Terrorismo
y Comercio
Martin Almada
Alex Anfruns
24 noviembre 2015
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Por haber imaginado una sociedad más justa y solidaria, el educador
Martin Almada fue calificado por la dictadura de Stroessner como un subversivo
y un "terrorista intelectual". Al igual que miles de estudiantes, educadores,
intelectuales y luchadores sociales, fue víctima de la tortura y la represión
militar en el marco del operativo "Operación Cóndor" en Sudamérica. A
pesar de ello, Martin Almada nunca abandonó sus ideales y en 1992 fue el
descubridor del "Archivo del Terror" en Paraguay, sacando a la luz
las pruebas de una red y un sistema de represión coordinado internacionalmente
entre las dictaduras militares con el apoyo de la CIA. En ocasión del 40°
aniversario de la puesta en marcha de la "Operación Cóndor" el 25 de
noviembre de 1975, entrevistamos al Profesor Martin Almada, Premio Nobel
Alternativo de la Paz y "cazador del Cóndor", para entender el
mecanismo y las responsabilidades detrás de esa vasta operación represiva.
Gracias por concedernos esta entrevista, señor Martin Almada. A mediados
de los años 70, usted escribió una tesis doctoral "Paraguay, Educación y
Dependencia". ¿Qué planteaba en esa tesis? y ¿tenía conciencia de que
podía ser perseguido de esa forma por sus ideas?
Afirmé en la Tesis fundamentalmente dos cosas. Una, que la educación en
el Paraguay solo beneficia a la clase dominante y que estaba al servicio del
subdesarrollo y la dependencia. Me inspiré en la obra pedagógica liberadora de
Paulo Freire, un gran educador brasileño que también sufrió la persecución
política y sufrió el exilio.
En segundo lugar, denuncié lo que constituye para mí la primera
vigilancia masiva norteamericana en Paraguay a través del Plan Camelot, un
espionaje sociopolítico para medir y pronosticar las causas de las revoluciones
e insurgencias. El Proyecto elaborado por los investigadores en ciencias
sociales de la Universidad de Washington fue patrocinado por el Pentágono y la
CIA. Ese proyecto se centraba en los temas de la contra revolución y la contra
insurgencia.
Primero la USAID intentó aplicarlo en Chile, pero en agosto de 1965, el
profesor Johan Galting, un noruego contratado por la FLACSO (Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales) denunció el peligro que implicaba la
aplicación del Proyecto. Todas las Universidades chilenas se sumaron a la
campaña que obligó al gobierno de Chile a cancelar la propuesta de USAID. El
Profesor Galting posteriormente fue contratado por la Oficina de la UNESCO para
América Latina con sede en Santiago, y fue acusado por la CIA como un activista
antinorteamericano.
En aquel entonces Paraguay estaba bajo la feroz dictadura del general
Alfredo Stroessner, que brindó su apoyo al Proyecto financiado por USAID,
logrando que fuera “todo un éxito” por el año 1970 . Efectivamente, logró evitar
estallidos sociales y garantizar la "paz social" hasta que el 2
de febrero de 1989 Washington patrocinó el golpe militar que destituyó a
Alfredo Stroessner y fue reemplazado por su propio consuegro, el Zar de la
droga, general Andrés Rodríguez.
Cuarenta años después, Edward Snowden reveló en el 2013 los programas de
vigilancia mundial de la NSA, denunciando que los proveedores de servicios de
telecomunicaciones tenían órdenes por ley de enviar los registros de teléfonos
y correos electrónicos al gobierno norteamericano. Eso le costó el exilio.
Mi trabajo se limitó a Paraguay con recursos muy artesanales, pero
Snowden lo hizo utilizando la más alta tecnología y a nivel global. Dio la
casualidad que por mi lucha contra la dependencia recibí en el Parlamento Sueco
en el 2002 el Premio Nobel Alternativo y Edward Snowden también fue laureado
con ese premio en el 2014. El no pudo asistir al acto pero su padre lo
representó.
Yo tenía plena conciencia de que la ignorancia y la tortura fueron el
corazón de la dictadura paraguaya, lo que me provocaba un miedo paralizante.
Pero gracias al apoyo que recibí de mi esposa, la educadora Celestina Pérez
pude arremeter contra el infernal sistema que pretendió amurallar las
conciencias, encarcelar el pensamiento y militarizar a civiles como yo que
reclamábamos justicia y libertad.
Usted fue director de escuela, donde puso en práctica los valores de
solidaridad y cooperativismo que dio lugar a su detención por la policía
política de Stroessner. Su detención, ¿tuvo que ver con el avance de sus
proyectos de investigación social? ¿Puede hablarnos más de ellos?
El plan curricular de la educación paraguaya fue preparado por los
técnicos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que apuntaba solamente a
reproducir el sistema socioeconómico del país. Por ejemplo, las Universidades
tenían que formar a profesionales al servicio de la empresa privada y no de la
sociedad.
En el Instituto “Juan Bautista Alberdi” a mi cargo iniciamos el
cuestionamiento al sistema educativo imperante, a partir del mensaje lanzado
por la Iglesia Católica en Medellín y que se resume en estas palabras:
“La educación, en todos los niveles, debe llegar a ser creadora y ha de
anticipar el nuevo tipo de sociedad a que aspiramos en América Latina y el
Caribe"
Entre nuestros mentores ideológicos figuraban el argentino Aníbal Ponce
y el brasileño Paulo Freire. También nos inspiramos en algunos documentos
producidos por la reforma educativa del Perú, llevada a cabo bajo el gobierno
progresista del General Velasco Alvarado.
Sin embargo, el momento político no era el más propicio para una
experiencia pedagógica autogestionaria. Basta recordar que en ese mismo año el
Partido Colorado "stroessnista" a través de su brazo represor
ideológico, el Ministerio de Educación y Culto, distribuyó a todas las Escuelas
primarias y colegios secundarios el tristemente célebre “decálogo
anti-comunista” en el que se ponía en guardia a todos los educadores contra los
supuestos peligros de la ideología marxista.
Cabe destacar que la publicación paraguaya coincide en año y contenido
con la publicación hecha por el Ministerio de Cultura y Educación de Argentina
con el título de “Subversión en el ámbito educativo-Conozcamos a nuestro
enemigo" en Buenos Aires en 1977. La resolución ministerial No.538
ordenando su aplicación fue firmada por el Ministro de la Cartera, Juan José
Catalán.
A nuestro juicio esa coincidencia en año y contenido es la prueba que el
texto/proyecto fue enviado por los agentes de Washington para los países
miembros del Cóndor (Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay y
Uruguay).
Volviendo al Instituto “Juan Bautista Alberdi” con el fin de definir las
grandes orientaciones de nuestra futura acción pedagógica nos reunimos en
varias jornadas de reflexión un grupo de profesores (en su mayoría cristianos)
ligados por algunas afinidades ideológicas. Influidos también por el mensaje de
Medellín y por los acontecimientos de mayo de 1968 en Francia, pensábamos
ingenuamente que se podía cambiar la institución escolar en el interior de un
sistema político represivo y retrógado.
Decidimos llevar a cabo determinadas acciones tendientes a democratizar
nuestra enseñanza. Esto significaba en los hechos que la comunidad educativa
(estudiantes, profesores, padres de familia) participaba en la toma de
decisiones. Creamos la Comisión de Padres, un Centro de Estudiantes que
producía su boletín informativo, también promovimos un concurso en Matemáticas,
Física, Química, Filosofía, un curso de oratoria, poesía, bailes típicos
paraguayos y latinoamericanos, etc. Lo que provocó la ira del tirano.
Durante todo el tiempo que pasó en la prisión bajo aquella dictadura,
¿en qué momento usted sospechó que había una represión coordinada más allá de
su caso personal?
Mi primera sospecha nació cuando estuve preso en la Comisaria Primera,
sede de la naciente oficina de la Interpol en mayo de 1975 (seis meses antes de
la formalización de la Operación Cóndor, el 25 de noviembre de 1975 en Santiago
de Chile). Compartía nuestra celda un comisario, Mario Mancuello por el delito
de no denunciar a su hijo, estudiante universitario de la Universidad de La
Plata en Argentina. El hecho de haber integrado el centro universitario, para
Stroessner significaba haber abrazado la ideología comunista.
En Paraguay, un país en el que se practicó la más total impunidad entre
el 1954 y el 1989, las torturas se hacían a cara descubierta. Conocíamos a
todos nuestros torturadores, pero no conocíamos sus verdaderos nombres. Muchos
de ellos venían a jugar ping-pong y futbol de salón para quitarse el estrés.
Todos los días me asaltaban las inquietantes preguntas: primero, cómo se murió
mi esposa porque me dijeron que se había suicidado; y por qué me sometieron a
brutales torturas militares extranjeros de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile,
Uruguay y lógicamente también de Paraguay.
Los sábados se repetían las visitas de los torturadores, a quienes el
comisario Mancuello conocía. Le comenté que sufrí la primera tortura en manos
de un militar chileno, luego de un argentino, etc. Allí me contestó que
"estamos en las garras del Cóndor". "¿Qué eso?" -le
pregunté- "¿ese bicho que vuela?". "No" -me dijo-, "es
una asociación ilícita que crearon Pinochet y Contreras bajo el nombre de
Operación Cóndor, para delinquir impunemente en la región". "Para
entender ese entramado" -me dijo- "hay que leer la Revista policial
del Paraguay", donde encontraría informaciones sobre la "Operación
Cóndor".
Agregó que "el coronel chileno se llama Jorge Oteiza López, del
Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Aéreas de Chile", y que el
argentino que me torturó fue el comisario Héctor García Rey, Jefe de Policía de
Córdoba, Argentina. Luego ese fue el policía preferido por el entonces
Presidente Carlos Menem. Registré en mi “chip” mental la valiosa información.
Luego, castigado, fui enviado al "Sepulcro de los vivos", la
Comisaria Tercera de Alta Seguridad donde estaban todos los miembros del comité
central del Partido Comunista Paraguayo. En la celda contigua encontré a un
preso político argentino, el abogado Amílcar Latino Santucho, quien me comentó
que cayó preso junto con un sociólogo chileno, el dirigente del MIR Jorge
Fuentes Alarcón. Finalmente, en septiembre de 1976, fui a parar al Campo de
Concentración de Emboscada donde la médica paraguaya de padres alemanes, Gladys
M.de Sannemann, me dijo que "somos víctimas del Cóndor".
Qué ha permitido hasta hoy la apertura de esos Archivos del Terror?
A la luz de este histórico descubrimiento hemos tomado conciencia de que
la sociedad civil sudamericana confió demasiado en sus Fuerzas Públicas.
Aquellos Ejércitos y policías no fueron obedientes a la Constitución, sino que
más bien obedecieron las órdenes de Washington. El hecho de que aquellas
fuerzas militares y policiales fueran formadas en la Escuela de las Américas,
en la zona del Canal de Panamá, un centro de EEUU especializado en represión de
la subversión y en la enseñanza de la tortura como instrumento de práctica
normal y cotidiana, explica su comportamiento. Esas fuerzas fueron más tarde componentes
fundamentales del Terrorismo de Estado aplicado en nuestros países
latinoamericanos. Fueron ejecutores de crímenes de lesa humanidad y cometieron
genocidios contra pueblos originarios en varios territorios americanos.
Llevaron a cabo la Operación Cóndor para favorecer la aplicación de
modelos económicos neoliberales favorables a multinacionales y generadores de
hambre. Y para ello utilizaron el exterminio, la tortura y el exilio de sus
enemigos civiles y religiosos, preferentemente intelectuales y líderes jóvenes.
Consecuencia de ello es que hoy se advierte esa carencia de líderes de fuertes
convicciones morales para luchar contra la política de austeridad impuesta por
el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
También hemos tomado conciencia de que nosotros no hicimos ni un solo
curso para ser torturados, mientras que nuestros verdugos, sobre todo con el
apoyo de USAID, aprendieron las técnicas más sofisticadas para atacar las
partes más sensibles del cuerpo. Hemos encontrado documentos sobre Técnicas de
torturas, como mantener vivos a los torturados.
Desde entonces, ¿han podido abrirse procesos judiciales en su pais
contra los responsables de aquellos crímenes?
El 25 de mayo de 1989 promoví la querella criminal contra Stroessner,
sus cómplices y encubridores por la muerte de mi esposa, mi detención y
tortura. Hasta la fecha la justicia no se pronuncia. El Juez de la causa dijo
que la tortura no estaba tipificada como delito en el Código Penal de la
dictadura. Según fuentes oficiales, la mayoría de los torturadores fueron
procesados y condenados a la pena máxima, pero eso concierne a oficiales y
suboficiales de la Policía, mientras que el Cóndor fue una operación
eminentemente militar. El 3 de febrero de 1989 Stroessner fue desalojado del poder,
y los militares y civiles que le sucedieron en el poder han perpetuado la
Impunidad hasta la fecha.
Según usted, ¿qué papel tuvieron los Estados Unidos en la Operación
Cóndor y la coordinación del terrorismo de estado?
En síntesis, la Operación Cóndor funcionó sobre tres pilares. El primero
fue Henry Kissinger, entonces Secretario de Estado norteamericano, cerebro
intelectual del mal que asoló la región y que facilitó los recursos económicos
y armamentos más apropiados, supuestamente para salvar la civilización
occidental y cristiana de las garras del comunismo ateo y apátrida.
Prácticamente, podemos decir que Kissinger lanzó una bomba atómica sobre el
Cono Sur de América Latina, dejando más de 100.000 víctimas fatales entre 1975
y 1989 así como ocurrió en Japón durante la segunda guerra mundial, cuando el
Presidente Truman ordenó el bombardeo atómico contra las poblaciones civiles
inocentes de Nagasaki e Hiroshima con más de 100.000 muertes.
El segundo pilar fue Augusto Pinochet, Presidente de facto de Chile, que
tenia que limpiar el aparato de estado, la sociedad civil y política de
comunistas, inspirado en el modelo aplicado por Interpol. Y el tercer
pilar fue Hugo Banzer, Presidente de facto de Bolivia, de perfil bajo, ya que
en la división del trabajo criminal se encargó principalmente de “limpiar” la
iglesia católica de sus religiosos de izquierda comprometidos con la Teología
de la Liberación. Metodología aplicada luego en toda la región.
Recientemente el Papa Francisco le ha recibido a su demanda, para
solicitarle formalmente la apertura de los Archivos secretos del Vaticano. ¿Qué
importancia tienen esos archivos?
Principalmente que la Iglesia se abra a la sociedad, puesto que sabemos
que numerosos documentos de denuncia e informaciones habrían sido enviados de
distintas personas hacia las autoridades vaticanas. Son informaciones y
solicitudes sobre la trágica situación de nuestros países por aquellos años del
Terrorismo de Estado, así como del centenar de ciudadanos/as paraguayos/as
detenidos desaparecidos en la Argentina y en el Cono Sur.
Con 85 kilómetros de anaqueles, se trata de una memoria del mundo
bastante completa. Los Archivos del Vaticano reflejan la vida de la Iglesia y
el acontecer del mundo de los últimos veintiún siglos, convirtiéndose en una de
la fuentes de conocimiento más vastas y seguras de nuestros días, de indudable
utilidad para reclamar justicia. También esta apertura posibilitará la consulta
de los investigadores sociales, y por todo ello sugerimos que la UNESCO lo
declare Memoria del Mundo.
Hemos apreciado su compromiso con los Derechos Humanos al remitir el año
pasado al Juzgado de La Provincia de la Rioja, Argentina, los documentos del
Vaticano referidos al asesinato del Mons. Enrique Angelelli y otros, que dieron
lugar a la condena perpetua de los militares genocidas de la época de la
vigencia de ese Pacto Criminal exclusivamente militar.
El 30 de septiembre del 2015 en la sede del Vaticano me despedí del
Santo Padre Francisco en la convicción que “No hay nada encubierto que no
llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a descubrirse” (Mateo, 27).
Usted ha indicado que la Operación Cóndor fue solo un aspecto del terror
de las dictaduras, y que el otro fue la implantación simultánea del modelo
neoliberal. Actualmente se cumplen 10 años del No al Alca. ¿Qué riesgos
plantean según usted los tratados de libre comercio con Estados Unidos y la
presencia de decenas de bases militares en la América Latina del siglo XXI?
Sabemos muy bien por experiencia propia que el capital extranjero no
viene al país para promover el desarrollo, sino para sojuzgarnos y
transformarnos en una mera factoría dependiente. Así el imperio nos propuso la
creación del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) en la que no habría
para los países dependientes socios, sino patrones, sobre todo de empresas
multinacionales.
Según Héctor Vega, destacado intelectual chileno, en su interesante obra
sobre la “Integración económica y globalidad”* el 10 y 11 de diciembre de 1994
se celebró la llamada Cumbre de las Américas en Miami con la presencia de 33
mandatarios en la que se propuso la creación de un solo mercado en el
continente americano en el horizonte del 2005, abarcando desde Alaska hasta la
Tierra del Fuego en Argentina.
La retórica integracionista relativa a los derechos humanos, democracia
y defensa del medio ambiente no era realmente motivo de preocupación del ALCA,
sino solo el aspecto comercial apuntando hacia una nueva colonización. Una nueva
era de conquista a través del neoliberalismo salvaje y criminal. Nos plantea un
mundo donde los inversores especulan con todo.
Como prevenía Ignacio Ramonet: ”El desarme del poder financiero debe
convertirse en un objetivo de interés cívico de primera magnitud, si se quiere
evitar que el mundo del próximo siglo se transforme en una jungla donde los
depredadores impongan su ley”.**
Para la implantación del neoliberalismo, los Estados Unidos tuvieron que
recurrir a una enérgica intervención militar en los países del Cono Sur, que
dio como resultado un retroceso del movimiento obrero, en el que se impuso una
era de Terrorismo de Estado, la destrucción de los espacios de participación
democrática, la destrucción física de los militantes y líderes de los movimientos
sociales. El Imperio ha hecho posible un modelo de "democracia
restringida" en Chile, Brasil y Paraguay.
Ahora, con el triunfo de la derecha en las elecciones de Argentina,
mediante una feroz guerra mediática, se pone en peligro otra vez el avance de
la integración regional. Para asegurar el control del patio trasero, el imperio
sigue recibiendo a militares para aprender técnicas en tortura en la Escuela de
las Américas, instalada hoy en el Fuerte Benning, Estado de Georgia. Hay más de
100 bases militares que rodean a Brasil, Argentina, Bolivia, etc. Chile no solo
envía a sus militares a los cursos del terrorismo de Estado, sino que también
instala una base militar en Concon, en el corazón del país.
Por eso urge la imperiosa necesidad de globalizar las luchas contra la
Impunidad del Terrorismo de Estado. El capital depredador se globalizó en estos
últimos años. Ahora nos toca a nosotros globalizar nuestras convicciones por
una ciudadanía activa, una auténtica democracia adecuada a nuestras realidades,
sobre todo a vivir solidariamente para impedir que resucite la moribunda ALCA.
Referencias:
(*) Obra
publicada en Ediciones Tierra mia. Santiago de Chile 2001.
(**)
Articulo "Desarmar los mercados", Le Monde diplomatique, 2003,
edición chilena.
Léase también la tesis del Profesor Martin Almada, Paraguay, Educación y
Dependencia, Asunción, Paraguay, 2012.
de: Michel Collon - Investig'Action <no-reply@investigaction.info>
responder a: no-reply@investigaction.info
para: (…)
fecha: 24 de noviembre de 2015, 10:18
asunto Del Plan Cóndor al
ALCA: globalización y terrorismo de estado (24.11.15)
Ref 101499
enviado por: investigaction.info
firmado por: investigaction.info
-.o0o.-
COLECTIVO PERÚ INTEGRAL
2 de diciembre de 2015
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