28-08-2017
La
educación no ha sido indiferente estas últimas semanas para nadie, como pocas
veces suele ocurrir, la agenda política y social se ha reducido a la ya
histórica movilización magisterial iniciada por sus bases regionales. Más de
200 mil maestros y maestras en todo el país rompieron esa letanía en que
andaban envueltos, en cierta parte, por una clase sindical enquistada en una
pobre actitud para defender los intereses del magisterio; pero en gran medida
por esa inercia que nos esta afectando a todos, tras 27 años de un modelo
económico neoliberal que ha venido destruyendo la incipiente conquista de
derechos que intentábamos construir.
Al igual que la mayoría he crecido en medio de una
mentira ineludible, que se resumen en frases como: “si quieres darle a tus
hijos una “buena” educación, tendrás que pensar en un colegio privado” o “si
quieres salir “buen” profesional tendrás que pensar en una universidad privada”.
Esas frases en algún momento fueron construidas desde arriba, e irradiadas de
ese centro autoritario (Lima gobierno) a la periferia (“provincias”
gobernadas), amplificados por medios de comunicación al servicio de intereses
patrimonialistas, terminaron por privatizar mi educación. Después de eso lo más
previsible es ser una caja de resonancias que repite la misma historia; pero
¿cómo se sembró esa falacia en nuestro imaginario?
Gran parte de la respuesta está en los noventa, nos
habían dejado un Estado quebrado por la ineptitud de un gobierno aprista, estas
fueron las condiciones necesarias para aplicar cualquier doctrina que diera un shock
a ese Estado en ruinas. Es entonces que se instaló la máxima, de que lo privado
es intrínsecamente mejor que lo público y el Estado debe reducirse a su mínima
expresión, lo suficiente para promover iniciativas privadas. A mediados de los
noventa el sector público atendía al 85% de matrículas; en el 2011 la cobertura
se invierte y el 68% asiste a un colegio privado [1] . Lima metropolitana hoy
posee un tercio de la población nacional y tiene más de 6 mil colegios privados
y no llega a dos mil colegios públicos [2] ; su educación está mayoritariamente
privatizada, siendo una primera señal de por qué ésta histórica movilización
nació en las bases regionales y por qué se vio tan poca solidaridad desde Lima
hacia la educación pública.
El Estado en los noventa fue el
principal detractor de la educación pública, tratando por diferentes medios de
deshacerse de su carga presupuestal; mientras paralelamente promocionaba la
inversión privada, con normas como el Decreto Legislativo 882, Ley de Promoción
de la Inversión en la Educación de 1996; norma que dio inicio a la
mercantilización de la educación. Los sucesivos gobiernos se encargaron de
mantener esas políticas o agravarlas; con recortes al gasto público en muchos
casos condicionados por instituciones financieras como el FMI o el Banco
Mundial, que incorporaron criterios formativos acordes a las necesidades
productivas de las empresas privadas, promoviendo por ejemplo la educación
técnica para responder las necesidades del mercado que precisa de mano de obra
barata. Hasta llegar a la actual situación, en que la educación está bajo el
control de manos privadas, que mayoritariamente la consideran como un negocio
que debe regirse y evaluarse bajo normas del mercado como la eficiencia,
competitividad o rentabilidad; he ahí una de las razones principales por qué no
funciona la evaluación de desempeño.
Tras casi tres décadas de ensayar
la misma fórmula y bajo evidencias que cada año nos muestran estar en la cola respecto
a la calidad educativa mundial, hoy podemos decir que el modelo neoliberal de
educación privatizada ha fracasado en el Perú. La mística y acción del
movimiento regional del magisterio, nos ha obligado a detenernos y nos ha
devuelto un viejo sueño que estaba siendo arrebatado: la posibilidad de
aspirar a una educación pública, gratuita y de calidad, un derecho humano,
que no es solo para ciudadanos de escasos recursos, sino para todos aquellos
que respetemos el valor de educar, entendido esto como los valores que
promueve la educación como la democracia, la solidaridad, la justicia y que
además refiere a la valentía de ciudadanos y ciudadanas dispuestas a
preservarla y salir en su defensa.
Notas:
[1] Ver en Consejo Nacional de
Educación: http://www.cne.gob.pe/index.php/Jos%C3%A9-Rivero-Herrera/la-agonia-de-la-escuela-publica.html
[2] Ver en La República: http://larepublica.pe/21-07-2014/lima-tiene-mas-de-6-mil-colegios-privados-y-cerca-de-2-mil-centros-publicos-segun-mapcity
Luis Hallazi es abogado y politólogo, investigador
en Derechos Humanos y en mecanismos para el ejercicio de un Derecho
Transformador.
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