Un Tema de Actualidad
La construcción de un bloque social histórico y
su expresión hegemónica no es sólo el producto de la casualidad o del
voluntarismo. Es el
resultado de la acción política dentro de unas condiciones de posibilidad; es
la síntesis de todas nuestras luchas, avances, retrocesos, aciertos y errores.
Es la materialización misma de esas luchas, un proyecto hegemónico como
solución a la crisis orgánica. Redes no es un partido en el sentido clásico,
tampoco un proyecto organizativo para una coyuntura cualquiera (llámese
elecciones). Es un
esfuerzo que lucha por la consolidación de una nueva hegemonía popular y
revolucionaria.
Aun hoy nuestras fuerzas sólo han logrado una
suerte de equilibrio transitorio al interior de la lucha por la hegemonía, una
correlación de fuerzas a nuestro favor. Pero eso a su vez quiere decir que apenas estamos en la construcción de un bloque
social con la suficiente capacidad de hegemonizar a la sociedad toda, a fin de garantizar que el debate no sea ya,
directamente, con las fuerzas de la derecha más reaccionaria, sino más bien con
sectores afines con distintos matices. No hemos reducido el fascismo a una
mínima expresión inocua. La verdadera esencia de la revolución se juega allí. Tenemos que romper el equilibrio transitorio en
el que nos encontramos y acelerar el ritmo sin perder la iniciativa, pues si no
avanzamos nos estancamos, a riesgo de retroceder. Es decir, debemos romper con el inmediatismo
tacticista de la pequeña política.
Estas deficiencias son, en última instancia, problemas
universales que enfrentan y enfrentarán los revolucionarios de todos los
tiempos y confines. La orientación en el periodo de construcción determina
la transición a una nueva hegemonía.
Solucionar buena parte de estas dificultades
pasa por un momento de
rectificación, que enfoque el quehacer político hacia la orientación y
canalización de la potencia de las prácticas revolucionarias que hoy surgen en
el seno del pueblo. Esto significa, a su vez, reorientar el espolón de proa del partido hacia
“los poderes creadores del pueblo”. La mayoría de los cuadros del partido, por
ejemplo, deben ser a su vez líderes populares, con inserción real y directa en
el movimiento popular. El partido debe ser la suma organizativa de las
pasiones humanas y un intelectual colectivo que aprenda haciendo.
No pretendemos sustituir al movimiento popular,
debemos acompañarlo e impulsar sus múltiples formas organizativas, haciéndonos
parte del proceso de crecimiento y maduración. El partido es una parte que aspira a la
totalidad, pero la totalidad se estructura desde el bloque social, desde el
complejo partidario que reposa en el poder directo del pueblo, en nuestro caso, organizado en consejos y
comunas, en colectivos y movimientos sociales.
El partido no puede ser asumido desde una
relación de propiedad. Si se asume la militancia de esa manera, el resultado
será el sectarismo. De manera que es instrumento en la conformación del bloque
social histórico, de lo contrario se convierte en un fin en sí mismo. Cuando
esto ocurre el partido se erige como única forma de acceder a las ventajas del
poder del Estado, y esto pervierte su papel y conformación.
Los movimientos sociales no pueden ser vistos
como frentes o apéndices del partido y sus lógicas, sino como la sociedad que se hace a sí misma
en el despliegue eterno y permanente de nuevas formas de existencia política, a
partir de su poder constituyente como acontecimiento. Un bloque social implica alianzas de distintas
capas en torno a un proyecto. Las prácticas que surgen serán la base que reterritorializa las nuevas
memorias, registros sensuales, archivos, etc. Se trata del surgimiento de otros lugares de
referencia discursiva de orden político, en torno al deseo y sus demandas
(Énfasis agregados)
1 de noviembre 2012 - 00:01
Redes, el partido como instrumento (Juan
Barreto)
[PAZ con DIGNIDAD]
Nota.- Si partimos del hecho indiscutible de que el
sistema dominante está ya preparado material y legalmente para enfrentar la
situación actual (incluso con su
ejército de ocupación con moderna reingeniería y su criminalización de la
protesta popular, el negacionismo, etc.), cae por su peso que el pueblo trabajador debe hacer serios esfuerzos
para llegar preparado a toda confrontación.
La organización del pueblo trabajador es para
enfrentar las luchas básicas (laboral, política, militar)
Por eso el esfuerzo en los países de Nuestra
América por hacer realidad la preparación de la organización. Y una prueba es el presente artículo, que
presenta dos aspectos íntimamente ligados entre sí: el bloque social histórico
y el partido proletario.
Es muy cierto que el bloque social histórico “es el resultado de la acción política dentro de
unas condiciones de posibilidad; es la síntesis de todas nuestras luchas,
avances, retrocesos, aciertos y errores. Es la materialización misma de esas
luchas, un proyecto hegemónico como solución a la crisis orgánica”
Es muy cierto que el partido proletario “no puede ser asumido desde una relación de
propiedad. Si se asume la militancia de esa manera, el resultado será el
sectarismo. De manera que es instrumento en la conformación del bloque social
histórico, de lo contrario se convierte en un fin en sí mismo. Cuando esto
ocurre el partido se erige como única forma de acceder a las ventajas del poder
del Estado, y esto pervierte su papel y conformación”
Y no es casual la alusión a la Red. Aún sin tener conciencia de ello, vivimos en un sistema de redes. Poco a
poco se va captando, comprendiendo, asimilando, difundiendo, practicando la
esencia de la Red, donde la urdimbre “es lo que se comparte, lo que es semejante, lo
que permite la comunicación y las metas comunitarias”, y la trama “es lo diferente, lo propio, lo que dentro de la
urdimbre nos hace únicos” Algo muy distinto y distante al hasta cotidiano urdir
y tramar.
Nuestro país tiene tres macro-regiones:
Macro-región Norte, Macro-región Centro, Macro-región Sur. Desde tiempos
precolombinos nuestra organización es transversal, no longitudinal. Sólo la
discriminación supérstite nos divide en “costeños, serramos, chunchos” En las
tres macro-regiones la intercomunicación es Costa-Andes-Amazonia, con
intercambio natural y necesario entre costeños, andinos, amazónicos.
Cuando captemos esta realidad, los esfuerzos de
organización elevarán la vista y las reuniones se irán impulsando macro-región
tras macro-región, para abarcar luego el país entero. Y la preparación de la organización abarcará el bloque social histórico y el partido
proletario, pues uno no puede
existir ni desarrollarse sin el otro.
Las nuevas oleadas de activistas tienen así su
propio gran reto y oportunidad.
Ragarro
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