Entrevista a Guillermo Almeyra, editorialista internacional de La
Jornada (México)
03-08-2017
M.H.: Me
llama poderosamente la atención la caída de la popularidad de casi 10 puntos, a
tres meses de haber asumido su gobierno, del Presidente Macron. ¿A qué se debe?
G.A.: Es que como dice el dicho “desataron el paquete y
vieron lo que había adentro”, por un lado, el sector más popular, los
jubilados, la gente que tiene ingresos fijos, pequeños empleados a quienes les
quita parte de la subvención al alquiler, por otro lado, las terribles amenazas
de la posible modificación de la Ley del trabajo para romper la negociación por
rama, hacer la negociación por empresa, rebajar salarios, empeorar las
condiciones de trabajo; todo eso se empezó a saber. No se puede hablar en
nombre de los banqueros y al mismo tiempo beneficiar a las clases medias o
bajas.
M.H.: También tuvo un conflicto con el Jefe del
Ejército.
G.A.: Sí. El Ejército entró en deliberación, nombró un
tipo totalmente apolítico, de carrera militar, siervo, y al anterior lo
despidieron con aplausos. El Ejército entró en deliberación, y eso equivale a
un Ejército que discute cada una de las medidas, no solamente las generales
como el caso presupuestario, también las medidas tácticas, si van a África, si
no, si conviene estar en Siria o no; van a empezar a discutir todo eso.
Por el lado de los notables les pide cosas
importantes, por ejemplo, las municipalidades tendrían que abandonar un
impuesto, el impuesto a la vivienda, que les da el 37% de sus ingresos. No
pudieron hacer nada y en consecuencia se niegan a pagar. Tienen problemas en
todos los frentes. Una cosa es planear en un escritorio como un mánager y otra
cosa es ver la realidad.
M.H.: En el Clarín de hoy señalan que los líderes
de Libia acuerdan una tregua con el auspicio de Macron a quien le dan el título
del Presidente “jupiteriano”.
G.A.: En un artículo lo llamo “aprendiz de Napoleón IV”.
Macron quiere hacer lo mismo, concentrar todos los poderes y tiene una política
decisionista y no discute con nadie, ni con sus ministros. El resultado es que
choca con todos, con diversos ministros, con el Ejército, que no puede tolerar
que declare por su cuenta, sin consultar a nadie, que la amistad con EE UU es
eterna, porque eso significaría que los norteamericanos se quedarían con todas
las colonias francesas de donde están intentando sacar a los franceses. Eso al
Ejército no le conviene, entre otras cosas, porque ser enviado a una ex colonia
significa que les dupliquen el sueldo. Así que un oficial en Francia gana la
mitad de lo que gana en Chad o Mali.
M.H.: El próximo domingo se va a producir en
Venezuela la elección a Constituyente y me gustaría escuchar una reflexión
sobre la situación que está atravesando ese país y la convocatoria para el
próximo domingo.
G.A.: La situación en Venezuela es gravísima. El
Nacional que es abiertamente golpista titula: “48 horas decisivas” porque
han declarado un paro de 48 horas antes de la elección a la Asamblea
Constituyente para dificultar la realización de la votación. Seguramente va a
haber atentados y problemas el mismo día de la instalación de las mesas.
En principio la oposición sigue con su política
golpista y este paro busca parar el transporte en Caracas al menos y desconocer
la Constituyente. Ahora bien, una Constitución que representa a la mitad de la
población y menos de la mitad del electorado, tendrá legalidad pero no tiene
legitimidad, no es reconocida ni resuelve nada. Una Constitución vale lo que
vale el cañón que la respalda, es decir la relación de fuerzas y hay que
cambiar esa relación de fuerzas en Venezuela, para eso hay que tomar medidas
muchísimo más duras de las que tomó Maduro.
Maduro habla de impedir el carácter rentista de
Venezuela, pero Venezuela es rentista porque depende de la exportación de
petróleo y de materias primas y, al mismo tiempo, aumenta el rentismo con las
concesiones mineras y petroleras enormes en el Orinoco. Está bien que en estos
momentos el petróleo venezolano aumentó U$S 4 y entonces se ubica un poco por
encima del cálculo del presupuesto de Venezuela y eso le da un poquito de
oxígeno, pero no mucho porque es evidente que todo depende de la cantidad de
petróleo que quieran sacar, no pueden hacer un acuerdo con los americanos de
miles de millones de dólares para sacar el petróleo del Orinoco y al mismo
tiempo pretender que se mantenga el precio del petróleo en el mercado mundial,
porque si cae más petróleo en el mercado mundial va a bajar el precio.
La situación en Venezuela es muy inestable, una
Constitución no va a solucionar nada porque no es reconocida por la mitad de la
gente. Por el contrario, lo que habría que hacer es tomar medidas serias, por
empezar con los que acaparan, pero se le ha dado todo el control a la Policía y
al Ejército. El abastecimiento, la compra de los alimentos y la distribución
teóricamente están en manos de las Fuerzas Armadas, eso permite un negocio pero
no asegura una distribución equitativa, sobre todo si hay relaciones entre los
altos oficiales y sectores capitalistas. Al mismo tiempo no se ha tocado
ninguno de los intereses de la llamada boliburguesía, sobre todo el de la
especulación del precio del dólar.
No hay medidas reales contra el capitalismo y
Maduro se defiende del golpe con medios burocráticos y represivos, legítimos,
porque todavía es el Presidente, pero no populares y no se va a parar el golpe
si no se le corta la cabeza a la hidra que esta preparándolo. Eso no se hace
combinando una debilidad política grande. Por ejemplo, a Leopoldo López lo
condena a 14 años por crímenes reales, después le dan libertad domiciliaria y
el tipo está perfecto. Cada uno decide lo que le pasa por la cabeza y así no se
organiza una política nacional.
Hay un grave problema en Venezuela, el golpe la
haría retroceder casi un siglo, pero Maduro no es ninguna solución. La derecha
está dividida, hay sectores que quieren imponer con la ayuda de un sector
militar un gobierno de unidad nacional, es decir, un gobierno de la derecha
dirigido por EE UU con un sector de militares encargados de la represión. El
otro sector quiere derribar a Maduro y hacer tabla rasa de todo. Predominan los
primeros. El paro es más bien para obtener un gobierno de unidad nacional.
Evidentemente la mayoría de los trabajadores, no del conjunto de la población,
sino la mayoría de los trabajadores está defendiendo al gobierno, porque hay
que defenderlo; detrás de la oposición está la derecha. Pero no están nada
satisfechos con el gobierno, con sus medidas y tiende a desgastarse cada vez
más.
Hoy va a haber una nueva manifestación
gubernamental justo cuando la derecha va a tratar de crear problemas con el
paro, busca el desgaste, inclinar para su parte a un sector de las FF AA y si
la cosa sigue así, en unos meses podría conseguirlo porque el país se cae a
pedazos, ya tiene una inflación que dentro de poco va a superar el 1.000 %. No
se puede vivir con esa inflación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario