Domingo, 14
de junio de 2015
Publicado por Francisco
Umpiérrez Sánchez
I
Cuando observo el estilo político de Ada
Colau y Pablo Iglesias, me retrotraen 40 años atrás, a la época del predominio
del socialismo soviético, donde los trabajadores eran sacrificados en aras de
un vertiginoso y colosal desarrollo de las fuerzas productivas, donde la
industria pesada estaba hipertrofiada y la industria ligera tenía un escaso
desarrollo. Me recuerda el estilo asceta
de los dirigentes comunistas, donde en la vestimenta estaba ausente el color y
se comía de forma frugal. Se hablaba siempre en aquel entonces, bajo la égida
de los partidos de extrema izquierda, desde el punto de vista de la pobreza. Y
de hecho a un trabajador que le fuera bien, que tuviera un buen sueldo, una
buena casa y un buen coche, se le tildaba de burgués. Se presentan las cosas
como si comunista y riqueza fueran antagónicos. Se vivía bajo la más atroz
enajenación ideológica. El interés general atrofiaba y asfixiaba el interés
individual. Supe leyendo la revista Beijing Informa que Deng Xiaoping, impulsor
de un socialismo rico, vivía en un pequeño apartamento y barría todos los días
la acera de su casa. Todo eso quedó atrás. El dirigente chino enterró lo que en
su estilo de vida todavía quedaban huellas: el socialismo pobre.
Ada Colau ha anunciado que cobrará 14 pagas
de 2.200 euros en su calidad de alcaldesa de la ciudad de Barcelona, destacando que esa suma de dinero será el
tope salarial de todos los que formen parte de su equipo de gobierno. Como era
de prever ya está cosechando las primeras consecuencias de su medida: muchos
profesionales se han negado a participar en su gobierno con un sueldo tan bajo.
El líder de Podemos, en un claro
gesto populista y de bajeza moral, le ha exigido a García Page, candidato a
presidir el gobierno de Castilla-La Mancha, que se baje el sueldo. Y eso que Podemos tiene un solo parlamentario
electo en dicha comunidad. Sigue siendo Pablo Iglesias muy soberbio y Podemos muy poco democrático.
¿Quiénes son Ada Colau y Pablo Iglesias
para decidir los topes salariales que deben ganar los políticos? ¿No se
presentan Barcelona en Comú y Podemos como fuerzas que quieren regenerar la
democracia? Si es así, si pretenden regenerar la democracia y hacerla más
verdadera, entonces el tope salarial debe ser decidido por todos los partidos
con representación parlamentaria. Siempre dicen que debe hablar y decidir la
gente, pero por lo que se ve ellos creen que son los verdaderos intérpretes de
la gente. O tal vez sea que ellos piensen que la gente son solo los pobres, a
quienes como muy bien apunta Confucio les resulta muy difícil vivir sin
resentimiento. Una cosa es hablar en defensa de los pobres, otra hablar como si
la clase trabajadora o “la gente” fuera toda pobre. De todos modos, el problema
de establecer un salario máximo debería ser reflexionado de manera más profunda
y pidiendo el concurso de personas más preparadas y más sesudas. La actitud de
Ada Colau y Pablo Iglesias es parecida al del empresario que quiere decidir de
forma unilateral y en función de la razón económica abstracta cuánto deben ganar
los trabajadores.
Yo he propuesto en varios artículos y desde
hace muchos años que se debería establecer
un máximo tope no al salario sino al ingreso personal. Puesto que no hay
solo rentas de trabajo sino rentas de capital. Creo que a Ada Colau y a Pablo
Iglesias les falta pensar con conceptos. Y en este asunto no hay mejor opción
que recurrir a Marx y en especial a su teoría del valor. El principio
socialista inspirado en la teoría de Marx reza que cada cual debe ganar según su trabajo. Pero no todos los trabajos
son iguales, los hay de mayor calidad y responsabilidad que otros. Las
diferencias salariales no deben establecerse por imposición y de forma
arbitraria, como pretenden Ada Colau y Pablo Iglesias, sino atendiendo a
razones históricas y morales. Así lo manifiesta Marx en la sección de El Capital titulada Compra y venta de la fuerza de trabajo: “En contraste con las otras
mercancías, la determinación del valor de la fuerza de trabajo contiene, pues,
un elemento histórico y moral”. Y si la determinación del valor de la fuerza de
trabajo contiene un elemento histórico y moral, también debe contenerlo las
diferencias salariales. Lo primero que salta a la vista, por injusto y
unilateral, es que la normativa respecto a las
diferencias salariales no debe establecerse en exclusividad en
referencia a los políticos. Y en segundo lugar y atendiendo a la historia las
diferencias máximas a mi juicio pueden rondar los 50.000 euros mensuales o más.
De hecho hay una buena parte de periodistas que se alinean o simpatizan con Podemos que ganan más de 20.000 euros
mensuales. Creo que lo adecuado sería abrir un debate sobre los ingresos, y
entre todos y de acuerdo con la historia y la moral establecer el nivel de las
diferencias de ingresos, el tope máximo de ingreso y el tope máximo de
patrimonio.
La segunda cuestión importante en la teoría
del valor es que son los trabajadores quienes crean el valor. Y trabajadores
son todos los que realizan una función
de trabajo, incluidos los directivos, gerentes y empresarios. Siempre hay que
diferenciar lo que gana una persona en concepto de trabajo de lo que gana en
concepto de propietario. Durante una parte de la jornada laboral los
trabajadores producen el trabajo necesario, esto es, el salario, y durante la
otra crean el plustrabajo o el plusvalor. Dentro del plusvalor se contienen las
siguientes partidas: beneficio o dividendo, interés, renta del suelo e impuestos. (La renta del suelo es una parte
del alquiler). Hay que tener en cuenta que bajo el concepto de salario se esconde
en muchas ocasiones plusvalor. Esto sucede con los altos salarios de los
ejecutivos o con los altos ingresos de los futbolistas. El problema siempre
está en quién se queda con el plusvalor generado por toda la sociedad y en qué
proporción. Cuanto más grande sea el plusvalor, mejor. Pero hay que saber qué
destino se le da. Puede servir para reducir la jornada laboral, para aumentar
los sueldos y para mejorar las prestaciones sociales, esto es, para fortalecer
el sector público de la economía.
¿Por qué la política sobre los sueldos de
Ada Colau y Pablo Iglesias es socialismo reaccionario? Porque apunta contra el
trabajo y no contra el capital. Porque dichos líderes políticos no luchan para
que los bajos salarios suban, sino para que los salarios altos bajen. Esa
política debe satisfacer a muchísimos capitalistas. Si Ada Colau gana 2.200
euros siendo alcaldesa de una de las grandes ciudades europeas, ¿por qué ha de
ganar un director de administración 3.000 o 5.000 euros al mes? Los capitalistas argumentarán
que tras el recorte salarial de Ada Colau, lo mejor para la economía será bajar
los sueldos de todos los trabajadores cualificados hasta los 2.200 euros. Y si
no fuera así, si Ada Colau argumentara que su política solo tiene validez y
sentido para los empleados públicos y no para los empleados de las empresas
privadas, confirmaría aún más que su política de sueldos es la del socialismo
reaccionario. Se estaría de acuerdo con la concepción de que la economía
privada pertenece a un mundo y la economía pública a otro, se fortalecería la
idea de los neoliberales de preservar a la economía privada frente a la
economía pública. Esto es, en la esfera de la economía privada se puede ganar
lo que se quiera, mientras que en la esfera de la economía pública los salarios
deben ser bajos o moderados. Pertenece a la esencia de la ideología neoliberal
generar un abismo entre la economía pública y la economía privada, como si
pertenecieran a dos mundos distintos con códigos éticos distintos. Un marxista,
ayudado por la teoría del valor, sabe
que una gran parte del valor generado por la economía privada es social, aunque apropiado de forma privada.
Sabe también que el capital social de la mayoría de las empresas es plusvalor
capitalizado. Y también sabe que las empresas utilizan los ahorros sociales en
forma de préstamos para acometer sus aventuras empresariales. Así que no existe
un abismo entre la economía privada y la economía pública, sino mediación e
interdependencia. Lo social es el
concepto que abarca, que une, lo privado con lo público. La concepción de lo
público y de lo privado como dos mundos distintos con códigos éticos distintos
es metafísica y es un ideograma del neoliberalismo y del socialismo
reaccionario.
Hay otro aspecto muy criticable en las
políticas salariales de Ada Colau y Pablo Iglesias. Resulta que las personas
que representan el interés general, los políticos, deben en material salarial
estar por debajo de las personas que solo se preocupan de su interés
particular. Si Ada Colau hubiera anunciado que el Ayuntamiento de Barcelona
tomaría medidas impositivas contra los desorbitados sueldos de los futbolistas
y contra toda clase de ingresos del Futbol Club Barcelona, entonces uno se
alegraría porque estaría apuntando contra el capital. Si hubiera dicho que
haría público los ingresos desorbitados que ganan los capitalistas en Barcelona
y mostraría la injusticia que eso representa, entonces uno se alegraría porque
apuntaría contra el capital. Si hubiera dicho que tomaría medidas contra todos
los ingresos provenientes de la compra de deuda pública de países en situación
de riesgo como Grecia, donde los intereses son desorbitados, entonces uno se
hubiera alegrado porque estaría apuntando contra el capital. Pero no ha sido
así: nada más llegar al poder ha tomado medidas contra el trabajo, aunque sea
contra el trabajo de alcalde. Ella debería cobrar lo mismo que Trías. Y a nivel
personal, sin hacer publicidad de ello y si quiere, que reparta el excedente sobre 2.200 euros entre
los pobres o entre sus seres queridos.
Fuente: http://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com/2015/06/el-sueldo-de-alcaldesa-de-ada-colau.html
II
Respondo a algunas ideas de Sergio Aranda, miembro del foro Filosofía
y Pensamiento.
Sergio: Me
parece a mí que al final de cuentas, y a pesar de todos los análisis
racionales, el mercado es quien determina el valor de la cosas.
Francisco: Afirma Marx que el valor se realiza en el mercado. El mercado no niega
la ley del valor sino que es una parte necesaria para la manifestación de la
ley del valor. Si una mercancía no se vende, entonces su valor no se realiza. Y
en el movimiento de las cosas es necesario tanto el ser como su
realización. Algunos creen que en la
concepción económica de Marx el mercado es negado. Pero es un grave error. El
precio es la forma objetiva de existencia del valor, pero casi nunca el precio refleja
con exactitud el valor. De ahí que Marx hable del valor como una tendencia que
gravita sobre los precios. En la economía es normal la diferencia cuantitativa
entre valor y precio. Y esto es reconocido por Marx.
Sergio: El
caso es que como el mercado no es nada racional, entonces los mecanismos con
que opera el mercado tampoco son racionales.
Francisco: Los economistas burgueses luchan entre sí acerca de si el mercado es
racional o no. Los liberales consideran que lo es y no necesita, por
consiguiente, de la intervención del Estado. Los socialdemócratas, por el
contrario, consideran que el mercado sí es irracional y necesita de la
intervención del Estado. Lo cierto es
que en la realidad todos los mercados están intervenidos. En los mercados del
dinero y de los grandes productos básicos predominan las empresas gigantes. No
existe en esos mercados el mercado libre sino el oligopolio. Así que los
mercados no solo están intervenidos por el Estado sino también por las grandes
empresas. Yo no veo el problema en la
racionalidad o irracionalidad del mercado, sino en su carácter capitalista o
socialista. Mientras la riqueza tenga que ser producida en vista del valor, y
esto ocurre en el capitalismo como en el socialismo, el mercado seguirá siendo
necesario. El carácter socialista de un mercado estaría en que ese mercado
evitaría que se generaran grandes y súbitos enriquecimientos. De todos modos
forma parte de la vida, y por consiguiente del mercado, tanto la racionalidad
como la irracionalidad.
Sergio: La
mayor parte de los productos y servicios que se producen y transan no tienen
nada que ver con la satisfacción de necesidades de supervivencia, así que las
personas presionan por obtener lo que quieren, no lo que en rigor es
estrictamente indispensable, de hecho no creo
que nadie pueda determinar en estos tiempos qué es lo exactamente
indispensable. Luego, lo que las personas quieren, desean, es lo que mueve los
mercados y la lógica de producción, de los costos, y la plusvalía. Todo termina
por depender de algo tan subjetivo como lo que la gente quiere.
Francisco: Lo que es estrictamente indispensable o el mínimo de necesidades que
hay que satisfacer es un producto histórico. Depende de la nación en cuestión y
de la historia de esa nación. Hoy día, por ejemplo, dentro de las necesidades básicas que hay que
satisfacer estarían la de tener un móvil y un ordenador. El índice de pobreza
se establece de manera objetiva y depende del país en cuestión, de su renta per
cápita y de otros parámetros más.
Es agradable saber que vivimos en
sociedades que están muy por encima de las necesidades de supervivencia. Hay
necesidades básicas y necesidades superiores.
Es bueno que las sociedades sean ricas. El problema no está en que se
supere el mínimo de supervivencia, sino en que unas clases sociales viven con
mucha riqueza y otras con muy poca. También es cierto que hay necesidades
superfluas y derroche. Y todo esto, las
necesidades básicas, las superiores y las superfluas forman parte de la
economía. En la economía hay personas y son su factor clave. Y las personas
tienen necesidades, deseos y voluntad. No afecta en nada a la objetividad del
valor que la gente decida libremente lo que quiere. Ahora bien, todo no depende
de lo que uno quiere. La voluntad reside en algo muy material: en el dinero y
en la riqueza que posees. Lo que tú quieras adquirir depende del precio que tú
puedas pagar. Y hay cosas que aunque las quieras no puedes comprarlas porque no
tienes el dinero necesario. Así que todo no termina dependiendo del querer. Más
bien es lo contrario: el querer depende del dinero que tengas.
Fuente: http://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com/2015/06/el-sueldo-de-ada-colau-socialismo_70.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario