El artículo “MUCHO
RUIDO Y POCAS NUECES” (Primera Parte) cuyo autor es Eduardo
Ibarra ha resultado ser algo bastante parecido a lo que
criollamente denominamos “cajón de sastre”.
Este artículo del señor Ibarra corre a
fojas 42 y siguientes en el archivo que enviamos el día 05.11.2012 al
Foro Centenario y a otras listas de correos, el cual contiene las
intervenciones en el debate hasta esa fecha y que, con el correr de las
intervenciones actualizaremos en días venideros.
Tomando un poco el pulso a la discusión,
cualquier observador no parcializado puede constatar como los señores Ibarra y
cofradía al sentirse desenmascarados por este modesto activista de base,
intentan modificar el eje de gravedad de la polémica intentando llevarla de, un
debate de ideas, que es su lugar, a un torneo de injurias, acusaciones
personales, insultos, provocaciones, calumnias, alusiones a nuestra pertenencia
ora a un grupo rival de los “Cruzados del anti Revisionismo” ora a la policía,
desafíos a una surrealista polémica con un contendor más surrealista aún y
cosas de ese estilo.
Por todo esto he invocado, he hecho varios
llamados a no “ensuciar el debate” y tratar de mantenerlo dentro de un cauce
aceptable.
Ahora bien, uno puede entender el que “los
cruzados” se sientan agredidos cuando se los expone frente a la verde realidad
de la vida. Sé que en cada ocasión que se ven expuestos a ella se sienten
como gato en trance de ser aventado a un rio ó murciélago alumbrado con faro
marino.
Expuestos a realidades más que evidentes
la única alternativa que tienen es negarla de plano en forma descarada o
hacerse los desentendidos, hablar de cualquier otra cosa, o mencionar al señor
García a quien por enésima vez reitero que ni lo conozco, ni mucho menos soy
parte de su grupo o tendencia o cenáculo o capilla o lo que fuere.
No gasten más su tiempo en buscarse un
taparrabo.
Traten de articular alguna respuesta medianamente
inteligente, pero eso de ocultarse en nuestra supuesta pertenencia a esa
sociedad secreta de “revisionistas malvados” es sólo un ardid para huir el
debate, para evitar contestar lo que debieran contestar. Lo peor del caso es
que medio mundo se da cuenta de sus maniobras menos ustedes.
¿No tendrá algún comentario que hacer
Ibarra I, por ejemplo, sobre la descomunal tergiversación que hizo de Mao en lo
relativo a dónde encontrar la verdad?
¿No tendrá alguna respuesta Risso a la
pregunta que le hice?
Pregunta que fue:
“SI vuestra tendencia
son la personificación política del proletariado revolucionario, que ha
resuelto todos los problemas teóricos, cosa que repiten hasta el cansancio”
¿“Porqué nadie os conoce
fuera de los raquíticos círculos de “iniciados”?
Pero regresemos al cajoncito de sastre.
Eduardo Ibarra hace una enumeración de un
conjunto de cosas que escribió hace casi 18 años atrás, en un trabajo al que tituló:
“Tareas del proletariado
revolucionario en el periodo actual”
¿Y que escribió Don Eduardo 18 años atrás?
“Si bien el socialismo proletario ha forjado
importantes instrumentos intelectuales de la revolución, en cambio no ha
forjado casi sus instrumentos materiales”.
A ver, Don Eduardo, con todo respeto analicemos esta expresión suya.
¿Cuáles son esos instrumentos intelectuales?
Cabe perfectamente suponer que usted se refiere a todo el legado de los
maestros del proletariado: Marx, Engels, Lenin y Mariátegui. En síntesis
al marxismo-leninismo.
Aquí viene una pregunta fundamental, y a ver si lo ayuda Santiago, Lastra,
Chumpitaz y Risso:
¿Hay algo adicional a esto que pudiese no estar entre los “instrumentos
intelectuales” que he enumerado?
¿Qué es lo que faltaría?
Muy probablemente me diría que nada falta o casi nada en esa esfera de los
“instrumentos intelectuales” como tiene a bien denominarlos Usted.
Pero aquí hay un pequeño pero inmenso detalle:
Los “instrumentos intelectuales” quedaron establecidos casi en su
totalidad, según su modo de entender el marxismo y la relación
teoría y práctica, en 1930 con Mariátegui.
Ya en esa fecha, siempre según su modo de entender las cosas, todo estaba,
desde el punto de vista de la teoría revolucionaria, resuelto.
¿o no es así?
¿O algo le faltaba al marxismo-leninismo y a Mariátegui que impedía aún,
que hacía prematura la revolución socialista en el Perú?
Si no es así, ¿qué cosa faltaba en el plano de la teoría revolucionaria?
O todo ya estaba, desde la teoría revolucionaria, a punto y lo que faltaba
era forjar “los instrumentos materiales”.
EUSEBIO LEYVA
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