(06 de diciembre de 2015)
Por Miguel Aragón
El
diario La República, en su edición
del día 19 de noviembre de 2015, publicó la copia de otra carta inédita de José
Carlos Mariátegui, confirmándose nuevamente, que la obra de Mariátegui continúa
siendo una cantera inagotable, cantera que
debemos de persistir en seguir investigando. Esta carta es una nueva contribución al estudio
del desarrollo del pensamiento de Mariátegui.
El
texto, recientemente publicado, es la carta
del 22 de abril de 1928, escrita por José Carlos Mariátegui y dirigida a Luís Bustamante, quien en ese momento estaba
deportado y residiendo en Paris.
Por
el tema central de la carta, ésta se inscribe dentro del amplio e intenso debate sostenido en las filas del frente
único durante el año 1928.
Como ya es ampliamente conocido, en setiembre
de 1926 se publicó el primer número de Amauta, revista histórica que dirigió
Mariátegui. En las palabras de Presentación de Amauta, Mariátegui declaró “esta
revista en el campo intelectual, no representa un grupo. Representa, más bien, un movimiento, un espíritu”; y agregó
“hace dos años, esta revista habría sido una voz un tanto personal. Ahora es la voz de un movimiento y de una generación”.
Con la publicación de la revista Amauta, el trabajo frente unitario que se
venía desarrollando en el país, al ingresar en una fase de definición, se
impulsó a una nueva etapa.
La
publicación de la revista reconocía que “en el Perú se siente desde hace algún
tiempo una corriente, cada día más vigorosa y definida, de renovación”, y a la
vez, reconocía “que existen entre ellos
algunas discrepancias formales, algunas diferencias psicológicas. Pero por
encima de lo que los diferencia, todos estos espíritus ponen lo que los aproxima y mancomuna: su voluntad de crear un Perú
nuevo dentro del mundo nuevo”. Con ese trabajo conjunto de largo alcance, se crearon las condiciones favorables
para procesar las contradicciones internas surgidas en el
frente único.
Y
aquí es necesario señalar una diferencia muy notoria, del desarrollo del
movimiento socialista en el Perú, con respecto al desarrollo del mismo
movimiento en los países europeos. A comienzos del siglo XX, en los países industrialmente desarrollados, el movimiento socialista se desarrolló principalmente en lucha contra
la variante revisionista del reformismo, mientras que en un país
industrialmente atrasado y semicolonial, como el Perú, el movimiento
socialista se desarrolló en lucha principalmente
contra el nacionalismo pequeño
burgués y demagógico. Esta es una constatación significativa, a la cual hasta
ahora no se le presta la necesaria atención.
Así,
podemos comprobar que en las obras de
José Carlos Mariátegui, en las cuales
desarrolló sus tesis teóricas de interpretación y sus propuestas
políticas de transformación de la realidad peruana (tales como Peruanicemos el Perú, 7 Ensayos de interpretación de la realidad
peruana, Ideología y Política en el
Perú, en las revistas Claridad, Amauta, el periódico Labor, y en especial en su voluminosa Correspondencia), casi no aparece el término “revisionismo”, ni tampoco se
planteó, como tarea del momento, la
lucha contra el revisionismo en las filas del frente único. Y se puede
observar, que en las pocas veces que
aparece ese término, Mariátegui no se está refiriendo a la realidad peruana, sino
que lo hizo cuando comentaba la realidad
europea. No obstante, en esos años de la
década de 1920, el concepto “revisionismo”, si era muy
usual en la literatura socialista europea.
Quienes,
en nuestro medio se llenan la boca de proclamas “anti revisionistas”, y llenan
un sinnúmero de hojas con esa expresión, en el fondo lo que han estado haciendo,
es encubrir su propia desviación
nacionalista.
Para
comprender en toda su importancia, esta nueva carta inédita, hay que leerla junto con las otras cartas que
Mariátegui escribió en ese mismo periodo, en el mes de abril de 1928. Al
efectuar la revisión conjunta de los textos de ese tiempo, podemos percibir que,
en esos momentos, la preocupación principal de Mariátegui y de sus colaboradores, era continuar
fortaleciendo y desarrollando el frente único en el cual activaban los
elementos más volitivos del movimiento de renovación peruana. Por el contrario,
los elementos ganados por la influencia del caudillaje personalista de
inspiración nacionalista pequeño burguesa,
pretendían hegemonizar el trabajo frente unitario, transformándolo en trabajo “partidarista”.
La inevitable confrontación en las filas del frente único fue muy clara y precisa: por un lado, la tendencia “partidarista” acaudillada abiertamente por Víctor Raúl Haya, y solapadamente por Eudocio
Ravines; y por otro lado, la tendencia
frente unitaria dirigida por José Carlos Mariátegui. Ese fue el fondo del
problema en esos años.
En
el texto de la nueva carta inédita, Mariátegui
menciona haber recibido correspondencia de Heysen y del propio
Bustamante. Correspondencia que según la opinión de Mariátegui ya estaba
superada, puesto que le dice “las
cartas de Ud y Heyssen no corresponden a la
nueva situación”. Las aludidas cartas de Heysen y
Bustamante dirigidas a Mariátegui, no están incluidas en la correspondencia de
Mariátegui.
La
carta inédita del 22 de abril, la estoy reproduciendo junto con otros
documentos de ese tiempo, con las dos Cartas de Abril de 1928, y con dos
cartas de Mariátegui a Urquieta (residente en La Paz-Bolivia), una del año 1927
y otra del 30 de junio de 1928. Con la
documentación disponible a la fecha, parece que esta carta a Bustamante fue la última que Mariátegui pudo escribir antes de ser internado
en la clínica para la delicada operación de salud de fines de abril,
y la dirigida a Urquieta, el día 30 de
junio, vendría a ser una de las primeras
cartas redactadas después de superar el descanso obligatorio, al cual fue
sometido por prescripción médica, descanso de aproximadamente 60 días. En estas
dos cartas (tanto en la de fines de abril dirigida a Bustamante, como en la de
fines de junio dirigida a Urquieta), la preocupación principal de Mariátegui era
el desarrollo del frente único.
Aparte,
y relacionado con lo anterior, tengo que
informar, que los investigadores Ricardo Melgar
y Osmar Gonzales publicaron en marzo de 2014, el libro Víctor Raúl Haya de la Torre: Giros
discursivos y contiendas políticas, que contiene una amplia y valiosa compilación
de textos inéditos de Haya y de otros autores. Entre otros materiales importantes, incluidos en ese libro, hay que mencionar la “Carta de Haya a Losovsky”
del 14 de abril de 1927, el “Informe de la primera sesión de la ISR del 7 de
abril de 1928”, y sobre todo, el Informe
a la Junta de Comisiones de la célula del Apra en París, suscrito por Luis Heysen, Alfredo González y Luis
Henriquez. Este último documento, en el
texto original aparece sin fecha, pero,
por su contenido, podemos suponer que posiblemente
fue escrito entre junio y julio de 1928, después de recibir las Cartas de Abril
de Mariátegui.
Este informe, de aproximadamente 10 páginas de
extensión, textualmente dice que su objetivo era “comentar el documento
denominado “Carta del Perú”, que los
compañeros de Lima suscribieron definiendo “algunas” de sus diferencias con
respecto al rol del APRA en la lucha antiimperialista y las bases del Partido
Nacionalista Libertador del Perú”. Este informe (por ahora poco conocido), contribuye a comprender mejor el desarrollo
del debate en las filas del frente único en ese entonces. Y en particular, a
mí me está ayudando a rectificar algunas conclusiones
apresuradas a las cuales yo había llegado últimamente, lo cual analizaré en otra
oportunidad.
De
mi parte, sería muy torpe considerar que
estos temas son un “tópico superado”, como supone y pretende imponer Ramón
García, uno de los más connotados caudillos
personalistas, para así encubrir sus gruesos errores en la interpretación
de los hechos históricos, y sus conocidas desviaciones en la acción política.
Todo lo contrario, considero que la necesaria y prioritaria preparación de la organización, no nos
inhibe de continuar con el estudio y debate de ideas. Hoy en día, la
preparación de la organización se expresa, y yo la entiendo asi, como la acción de fortalecer el frente unido en
desarrollo.
Precisamente,
el reenvío de estos documentos, en un momento en el cual se está desarrollando un intenso debate en las filas de las
diferentes secciones del frente unido del pueblo peruano, estoy seguro que
ayudará a orientarse, deslindando con las tendencias nacionalistas del presente (que en el fondo son de inspiración
“hayista-velasquista”), y también ayudará a superar el sectarismo y caudillismo
de las tendencias “partidaristas” (en
el fondo tributarias de la pesada herencia hayista-ravinista), que vanamente pretenden debilitar el
avance efectivo del trabajo frente unitario.
ANTECEDENTES
DE LA REUNIÓN DE BARRANCO
(Primera recopilación)
(11 de abril de 2015)
Por
Miguel Aragón
Recomendación
del Editor:
En esta primera recopilación de textos,
estoy publicando cuatro [cinco] cartas de José Carlos Mariátegui. Incluye las dos Cartas de Abril de 1928, precedidas por una carta a Miguel
Ángel Urquieta, escrita aproximadamente un año antes (2 de mayo de 1927), y
complementadas por otra carta, también dirigida a Urquieta, dos meses después
de abril (el 30 de junio de 1928). [Adicionalmente, en este segundo envío, estoy incluyendo la carta de Mariátegui a
Bustamante del 22 de abril de 1928, hasta hace poco inédita].
La lectura ordenada de las cuatro [cinco]
cartas, nos permite observar y comprender mejor el viraje y rectificación de Mariátegui,
actuado en la primera quincena de abril
de 1928, acción en la cual deslindó resueltamente y desenmascaró la desviación nacionalista,
de inspiración hayista, que se estaba
desarrollando en las filas del frente único.
Para comprender la importancia de la
Reunión de Barranco de octubre de 1928, en
realidad, mi recomendación es leer completa
toda la obra de José Carlos Mariátegui. Pero, para fines prácticos en el
presente, y para arribar a una primera y aceptable comprensión del debate de
ideas de ese tiempo, lo mínimo que yo recomiendo, a los lectores seriamente interesados en
“pensar por cuenta propia”, es leer
estas cuatro [cinco] cartas,
acompañadas de por lo menos otros cuatro [seis] textos adicionales:
1. Presentación de Amauta,
escrita por José Carlos Mariátegui en setiembre de 1926, en libro Ideología y
Política.
2.
Esquema
del Plan de México, redactado por Víctor Raúl Haya el 22
de enero de 1928, en libro de Ricardo Martínez de la Torre, tomo II
3.
Carta
de Víctor Raúl Haya a José Carlos Mariátegui, del 20 de mayo
de 1928, en Correspondencia de Mariátegui, Tomo II
4. Carta de Víctor Raúl Haya
(usando mañosamente el seudónimo “Alejandro Rojas Zevallos”) a José Carlos Mariátegui, de setiembre de 1928, en Correspondencia de
Mariátegui, Tomo II.
[5.
Adicionalmente, agregaría la recomendación de leer el “Informe. A la Junta de Comisiones de la Célula del APRA en Paris”,
escrito posiblemente entre junio y julio de 1928, y suscrito por Luis Heysen,
Alfredo González y Luis Enriquez, reproducido en el libro Víctor Raúl Haya de
la Torre. Giros discursivos y contiendas políticas].
[6. Editorial
Aniversario y Balance, escrito por Mariátegui en setiembre de 1928]
A
continuación, y sin más palabras adicionales, van las cuatro [cinco] cartas de
Mariátegui
CARTA
DE JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI A MIGUEL ÁNGEL URQUIETA (*)
Lima, 2 de mayo de 1927
Querido
Urquieta:
[Posiblemente
en La Paz, Bolivia]
[…]
Yo, por mi parte, trabajo porque un
movimiento de renovación peruana se oriente hacia el socialismo. Ya he dicho,
últimamente, que me conformaré con que mis puntos de vista influyan en este
movimiento en la medida en que coincidan con el sentimiento de mi generación y
con el ritmo de la historia. No soy, pues, ni un utopista ni un dogmático. Entiendo
que Ud es también socialista con la misma beligerancia que yo. Y si More ha
suscrito con Ud un programa mínimo, entiendo que igualmente da su adhesión al socialismo.
Porque sólo el socialismo puede hablar de programas mínimos, ya que sólo puede
tener programa mínimo quien tiene un programa máximo no actuado aún. Y,
descartados los anarquistas que políticamente no representan un programa, ésta
es una situación exclusiva y particular del socialismo.
Le recomiendo considerar atentamente el programa de la
A.P.R.A. Pienso por mi parte que nos toca participar en su acción sin renunciar
a la organización de un movimiento más específicamente peruano que encuadre dentro
de nuestras filas a los que no son capaces de elevarse a un plano continental.
La A.P.R.A además está aún por precisarse y definirse. Esto se conseguirá sólo
a través de la acción. Pero desde ahora se debe tomar parte en ella. Aguardo
sus puntos de vista al respecto […]
Y con los más cordiales sentimientos me despido de Ud
enviándole un afectuoso abrazo.
José Carlos
Mariátegui
(*) Carta publicada incompleta en la revista Oiga, Lima n.398, 6 de noviembre de
1970, pp.3, 5. Reproducida en la revista Anuario
Mariateguiano, Lima n.10, 1998, pp.14, 15. El encabezamiento, entre “corchetes
cuadrados”, lo he introducido yo, MA (11 de abril de 2015).
[PROPUESTA
DE] CARTA COLECTIVA DEL GRUPO DE LIMA A LA CÉLULA DE MÉJICO (*)
[Lima,
posiblemente el domingo 02 de abril de
1928]
Compañeros:
Consideramos
necesario informar a ustedes sumariamente sobre nuestros puntos de vista
respecto de principios y métodos de acción adoptados por el grupo de deportados
peruanos que trabajan en Méjico y que sin una explícita declaración nuestra,
pasarían como positivamente aceptados por nosotros que constituimos el núcleo
que tiene aquí la responsabilidad de nuestra obra.
Estamos
seguros de que ustedes mismos se dan cuenta de la necesidad de que la acción
del Apra en el Perú no sea resuelta por un comité establecido en Méjico, sino
amplia y maduramente deliberada con
principal intervención de los elementos que actúan en el país. Cuantos se
coloquen en el terreno marxista, saben que la acción debe corresponder directa
y exactamente a la realidad. Sus normas, por consiguiente, no pueden ser
determinadas por quienes no obran bajo su presión e inspiración.
La
definición del carácter y táctica del Apra nos parece, de otro lado,
fundamental para la existencia de una disciplina orgánica. Pensamos que,
conforme a la idea que originalmente la inspiró, y que su propio nombre
expresa, el Apra debe ser, o es de
hecho, una alianza, un frente único y no un partido. Un programa de acción
común e inmediato no suprime las diferencias ni los matices de clase y de
doctrina. Y quienes desde nuestra iniciación en el movimiento social e
ideológico, del cual el Apra forma parte, nos reclamamos de ideas socialistas,
tenemos la obligación de prevenir equívocos y confusiones futuras. Como
socialistas, podemos colaborar dentro
del Apra o alianza o frente único, con elementos más o menos reformistas o
socialdemocráticos –sin olvidar la vaguedad que estas designaciones tienen en
nuestra América— con la izquierda burguesa y liberal , dispuesta de verdad a la
lucha contra los rezagos de feudalidad y contra la penetración imperialista;
pero no podemos, en virtud del sentido
mismo de nuestra cooperación, entender el Apra como partido, esto es, como una
facción orgánica y doctrinariamente homogénea.
Profesamos
abiertamente el concepto de que nos toca crear el socialismo indoamericano, de
que nada es tan absurdo como copiar literalmente fórmulas europeas, de que
nuestra praxis debe corresponder a la realidad que tenemos delante. Pero este
principio no nos aconseja adoptar apresuradamente fórmulas que, por el momento,
pueden tener absoluta precisión en la
mente de quienes las conciben como medio
táctico pero que mañana, bajo la presión de proselitismos más adoctrinados, y
al influjo de la mentalidad burguesa y pequeño-burguesa incorporada fatalmente en el movimiento,
pueden prestarse a confusionismos infinitos. La experiencia del Kuo Min Tang es
preciosa para el movimiento antiimperialista de Indoamérica, a condición que se
le aproveche integralmente. El alejarnos de las fórmulas europeas, no debe
conducirnos a una estimación exagerada de las fórmulas asiáticas y de su posible eficacia en nuestro
medio. No debemos olvidar que, en todo caso, las fórmulas europeas nos son más
inteligibles, que nos llegan directamente a través de los idiomas y pueblos en que se expresan, mientras de las
fórmulas chinas no tenemos sino la versión europea. Tampoco podemos olvidar el
ascendiente y la función que en la ideología del movimiento nacionalista chino
tienen las ideas occidentales. El Kuo Min Tang, finalmente, se encuentra en
crisis, y en gran parte por no haber sido explícita y funcionalmente una
alianza, un frente único. Sus rumbos estaban subordinados al predominio de sus
elementos de derecha, centro e izquierda que correspondían al de sus
respectivos movimientos e intereses de clase. Las últimas deliberaciones del
Kuo Min Tang, según “Internationale Presse Correspondez” y otras publicaciones
recientes – entrañan una rectificación total de sus principales puntos de
vista, en lo concerniente al proletariado y a las organizaciones de clase. El
Kuo Min Tang fue Sun Yat Sen, pero es también Chang Kay Sheck. El Kuo Min Tang
además, se desarrolló no continental sino nacionalmente, cosa en la que el Apra se diferencia necesariamente
de aquel movimiento.
La
colaboración de la burguesía, y aún de muchos elementos feudales, en la lucha
anti-imperialista china, se explica por razones de raza, de civilización
nacional, que entre nosotros no existen. El chino noble o burgués se siente
entrañablemente chino. Al desprecio del
blanco por su cultura estratificada y decrépita, corresponde con el desprecio y
el orgullo de su tradición milenaria. El anti-imperialismo en la china puede,
por tanto, descansar fundamentalmente en el sentimiento y en el factor
nacionalista. En Indoamérica las circunstancias no son las mismas. La
aristocracia y la burguesía criollas no se sienten solidarizadas con el pueblo
por el lazo de una historia y de una cultura comunes. En el Perú, el
aristócrata y el burgués blancos, desprecian lo popular, lo nacional. Se
sienten, ante todo, blancos. El pequeño burgués mestizo imita este ejemplo. La
burguesía limeña fraterniza con los capitalistas yanquis, y aun con sus simples
empleados en el Country club, en el tenis y en las calles. El yanki
desposa sin inconvenientes de raza ni
de religión a la señorita criolla, y ésta no tiene escrúpulos de nacionalidad
ni de cultura en preferir el matrimonio con un individuo de la raza invasora.
Tampoco tienen este escrúpulo la muchacha de la clase media. La huachafita que
puede atrapar un yanqui empleado de la Grace o de la Fundation, lo hace con la
satisfacción de quien siente elevarse su condición social. El factor
nacionalista por estas razones objetivas, que a ninguno de Uds escapa
seguramente, no es decisivo ni fundamental en la lucha anti-imperialista de nuestro
medio. Sólo en países como en la Argentina, donde existe una burguesía numerosa
y rica, orgullosa del grado de riqueza y poder de su patria, y donde la
personalidad nacional tiene por muchas razones contornos más claros y netos que
en estos países retardados, el anti-imperialismo puede penetrar fácilmente en los elementos burgueses, pero por razones
de expansión y crecimiento capitalista y no por razones de justicia social y de
doctrina socialista como es nuestro caso.
Estas
consideraciones nos mueven a someter a Uds las siguientes conclusiones.
1° El Apra debe ser
oficial y categóricamente definida y constituida como una alianza o frente
único y no como partido.
2° Los elementos de
izquierda que en el Perú concurrimos a su formación constituimos de hecho –y
organizaremos formalmente—un grupo o Partido Socialista, de filiación y
orientación definidos que colaborando dentro del movimiento con elementos
liberales o revolucionarios de la pequeña burguesía y aún de la burguesía, que
acepten nuestros puntos de vista, trabaje por dirigir a las masas hacia las
ideas socialistas.
Es
evidente que estas conclusiones no nos permiten prestar nuestra cooperación a
la creación del Partido Nacionalista que las comunicaciones de algunos compañeros, y aun de la célula oficialmente,
anuncian como una decisión del grupo de Méjico. Ese partido puede fundarse
dentro del Apra; pero además de que nos parece que su biología natural exige
que se decida su oportunidad y necesidad en el Perú y no desde Méjico, su
organización toca en todo caso a los elementos de pequeña burguesía que quieran
dar vida a un partido propio; pero no a nosotros que leales a los principios
que, sin duda alguna, constituyen
nuestra mayor fuerza moral, no asumimos ni la responsabilidad ni el
encargo de organizarlo. Desaprobamos toda campaña que no descanse en la verdad.
El procedimiento del bluff sistemático llevará al descrédito de nuestra causa.
Rehusamos, por esto, emplearlo. Las noticias propaladas sobre la candidatura de
Haya no producen el efecto, que Uds suponen, en la opinión. La gente –distante
de toda preocupación electoral—las recibe perpleja e irónica.
Recomendamos
a la célula, en todo lo tocante a cuestiones de acción, la correspondencia
oficial y centralizada. Las cartas particulares de los compañeros no deben
traer iniciativas ni instrucciones individuales. Por nuestra parte, nos
comprometemos al mismo procedimiento.
Con
sentimientos de solidaridad y afecto, que ninguna discrepancia –momentánea
esperamos—de criterio, pueda disminuir, los saludamos cordialmente.
[Carta sin firmas]
(*) Esta “propuesta” de
Carta Colectiva, escrita por José Carlos Mariátegui “sin anotar fecha de
redacción”, fue publicada por primera vez en el Tomo II del libro de Ricardo
Martínez de la Torre Apuntes para una
Interpretación Marxista de la Historia
del Perú, Lima, 1948, pp. 299, 300, 301, 302. En esa versión también
aparece sin fecha. Posteriormente, fue reproducida en la antología de textos de
José Carlos Mariátegui titulada La
Organización del Proletariado, Lima, 1967. Esta carta no está incluida en el libro Correspondencia de
Mariátegui, Lima, 1984, tomo II. En el folleto La Organización del Proletariado, el editor en forma arbitraria colocó como fecha de redacción el día “10 de julio de 1929”. La anotación de año “1929”, me parece que fue un notorio como comprensible error de imprenta
o descuido en la revisión, pero lo del día y mes “10 de julio”, fue una
evidente e injustificada arbitrariedad, actuada
sin ningún tipo de lógica, “ni dialéctica, ni formal”, por parte del editor. Arbitrariedad que ha
inducido al error a varios
investigadores, que asumieron la
mencionada fecha (“10 de julio”) como si fuese cierta. Por mi parte, considero
que la fecha de redacción “más probable” fue en el mes de abril de 1928, pero días
antes de la carta personal del domingo 16 de abril (que estoy reproduciendo más abajo). Partiendo de este criterio lógico,
supongo que Mariátegui escribió la propuesta
de Carta Colectiva, y la presentó a debate, en la reunión del Comité de Lima
realizada el domingo 2 de abril de 1928 (o posiblemente el domingo 09 de abril). Además, supongo que
la carta no fue aprobada ese día. Su estudio,
debate y aprobación se postergó para una
siguiente reunión, lo cual parece que nunca ocurrió, porque “pronto resultó
inferior al desacuerdo provocado por la
precipitación del grupo de México” como Mariátegui comentaría, varios meses
después. Los “corchetes cuadrados” en el
encabezamiento y al final, han sido introducidos por mi, MA (11 de abril de
2015)
CARTA
DE JOSÉ CARLOS MARIATEGUI A LA CÉLULA DE MÉJICO (*)
[Lima, domingo] 16 de
abril de 1928
Compañeros:
No
había contestado hasta hoy la carta de la célula suscrita por Magda Portal, en
espera de una carta de Haya de la Torre que me precisase mejor el sentido de la
discrepancia: “Alianza o partido”. La carta de la célula me supone simplemente
influenciado por el Secretariado de Buenos Aires, la Ucsaya, etc., o, por lo
menos, pretende que mis observaciones son en esencia las mismas. Hasta la
reaparición de Amauta he permanecido sistemáticamente privado por la censura de
mis canjes y correspondencia, de modo que no he
conocido en su oportunidad ni el número de “La Correspondencia
Sudamericana” en que –según he sabido después sin obtener el
ejemplar—aparecieron las observaciones del Secretariado de Buenos Aires, ni la
tesis de la Ucsaya, ni nada por el estilo. Solo recientemente he vuelto a
recibir “El Libertador”; desde que la censura ha comprobado que en mi
casilla no intercepta sino
correspondencia intelectual o administrativa, sin importancia para sus fines.
Por otra parte, creo haber dado algunas pruebas de mi aptitud para pensar por
cuenta propia. De suerte que no me preocuparé de defenderme del reproche de
obedecer a sugestiones ajenas. Este había sido, también un motivo para que no
me apresurase a responder a la carta de la “célula”.
Pero
como no tengo hasta hoy ninguna aclaración de Haya, a quien escribí extensamente,
planteándole cuestiones concretas –por la vía de Washington, en diciembre—y
llegan, en cambio, noticias de que ustedes están entregados a una actividad con
la cual me encuentro en abierto desacuerdo, y para la cual ninguno de los
elementos responsables de aquí ha sido consultado, quiero hacerles conocer sin
tardanza mis puntos de vista sobre este nuevo aspecto de nuestra
discrepancia.
La
cuestión: el “apra alianza o partido”, que ustedes declaran sumariamente
resuelta, y que en verdad no debiera existir siquiera, puesto que el Apra se
titula alianza y se subtitula frente único, pasa a segundo término, desde el
instante en que aparece en escena el Partido Nacionalista Peruano, que ustedes
han decidido fundar en México, sin con el consenso de los elementos de
vanguardia que trabajan en Lima y provincias. Recibo correspondencia constante
de provincias, de intelectuales, profesionales, estudiantes, maestros, etc.; y
jamás en ninguna carta he encontrado hasta ahora mención del propósito que Uds
dan por evidente e incontrastable. Si de lo que se trata como dice Haya en una
magnífica conferencia, es de descubrir la realidad y no de inventarla, me
parece que Uds están siguiendo un método totalmente distinto y contrario.
He
leído un “segundo manifiesto del comité central del partido nacionalista
peruano, residente en Abancay”. Y su lectura me ha contristado profundamente;
1° porque como pieza política, pertenece a la más detestable literatura
eleccionaria del viejo régimen; y 2°, porque acusa la tendencia a cimentar un
movimiento –cuya mayor fuerza era hasta ahora su verdad—en el bluff y la
mentira. Si ese papel fuese atribuido a un grupo irresponsable, no me
importaría su demagogia, porque sé que en toda campaña un poco o un mucho de demagogia
son inevitables y aún necesarios. Pero al pie de ese documento está la firma de
un comité central que no existe, pero que el pueblo ingenuo creerá existente y
verdadero. ¿Y es en esos términos de grosera y ramplona demagogia criolla, como
debemos dirigirnos al país? No hay ahí una sola vez la palabra socialismo. Todo
es declamación estrepitosa y hueca de
liberaloides de antiguo estilo. Como prosa y como idea, está esa pieza por
debajo de la literatura política posterior a Billinghurst.
José Carlos Mariátegui
(*) Carta publicada en
el Tomo II del libro de Ricardo Martínez de la Torre, Apuntes para una Interpretación Marxista de la Historia del Perú,
Lima, 1948, pp. 296, 297, 298. Reproducida en La Organización del Proletariado, Lima, 1967, y en Correspondencia de Mariátegui, Lima,
1984, Tomo II, pp. 371, 372, 373.
CARTA
DE JOSÉ CARLOS MARIATEGUI A LUIS BUSTAMANTE (*)
Lima, 22 de abril de 1928
Querido Bustamante:
Casi simultáneamente
recibo las cartas de Heyssen y de Ud
después de un buen tiempo de completa carencia de noticias de Paris. Por
desgracia, no me va a ser posible contestarles extensamente enseguida por
atravesar en estos momentos un periodo de depresión de mi salud y mis fuerzas.
A unos meses de estabilización de mi salud,
durante los cuales me veo obligado a trabajar excesivamente para
compensar el tiempo de interrupción o
debilitamiento de mi labor, sigue invariablemente una crisis más o menos
sensible y marcada. De julio a agosto
pasados estuve muy mal: sufrí un
derrame a la articulación, del cual curé después de una punción y unos baños de
sol en Chosica. I a partir de febrero último la articulación ha vuelto a
empezar a molestarme. Me he sometido a un tratamiento enérgico: pero parte de
este tratamiento es cierto reposo que casi no puedo acordarme.
Le hemos enviado al
Consulado diez ejemplares de los tres últimos números de “Amauta”. Le
mandaremos también, dado que en Paris existe una numerosa colonia cuzqueña e
indigenista, “Tempestad en los Andes”, el libro de Valcárcel. Contra todas las
dificultades y miserias del medio, vamos reorganizando “Amauta”, que sufrió un
gran quebranto con la suspensión. Hemos constituido una sociedad editora, en
cuyas ediciones aparecerá en breve un libro mío.
Me propongo responder
largamente las observaciones y preguntas de Uds. Entiendo que Cox les ha
comunicado en parte mis puntos de vista. Pero en el intervalo de estas cartas,
se han producido hechos que ahondan la divergencia entre el grupo de México y
el nuestro. Las cartas de Ud y Heyssen no corresponden a la nueva situación, de
modo que necesitamos conocer exactamente lo que Uds piensan sobre el
artificialísimo Partido Nacionalista
concebido en México por nuestros camaradas de allá y sobre la no menos
artificialísima agitación electoral o
electorera que intentan promover con los más gastados y pésimos recursos de la
vieja técnica política. Para mi esta conducta, mientras no me sea explicada
satisfactoriamente, --que lo dudo, porque las instrucciones o recomendaciones
venidas al respecto son peores aún que
el papel editado en New York con el
título de manifiesto del Partido
Nacionalista— constituye una grave decepción. He escrito a los
compañeros de México la carta que le adjunto en copia, para que conozcan Uds mi
posición en este debate que ya no puede permanecer reducido a un monótono y
estéril canje de puntos de vista con los amigos de México solamente.
Con muchos afectuosos
saludos de los míos y de los compañeros que me frecuentan, lo abraza
fraternalmente su amigo y compañero.
José Carlos
P.S. Abrazos a Heyssen y Rabines, a quienes escribiré pronto. Dígale a
Rabines que no he tenido respuesta a la carta que le dirigí a fines de año
anunciándole la reaparición de “Amauta”.
(*) Copia de esta carta
inédita, de José Carlos Mariátegui dirigida a Luís Bustamante residente en ese
tiempo en Paris, ha sido incluida en el libro El Inicio, publicado por la Fundación Armando Villanueva del Campo,
y reproducida en el diario La República
el día 19 de noviembre de 2015, pp. 12 y 13. Todavía no he tenido acceso al
libro, pero es posible que incluya otras cartas inéditas escritas por varios autores durante el año 1928.
CARTA
DE JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI A MIGUEL ÁNGEL URQUIETA (*)
Lima,
30 de junio de 1928
Mi
querido Urquieta:
Ud
me perdonará que sólo ahora conteste su carta del 10 de abril y agradezca la
generosidad, absolutamente suya, de esa nobilísima epístola a Bustamante y
Ballivian, al saber que he estado muy enfermo, tanto que han trascurrido dos
meses sin que escriba una línea. Es posible que haya Ud advertido la ausencia
de mi firma en las revistas de acá, sino una noticia publicada en el N°14 de Amauta. He estado bastante mal.
Me siento convaleciente desde hace pocos días, después de una pequeña
intervención quirúrgica que precede a otra mayor. El Dr. Quesada, que se ha
hecho cargo de la parte quirúrgica de mi
tratamiento, es por fortuna muy optimista y me asegura mi completa curación en
un plazo de ocho a diez meses.
Le
ruego decir todo mi reconocimiento a Bustamante por sus abrumadoras palabras.
Tengo que protestar, por honradez, contra el calificativo exorbitante que a Uds
les dicta su cariño. Yo no creo ejercer un apostolado, porque, en primer lugar,
no aspiro a él y, en segundo lugar, el apostolado requiere condiciones
proselitistas de las que carezco demasiado. No soy sino un agitador
intelectual. Mi temperamento es demasiado crítico y raciocinante, para que se
me conceda otra función. He luchado por elevarme sobre la miserable limitación
del literato, del periodista, entre nosotros y no sólo entre nosotros. He ahí
todo mi mérito.
Sobre lo que usted me pregunta, tendría no poco que decirle,
pero esta carta no puede ser, contra mi deseo, muy extensa. Tengo una enorme
cantidad de trabajo acumulado a consecuencia de mi enfermedad. Debo, por esto,
ser breve. –En dos palabras, le diré que, siendo como soy, y los compañeros de
México lo saben, absolutamente extraño a la actitud y los móviles de Hurwitz y
Terreros, no apruebo, por mi parte, la orientación que desde hace algún tiempo
imprime Haya al Apra, concebida al principio como frente único y alianza, --su
nombre lo declara y definida luego como partido, lo que supone una homogeneidad
de opinión y filiación que no cabe esperar ni pretender. En varias cartas a los
compañeros de México, y al propio Haya, he expuesto mis observaciones, sin
conseguir que entiendan mi punto de vista. Yo no pretendo que mi opinión
prevalezca, pero en todo caso, reclamo una decisión que sea efectivamente el
parecer de la mayoría de los elementos, muy pocos todavía, realmente afiliados
al Apra. Sostengo que existen elementos, gérmenes, de organización del Apra;
pero no el Apra mismo como aquello que su nombre designa. Me opongo a una
campaña de bluff. Reclamo más seriedad. Y si es mantenida la definición de
partido, reivindico absolutamente mi independencia y la de Amauta. –En este
estado el debate, ha empezado una ilusa campaña a favor de la candidatura de
Haya a la presidencia, en el nombre de un llamado partido nacionalista. Si esto
surgiese espontáneamente de simpatizantes no obligados a respetar nuestra
ideología y su congrua praxis, no diría nada. Pero un movimiento de esta clase
no existe; que los esfuerzos, --destinados a caer en el vacío--, de los que
intentan provocarlo, parten del propio núcleo de los deportados del Apra. Y,
aunque hasta ahora, con el objeto de evitar toda mala inteligencia de este
desacuerdo, y su resonancia fuera de nuestras filas, he mantenido en estricta
reserva la controversia, no puedo abstenerme de informar a compañeros como Ud
de mis puntos de vista. Para completar esta información, le enviaré copias de
unas cartas dirigidas a México.
No he recibido últimamente de Ud nada para Amauta. Reclamo
su colaboración, Ud sabe cuanto lo estimo. Ud pertenece por derecho a la plana
mayor de Amauta. No necesito recordárselo.
En espera de sus noticias, que deben venir dirigidas a A.M.
Chiappe, Washington izquierda 544-970, Lima, lo abraza fraternalmente su affmo
amigo y compañero.
José Carlos Mariátegui
(*) Carta publicada en
la revista Anuario Mariateguiano N°10, 1998, pp.16-17.
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