¿Lo usaremos también cada vez menos?
La rapidez de los cambios tecnológicos y
el auge de las redes sociales han llevado a algunos a pronosticar el fin del
correo electrónico. Otros consideran que aún es temprano para aplicarle a este
medio los santos óleos. El debate está encendido.
Thierry Breton, jefe ejecutivo de
Atos, una de las compañías de tecnologías de la información más grandes del
mundo, afirmó hace unos días que tiene pensado prohibir usar el correo
electrónico a sus más de 50.000 empleados. Aunque parece una idea traída de los
cabellos, Breton es de los que piensan que el email no mantiene a la gente conectada ni es la herramienta más
productiva. Considera que este medio se volvió insostenible pues cada persona
gasta hasta 25 horas a la semana leyendo y contestando mensajes. Según Breton,
el Messenger y las redes sociales son más rápidas y ahorrarían tiempo.
Aunque cree que el email para
comunicaciones externas seguirá funcionando, internamente los empleados usarían
otras herramientas. No obstante, si se impone esta medida, el correo
electrónico, que reinó durante varios años, estaría en vías de extinción.
Estudios recientes que analizan los
hábitos de comunicación en línea de la gente muestran que el número de personas
que envían emails ha ido disminuyendo
en los últimos años. Desde noviembre de 2009, según datos de ComScore, el
número de visitas a los portales de correo más conocidos, como Hotmail, AOL y
Yahoo, ha bajado entre los adolescentes a un ritmo vertiginoso. Manuel Gómez,
un estudiante de 19 años, dice que nunca lo usa excepto para comunicarse con
los profesores de la vieja guardia. “Pero
con los más jóvenes me comunico por What’s Up, que es más eficaz. La gente
responde enseguida”, dice Gómez.
La misma investigación mostró
además que la cantidad de emails
enviados por adolescentes entre los 12 y 17 años se redujo 24 por ciento, lo
cual muestra que ellos prefieren comunicarse a través de otras vías como
Facebook, Twitter o mensajes de texto. “La
sensación de inmediatez que predomina en las redes sociales y la posibilidad de
entablar conversaciones en tiempo real
ha hecho que la gente utilice menos ‘emails’”, afirma Pablo Arrieta,
consultor digital.
Además. Los jóvenes ven el email como un medio muy formal. Aunque
un correo electrónico se demora pocos segundos en enviarse, su formato sigue
siendo muy parecido al de una carta postal, lo que lo hace poco práctico. “La estructura mental que tenían las
personas en el pasado era más parecida a la de escribir una carta. Lo que hoy
se da en las redes sociales es una conversación”, le dijo a SEMANA Arrieta.
También ha influido el hecho de que muchos de los mensajes electrónicos son ‘no
deseados’.
Hace un par de años, con el auge de
la Web 2.0, algunos expertos crearon un enfrentamiento entre las redes sociales
y los servidores de correo electrónico. Hoy algunos consideran que ambas
herramientas son muy similares. Mientras los mensajes privados que se envían a
través de las redes sociales pueden estar remplazando a los emails, la estructura básica y el
mensaje no cambian. Es un ‘email’ pero a
través de otra herramienta”, señaló a SEMANA Amanda Lenhart, investigadora
sénior del Pew Internet Project, en Estados Unidos.
Algunos defensores del email consideran que la idea de Breton
podría no surtir el efecto deseado. “Las
redes sociales son ‘jardines cerrados’ en los que los usuarios no tienen
control real sobre la información que publican, mientras que el ‘email’ puede
monitorearse con copias de seguridad y es más fácil señalar responsables”,
le explicó a SEMANA Nathaniel Borenstein, un especialista en email de la
compañía Mimecast. Además de esto, la información es confidencial y delicada en
muchos casos, por lo cual el chat o una red social no serían las herramientas
más indicadas.
Es cierto que el correo electrónico
presenta desventajas en cuanto a velocidad, extensión, estructura y filtros. En
este último tema, las redes sociales tienen sistemas mucho más sofisticados
para asegurarse de que el usuario reciba la información que le interesa. Pero
es apresurado pensar que va a desaparecer. Como afirma Borenstein, se trata de
un proceso de transición y evolución, y al menos por ahora, “así como la televisión no mató a la radio
ni internet a la televisión, las redes sociales no acabarán con el ‘email’”.
-.o0o.-
LOS
RETOS DEL LIBRO ELECTRÓNICO
El cambio de soporte del libro, del
impreso a digital, empieza a traer cambios profundos en su distribución y en su
comercialización. ¿Cómo se prepara la industria editorial?
Libranda es la unión de las principales
editoriales españolas para distribuir sus libros electrónicos. LaLibreríadelaU.com es otro portal
especializado.
El que no encuentre su papel y su justificación en el nuevo orden saldrá del escenario.
La discusión libro impreso vs libro
digital empieza a parecer bizantina. Casi todos los conocedores de este tema
dan por seguro que ambos soportes coexistirán hasta ahora han coexistido el
automóvil y la bicicleta. La pregunta pertinente sería más bien ¿cuándo se
masificará el libro electrónico? Porque, sin lugar a dudas, ese es el nuevo
panorama: una oferta y un consumo cada vez mayor del libro electrónico en el
mundo. Un cambio que es irreversible y tuvo su punto de partida en el año 2007,
cuando Amazon sacó al mercado su Kindle, un lector de libros electrónicos que
buscaba adaptarse a las necesidades del usuario -luz, tipo de letra- y que por
primera vez intentaba rivalizar con las ventajas del libro impreso.
Hay quienes consideran que el auge
del libro electrónico, al menos en Latino América, donde ha sido menor,
empezará cuando bajen sustancialmente los precios de los dispositivos
portátiles. Aunque dicha predicción parte de un error. En este momento,
cualquier persona que tenga un computador personal puede instalar un software genérico que le permite leer
libros electrónicos. Hoy en día no es necesario tener una tableta ni un Kindle
para acceder al libro electrónico. “El
cacharro no importa”, dice Jaime Iván Hurtado, gerente de Publidisa, una
importante empresa multinacional distribuidora de contenidos electrónicos.
Para Ana María Sánchez, jefa del
Negocio Digital en Prisa Ediciones, el punto de quiebre a favor del libro
electrónico -que ella calcula será en dos años- ocurrirá definitivamente cuando
los gigantes Amazon y Apple ingresen al mercado colombiano (al español ya entró
Amazon y muy pronto lo hará en Argentina) con sus tiendas en línea y con su
amplia oferta de libros electrónicos. Hasta el momento no lo han hecho y
legalmente no se pueden comprar desde esta zona. Y no han entrado porque les
interesa primero el mercado europeo y también porque su proceso de catalogación
es exigente. Requieren una información detallada que apunta a los gustos y a
los intereses de los consumidores. No por azar son los reyes del marketing en internet. “Amazon es la mejor tienda de libros porque
sabe qué recomendar y crea un perfil del usuario para que todas las
recomendaciones terminen en una compra”. Pablo Arrieta, profesor
universitario y experto en el tema, dice: “A
mi me gusta que sepan que me interesan el cómic o los cuentos de Edgar Allan
Poe y a partir de eso me propongan cosas que puedan llegar a interesarme”.
Dos años puede ser muy poco tiempo
pero ya las cifras empiezan a ser significativas. En LaLibreríadelaU.com,
un portal especializado, la venta de libros electrónicos ya va en el 12 por
ciento. Y la Librería Nacional pasó de vender ocho libros electrónicos diarios
en 2010 en su página web, a i135 diarios en 2011, según reporta su gerente,
Felipe Ossa. “Hay que moverse”, dice Jaime Iván Hurtado. Publidisa actualmente
se encuentra trabajando con 50 editoriales en digitalización de contenidos y ya
dispone de 30.000 libros en soporte
electrónico. Prisa Ediciones (anteriormente Alfaguara) no sólo digitalizó su fondo
editorial, sino que les propuso a los principales grupos editoriales españoles
conformar Libranda, una empresa destinada a ofrecer apoyo logístico,
técnico y comercial en el tema digital a editoriales, tiendas y bibliotecas. Y,
por supuesto, a ser una gran distribuidora de libros electrónicos. Se unieron
para no competirse entre sí y no dañar el mercado, como sucedió en el mundo
anglosajón donde los precios muy inferiores de los libros electrónicos
terminaron afectando la venta de los libros impresos. Eso le pasó al último
libro de Stieg Larsson, y cuando la editorial quiso revertir su política y
vender a un precio más alto su siguiente bestseller
electrónico, los compradores se rebelaron. “Es
mucho más económico producir un libro electrónico pero su precio, por ahora, no
puede ser menor del 70 por ciento del libro impreso. Porque eso sería
prácticamente saldarlo. Ese es el objetivo de Libranda: que la transición sea
gradual y una industria no devore la otra”, explica Ana María Sánchez.
Claro que a Amazon no le interesan
las transacciones lentas. Más bien las revoluciones. Con su anuncio en octubre
pasado de convertirse en editorial y salir al mercado con 122 títulos en papel
y en formato electrónico, puso a temblar al mundo editorial. “Las editoriales están asustadas y no saben
qué hacer”, dijo The New York Times.
Y en efecto, ¿qué hacer cuando Amazon decide negociar directamente con los
autores y sacar de en medio a las editoriales? Y no sólo eso: el formato Kindle
tiene ya una herramienta que permite la autopublicación, que en algunos casos
ha sido exitosa comercialmente. Sin embargo, el asunto no es tan sencillo. La
editorial, al igual que un periódico o una revista, cumple una función
indispensable en preservar la calidad del contenido. “Cualquiera puede ser autor, pero no cualquiera puede ser autor solo”,
dice Ana María Sánchez. Y no cualquiera puede incursionar impunemente en la
industria del libro. Google, otro gigante del internet, tuvo que echar para
atrás su proyecto inconsulto de digitalizar siete millones de volúmenes en más
de cien idiomas porque se encontró con el grave escollo de los derechos de
autor, que le implicó pagar millonarias demandas.
El libro cambia de soporte e impone
un nuevo marketing. El que no
encuentre su papel y su justificación en el nuevo orden saldrá del escenario.
Por lo pronto, los beneficios de la masificación del libro electrónico empiezan
a vislumbrarse con claridad: un menor precio y una mayor circulación. Pero los
grandes cambios apenas empiezan, hay todavía un inmenso territorio por
descubrir. Para Pablo Arrieta, la edición digital se encuentra en la
prehistoria. Los editores se han limitado a hacer un facsímil del libro impreso
en digital y no han desarrollado los accesorios ni explotado suficientemente la
interactividad. “Visualizo que los
autores harán apariciones en sus propios libros; que los compradores tendrán
videoconferencias, secciones con las críticas de los periódicos desde su
publicación hasta la fecha”
Revista SEMANA,
edición Nº 1545, del 12 al 19 de diciembre de 2011
Artículos sin
autor. El primero: pág. 107; el segundo: págs. 114-115
-.o0o.-
Nota.- Cuando
se difundió el papel, las cartas jugaron importante rol en el intercambio de
ideas. Cuando se difundió la imprenta de tipos móviles, los libros y revistas
jugaron importante rol en ese intercambio de ideas. Así avanzó la humanidad y
la cultura. Por supuesto, hubo mal uso de ese medio, como pasquines, apócrifos,
anónimos.
Cuando se difundió el Internet, el
correo electrónico hizo desaparecer el correo postal aéreo. Pero ahora, cuando
la velocidad prima, otros medios electrónicos están haciendo que el email quede obsoleto, anticuado. En
verdad, la juventud actual usa cada vez menos el correo electrónico. Pero éste
se libera de información intrascendente y se dedica a correspondencia seria,
que no puede faltar. Esto puede explicar la casi desaparición de grupos antes
muy activos en el email.
Otro tanto ocurre con los libros.
Las librerías cada vez venden menos. Y el reemplazo está en el libro digital.
Esto puede explicar la indiferencia ante nuevas ediciones impresas y el pedido
de que se presente la edición digital. ¿No está ocurriendo esto en nuestro
país?
También es cuestión económica. Es
menos el dinero disponible para adquirir libros.
Ragarro
30.12.12
-.o0o.
COLECTIVO
PERÚ INTEGRAL
30 de
diciembre de 2015
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