The Next Recession
19-08-2015
La productividad del trabajo es un componente
importante de la tasa de crecimiento del PIB real. Lo que le ocurra a la
productividad (producción por trabajador o producción por trabajador y hora) es
importante para las economías capitalistas maduras porque el crecimiento real
del PIB puede considerarse a partir de dos componentes: el crecimiento de la
productividad y crecimiento del empleo. El primero muestra el cambio en la
creación de nuevo valor por trabajador empleado y el segundo muestra el número
de nuevos trabajadores empleados.
En las
economías maduras, el crecimiento del empleo se ha desacelerado durante
décadas. Así que es necesario un crecimiento más rápido de la productividad
para compensarlo. En términos marxistas, eso significa que la desaceleración
del crecimiento en valor absoluto (y plusvalía) debe ser reemplazado por un
crecimiento más rápido en nuevo valor relativo (o plusvalía). [Véase mi nota
al respecto].
En el primer
trimestre de 2015, la productividad en Estados Unidos cayó a una tasa anual de
3,1%. En todo 2014, la productividad creció un modesto 0,7%, incluso menos que
el aumento de la productividad del 0,9% en 2013. De 1995 a 2000, la
productividad de Estados Unidos creció a tasas anuales promedio de 2.8%, lo que
refleja, en parte, el impulso que dio a la economía el boom del internet. Pero
desde el año 2000, la productividad se ha desacelerado a tasas anuales del
2.1%.
La
desaceleración de la productividad afecta a todas las principales economías. El
Conference Board de Estados Unidos, que sigue cuidadosamente el
crecimiento de la productividad, encontró que el crecimiento de la
productividad laboral global, medida como la variación media de la producción
(PIB) por persona empleada, se mantuvo estancado en el 2,1% en 2014, y no dio
señas de recuperarse hasta su promedio anterior a la crisis del 2,6%
(1999-2006).
El Conference
Board estima que la falta de mejora en el crecimiento global de la
productividad en 2014 se debe a varios factores, entre ellos un debilitamiento
dramático del crecimiento de la productividad en los EE.UU. y Japón, una
desaceleración de la productividad a largo plazo en China, un colapso casi
total de la productividad en América Latina, y un debilitamiento sustancial en
Rusia.
La
productividad del trabajo en las economías capitalistas maduras creció sólo un
0,6% en 2014, ligeramente por debajo de 2013, que fue del 0,8%. El crecimiento
de la productividad en los EE.UU. se redujo del 1,2% en 2013 hasta el 0,7%
citado anteriormente en 2014, mientras que la de Japón cayó desde un ya débil
1% a un crecimiento negativo del -0,6%. La zona euro registró un pequeño
aumento de la productividad: de 0,2% en 2013 a 0,3% en 2014.
Para 2015,
se prevé un debilitamiento mayor de la productividad, hasta el 2%, continuando
una tendencia a la baja a largo plazo que comenzó alrededor de 2005. A pesar de
una pequeña mejora en el crecimiento de la productividad en las economías
maduras (hasta el 0,8% en 2015 desde el 0,6% en 2014), se espera que las
economías emergentes y en desarrollo sufran una desaceleración bastante grande
del crecimiento de su productividad, del 3,4% en 2014 al 2,9% en 2015. La
disminución es principalmente un reflejo de la continua caída en el crecimiento
y la productividad en China, pero también incluye la tasa de crecimiento
negativo de la productividad brasileña y rusa
En los
EE.UU., el ECRI, un organismo de investigación económica, argumenta que: "Con
el crecimiento de la productividad y del potencial de crecimiento de la fuerza
de trabajo situándose en una media del ½% anual, la tendencia del crecimiento
real del PIB está convergiendo en un 1% anual".
El ECRI
continúa: "Las recuperaciones se han ido debilitando debido a la
disminución del crecimiento de la producción por hora (es decir, de la
productividad), en el crecimiento de las horas trabajadas, o ambos. Tomados en
conjunto, suman el crecimiento del PIB real. Es sólo simples matemáticas ...
.Así que, a menos que haya una buena razón para creer que el crecimiento de la
productividad revivirá, el crecimiento tendencial del PIB podría muy
posiblemente estancarse más o menos en un 1% en los próximos años. Si es así,
la desaceleración del crecimiento podría empujar muy fácilmente el crecimiento
por debajo de cero, dejando muy poco margen de error. ¿Está preparada la Fed?"
Lo que las
cifras de crecimiento de la productividad muestran es que la capacidad del
capitalismo (o al menos de las economías capitalistas avanzadas) para generar
mayor productividad está disminuyendo. Por lo que los capitalistas han
exprimido la proporción de valor nuevo que va a los trabajadores y ha elevado
para compensar la parte correspondiente a los beneficios. Pero por encima de
todo, han hecho recortes en la tasa de acumulación de capital en la
"economía real", tratando cada vez más de obtener beneficios extra en
la especulación financiera e inmobiliaria. Basta mirar el crecimiento en el
stock de capital acumulado en las economías capitalistas avanzadas. Es una
forma de medir el nivel de la inversión productiva: está a punto de
paralizarse.
Tomemos al
Reino Unido como ejemplo. La producción económica real británica es sólo un 3%
mayor que a principios de 2008. Sin embargo, el factor trabajo (horas
trabajadas ajustadas con la formación y la experiencia) ha aumentado un 11% y
el valor real del stock de capital neto del Reino Unido ha crecido sólo un 6%.
Así que la productividad subyacente ha caído en los últimos siete años.
Un artículo
reciente del Instituto Nacional de Investigación Económica y Social (NIESR)
sugiere que la caída de la productividad del Reino Unido puede deberse a la
debilidad generalizada de la TFP (productividad total de los factores) en las
empresas. Y la causa parece ser que las empresas británicas prefieren emplear
mano de obra barata y temporal, en lugar de invertir en formación para aumentar
la capacitación de los trabajadores y utilizar nuevas tecnologías. Esto nos
remonta al argumento del 'lavado de coches a mano', es decir una situación en
la que la mano de obra es tan barata que las empresas no tienen que invertir en
equipos. Por el contrario, las empresas nuevas y las existentes simplemente encuentran
formas de sacar provecho de la oferta de mano de obra barata existente.
De hecho, un
reciente informe del FMI concluye que el mercado de trabajo
"desregularizado" (contratos a tiempo parcial, contratos de cero
horas, y un empleo temporal de fácil contratación y despido), resultado de la
aplicación de las políticas neoliberales en las últimas décadas, puede que haya
aumentado los beneficios, pero no ha hecho nada para mejorar la productividad e
incluso podría haberla empeorado.
Está
teniendo lugar un importante debate en la Reserva Federal de Estados Unidos
sobre las razones de esta desaceleración. John Fernald, economista del Banco de
la Reserva Federal de San Francisco, ha argumentado que la desaceleración se
inició antes de la crisis financiera y está relacionada con el fin
del impulso proporcionado por la tecnología de la información de los años 1990.
David Wilcox, director de investigación y estadísticas de la Junta de la
Reserva Federal, discutió con sus colegas en un documento de 2013 que la desaceleración está causada
por la recesión de 2007-2009 y la caída en la creación de nuevas empresas y de
la inversión para mejorar la productividad de las empresas.
El argumento
de Wilcox es el más esperanzador. Si la desaceleración de la productividad está
asociada con la recesión, entonces probablemente sus efectos desaparecerán con
el tiempo y el crecimiento puede volver a una senda más rápida sin causar
inflación. El de Fernald es preocupante. Si la productividad se encontraba ya
en una tendencia descendente antes de la crisis, los estadounidenses pueden
estar en una situación económica propensa a toda una serie de decepciones en un
futuro previsible.
Pero algunos
economistas ortodoxos han defendido lo contrario, que el crecimiento de la
productividad no está siendo medida adecuadamente. El crecimiento de la
inversión de capital no está disminuyendo de verdad en las principales
economías. Gran parte de la desaceleración visible sólo refleja unos precios
relativos más bajos de los bienes de inversión en comparación con los bienes y
servicios de consumo.
En los
EE.UU., en las últimas dos décadas, los precios de los equipos han aumentado
mucho menos que el deflactor del PIB. Cuando se corrige este efecto de los
precios, la caída de la inversión no inmobiliaria y del PIB de los Estados
Unidos es mucho menos pronunciada. El fenómeno es aún más notable en la
inversión en tecnología de la información (TI). Si los precios hubiesen
aumentado al mismo ritmo que los precios en general, la inversión en TI sería
ahora casi un 1,2% del PIB superior a la registrada, situando inversión total
en los Estados Unidos cerca del 20% del PIB, niveles que se alcanzaron en la
década de 1990.
Así va el
debate; es suficiente con mirar alrededor para ver que los avances tecnológicos
están haciendo la vida más fácil y más rápida; y dentro de las empresas, se
están aplicando tecnologías innovadoras que mejoran la productividad a un ritmo
acelerado. La era de la inteligencia artificial se acerca rápidamente. Y es
este tipo de inversión es precisamente barata y requiere un umbral bajo para
conseguir una mayor productividad.
Durante los
últimos 20 años, la inversión de capital ha estado orientada cada vez más a la
alta tecnología, I + D y equipos que ahorren costes y en menor medida en
"estructuras", es decir, inversiones a largo plazo en plantas y
oficinas. En 1995, la I + D represento el 23% de la inversión empresarial en
los Estados Unidos y en estructuras fue el 21%. Ahora la proporción en I + D es
del 31% y la de las inversiones en estructuras no se ha modificado.
A la
economía neoclásica le gusta utilizar una medición de la productividad llamada
productividad total de factores (TFP). Supuestamente mide la productividad
lograda gracias a las innovaciones. En realidad, es sólo un efecto residual de
la brecha entre el crecimiento del PIB real y la productividad de la mano de
obra y los insumos de "capital". Así que es una formula bastante
falsa. Pero el argumento es el siguiente: puede que el gasto de capital (inversión)
puede haber estado creciendo más lentamente, pero 'la productividad del
capital’ ha crecido debido a ese componente enigmático, la productividad total
de los factores, ha crecido, aunque los datos sobre el crecimiento de la
inversión muestran una desaceleración.
El problema
con este argumento es que los datos sobre la TFP no muestran ningún tipo de
recuperación como sería lógico esperar de la nueva gran revolución tecnológica
en marcha. Los últimos datos del Conference Board muestran que la tasa
de crecimiento de la TFP mundial sigue rondando el cero por tercer año
consecutivo, en comparación con una tasa promedio de más del 1% desde 1999
hasta 2006 y 0,5% de 2007 a 2012. De hecho, las economías más maduras muestran
un crecimiento cercano a cero o incluso negativo de la TFP. En China, el
crecimiento de la TFP ha resultado negativo y en la India está justo por encima
de cero, mientras que en Brasil y en México el crecimiento de la TFP sigue
siendo negativo.
Por lo
tanto, es más probable que el crecimiento de la productividad se haya
ralentizado de verdad debido a que el impacto de las innovaciones aún no es
suficiente para compensar la incapacidad de los capitalistas en la mayoría de
las economías de intensificar la inversión. De hecho, no es la tecnología de
Internet y de las TIC por sí mismas las que aumentan la productividad y el
crecimiento económico. El Premio Nobel de Economía Robert Solow ya señaló, en
una frase famosa en 1987, seis años después del comienzo de la introducción
masiva de los ordenadores personales en la economía, que la informática no hizo
aumentar el crecimiento de la productividad de los Estados Unidos: "La
era de las computadoras está en todo el mundo, menos en las estadísticas de
productividad".
Esto no ha
cambiado. En 1980, un año antes de la introducción de la computadora personal
moderna, el crecimiento anual de la TFP de los estados Unidos fue del 1,2%
(promedio de 5 años). En 2014, la TFP de los EE.UU. era todavía sólo el 1,2%.
Por lo tanto, 34 años de avances tecnológicos revolucionarios en Internet y las
TIC no han dado lugar a ningún aumento de la productividad en los Estados
Unidos. Los datos muestran claramente que, por tanto, el avance tecnológico en
el sector de Internet y de las TIC por sí solos no producen aumentos de la
productividad.
Hubo una
fase durante los 34 años de la revolución del internet y las TIC cuando la
eficiencia económica aumentó drásticamente en los Estados Unidos. En el período
previo a 2003, el crecimiento anual de la productividad alcanzó su nivel más
alto en medio siglo: 3,6%. Esto se explica por un enorme aumento en la
inversión fija centrada en las TIC. la inversión en Estados Unidos aumentó de
19,8% del PIB en 1991 al 23,1% del PIB en 2000, se redujo ligeramente después
del colapso de la burbuja "punto com" y llegó al 22,9% en 2005. La
mayor parte de esta inversión fue en las TIC. Después de esto, la inversión
estadounidense cayó, lo que provocó una fuerte desaceleración de la
productividad.
La forma en
que la productividad laboral de Estados Unidos siguió este aumento en la
inversión de capital se desprende del cuadro. La correlación entre el
crecimiento de la inversión y el aumento de la productividad laboral tres años
más tarde fue de 0,86, y después de cuatro años 0,89: extraordinariamente
altos. Cuando cayó la inversión de capital, fue seguida por una disminución de
la productividad del trabajo, mostrando claramente que no fueron ideas o la
tecnología por si mismas las que habían causado el aumento de la productividad.
En otras
palabras, el crecimiento de la productividad sigue dependiendo de que la
inversión de capital sea suficientemente grande. Y eso depende de la
rentabilidad de la inversión. Como he argumentado hasta la saciedad en mis
notas: aún hay una relativa baja rentabilidad y un resaca de deuda, de la deuda
corporativa en particular, no sólo en las principales economías, sino también
en las economías capitalistas emergentes [véase mis notas 1 y 2].
Bajo el
capitalismo, hasta que no se restablezca suficientemente la rentabilidad y la
deuda se reduzca (y ambas van de la mano), los beneficios de productividad de
las nuevas "tecnologías de punta" (como las suele calificarlas la
jerga) -los robots, la inteligencia artificial, la impresión 3D de
"grandes datos", etc- no serán capaces de generar una reactivación
sostenida del crecimiento de la productividad y, por lo tanto, del PIB real.
Michael
Roberts es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajador 30
años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next
Recession.
Traducción
para www.sinpermiso.info de Gustavo Buster.
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