Medio siglo
de gloria histórica del chalaco guerrillero
Escribe:
Milcíades Ruiz
El próximo 3
de septiembre, se cumplen cincuenta años de la muerte, del guerrillero del
Ejército de Liberación Nacional- ELN, de Perú y Bolivia, Restituto José Cabrera
Flores - “Negro”, uno de los combatientes de la gesta guerrillera continental
del heroico comandante Ernesto “Che” Guevara, ocurrida en la selva de Bolivia
en 1967. Sucedió tras la emboscada a la que fue conducida la retaguardia de la
columna guerrillera por un campesino boliviano que los traicionó, obligado por
la tropa enemiga.
En la foto,
de izquierda a derecha:
Lucio Galván
(Eustaquio), R. José Cabrera (Negro), Juan P. Chang (Francisco) junto al Che en
el campamento de Ñancahuazú
Dicha
emboscada ocurrió el día 31 de agosto de 1967 cuando los guerrilleros
atravesaban las aguas del Río Grande por el vado de Puerto Mauricio. Sobrevivió
al fuego cruzado de la emboscada y escapó por el monte tratando de ir en busca
del Che. Estaba solo, desarmado y sin provisiones, pero al tercer día tropezó
con la tropa enemiga que no obstante estar indefenso lo acribilló abriendo
fuego al creer que estaba con el grueso de la guerrilla.
Al
conmemorar su trágica muerte formando parte de un proyecto revolucionario
continental que pasará a la historia como hecho histórico precursor de la nueva
sociedad socialista, es necesario hacer una reseña de su vida ejemplar, que enorgullece a los
peruanos que compartimos sus ideales, esperando que algún día tendrá el
reconocimiento que merece como héroe revolucionario de nuestro tiempo y su
nombre quede perennizado en la designación de las entidades médicas, monumentos
y placas recordatorias.
El compañero
Cabrera nació en el Callao el 27 de junio de 1931 en el seno de una familia de
barrio. La rebelión revolucionaria del Partido Aprista Peruano en 1932 y sus
ideales trasuntó su juventud y su proclividad izquierdista. Al igual que
nuestro compañero cusqueño Darío Acurio, en la misma época, viajó a Argentina
para estudiar medicina. Al graduarse, se quedó allí brindando sus servicios en
algunos pueblos del interior cuando la naciente Revolución Cubana y el Che
generaban gran admiración.
No obstante
haber conformado ya un hogar con una dama argentina y tener una hija pequeña,
su compromiso político pudo más y viajó con ellos para apoyar directamente a la
Revolución Cubana. Empezó trabajando en un hospital de Santiago, contribuyendo
a su mejoramiento, alternando como brigadista en la campaña de alfabetización.
En su memoria, el hospital “Saturnino Lora” le ha erigido un busto
recordatorio.
En 1965 se
encontraba residiendo en La Habana, participando en el trabajo voluntario de
corte de caña para lograr el record de producción como lo hacía el Che cuando
era ministro de Estado. Con motivo de la Conferencia Tricontinental realizada
en La Habana en Enero de 1966 con la participación de los líderes
revolucionarios alzados en armas en Asia, África y América Latina, pudo
contactarse con Juan Pablo Chang que en representación del ELN acudió a este
histórico encuentro.
Después del
corte de caña con otros peruanos, los invitó a su domicilio para disfrutar una
comida típica de Cuba, el “Arroz Congrí”, prolongándose la velada con guitarra
y ron, a la par que cantaban alborozados las clásicas zambas que popularizaron
Atahualpa Yupanqui, Los Chalchaleros y Mercedes Sosa, que la esposa del Negro
sabía bailarlas. Su niña ya tenía siete años. Chang le informó sobre el ELN y
el entrenamiento de combatientes para integrase a la guerrilla de Ayacucho en
Perú. Cabrera quiso ser parte del proyecto y se propuso tomar las armas
solicitando preparación.
El Che había
coordinado con Chang para integrarse a la guerrilla “Javier Heraud” que operaba
en Ayacucho en esa época. Por situaciones que ya he relatado en otros artículos
(https://republicaequitativa.wordpress.com/) los
planes cambiaron y el Che optó por abrir el foco guerrillero en Ñancahuazú. Tal
como anotó el Che en su diario de campaña, Cabrera llegó en marzo de 1967 al
campamento inicial, en compañía del Chino Chang, del intelectual francés Regis
Debray, el guerrillero huancaíno Lucio E. Galván Hidalgo (Eustaquio), Haidée
Támara Bunke (Tania) y otros más.
El momento
era tenso por la movilización policial que empezaba sus investigaciones por
tierra y aire. En el relato de José Castillo Chávez (Paco) uno de sus
compañeros, consignado por el investigador cubano Froylán Gonzáles, se lee:
“Negro se
preocupaba por la salud de Joaquín (Jefe de la Retaguardia), de Alejandro y de
Tania, le cuidaba las heridas y llagas que las “nigüas” (parásitos) le habían
ocasionado. Negro y Tania se llevaban muy bien y conversaban mucho. Tania lo
elogiaba como una persona muy amable…
“Negro
conversaba mucho con Alejandro, de muchos temas, los dos eran personas muy
preparadas, inteligentes y cultas, Alejandro le hablaba de historia, de su
familia, sus acciones revolucionarias. Negro hablaba de su familia,
especialmente de su padre, que fue policía y por nada lo asesinan en Perú, por
luchar contra el contrabando y la delincuencia, tuvo que emigrar a la
Argentina…
“La
fortaleza física del Negro era enorme, nunca se cansaba, se parecía un poco a
Braulio, estaba entre los mejores caminadores. Ayudaba a sus compañeros, buen
carácter, nunca se enojaba, muy bondadoso. Yo pienso que era uno de los mejores
guerrilleros, trataba bien a todos, todos lo respectaban mucho. Un día dijo que
su formación comunista la había adquirido en Argentina y su desarrollo político
con los compañeros de un hospital de Santiago de Cuba donde trabajó. Era
cardiólogo. Nunca escuché comentarios adversos contra él”.
El día que cayó fulminado por las balas enemigas, vestía su uniforme
verde oliva. Su cadáver fue evacuado y expuesto al
público para luego ser enterrado en secreto en las proximidades del hospital de
Chorety. El 2 de marzo del 2000, el equipo forense multidisciplinario
cubano encontró sus restos en las cercanías del cuartel de Choreti, en la
ciudad de Camiri, siendo trasladados a Cuba y el 8 de octubre de ese año
depositado en el Complejo Escultórico Ernesto Che Guevara de la ciudad de Santa
Clara.
En este gran mausoleo histórico se encuentran los restos de los otros
combatientes peruanos junto con los del Che y compañeros cubanos que como el
Negro entregaron su vida por la noble causa de cambiar el sistema que oprime a
la humanidad e instaurar la nueva sociedad de nuestros ideales. Ojalá que este
sacrificio heroico de Restituto José Cabrera Flores, no quede en el olvido, ni
en el gremio médico, ni en las promociones estudiantiles, ni en las nuevas
generaciones de su barrio ni en el sentir de los revolucionarios del Perú, de
Latinoamérica y del mundo.
¿Y
ustedes qué dicen?
Agosto
2017
Otra información en https://republicaequitativa.wordpress.com/
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