Cuatro angelitos
Estimados amigos:
Me causa mucha tristeza escribir esta nota en que
trato de hacerles llegar no con ánimo e intención que éstos escritos estén
cargados de sentimientos revanchistas contra los que tienen que gobernar y han
gobernado desgraciadamente, y que, consciente o inconscientemente, han
renunciando a las promesas electorales, para estar acordes, por no decir a
entregarse a los grupos de poder oligárquico.
Grupos de mucha fuerza basada en su herencia casi
colonial y que han amasado fortunas o de los nuevos que ingresaron a la familia
de la oligarquía criollo/mestiza del Perú.
Por las investigaciones sociológicas, económicas e
históricas sabemos hoy que estas oligarquías utilizaron a los caudillos
militares sin formación, los que tenían muchas ambiciones de poder y de las
posibilidades en el gobierno para medrar y “ayudar” a quienes servirían.
La mayoría de los militares de ayer y hoy asumieron
gobiernos por golpes de Estado, cuando los civiles fracasaron al cometer
desmanes contrarios a los intereses de los grupos de poder. También estos
golpes fueron últimamente para ayudar a los futuros dictadores a “mejorar” su
gobierno, caso de Fujimori que gobernara sin parlamentos fiscalizadores.
La fiscalización de parte del Congreso Nacional es
una de sus funciones, pero esto se rompe cuando se consigue alianzas para
gobernar o simplemente se les disuelve, porque se ve que el parlamento adverso
no va a “atracar”, y los grupos de poder necesitan como hoy en día asentar su
modelo neoliberal que, principalmente incrementará sus ganancias, y al Estado
subsidiario, hacerlo mínimo en sus intervenciones, de esa manera el gobierno
producto del golpe y/o aliado de sus amigos poderosos pueden aquellos hacer lo
que más les convenga.
Estos gobiernos además cuenta con el apoyo de las
instituciones financieras internacionales como el FMI y Banco Mundial que no
sólo les dan directivas, sino aseguran que se pague la deuda externa
celosamente con calendarios que se cumplan severa e irrestrictamente.
Aunque para ello se despidieran cientos de servidores y trabajadores al cierre
de empresas públicas y privadas por ser inconvenientes, para que se formen
monopolios o oligopolios en el sector privado.
Lamentablemente, los malos gobiernos como el de
García Pérez generaron exceso de personal y manejos nada santos con los pocos
ingresos de las empresas del Estado; los ajustes ya en el gobierno de Fujimori
aparecen contando paradójicamente con el apoyo del pueblo peruano: ignaro y
desinformado, carentes de una formación ciudadana que aceptó la dictadura
fujimorista.
Esta falta de educación cívica es acompañada de
medios de información oligopolica de orden escrita, radial y televisiva; este acaparamiento
anticonstitucional de la prensa ha creado en los peruanos un constructo mental
conservador, con una característica de meter miedo que se hace paranoico, y
rechaza a quienes intenta presentarse como contrarios al sistema económico y
político tradicional.
Estas disfunciones sociales se han impuesto en la
vida nacional, entorpecen las posibilidades de reflexión y con sus afecciones
cognitivas, impiden, por ejemplo, alcanzar la democracia necesaria, y que, sólo
se queda en precaria y vulnerable. Acostumbran a los ciudadanos a someterse a
cualquier candidato que se presenta desde el bando conservador, y el candidato
de centro no aparece y/o es un coche más que se suma al tren de la derecha.
De salir ganador el candidato, caso Ollanta
con una hoja de ruta mediatizada en relación al plan de la gran transformación;
estando en el poder se achica y en pocos meses manda de paseo al grupo
que lo ayudó en hacer la hoja de ruta y se entrega a la CONFIEP, expresión
máxima del empresariado y los intereses económicos acordes con la desgraciada
globalización en la que las trasnacionales resultan gananciosas. Los
peruanos no aceptan estos entreguismos, y esperan sacarse el clavo el año 2016.
Empero, en esta oportunidad los candidatos en
vitrina son tremendamente detestables y corruptos en su máximo factor
exponencial. PKK es uno de ellos, es un lobbista de doble ciudadanía que engaña
con la irrenunciable condición impuesta por el gobierno de los Estados Unidos,
y que ha laborado en la Repsol y que cuando fue ministro de Toledo, “ayudó”
para que el gas se exportara a precio de regalo y no se intensificara el
consumo al interior del país masivamente, ello significaría bajar costos en el
gasto doméstico de la luz y favorable para las empresas de contar con energía
de menor pago en comparación a la energía eléctrica. El no uso interno
del gas quitó el soporte económico para una diversificación productiva. Por
tanto este señor PPK es el más peligroso de los candidatos de la derecha por
ser lobbista desenfrenado.
De los otros sabemos que tanto en el aprismo, como
en el fujimorismo, el caudillismo gana para el mal, porque aparte de las
personalidades esquizoides de la señora Keiko (mala hija y llamada por su madre
cara de diablo) y primera dama de la dictadura; de Alan García, sin
litio, es capaz de humillar a la señora esposa de la que oficialmente
no se ha divorciado, pero que la humilló en pleno gobierno al hacerla testigo
presencial en la presentación de su nuevo hijo y al elogiar las cualidades
desconocidas de su amante, madre de su hijo, concebido fuera del seno de su
matrimonio con la señora Nores.
César Acuña y Toledo son del mismo lote, Acuña es un “pegalón
insoportable” de su esposa de la que también está separado, su
temperamento es impredecible y con el dinero que lo hará crecer como “cancha”,
podrá resolver todos los problemas que se presenten; sin embargo las soluciones
del dueño de universidades, no es igual a ser Presidente de la República.
Toledo es un fresco beodo en la política acompañado
de su señora ambiciosa de tener mucho dinero, en dudosas transacciones han
hecho creer, después dar muchas versiones por las compras millonarias, de los
caros inmuebles donde va residir. Toledo también carga con su falta de hombría
y decencia al no reconocer a tiempo una hija fuera de su acomodado casamiento.
La izquierda ha dado un primer mal paso en estas elecciones, al
adelantarse a una oportuna y no imposible opción de armar la unidad de
izquierda. Un sector de esa tendencia ha lanzado a una impecable
parlamentaria Verónica Mendoza de candidata elegida al interior del grupo
mencionado, pero es muy joven y con poca experiencia, con rasgos de inocentona,
pero que asoma también con un superego peligroso para ser Presidenta de
la República.
Hablar de Acción Popular es enterrarse en la
historia y en su incapacidad de medio siglo que no ha organizado un movimiento
de veraz importancia concordante con el mensaje que Belaúnde del primer
momento, enarboló la renovación y fue ejecutor de políticas no sólo de
construcción física, sino de creación del nuevo hábitat peruano. Tuvo
un aceptable primer gobierno y que no pudo hacer más, por ser gastador en obras
públicas que crearon desajustes internos en la economía fiscal y, con una
oposición de un congreso adverso conformado por apristas y odriístas que
dinamitaron sus iniciativas y dieron motivo para el golpe de los militares de
1968.
El superego de don Fernando colindó con su poca
comprensión por formar un partido organizado de centro, capaz de que
convergieran aliados de la izquierda democrática y del empresariado joven. Acción Popular fue una
oportunidad perdida de ser una elite política y de liderazgos necesarios en
este nuestro país, tan fáciles de tener ignaros y desafiantes caudillos con
clanes interesados, todos estos deben desaparecer de la política peruana.
Finalmente, queda el PPC que, con un Bedoya perdió
el tren de la historia porque no oyó el llamada inicial de Belaúnde de
convertirse en su delfín, para encabezar la continuidad democrática de la
renovación política que comenzó en los 60 y con una proyección para décadas posteriores.
También padeció Bedoya del mal del superego, terminando su ciclo “ perdió
soga y cabra”.
Tampoco él, ni el PPC han podido construir un
partido que representara el liberalismo peruano, han vivido ciegos de sus
pertenencias personales de creerse abanderados de la doctrina socialcristiana. Los del PPC no se
sinceran, ellos no son socialcristianos, en la práctica no es su ideología, además
no pegan en el pueblo y deben ser los liberales que el Perú nunca ha tenido en
el transcurso de su historia. La lucha interna es la demostración de las
ambiciones personales y de no reconocer su ideología liberal.
Espero que este artículo ayude a tomar
conciencia del momento que vivimos y asimismo crear las expectativas
necesarias, para encontrar nuevos horizontes de cambio que el Perú
requiere y sea otro el Presidente elegido de los actuales candidatos porque que
no son convenientes, para un Perú que necesita de dichos cambios y no del
modelo neoliberal extrativista, ser incondicionales de la solidadaridad, del
respeto auténtico de los derechos humanos y particularmente de los derechos
laborales y empresariales.
Atentamente,
Fernando Arce Meza
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