de riesgo, por obra y gracia de los
Bancos Centrales y de unos inversores nada racionales (“greed and fear”). La
segunda, la reactivación de la crisis sistémica iniciada en 2008. La
ortodoxia hizo un diagnóstico erróneo de la crisis sistémica y ésta se cerró en
falso. Ambas razones van unidas, de la mano. La crisis sistémica se está
reactivando y la caída será muy dura. El tema chino es una mera escusa.
Occidente oculta una realidad todavía más cruel. Pero vayamos por partes.
Desde un punto de vista estrictamente financiero,
hace tiempo que venimos avisando que cualquier inversión en la mayoría de los
activos financieros de riesgo ofrecía rendimientos esperados ex ante a largo
plazo próximos al 0% anualizado. Ello, decíamos, se podía traducir
en descensos alrededor del 50% en futuro cercano. La bolsa más cara del mundo
es la estadounidense. Y esto es un problema. Veo difícil una reactivación de la
maltrecha bolsa patria si el S&P 500 cae hasta niveles alrededor de
los 950-1000.
Binomio bancos centrales-sistema financiero
El binomio bancos centrales-sistema bancario, está
en el origen de estas dinámicas. El regulador, especialmente la Reserva
Federal, bajo los mandatos de los inefables Allan Greenspan y Ben
Bernanke, abogaron en favor de una desregulación masiva, y activaron un
problema de riesgo moral, el papel de la política monetaria como elemento
incentivador de la toma de riesgos excesivos. Los inversores, especialmente los
bancos, asumieron importantes riesgos en sus apuestas a sabiendas de que si al
final las cosas iban mal, las autoridades monetarias los rescatarían, como así
sucedió. Hemos hablado hasta la saciedad como los grandes subsidiados por
los contribuyentes son los bancos sistémicos.
Permítanme, por eso, cierta actitud hilarante
recordando determinados panfletos periodísticos alabando la labor de Bernanke,
Draghi y compañía durante la crisis sistémica. ¡Qué no, que la superclase
colocó a determinados zorros para que “cuidaran” el gallinero!
Una nota adicional final sobre la valoración de
activos financieros. La actual burbuja no solo afecta a activos de renta
variable. Cuidado con los bonos. En un mercado bajista, si los
inversores que han amasado grandes cantidades de inversión en bonos de distinta
naturaleza -“high yield” o “investment grade”, corporativos o soberanos-,
deciden vender todos a la vez, de golpe, podría registrarse cuellos de
liquidez, con su reflejo bajista en los precios de los mismos.
Vayamos al fondo del problema
Pero vayamos al fondo de la cuestión, la naturaleza
sistémica de la crisis. Los datos (parálisis ciclo inversiones productivas;
datos de China, países emergentes, Estados Unidos; inefectividad política
monetaria; burbujas de activos de riesgo y posterior estallido,…) confirman que
definitivamente estamos entrando en lo que bautizamos desde estas líneas como
la Segunda Fase de la Gran Recesión. Se trata de un escenario no
contemplado por el mercado, debido a que no incorpora dinámicas de deuda,
dinero y mercados en sus análisis. El estallido de la actual burbuja, supondrá
el fin del súper-ciclo de deuda iniciado a mediados de los 80. De
ello ya hemos hablado largo y tendido desde estas líneas.
Permítanme unas breves pinceladas finales sobre
aquello que se debió hacer y no se hizo y que es el origen de los problemas
actuales. Durante los últimos ocho años no se reestructuró el sistema
bancario global a costa de su gerencia y acreedores. Todo lo contrario, se continuó
subsidiando, vía política fiscal y monetaria, a un sistema bancario
completamente zombi, con balances inflados, donde aún no sabemos lo que hay
dentro, ya ni hablamos del apalancamiento neto vía derivados. Y éste es el gran
error de política económica y no otro.
Pero además eran necesarias condonaciones de deuda,
negociadas o no –me río escuchando a algunos políticos patrios cuando hablan
sobre el tema–. Lo explican perfectamente los economistas Carmen Reinhart y
Kenneth Rogoff, profundamente ortodoxos, en Financial and Sovereign
Debt Crises: Some Lessons Learned and Those Forgotten "…Las causas que
originaron la actual crisis económica no solo no se han corregido sino que han
empeorado. Los niveles extremos de deuda implican quiebras al estilo de los
años 30 […] La carga de la deuda en los países desarrollados se ha convertido
en un evento extremo utilizando cualquier medida histórica y requerirán una ola
de condonaciones de deuda, negociadas o no”. Y este es el problema real;
China, la excusa.
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